28 Noviembre 2010
Pérdida del sentido religioso
En esta época, la gente opta por el consumismo y olvida el origen cristiano
Festejos navideños a granel
(El Nuevo Día / Ángel M. Rivera)Por Mildred Rivera Marrero / [email protected]
La frenética carrera que desató entre los consumidores la venta del llamado “viernes negro” es una muestra del valor religioso que le dan muchos puertorriqueños a la época navideña.
Y, contrario a lo que podría pensarse y a lo que ocurrió en épocas previas de crisis económica y social, la gente no se está refugiando en la religión, señalaron varios líderes espirituales entrevistados. Más bien se refugian en la fiesta y el consumismo.
“Aquí en los años 30 y 40, en el tiempo de la Gran Depresión y la guerra, hubo un gran crecimiento del movimiento evangélico”, aseguró el reverendo de la denominación Discípulos de Cristo, Pablo Jiménez. Esa experiencia, dijo, no es la que se está viviendo ahora.
Sostuvo que, en la creencia judeocristiana, la Navidad celebra el nacimiento de Jesús. Pero, “aunque todos los años afirmamos que Cristo es la Navidad, es como cuando usted va a una fiesta de un bebé que cumple un año y todo el mundo está borracho y el nene no sabe lo que está pasando”, ilustró el reverendo.
De hecho, mucha gente no sabe que hoy comienza el Adviento, que es un tiempo de preparación, para limpiarse, en anticipo al nacimiento del Jesús y que dura cerca de 28 días, destacó la profesora universitaria y católica laica Nina Torres-Vidal.
La estudiosa dijo que no hay nada malo en festejar. “Pero la festividad mayor debería estar vinculada a ese hecho de que tenemos un Dios que se hace humano y que diviniza la humanidad. Hay que celebrar siempre dignificando el evento y recordar que la alegría viene de adentro”.
El padre Miguel Claudio, vicario de la Pastoral Juvenil de Caguas, dijo que en estas fechas siempre hay un gran número de personas que acuden a las iglesias, pero no lo hacen necesariamente por fervor religioso. “Da la impresión de que es simplemente una tradición mezclada, un poco, con lo cultural” y por eso es que van en fechas especiales como Acción de Gracias, Navidad, Nochebuena y Día de Reyes, afirmó Claudio.
“La gente está loca de que lleguen estas fiestas, pero hay tanta crisis que uno piensa que es para taparla con fiestas, para tapar problemas más profundos, para enajenarse”, puntualizó.
Otros terminan más tristes. Jiménez señaló que muchas personas atraviesan una crisis emocional por múltiples razones, y “debajo de todo ese enchape de gozo y de fiesta hay gente que está muy deprimida, un país que está muy triste y que está en crisis”.
Por su parte, Claudio opinó que las iglesias deberían hacer un mayor esfuerzo para llevar un mensaje que resalte que el verdadero sentido de esta época es el humano y no el consumismo, que promueve el valor de las personas a base de sus propiedades materiales.
Pérdida del sentido religioso
En esta época, la gente opta por el consumismo y olvida el origen cristiano
Festejos navideños a granel
(El Nuevo Día / Ángel M. Rivera)Por Mildred Rivera Marrero / [email protected]
La frenética carrera que desató entre los consumidores la venta del llamado “viernes negro” es una muestra del valor religioso que le dan muchos puertorriqueños a la época navideña.
Y, contrario a lo que podría pensarse y a lo que ocurrió en épocas previas de crisis económica y social, la gente no se está refugiando en la religión, señalaron varios líderes espirituales entrevistados. Más bien se refugian en la fiesta y el consumismo.
“Aquí en los años 30 y 40, en el tiempo de la Gran Depresión y la guerra, hubo un gran crecimiento del movimiento evangélico”, aseguró el reverendo de la denominación Discípulos de Cristo, Pablo Jiménez. Esa experiencia, dijo, no es la que se está viviendo ahora.
Sostuvo que, en la creencia judeocristiana, la Navidad celebra el nacimiento de Jesús. Pero, “aunque todos los años afirmamos que Cristo es la Navidad, es como cuando usted va a una fiesta de un bebé que cumple un año y todo el mundo está borracho y el nene no sabe lo que está pasando”, ilustró el reverendo.
De hecho, mucha gente no sabe que hoy comienza el Adviento, que es un tiempo de preparación, para limpiarse, en anticipo al nacimiento del Jesús y que dura cerca de 28 días, destacó la profesora universitaria y católica laica Nina Torres-Vidal.
La estudiosa dijo que no hay nada malo en festejar. “Pero la festividad mayor debería estar vinculada a ese hecho de que tenemos un Dios que se hace humano y que diviniza la humanidad. Hay que celebrar siempre dignificando el evento y recordar que la alegría viene de adentro”.
El padre Miguel Claudio, vicario de la Pastoral Juvenil de Caguas, dijo que en estas fechas siempre hay un gran número de personas que acuden a las iglesias, pero no lo hacen necesariamente por fervor religioso. “Da la impresión de que es simplemente una tradición mezclada, un poco, con lo cultural” y por eso es que van en fechas especiales como Acción de Gracias, Navidad, Nochebuena y Día de Reyes, afirmó Claudio.
“La gente está loca de que lleguen estas fiestas, pero hay tanta crisis que uno piensa que es para taparla con fiestas, para tapar problemas más profundos, para enajenarse”, puntualizó.
Otros terminan más tristes. Jiménez señaló que muchas personas atraviesan una crisis emocional por múltiples razones, y “debajo de todo ese enchape de gozo y de fiesta hay gente que está muy deprimida, un país que está muy triste y que está en crisis”.
Por su parte, Claudio opinó que las iglesias deberían hacer un mayor esfuerzo para llevar un mensaje que resalte que el verdadero sentido de esta época es el humano y no el consumismo, que promueve el valor de las personas a base de sus propiedades materiales.