LA NAVIDAD Y LOS VILLANCICOS

2 Agosto 2006
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Me pregunto que de la navidad es bueno y que es malo, no me refiero a la juerga, sino a los villancicos, las velas, los regalos de navidad en la noche del 24 cuando te quedas dormido, el pesebre? En fin, no se si hago mal por que en diciembre me gusta escuchar villancicos me dan paz y pienso que igual es musica a Dios. Las velas me traen excelentes recurdos de mi padre ya fallecido, pues me compraba las velas y me las ayudaba a encender,compartiamos ratos muy agradables y solo hasta ahora se que es para alumbrar el camino de la virgen segun las creencias catolicas, ahora tengo 25 años y me gustaria seguir encendiendolas para recordar a mi padre y no lo hago por que ahora voy ala iglesia cristiana y como que no esta bien. Los regalos me dan alegria y me gusta darlos a mi seres queridos. El pesebre me parece lindo sin llegar a la idolatria, es solo el echo de hacerlo y ponerle los animales en fin. espero respuestas que puedan ayudarme con estas cosas para saber hasta donde puedo llegar en navidad, ojala se basen en la biblia con citas biblicas en caso de que no me favorezcan mucho las respuestas
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Re: LA NAVIDAD Y LOS VILLANCICOS

Estimado jesusmylord33,
Un cordial saludo.

He leido tu petición, y no estoy seguro que lo que te voy a compartir sea lo que esperas, pero estoy seguro que te será de bendición, por eso te lo comparto.

Atte.
Joaco <><

El mensaje de la Navidad en un mundo pagano
Por Pablo Martínez Vila
http://www.protestantedigital.com/hemeroteca/017/pmv.htm

Un verdadero cristiano tiene el deber y el privilegio de proclamar el mensaje de Cristo. Los creyentes debemos retener y, cuando haga falta, recuperar, la centralidad del mensaje de la cruz. Es, en realidad, el mensaje de la verdadera Navidad, tan sencillo que lo puede comprender un niño, pero tan profundo que deja anonadado al más sabio. El mensaje de la Navidad está centrado en el Hombre por excelencia, Cristo, y en el significado de su nacimiento.

Cristo nace en Belén para darnos cuatro grandes beneficios que se corresponden con las necesidades vitales del ser humano. Estas cuatro bendiciones las encontramos descritas en el cántico de Zacarías (Lucas 1:67-80):

- Salvación. “Y tú, niño, profeta del Altísimo, serás llamado....para conocimiento de salvación a su pueblo”. La salvación es el eje alrededor del cual gira toda la vida de Jesús. En realidad el nombre Jesús significa Salvador. La salvación de Cristo no tiene un sentido social- la liberación política del yugo romano-, ni siquiera emocional, la capacidad para ser feliz en esta vida. Es mucho más profunda: implica la reconciliación con Dios y, en consecuencia, el destino eterno. Para Jesús la salvación no consistía en erradicar los grandes males sociales de su época –pobreza, hambre, discriminación, violencia etc., ni tampoco en aliviar problemas personales. Todo ello va implícito en el mensaje del Evangelio, pero es la consecuencia de la fe, nunca su razón de ser ni su propósito. La salvación de Jesús es un fenómeno personal y moral con implicaciones sociales y emocionales, pero no a la inversa.

- Perdón. “....para perdón de sus pecados”. En este segundo beneficio se nos explica más en qué consiste la salvación. Cristo salva a su pueblo de sus pecados. Para ello debe haber confesión de pecados. Esta es una de las grandes necesidades de nuestra sociedad afecta de una anestesia moral de trágicas consecuencias. Los conceptos de culpa y pecado hoy han quedado obsoletos. Nada es pecado, todo depende de la sinceridad y la intención con que se realiza un acto. La cauterización de la conciencia de nuestros contemporáneos les impide ver la profundidad del pecado en que viven, pero su miopía no los libra de responsabilidad ante Dios. Aunque no lo sientan, necesitan perdón y salvación. Y nosotros, los creyentes, no deberíamos contagiarnos de la “forma de ser de este siglo”. Preocupan los signos evidentes de “gracia barata” en algunos creyentes; la gracia barata les hace llamar bueno a lo que es malo, justificar el pecado con argumentos injustificables

- Luz. “Para dar luz a los que habitan en tinieblas y en sombra de muerte”. El conocimiento de salvación – conocer a Jesús- implica experimentar la luz de Jesús. Es el tercer gran beneficio de la Navidad. “Yo soy la luz del mundo, el que me sigue no andará en tinieblas”. Al salvarnos, Jesús trae no sólo salvación del pecado –perdón-, sino también luz. La luz de Cristo nos hace entender nuestra pobreza moral y nos abre una ventana nueva a la vida. Es una ventana que contempla un paisaje con esperanza, un paisaje donde mi vida y la Historia tienen un sentido. En la perspectiva cristiana de la vida nada ocurre por azar, todo tiene un propósito. Los hombres hoy buscan la luz en focos artificiales que deslumbran, pero no alumbran. Por ello necesitamos proclamar, como el salmista, “porque contigo está el manantial de la vida, en tu luz veremos la luz”.

- Paz. “Para encaminar nuestros pies por camino de paz”. El perdón siempre tiene un propósito obvio: la paz. Es la última consecuencia de la salvación y resultado de todo lo anterior. También aquí el sentido de la paz de Cristo es, ante todo, moral. Como consecuencia del perdón, se restaura nuestra relación con Dios y, por ello, estamos en paz con Él. Pero también tiene implicaciones sociales y personales. Cuando uno está en paz con Dios no puede odiar a su prójimo. La reconciliación entre los hombres es resultado natural de la reconciliación con Dios. Al caer los muros que nos separan de Dios, deben caer también los muros que nos separan de otros hombres. El Evangelio debe ser un poderoso instrumento de pacificación en las familias, en las relaciones personales y entre los pueblos.

Este es el verdadero mensaje de la Navidad: Cristo nace para morir en una cruz y traernos perdón, luz y paz. Sobre esta base sí podemos construir un mundo mejor. Este es el mensaje que como cristianos debemos proclamar con vigor y con esperanza.
 
Re: LA NAVIDAD Y LOS VILLANCICOS

jesusmylord33,
Este es un segundo escrito que quiero compartirte, espero que te sea de provecho y bendición.

Despojarse.
El sentir de Cristo


La Navidad no es recibir, sino darse. La Navidad no es tener, es despojarse... ese es el ejemplo que Dios nos da con Su encarnación.

Grande es el misterio de la piedad. Para Dios todo es posible. Nada es imposible para Él, lo sabemos muy bien. Pero, aun así, la encarnación es un milagro extraordinario. Un milagro que desafía toda explicación. Un milagro tan grande que exige gran fe para creer en él.

El ser humano es concebido por la unión del germen masculino y femenino. Jesús fue concebido sin la intervención de la semilla masculina. Sabemos que el germen masculino provee la mitad de los genes del ser humano. En el caso de nuestro Señor Jesús fue por el Espíritu Santo, como está escrito “El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios” (Lucas 1:35).

A partir del momento en que los genes masculinos penetran en el núcleo del óvulo femenino y se juntan con los genes que contiene, el óvulo enriquecido por ese aporte se transforma y, convertido en embrión, empieza a reproducirse a una velocidad increíble para formar un cuerpo humano. Si la encarnación de Jesús es un misterio, un milagro, el surgimiento de toda vida humana también lo es.

"Se humilló a sí mismo tomando forma de siervo, de esclavo, hecho semejante a los hombres..." (Filipenses 3:7)
Y fue en todo semejante a sus hermanos, los hombres: En hambre, en dolor, en cansancio, en fortaleza, en debilidad, en alegrías, en tristezas, en esperanzas, en desilusiones, en tentaciones pero sin pecar. No obstante era mortal como todos nosotros. La condición humana era para Jesús peor que una cárcel. Él, que era la santidad misma, se dejó cubrir, apabullar, porque tomo nuestra semejanza.

"Al que nunca hizo pecado Dios lo hizo pecado..." (2 Corintios 5:21)
¡Qué grande es el amor del Señor! ¡Verse rodeado de nuestra miseria, de nuestro egoísmo, de nuestra lujuria, de nuestra mezquindad y avaricia...!

¿Por qué lo hizo? ¿Por qué se sometió?

Lo hizo porque lo necesitábamos, porque necesitábamos un Redentor. Y Él quiso serlo. Lo hizo por amor, porque estábamos muertos en delitos y pecados, estábamos perdidos, como enemigos de Dios el Padre.

"Por que de tal manera amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito para que todo el que en Él crea no se pierda, sino tenga vida eterna" (Juan 3:16).
"De tal manera..."
"De tal manera..." que no le importó sufrir.
"De tal manera..." que no le importó someterse a las flaquezas humanas.
"De tal manera..." que no le importó tomar sobre sí nuestros pecados como si fueran propios.
"De tal manera..." que no le importó asumir nuestra culpa.
"De tal manera..." que no le importó morir de la manera más afrentosa.
"De tal manera..." que no le importó ser despreciado y humillado y ser objeto de escarnio.
"De tal manera..." que no le importó ser expuesto desnudo a la vista de los curiosos. El Dios omnipotente, colgado como un maldito...Indefenso y escarnecido por las criaturas que vino a salvar.

¿Por qué lo hizo?
  • Primeramente en obediencia y fidelidad al que le comisionó, el Padre.
  • Lo hizo por amor de ti y de mí.
  • Nos enseñó el camino del amor desinteresado, dándonos ejemplo, para que nosotros nos amemos también mutuamente de esa manera.
¿Amamos nosotros en la misma medida de su amor? ¡Qué lejos estamos! Él vivió despojándose en gestos de amor para que nosotros lo imitáramos. ¿Amas tú como Él? ¿Amo yo? ¿Es tu amor cercano al suyo? ¿Amas tú a los que te son cercanos como Él amó a los suyos?

El amor se expresa en la vida, muchas veces en pequeños gestos. ¿Qué cuesta un gesto de amor? Sólo la disposición de hacerlo. Pero lo omitimos, lo suprimimos, por timidez, o por comodidad, o apatía, egoísmo, indiferencia. Vivimos encerrados en nosotros mismos. ¡Y cuánto perdemos!

El amor edifica. Alimenta el alma del que lo da y el alma del que lo recibe. Es el alimento más vigoroso, más sustancioso, pero también el más agradable, el más dulce, el más suave. El amor del Señor en nosotros por Su Espíritu alimenta el alma de los nuestros, alimenta el alma de todos aquellos con quienes entramos en contacto.

¿Les das amor a tus hijos? ¿Le das amor a tu esposa? ¿No sólo físico? El amor físico es el único amor que a veces los hombres saben dar. Si no le das amor espiritual a tu esposa, estará desnutrida, famélica, anémica... A eso se deba quizá su mal genio. ¿Les das amor a tus hijos? ¿o están subalimentados?

Reflexionemos, y empecemos a seguir el magno ejemplo de amor que nuestro Señor Jesucristo nos enseño y que inevitablemente nos viene a la memoria justo en esa época del año. No esperemos más el tiempo es hoy, el tiempo es ya!

Recuerda...
Si tienes tristeza, alégrate... La Navidad es Gozo.
Si tienes enemigos, reconcíliate... La Navidad es Paz
Si tienes amigos, búscalos... La Navidad es Ecuentro
Si tienes a tus padres a tu lado, ayúdalos... La Navidad es Don.
Si tienes tinieblas, enciende tu lámpara... La Navidad es Luz.
Si tienes soberbia, sepúltala... La Navidad es Humildad.
Si tienes deudas, págalas... La Navidad es Justicia.
Si tienes errores, reflexiona... La Navidad es Verdad.
Si tienes pecados, arrepientete... La Navidad es Gracia.
Si tienes odio, olvídalo... La Navidad es Amor.

La Navidad es... Dios viviendo en medio de nosotros, y en nosotros.
La Navidad es... Jesús.


Tomado de Desarrollo Cristiano © y adaptado por mi para este aporte