La ley y la gracia no trabajan juntas, no trabajan en lo mismo, no son socios.
Son trabajos opuestos.
Una produce esclavos y Él otro libera esclavos.
(en lo siguiente, donde dice gracia puedes sustituirlo gracia por Cristo)
La ley es Dios que prohíbe y exige, la gracia la gracia es Dios que amonesta y concede.
La ley es un ministerio de condenación, la gracia de perdón.
La ley maldice, la gracia redime de aquella maldición.
La ley mata, la gracia vivifica.
La ley cierra toda boca ante Dios, la gracia abre toda boca para alabarle.
La ley establece una distancia grande y culpable entre Dios y el hombre, la gracia acerca al hombre culpable a Dios.
La ley dice “ojo por ojo, y diente por diente”, la gracia dice: “no resistáis al mal; antes a cualquiera que te hiriere en tu mejilla diestra, vuélvale también la otra”.
La ley dice “haz y vive”, la gracia dice: “Cree y vive”.
La ley condena por condena por completo al hombre mejor, la gracia justifica gratuitamente al peor.
La ley es un sistema de prueba, la gracia de favor.
La ley apedrea a una adultera, la gracia dice; “Yo tampoco te condeno”.
Bajo la ley, la oveja muere por el pastor, bajo la gracia, el Buen Pastor muere por la oveja.
Por todas partes las escrituras presentan la ley y la gracia en esferas de sumo contraste.
La unión de ambas en muchas de las enseñanzas de hoy en día las echa a perder pes privan a la ley de su terror y a la gracia de su libertad.
¿Entonces los gentiles no tienen parte en la gracia salmo?
La gracia es para todos, no solo para los que estaban bajo la ley.
