http://www.larazon.es/noticias/noti_col13.htm
miércoles 29 de octubre de 2003
<CENTER>La olvidada Reforma</CENTER>
César Vidal
Esta semana se celebra el día de la Reforma. En otras palabras, se recuerda aquella jornada de 1517 en que un monje agustino llamado Martín Lutero fijó en la puerta de la iglesia de Wittenberg un escrito las 95 tesis que acabaría desencadenando un proceso histórico de extraordinarias características. A él se deberían, al fin y a la postre, la revolución científica, el inicio de la democracia moderna o el desarrollo del capitalismo entre otros logros. Sospecho que el día será pasado por alto apelando al escaso número de protestantes que hay en España y a la ausencia de huellas en nuestra cultura. Se me ocurren, al menos, tres razones para discutir ese comportamiento. La primera es que el día de la Reforma recibe cobertura informativa en todo Occidente sin excluir a aquellos países, como España, donde triunfó la Contrarreforma. La segunda es que parece un agravio comparativo llenar nuestros medios con reportajes sobre el Ramadán y, a la vez, silenciar un hecho que ha marcado de manera trascendental la Historia occidental. La tercera, finalmente, es que la Reforma en España dio frutos muy sazonados. Miguel Delibes ha contado magistralmente en «El hereje» cómo los reformistas españoles desaparecieron por efecto de la Inquisición.
Sin embargo, no quedó en eso todo. Reformista español fue Juan de Valdés que acabó sus días en Italia y que fue quizá el mejor estilista castellano de su época. O Francisco de Enzinas, que tradujo el Nuevo Testamento del griego al castellano y, hasta donde yo sé, fue el primer español que ocupó una cátedra en Cambridge. O Reina y Valera, que tradujeron la Biblia originando el texto castellano más difundido de toda la Historia con la excepción del Quijote pero superando a Galdós, Lorca o Calderón. O Constantino Ponce de la Fuente, teólogo y humanista de extraordinaria talla. O docenas más que ahora no puedo citar por falta de espacio. ¿Sería tan difícil que de una vez por todas se recuerde a los reformistas y sus obras, capaces de enorgullecer a una nación? Quiero creer que no. A fin de cuentas, esa Reforma, breve y perseguida, llenó varias páginas y no precisamente las peores de nuestra Historia.
miércoles 29 de octubre de 2003
<CENTER>La olvidada Reforma</CENTER>
César Vidal
Esta semana se celebra el día de la Reforma. En otras palabras, se recuerda aquella jornada de 1517 en que un monje agustino llamado Martín Lutero fijó en la puerta de la iglesia de Wittenberg un escrito las 95 tesis que acabaría desencadenando un proceso histórico de extraordinarias características. A él se deberían, al fin y a la postre, la revolución científica, el inicio de la democracia moderna o el desarrollo del capitalismo entre otros logros. Sospecho que el día será pasado por alto apelando al escaso número de protestantes que hay en España y a la ausencia de huellas en nuestra cultura. Se me ocurren, al menos, tres razones para discutir ese comportamiento. La primera es que el día de la Reforma recibe cobertura informativa en todo Occidente sin excluir a aquellos países, como España, donde triunfó la Contrarreforma. La segunda es que parece un agravio comparativo llenar nuestros medios con reportajes sobre el Ramadán y, a la vez, silenciar un hecho que ha marcado de manera trascendental la Historia occidental. La tercera, finalmente, es que la Reforma en España dio frutos muy sazonados. Miguel Delibes ha contado magistralmente en «El hereje» cómo los reformistas españoles desaparecieron por efecto de la Inquisición.
Sin embargo, no quedó en eso todo. Reformista español fue Juan de Valdés que acabó sus días en Italia y que fue quizá el mejor estilista castellano de su época. O Francisco de Enzinas, que tradujo el Nuevo Testamento del griego al castellano y, hasta donde yo sé, fue el primer español que ocupó una cátedra en Cambridge. O Reina y Valera, que tradujeron la Biblia originando el texto castellano más difundido de toda la Historia con la excepción del Quijote pero superando a Galdós, Lorca o Calderón. O Constantino Ponce de la Fuente, teólogo y humanista de extraordinaria talla. O docenas más que ahora no puedo citar por falta de espacio. ¿Sería tan difícil que de una vez por todas se recuerde a los reformistas y sus obras, capaces de enorgullecer a una nación? Quiero creer que no. A fin de cuentas, esa Reforma, breve y perseguida, llenó varias páginas y no precisamente las peores de nuestra Historia.