En la Biblia, la nación de Israel se semeja a la higuera.
Jeremías 8:4–5 (RV1909)
Les dirás asimismo: Así ha dicho Jehová: ¿El que cae, no se levanta? ¿el que se desvía, no torna a camino? 5 ¿Por qué es este pueblo de Jerusalem rebelde con rebeldía perpetua? Abrazaron el engaño, no han querido volverse.
Jeremías 8:13 (RV1909)
Cortarélos de por junto, dice Jehová. No habrá uvas en la vid, ni higos en la higuera, y caeráse la hoja; y lo que les he dado pasará de ellos.
Esto nos ayuda a entender lo que Cristo hizo cuando pazó por la higuera que no tenía fruto.
Mateo 21:19 (RV1909)
Y viendo una higuera cerca del camino, vino a ella, y no halló nada en ella, sino hojas solamente, y le dijo: Nunca más para siempre nazca de ti fruto. Y luego se secó la higuera.
Esto es la declaración de la Biblia sobre la nación de Israel. Que nunca más para siempre tendrán fruto. Es decir, que nunca más (como nación) darán evidencia de salvación. Solamente los pocos elegidos entre la nación de Israel serían salvos.
Romanos 11:7–8 (RV1909)
¿Qué pues? Lo que buscaba Israel aquello no ha alcanzado; mas la elección lo ha alcanzado: y los demás fueron endurecidos; 8 Como está escrito: Dióles Dios espíritu de remordimiento, ojos con que no vean, y oídos con que no oigan, hasta el día de hoy.
Creo estiras la parabola mucho mas alla de lo que la exegesis biblica permite. Recuerda; la parabola no fue dirigida directamente a ti si no a los escuchas de entonces. Por lo qiue lo que ellos entendieron es el significado directo y lineal de la parabola.
Recuerda, hermano; las bases de la exegesis biblicas son:
1. Quien habla?
2. De que esta hablando (contexto)?
3. Por que esta hablanado (intencion)?
4. Que significado tiene el mensaje para quienes lo escucharon en ese momento (contexto)?
5. Como aplica hoy dia (con que debemis relacionarlo hoy en conexion al significado directo)?
Jesús contó la parábola de la higuera (Lucas 13:6-9) inmediatamente después de recordarles a sus oyentes la torre que había sobre el estanque de Siloé (Juan 9:7) y que cayó inesperadamente y mató a dieciocho personas. La moraleja de esa historia se encuentra en Lucas 13:3: “Si no os arrepentís, vosotros también pereceréis”. Para reiterar esta moraleja, Jesús cuenta la historia de la higuera, el dueño de la viña y el jardinero que cuidaba de ella.
Las tres entidades de la historia tienen un claro significado simbólico. El dueño de la viña representa a Dios, quien con razón espera ver fruto en su árbol y quien con justicia decide destruirlo cuando no lo encuentra. El jardinero, o el cuidador de la viña que cuida los árboles, regándolos y fertilizándolos para que alcancen su máximo rendimiento, representa a Jesús, quien alimenta a su pueblo y le da agua viva. El árbol en sí tiene dos significados simbólicos: la nación de Israel y el individuo.
A medida que se desarrolla la historia, vemos al dueño de la viña expresando su decepción por el árbol infructuoso. Había buscado fruto en este árbol durante tres años, pero no lo había encontrado. El período de tres años es significativo porque durante tres años Juan el Bautista y Jesús habían estado predicando el mensaje de arrepentimiento en todo Israel. Pero los frutos del arrepentimiento no llegaron. Juan el Bautista advirtió al pueblo acerca de la venida del Mesías y les dijo que dieran frutos dignos de arrepentimiento porque el hacha ya estaba puesta a la raíz del árbol (Lucas 3:8-9). Pero los judíos se sintieron ofendidos por la idea de que necesitaban arrepentirse, y rechazaron a su Mesías porque Él les exigía arrepentimiento. Después de todo, ellos tenían la revelación de Dios, los profetas, las Escrituras, los pactos y la adopción (Romanos 9:4-5). Lo tenían todo, pero ya eran apóstatas. Se habían apartado de la verdadera fe y del Dios verdadero y vivo, y habían creado un sistema de justicia por obras que era una abominación para Dios. Él, como dueño de la viña, estaba perfectamente justificado al derribar el árbol que no tenía fruto. El hacha del Señor ya estaba suspendida sobre la raíz del árbol, y estaba lista para caer.
Sin embargo, vemos aquí al jardinero rogando por un poco más de tiempo. Faltaban unos meses para la crucifixión, y más milagros por venir, especialmente el increíble milagro de la resurrección de Lázaro, que asombraría a muchos y tal vez haría que los judíos se arrepintieran. Al final resultó que Israel como nación todavía no creía, pero los individuos ciertamente sí lo hicieron (Juan 12:10-11). El jardinero compasivo intercede por más tiempo para regar y fertilizar el árbol infructuoso, y el bondadoso Señor de la viña responde con paciencia.
La lección para el individuo es que el tiempo prestado no es permanente. La paciencia de Dios tiene un límite. En la parábola, el dueño de la viña concede otro año de vida al árbol. De la misma manera, Dios en Su misericordia nos concede otro día, otra hora, otro aliento. Cristo está a la puerta del corazón de cada hombre llamando y tratando de entrar y exigiendo el arrepentimiento del pecado. Pero si no hay fruto, ni arrepentimiento, Su paciencia llegará a su fin, y el individuo infructuoso e impenitente será cortado. Todos vivimos de tiempo prestado; el juicio está cerca. Por eso escribió el profeta Isaías: «Buscad al Señor mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano. Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase al Señor, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar» (Isaías 55:6-7).
Saludos.
