La propuesta de este epígrafe va encaminada a cotejar lo que fue aquella primera iglesia de la historia con las nuestras en la actualidad.
En el mundo se usa y abusa del dicho popular: “Toda comparación es odiosa”. Depende; si comparamos lo malo con lo peor puede ser; pero si el modelo que tenemos por delante fuera el mejor ¡eso ya es otro cantar!
El método bereano consiste en comprobar siempre con las Escrituras lo que se esté considerando, para ver si es conforme a verdad (Hch 17:10,11)
Por supuesto, las sectas y herejes de toda laya invocan similar procedimiento, pero los agarramos en el aire no bien tuercen y distorsionan el sentido llano del texto, para hacerle decir lo que ellos quieren que diga.
Por supuesto, nos acusarán de hacer lo mismo, pero tendrán que probarlo y no podrán. ¡Ahí está el detalle!
Seguramente hallamos semejanzas y desemejanzas de la iglesia en Jerusalem con aquella en la que nos congregamos y otras que también conocemos.
No debemos pensar que únicamente las coincidencias aprueben que estemos bien, y que en lo que no nos parecemos en nada estemos mal. A miles de kilómetros de distancia y casi dos milenios separados en el tiempo, es natural que seamos bastante diferentes ¡aunque no al grado de parecernos tan poco!
Si se me mostrara fotografías de mi padre a las mismas edades que cotejo con las mías, ¡será muy desalentador si apenas nos parecemos en el blanco del ojo!
A cualquier forista podrá incomodarle hasta el fastidio que lo que aquí estudiemos difiera tanto con su congregación, pero ¿qué podemos hacer?
Probablemente se vaya ordenando el tema de modo que contemplemos aspectos varios, de suerte que lo que no comentemos ahora, podamos hacerlo después.
Tras esta necesaria introducción podemos comenzar.
En el mundo se usa y abusa del dicho popular: “Toda comparación es odiosa”. Depende; si comparamos lo malo con lo peor puede ser; pero si el modelo que tenemos por delante fuera el mejor ¡eso ya es otro cantar!
El método bereano consiste en comprobar siempre con las Escrituras lo que se esté considerando, para ver si es conforme a verdad (Hch 17:10,11)
Por supuesto, las sectas y herejes de toda laya invocan similar procedimiento, pero los agarramos en el aire no bien tuercen y distorsionan el sentido llano del texto, para hacerle decir lo que ellos quieren que diga.
Por supuesto, nos acusarán de hacer lo mismo, pero tendrán que probarlo y no podrán. ¡Ahí está el detalle!
Seguramente hallamos semejanzas y desemejanzas de la iglesia en Jerusalem con aquella en la que nos congregamos y otras que también conocemos.
No debemos pensar que únicamente las coincidencias aprueben que estemos bien, y que en lo que no nos parecemos en nada estemos mal. A miles de kilómetros de distancia y casi dos milenios separados en el tiempo, es natural que seamos bastante diferentes ¡aunque no al grado de parecernos tan poco!
Si se me mostrara fotografías de mi padre a las mismas edades que cotejo con las mías, ¡será muy desalentador si apenas nos parecemos en el blanco del ojo!
A cualquier forista podrá incomodarle hasta el fastidio que lo que aquí estudiemos difiera tanto con su congregación, pero ¿qué podemos hacer?
Probablemente se vaya ordenando el tema de modo que contemplemos aspectos varios, de suerte que lo que no comentemos ahora, podamos hacerlo después.
Tras esta necesaria introducción podemos comenzar.