AL LECTOR CRISTIANO
2 Corintios 3:7. Y si el ministerio de muerte grabado con letras en piedras fue con gloria, tanto que los hijos de Israel no pudieron fijar la vista en el rostro de Moisés a causa de la gloria de su rostro, la cual había de perecer,
Moisés había estado a solas con el Señor en el monte de Sinaí por espacio de cuarenta días con sus noches.
Y al regresar al campamento su rostro resplandecía como testimonio de haber estado en la misma Presencia del Señor.
2 Corintios 3:11. Porque si lo que perece tuvo gloria, mucho más glorioso será lo que permanece.
2 Corintios 3:12. Así que, teniendo tal esperanza, usamos de mucha franqueza;
En este asunto de contrastar la ley con la Gracia hay que usar mucha franqueza.
Lo que perece tiene relación con el viejo pacto de la ley....cumplió su función.
2 Corintios 3:13. y no como Moisés, que ponía un velo sobre su rostro, para que los hijos de Israel no fijaran la vista en el fin de aquello
que había de ser abolido.
El viejo pacto de la ley tenía que ser abolido para dar lugar al Nuevo Pacto cuyo respaldo es la sangre de Cristo.
2 Corintios 3:17. Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad.
2 Corintios 3:18. Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor.
Al mirar a cara descubierta la gloria del Señor somos hechos conforme a su imagen, es decir, tenemos que reflejar a Cristo en nuestra vida.
Y esto solo se consigue estando a solas con el Señor, cuarenta días y cuarenta noches como lo hizo Moisés...sino en todo momento, ya sea en el trabajo en el hogar, en cualquier lugar.
Para esto el mismo Señor nos invita a enyugarnos, ya no con la ley del viejo pacto, sino con él...
Mateo 11:29 LLEVAD MI YUGO sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas;
Mateo 11:30 porque mi yugo es fácil, y
LIGERA MI CARGA.
En cualquier extremo del yugo está nuestra cabeza, y la del Señor con nosotros para que podamos arar en la obra del Señor pues separados de él nada podemos hacer, como está escrito:
Juan 15:5 Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque
SEPARADOS DE MÍ nada podéis hacer.