La infalible medicina de la fe
Aunque no me gano lo que me ganaba antes, no hemos carecido porque Dios me enseñó que si dependemos de Él, Él nos suple todo”
RUTH MERINO / [email protected]
“Yo nací y me crié en el Evangelio desde el vientre de mi mamá”, exclama el pastor Efraín Sostre Ruiz, quien es oriundo de Manatí y ejerce su ministerio en Fajardo. Recuerda muy bien el momento en que comprendió, cuando apenas tenía 9 años, que deseaba “llevar el mensaje del amor y la misericordia de Dios”.
En una clase bíblica, impartida por su mamá, la escuchó relatar la historia de Noé. “Ella nos preguntó: '¿Cuántos quieren entrar en el Arca de Salvación que ofrece Jesucristo, que es la vida eterna?'. Me puse a llorar y dije: 'Yo'. Desde entonces lo sabía”.
Lo que no podía intuir era la forma en que se iría plasmando esa vocación. Durante su infancia y adolescencia, según dice, “me convertí en un precursor al hablar de salvación y de amor a los niños, a los maestros”. A los 15 años ingresó en la Universidad de Puerto Rico, en Arecibo, para estudiar Tecnología de la Ingeniería Química. “Yo quería estudiar teología, pero mi mamá me aconsejó que primero hiciera una carrera”, afirma…………….
Relata que así comenzó en él “una crisis”. “En la madrugada me levantaba llorando por las grandes necesidades de mi vida, de mi fe. Entonces recibo el impacto de Dios donde me pide que me dedique a la obra pastoral. Y yo di tres puños en la mesa y dije: 'No voy a ser pastor porque los pastores se mueren de hambre' ”, relata.
A los 24 años ya era parte del equipo gerencial de su compañía lo cual hacía aún más difícil la decisión de renunciar. “La voz me seguía de noche y de día, pero yo no quería oírla”, señala. El 16 de marzo de 1990 estaba trabajando en el almacén de la empresa cuando sufrió un accidente que lo incapacitó. Unas cajas pesadas cayeron sobre su cuerpo causándole severas lesiones en la espalda. Sintió que Dios le estaba diciendo “ahora tú vas a saber lo que es depender de mí”.
Actualmente, afirma con satisfacción, ya ha cumplido 19 años dedicado exclusivamente a la labor pastoral. “Aunque no me gano lo que me ganaba antes, no hemos carecido porque Dios me enseñó que si dependemos de Él, Él nos suple todo”, asegura. Comprendió por fin que “Dios me quiere como instrumento en la tierra para hablar de su amor y misericordia y me lanzó a la tarea de pregonar”.
Su lucha interna había terminado. Pero sus problemas de salud -ha padecido de hipertensión, tuvo dos ataques al corazón y sufrió un leve derrame cerebral- continuaron. “Hasta el año pasado yo tomaba de 14 a 21 medicinas”, dice. En el 2008 comenzó un programa de alimentación y ejercicio que le permitió rebajar 44 libras y renovó sus energías.
Sostre Ruiz, quien estudió consejería bíblica y completó un doctorado en teología de la Doxa International University, que ofrece programas a distancia por Internet desde 1998, asegura que “tenemos que llegar a la gente, ayudarla, cubrir sus necesidades”.
¿Su prioridad? “Volver a ligar al hombre con Dios y hacer que Puerto Rico pueda ser realmente la Isla del Encanto”. Reflexiona un momento y añade: “Los obstáculos siempre van a estar y los problemas son cosas pasajeras y, en Su nombre, yo puedo resolverlos”.
Aunque no me gano lo que me ganaba antes, no hemos carecido porque Dios me enseñó que si dependemos de Él, Él nos suple todo”
RUTH MERINO / [email protected]
“Yo nací y me crié en el Evangelio desde el vientre de mi mamá”, exclama el pastor Efraín Sostre Ruiz, quien es oriundo de Manatí y ejerce su ministerio en Fajardo. Recuerda muy bien el momento en que comprendió, cuando apenas tenía 9 años, que deseaba “llevar el mensaje del amor y la misericordia de Dios”.
En una clase bíblica, impartida por su mamá, la escuchó relatar la historia de Noé. “Ella nos preguntó: '¿Cuántos quieren entrar en el Arca de Salvación que ofrece Jesucristo, que es la vida eterna?'. Me puse a llorar y dije: 'Yo'. Desde entonces lo sabía”.
Lo que no podía intuir era la forma en que se iría plasmando esa vocación. Durante su infancia y adolescencia, según dice, “me convertí en un precursor al hablar de salvación y de amor a los niños, a los maestros”. A los 15 años ingresó en la Universidad de Puerto Rico, en Arecibo, para estudiar Tecnología de la Ingeniería Química. “Yo quería estudiar teología, pero mi mamá me aconsejó que primero hiciera una carrera”, afirma…………….
Relata que así comenzó en él “una crisis”. “En la madrugada me levantaba llorando por las grandes necesidades de mi vida, de mi fe. Entonces recibo el impacto de Dios donde me pide que me dedique a la obra pastoral. Y yo di tres puños en la mesa y dije: 'No voy a ser pastor porque los pastores se mueren de hambre' ”, relata.
A los 24 años ya era parte del equipo gerencial de su compañía lo cual hacía aún más difícil la decisión de renunciar. “La voz me seguía de noche y de día, pero yo no quería oírla”, señala. El 16 de marzo de 1990 estaba trabajando en el almacén de la empresa cuando sufrió un accidente que lo incapacitó. Unas cajas pesadas cayeron sobre su cuerpo causándole severas lesiones en la espalda. Sintió que Dios le estaba diciendo “ahora tú vas a saber lo que es depender de mí”.
Actualmente, afirma con satisfacción, ya ha cumplido 19 años dedicado exclusivamente a la labor pastoral. “Aunque no me gano lo que me ganaba antes, no hemos carecido porque Dios me enseñó que si dependemos de Él, Él nos suple todo”, asegura. Comprendió por fin que “Dios me quiere como instrumento en la tierra para hablar de su amor y misericordia y me lanzó a la tarea de pregonar”.
Su lucha interna había terminado. Pero sus problemas de salud -ha padecido de hipertensión, tuvo dos ataques al corazón y sufrió un leve derrame cerebral- continuaron. “Hasta el año pasado yo tomaba de 14 a 21 medicinas”, dice. En el 2008 comenzó un programa de alimentación y ejercicio que le permitió rebajar 44 libras y renovó sus energías.
Sostre Ruiz, quien estudió consejería bíblica y completó un doctorado en teología de la Doxa International University, que ofrece programas a distancia por Internet desde 1998, asegura que “tenemos que llegar a la gente, ayudarla, cubrir sus necesidades”.
¿Su prioridad? “Volver a ligar al hombre con Dios y hacer que Puerto Rico pueda ser realmente la Isla del Encanto”. Reflexiona un momento y añade: “Los obstáculos siempre van a estar y los problemas son cosas pasajeras y, en Su nombre, yo puedo resolverlos”.