UNA REFLEXION FINAL
Todos lo hijos de Dios, desde una persona incivilizada hasta un jefe de estado; aunque no tenga una religión alguna, tiene en el corazón la creencia de un Ser Supremo. En todo hombre creyente o incrédulo existe el fuerte e innato instinto de creer en algo trascendental y superior; de mirar hacia el cielo. Por herencia el hombre siente la pasión de adorar, como un hijo a su progenitor. Por naturaleza, el hombre desea encontrar a Dios y amarle en espíritu y en verdad; clama por comunicarse con El. Ya que fue parte del plan de que la humanidad pase por el velo de olvido a fin de que si el hombre hará lo que su Dios, Padre Celestial le mandare.
Es prudente reconocer y aprender que hay una fuente invisible de poder y de verdad. Mucha personas agnóstica y materialistas han llegado ya a la comprensión inteligente de que el hombre no subsiste solo; han aprendido que hay tesoros de conocimientos 'escondidos' para quien pida con fe, no dudando nada. Tal ha sido la declaración ferviente de los verdaderos y grandes pensadores, lideres y hombres valientes del mundo de todas las edades de la historia registrada.
Los designios de la gente pacifica de todas partes del mundo lo logran siempre quienes tiene una gran fe; fe en Dios, nuestro Padre Celestial; fe en lo que el hombre puede hacer mediante su libre albedrío; fe en que, con la bendición de Dios, la justicia finalmente prevalecerá; fe en el futuro del decretado Milenio de Paz, Amor y Felicidad en este planeta Tierra escogido.
Tenemos tanta fe en la iglesia de Jesucristo. No solamente estamos creciendo en numero de Cristianos, como nunca antes, sino también estamos creciendo en fe. Y cuando una persona tiene fe, esta abarca toda su vida: todos los aspectos de su vida, todo su desempeño, todas sus actividades, todo lo que dice, incluso todo lo que piensa. Sin fe en nuestro Dios no podemos triunfar para el mundo venidero, la fe nos da una visión de lo que puede suceder, una esperanza para el futuro y nos brinda optimismo para realizar nuestras tareas del momento. Donde existe le fe, no hay duda del triunfo final de la obra.
Es cierto que todos nos desilusionamos y nos decepcionamos, eso es parte de la vida, pero si tenemos fe, nuestra dificultades duraran solo un momento y el triunfo surgirá de nuestros aparentes fracasos o temporales.
Por intermedio de cada uno de nosotros, nuestro Padre Celestial puede realizar milagros si tan solo ponemos de nuestra confianza y nuestra esperanza en El. Habrá también los de mente estrecha quienes, por vanidad de demostrar su intelecto y razonamiento, trataran de destruir la fe en el fundamento mismo de la vida; sin embargo, ten la seguridad de que ningún hombre que se precie de serlo, que hay sido humilde, sincero y reverente ante los inexplicables maravillas de este grandioso universo, jamas podrá burlarse o mofarse de las cosas de Dios, ni tratar de quitarnos la fe que tengamos en lo que no se ve. Nuestra incapacidad temporal para explicar una cosa en términos de los material, o científico no prueba que no sea real. El hecho de que en su soberbia de algunos intelectuales materialistas no creen en la existencia de su Padre Eterno, el cual es su Dios, no significa que nosotros los cristianos no lo sepamos, porque si lo sabemos, ciertamente.
Si se rinde obediencia a la fe en Dios y a las leyes de los universos, tanto espirituales como físicas, se recibirá una reconfortante seguridad espiritual de un valor incalculable. Tu necesitaras esa ancla al enfrentarte a un mundo lleno de incredulidad. Que tu fe no flaquee, Dios aun gobierna; El esta al timón. El no se ha olvidado del mundo, ni lo hará ?que es el tiempo? Sabemos que es relativo. Y si por un momento se ciernen las nubes sobre ti, ten la seguridad de que detrás de cada una de ellas como un amigo sonriente hay una providencia divina. ?y que si hoy aparasen nubes negras? Mañana el cielo estará azul; y cuando todos se hayan ido brillara la providencia de Dios.
Es una gran bendición tener paz interior, tener seguridad, tener espíritu de serenidad y calma interna durante las épocas de contiendas y luchas durante los momentos de dolor y infortunio. Es reconfortante saber que Dios esta al timón, que El esta al tanto de todos nosotros y que, con plena seguridad, podemos confiar en El. Creo que todos los verdaderamente grandes de la tierra han sido personas que confiaban en Dios y que han procurado hacer lo correcto, de acuerdo con lo que ellos creían que era justo.
Nuestro Padre Celestial debe tener un inconmensurable deseo de bendecir a su progenie, nosotros sus hijos espirituales; debemos meditar las palabras de Dios y vivir de acuerdo con el espíritu para de esa forma conocer el deseo y la voluntad del Señor, y lo que debemos hacer para guiar e nuestros semejantes. Es reconfortante de nuevo saber que El se preocupa por nosotros y que esta dispuesto a responder cuando ponemos en El nuestra confianza y hacemos lo correcto. No debe existir el miedo entre los hombres y la mujeres que pongan su confianza en el todopoderoso. Aunque surjan las dificultades, por medio de la oración podemos encontrar solaz, ya que Dios dará esa Paz a nuestra alma que quita toda incertidumbre. Esa paz, ese espíritu de serenidad es una gran bendición.
La preocupación correcta acerca de las circunstancias es loable cuando lleva una acción constructiva e edificante. Sin embargo, el preocupares en exceso debilita. Cuando hayamos hecho todo lo que esta a nuestro alcance, dejemos entonces al resto a Dios. No nos avergoncemos nunca jamas del evangelio de Jesucristo. No tengamos nunca miedo de hace lo correcto, lo que es justo. Confiemos en Dios y guardemos su mandamientos, porque ese es el deber del hombre. Yo lo se, y lo saben todos los que tienen el testimonio del plan de Dios, que sin la ayuda de El no es posible triunfar(en la justicia), pero con su ayuda podemos lograr cualquier cosa que El nos pida hacer. Y podemos hacerlo con un sentimiento de seguridad, de confianza y con un espíritu de serenidad que puede convertirse en un gozo y una felicidad para todos nosotros.
Confiemos en Dios y guardemos sus mandamientos. Eso es todo lo que el Señor espera de nosotros. Al hacerlo, nuestro corazón se llenara de gran regocijo. Es el impío el que huye sin que nadie lo persiga; mas el justo es intrépido como un león. Las personas que viven con rectitud no tienen nada que temer. A pesar del tumulto, de la ansiedad, de la inseguridad y de tanta disensión que parece reinar en todas partes, nosotros podemos mantenernos firmes y seguir adelante con valentía y con fe.
Quisiera aprovechar este momento para mandar un saludo fraternal a mi amigo Cedesin, sin el cual tal vez no hubiera escrito este mensaje. Gracias por la inspiración.

Hasta en otro epigrafe