LA OBRA EN MI Y POR MÍ

2 Junio 1999
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El Dios de paz… os haga aptos en toda obra buena para que hagáis su voluntad, haciendo él en vosotros lo que es agradable delante de él por Jesucristo. Hebreos 13:20-21



LA OBRA EN MI Y POR MÍ




Cuanto más comparo lo que soy con lo que se revela de Jesús en los evangelios, más me convenzo y comprendo, por medio del contraste con un Cristo sin pecado, que Dios condena esta mala raíz del pecado que está en mí. Por eso, aunque tengo paz con Dios y una bienaventurada esperanza, necesito continuamente juzgar mis hechos, mis palabras y mis intenciones, para ajustarlos a este divino Modelo. El Espíritu Santo juzga el pecado en mí, pero también me dice que no hay ninguna condenación para mí, porque Cristo soportó el juicio en mi lugar. Esto no me autoriza a hacer lo que quiero. Al contrario, el recuerdo del amor de Jesús por mí y el pensar en los sufrimientos que soportó para expiar mis faltas contribuirán a hacer que mi conciencia sea mucho más sensible y a inspirarme un santo horror al mal. Si bien la Escritura me invita a recordar la obra de mi Salvador en la cruz, su lugar en la actualidad está a la derecha de Dios (Efesios 1:20). Como mi abogado para con el Padre. Esto muestra que Dios aceptó perfectamente su obra. Al honrar así a Jesús, Dios proclamó su completa aprobación del sacrificio ofrecido por mí. De esa manera la paz de Dios llena mi corazón. Dejo de ocuparme de mí mismo para regocijarme y hallar en él todo lo que me falta.

© Editiorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)