El viernes pasado con motivo de la celebración de Semana Santa unos amigos católicos me invitaron, junto a otros amigos evangélicos, a una actividad tradicional de la Iglesia Católica en nuestro país, se trata del concierto de Viernes Santos llevado a cabo en la Catedral de nuestra ciudad, el mismo estaba a cargo del Coro de esta iglesia -el cual es muy bueno por cierto-.
Gustosamente aceptamos y la asistencia al evento me llevó a una meditación profunda en torno a ciertos detalles que marcan la diferencia entre católicos y evangélicos. A continuación lo comparto con ustedes aclarando desde ya que mi intención no es comenzar un dime y direte con mis hermanos católicos es simplemente mi apreciación de los hechos en base a una experiencia vivida.
Gustosamente aceptamos y la asistencia al evento me llevó a una meditación profunda en torno a ciertos detalles que marcan la diferencia entre católicos y evangélicos. A continuación lo comparto con ustedes aclarando desde ya que mi intención no es comenzar un dime y direte con mis hermanos católicos es simplemente mi apreciación de los hechos en base a una experiencia vivida.
- La organización del Evento: Esta fue la primera diferencia que pude apreciar entre católicos y evangélicos, la actividad estaba pautada para una hora y nosotros llegamos 45 minutos antes pero ya no había asientos por lo cual debimos quedarnos afuera en la plazoleta y conformarnos con apreciar el concierto en unas pantallas gigantes que habían dispuesto pues sabían por experiencia el numero de personas asistentes sobrepasa la capacidad del templo. No entrare a cuestionar que muchos parroquianos y visitantes nos quedamos parados o fuera del templo debido a que los asientos no podían ocuparse debido a que estaban destinados a figuras publicas de nuestro país, así que el pueblo común debía ocupar los asientos del fondo, este hecho me trajo el Capitulo 2 de Santiago que nos habla en cuanto a valorar a las personas por lo que tienen menospreciando a otras de menor condición económica o relevancia pública.
Pero no es este asunto lo que quiero reflexionar con ustedes, al fin y al cabo el reconocimiento que debemos buscar es el de Dios no el de los hombres, mi preocupación va dirigida a la logística, ¿Cómo es posible que a los organizadores no se les ocurriera disponer de sillas adicionales, tanto dentro del templo como fuera, en este sentido los evangélicos tenemos más sentido común, en una actividad similar organizada por protestantes el disgusto de quedarse sin asiento hubiese sido en menor número de personas o quizás de ninguna. Lo que me lleva a recomendar a mis hermanos católicos que si se enteran de una activad similar se acerquen a los organizadores y les pregunten si han tomado este punto en consideración, pues es de muy mal gusto para el visitante el sentir que no se aprecia su visita.
- La actitud de los líderes religiosos: De verdad que fue decepcionante ver la actitud del principal sacerdote del país, sus caras expresaban el más absoluto fastidio de tener que pasar dos horas en aquel lugar y me llevó a reflexionar en la visión del líder, óyeme aquel lugar estaba abarrotado de personas que bien pudieron haber estado vacacionando como tantos miles que así lo hacen para esta fechas sin embargo tienen ahí un remanente de personas que en lo correcto o no todavía guardan la tradición de guardar esa fecha, lo mínimo que pudo haber tenido o mostrado este hombre era gozo, pero no ahí estaba el con su cara mustia. Sin temor a equivocarme cualquier líder evangélico hubiese tenido una actitud diferente aunque fuese por jactancia en el peor de los casos.
- La motivación de realizar la actividad: Cómo mencionara al principio el Coro es excelente y aunque las interpretaciones eran en latín (entiendo que deberían de adaptarlas y traducir al español, por lo menos así lo hacemos nosotros : cantamos el himno tradicional en latín y luego se canta en español por amor a los que no entienden la lengua original, es decir prácticamente todos los concurrentes) pero lo cierto es que eran tan buenas las interpretaciones que el pueblo de emoción aplaudía cuando una interpretación le tocaba, oh sorpresa!! Estaba prohibido aplaudir porque el concierto estaba siendo grabado. Yo entonces le pregunté a mis amigos ¿Cuál es la motivación de la actividad? ¿rendir culto a Dios y edificar a su “cuerpo”? o algo tan pueril y banal como hacer una producción discográfica llevándose los laureles de estar entre ilustres personalidades?... No señores en eso sí que nos destacamos los evangélicos, en ser auténticos, en no limitar la expresión de júbilo, cuando encontramos que alguien o algo exalta el nombre de Dios, si tenemos que gritar ALELYA!! a todo pulmón lo hacemos, gloria a Dios que tenemos la libertad de hacerlo!! aunque eso conlleve que se tenga que hacer un trabajo arduo en estudios para que el trabajo final sea de calidad.
- Nuestras convicciones: es el ultimo punto reflexionado a tratar, trata del por qué hacemos las cosas, de si estamos convencidos o solamente actuamos mecánicamente ante una tradición determinada. Al finalizar la actividad nos dirigimos a un lugar próximo para cenar el caso es que nuestros amigos católicos no quisieron ordenar pues ese día no se come carne según su tradición, honestamente yo me sentí muy mal y mis otros amigos también, pues aunque no compartamos esta costumbre tampoco nos hubiese gustado ofenderles, pero cual fue nuestro asombro cuando luego de expresarles nuestras disculpas y ellos aceptarlas los mismos que no comen carne en Viernes Santos SI pueden beber cerveza, ellos para compartir con nosotros mientras comiéramos iban a beber cerveza.
Y hasta ahí llegó mi paciencia y les inquirí a que me mostrasen la diferencia entre una pieza de carne y una cerveza si su motivación eran supuestamente sacrificarse, si nos ponemos a pensar lógicamente que puede ser más “inmundo” --por utilizar una palabra- creo que la conclusión lógica es la cerveza pues tiene alcohol pudiera alterar tu conducta si haces mala bebida, etc., ah y también fumaron, esto también está permitido pero comer carne no. Honestamente no tengo algo en contra a esta costumbre así como muchos evangélicos ayunamos por motivos personales e incluso congregacionales creo que el católico también tiene razón de observar ciertas costumbres. La diferencia está en la convicción personal de hacer o dejar de hacer algo. Mi amigos me despacharon con el argumento de que era su costumbre hacerlo y por eso lo observaban, con que no había nada malo en tomarse una cerveza (lo cual es cierto) y que el sacrifico para estaba relacionado con la carne. Simplemente me limité a citarles el pasaje que nos dice que el Señor no demanda de nosotros sacrificios u ofrendas si estas no están acompañadas de un corazón dispuesto a humillarse ante El y llevar a cabo Su voluntad.