UNA LUZ ROJA:
La falta de conocer esta ley bíblica es un caldo de cultivo para la propagación de toda suerte de grupos religiosos, comenzando por el catolicismo romano, quienes han reemplazado la Autoridad de la Palabra de Dios, por su magisterio católico.
En este epígrafe nos vamos a ocupar de aquellas expresiones que hemos mal interpretado por causa de no aplicar la ley del contexto, por ejemplo:
"EL HOMBRE EXTERIOR"
2Co 4:16 Por tanto, no desmayamos; antes, aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día.
¿Cuál es ese hombre exterior?
Es el cuerpo que se va desgastando, pero el interior, es el alma que se va renovando de día en día y luego el apóstol continúa con su tema y en el siguiente capítulo afirma:
2Co_5:1 Porque sabemos que si nuestra morada terrestre, este tabernáculo, se deshiciere, tenemos de Dios un edificio, una casa no hecha de manos, eterna, en los cielos.
La expresión "morada terrestre, este tabernáculo" es una clara referencia a nuestro cuerpo.
2Co 5:2 Y por esto también gemimos, deseando ser revestidos de aquella nuestra habitación celestial;
2Co 5:3 pues así seremos hallados vestidos, y no desnudos.
Y desde hace mucho tiempo escuchamos que esa morada, ese edificio, una casa no hecha de manos, eterna en los cielos, es la mansión que vamos a tener en el cielo.
PERO NO LO ES
¿Por qué?
El contexto, está hablando, está contrastando este cuerpo de muerte, la morada terrenal que día a día se deshace y lo está colocando frente al cuerpo glorificado que tendremos en el cielo, el cual nunca se va a deshacer, y esta transformación, ocurre en el contexto del arrebatamiento de la Iglesia donde nuestros cuerpos serán transformados en un abrir y cerrar de ojos, donde esto mortal se vestirá de inmortalidad, donde esto corruptible se vestirá de incorruptibilidad, porque nuestro cuerpo será semejante al de Cristo, aquí está el texto:
Flp 3:20 Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo;
Flp 3:21 el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya, por el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas.
Esto demuestra claramente que la Iglesia al estar unida a Cristo es distinta a los "hijos del reino" que entran al milenio, por cuanto nosotros, al ser transformados en Cristo, con cuerpos semejantes a los del Señor, YA EL PECADO HUIRÁ DE NOSOTROS.
En contraste, en los hijos del reino que entran al Milenio hay pecado, porque la muerte estará presente, aquí está el texto:
Isa 65:20 No habrá más allí niño que muera de pocos días, ni viejo que sus días no cumpla; porque el niño morirá de cien años, y el pecador de cien años será maldito.
Aquí en el foro, hay muchos que confunden a la Iglesia con el remanente que Dios levantará en la Gran Tribulación, sin aceptar, que la transformación de nuestro cuerpo semejante al cuerpo de Cristo ya glorificado nos distinguirá de los habitantes del mundo, entre ellos los hijos del reino, aquí está el texto:
Jua 17:22 La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno.
Jua 17:23 Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me has amado.
Voy a finalizar con este primer texto fuera de contexto.
En la próxima intervención, aprenderemos quienes son las siete estrellas en la mano del Señor Jesucristo, en medio de los siete candeleros de Apocalipsis.
Hasta pronto.
La falta de conocer esta ley bíblica es un caldo de cultivo para la propagación de toda suerte de grupos religiosos, comenzando por el catolicismo romano, quienes han reemplazado la Autoridad de la Palabra de Dios, por su magisterio católico.
En este epígrafe nos vamos a ocupar de aquellas expresiones que hemos mal interpretado por causa de no aplicar la ley del contexto, por ejemplo:
"EL HOMBRE EXTERIOR"
2Co 4:16 Por tanto, no desmayamos; antes, aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día.
¿Cuál es ese hombre exterior?
Es el cuerpo que se va desgastando, pero el interior, es el alma que se va renovando de día en día y luego el apóstol continúa con su tema y en el siguiente capítulo afirma:
2Co_5:1 Porque sabemos que si nuestra morada terrestre, este tabernáculo, se deshiciere, tenemos de Dios un edificio, una casa no hecha de manos, eterna, en los cielos.
La expresión "morada terrestre, este tabernáculo" es una clara referencia a nuestro cuerpo.
2Co 5:2 Y por esto también gemimos, deseando ser revestidos de aquella nuestra habitación celestial;
2Co 5:3 pues así seremos hallados vestidos, y no desnudos.
Y desde hace mucho tiempo escuchamos que esa morada, ese edificio, una casa no hecha de manos, eterna en los cielos, es la mansión que vamos a tener en el cielo.
PERO NO LO ES
¿Por qué?
El contexto, está hablando, está contrastando este cuerpo de muerte, la morada terrenal que día a día se deshace y lo está colocando frente al cuerpo glorificado que tendremos en el cielo, el cual nunca se va a deshacer, y esta transformación, ocurre en el contexto del arrebatamiento de la Iglesia donde nuestros cuerpos serán transformados en un abrir y cerrar de ojos, donde esto mortal se vestirá de inmortalidad, donde esto corruptible se vestirá de incorruptibilidad, porque nuestro cuerpo será semejante al de Cristo, aquí está el texto:
Flp 3:20 Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo;
Flp 3:21 el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya, por el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas.
Esto demuestra claramente que la Iglesia al estar unida a Cristo es distinta a los "hijos del reino" que entran al milenio, por cuanto nosotros, al ser transformados en Cristo, con cuerpos semejantes a los del Señor, YA EL PECADO HUIRÁ DE NOSOTROS.
En contraste, en los hijos del reino que entran al Milenio hay pecado, porque la muerte estará presente, aquí está el texto:
Isa 65:20 No habrá más allí niño que muera de pocos días, ni viejo que sus días no cumpla; porque el niño morirá de cien años, y el pecador de cien años será maldito.
Aquí en el foro, hay muchos que confunden a la Iglesia con el remanente que Dios levantará en la Gran Tribulación, sin aceptar, que la transformación de nuestro cuerpo semejante al cuerpo de Cristo ya glorificado nos distinguirá de los habitantes del mundo, entre ellos los hijos del reino, aquí está el texto:
Jua 17:22 La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno.
Jua 17:23 Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me has amado.
Voy a finalizar con este primer texto fuera de contexto.
En la próxima intervención, aprenderemos quienes son las siete estrellas en la mano del Señor Jesucristo, en medio de los siete candeleros de Apocalipsis.
Hasta pronto.