Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella. Efesios 5:25
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LA IGLESIA, LA ESPOSA DE CRISTO
La Iglesia (conjunto de todos los rescatados del Señor) es presentada en Efesios 5 y en Apocalipsis 19 a 22 como la Esposa de Cristo.
Ninguna relación es más íntima que la de un hombre con su esposa, como Dios la concibió desde el principio de la creación:
"los dos serán una sola carne" (Efesios 5:31).
Ocurre lo mismo con Cristo y la Iglesia:
"somos miembros de su cuerpo, de su carne y de sus huesos" (v. 30).
Normalmente, en una relación de amor recíproco,
cuanto más aprenden a conocerse los esposos,
tanto más sólido es su amor.
El amor de la Iglesia se desarrolla a medida que descubre
las perfecciones de su Esposo. Él "la sustenta y la cuida" (v. 29),
de manera que comprenda el amor que siente por ella.
En su gracia infinita,
Cristo tiene mucha paciencia para con su amada,
se preocupa por ella para despertar sus afectos y alentar su celo.
¿Qué es, pues, lo que el Señor aguarda de su Iglesia?
Esencialmente, un profundo amor por él y que lo exprese
al estar dispuesta a agradarle.
Por eso, la Iglesia no debe estar sujeta a Cristo como una esclava, sino como una esposa que conoce la voluntad de su marido.
Cuanto más le conoce, tanto más se da cuenta de que Sus deseos y Sus mandamientos no son la expresión de una voluntad dominante, sino, al contrario, son benéficos para ella y nada "gravosos" (1 Juan 5:3).
© Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)
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