Jesús se mantuvo fuera de la política, pero no ignoró los problemas ni se abstuvo de condenar a los líderes corruptos. “¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!” (Mat.23:13), proclamó, acusándolos de un montón de crímenes espirituales y civiles. Los llamó hijos “de aquellos que mataron a los profetas” (vers. 31) y predijo que ellos también matarían profetas (vers 34). Sin embargo, nunca los amenazó políticamente. Nunca dijo: “En verdad les digo, hagan limpieza o váyanse”.
Tan fielmente adhirió Jesús al principio de separación de iglesia y Estado que cuando un hombre le pidió: “Di a mi hermano que parta conmigo herencia”, Jesús se negó a hacerlo. “Hombre”, respondió, “¿quién me ha puesto sobre vosotros como juez o partidor?” (Lucas 12:13,14). La misión de Jesús era espiritual, no la de dar consejos civiles: “Mirad, y guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee” (vers. 15).
Jesús también mostró sensibilidad hacia la libertad religiosa, un derecho que Dios confirió al hombre en la creación. Nunca intentó obligar a las personas a seguirlo, ya sea por medio de amenazas o legislación. “He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo” (Apoc. 3:20). Jesús llama a la puerta de conciencia de los hombres; no tira la puerta a puntapiés con una orden en la mano.
Durante parte de su ministerio Jesús tuvo muchos seguidores entusiastas. El pueblo también estaba inquieto políticamente. Querían a Jesús en la “Casa Blanca” de Jerusalén. Pero Jesús no aceptó la candidatura. “Pero Jesús, dándose cuenta de que querían llevárselo a la fuerza y declararlo rey, se retiró de nuevo a la montaña él solo” (Juan 6:15).
¿Por qué? Porque Jesús sabía que el reino de Dios no debía establecerse por decreto gubernamental, ni por decisión judicial, ni por cuerpo legislativo. “El reino de Dios dentro de vosotros está” (Lucas 17:21), y la batalla contra el mal se pelea dentro de cada alma individual, no en Washington. El mal será realmente erradicado, no tratando de legislar para que desaparezca, sino por el Espíritu de Dios implantando el nombre de Cristo en la humanidad. “Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios” (Juan 1:12,13). Aquí está el único poder que puede elevar a la humanidad y curar así los males de Norteamérica. Y la iglesia, el instrumento designado por Dios para reformar la sociedad, debe hacer esta tarea enseñando y practicando la Palabra de Dios, no cabildeando en el gobierno.
La nueva derecha dice que el descarrío espiritual de los EEUU comenzó cuando las cortes judiciales “sacaron a Dios del aula de clases”. Existe un denominador común para el abuso de drogas, los embarazos adolescentes y la pornografía, pero no es Egel vs. Vitale (la decisión de la Corte Suprema que prohibe la oración patrocinada por el gobierno en a escuela), sino la naturaleza pecaminosa del hombre. La Biblia dice: “Todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios” (Rom. 3:23).
En 1984 el congreso aprobó una legislación de acceso igualitario, una victoria significativa en la que participó la Nueva Derecha. Esta ley permite a los alumnos a tener estudios bíblicos en propiedad escolar antes y después de clases. ¿Ha sido el resultado más estudios bíblicos y menos abuso de drogas y menos embarazos por parte de los adolescentes? Tom Minnery, escritor de Christianity Today, escribió que, “aparentemente, no hay mayor cantidad de grupos de estudio bíblico surgiendo en las escuelas de enseñanza media de la nación como un todo”.
“De hecho, la mayor influencia sobre los adolescentes como grupo social este año no es la cantidad de oportunidades para estudiar la Biblia, sino un montón de películas sordidas, de pornografía suave. Títulos tales como La venganza de Porky, Cuerpos duros y Clases privadas, hizo que Newsweek informara recientemente que ‘las audiencias adolescentes están volcándose en masa a lo grosero’”. Minnery advierte, “Los valores del evangelio triunfan al final cuando salen victoriosos en los corazones de los perdidos, no cuando avanzan en los juzgados y en las salas del Congreso”.
Pelear contra el pecado con la política es tan infructífero como apuñalar demonios y tan antibíblico como los males que buscan corregir.
Los cristianos deben sanar a los enfermos, aliviar a los necesitados y oprimidos, esparcir las buenas nuevas de la salvación y permitir que el carácter de Dios sea revelado en sus vidas como testimonio para el mundo. Esta fue la obra de Jesús y debe ser la obra de la iglesia.
Ahora , sin embargo, un segmento de los evangélicos están involucrados en un nuevo ministerio, extraño a la comisión que Cristo dejó a la iglesia. La prominencia de pastores como Jerry Falwlell, James Robinson y W.A. Criswell para influenciar algunas secciones de la plataforma de la Convención Republicana en 1984, es un ejemplo del creciente músculo político, no espiritual, de la Nueva Derecha. Otro ejemplo es su influencia decisiva en las organizaciones republicanas locales. El apoyo de la administración de Reagan a la oración en la escuela patrocinada por el gobierno es otro ejemplo. El nombramiento de centenares de fundamentalistas a cargos gubernamentales es otro ejemplo. Y ahora tenemos un candidato de la Nueva derecha haciendo campaña para la presidencia. El movimiento evangélico conservador, una vez un enclenque político de 45 Kg., ha desarrollado uno bíceps impresionantes, también tríceps, músculos laterales y pectorales. Ahora es un peso pesado, y en lugar de recibir arena en la cara, la está tirando.
Y tristemente, cuando más fuerte patea, más fuerte oye el dulce reproche de aquel que dijo: “Aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón”.
Bendiciones
Thin