Hoy en día, cada vez cuesta más ver la verdadera iglesia de Cristo; no por falta de visión de los que pertenecen a ella, sino, porque ésta se encuentra en el bosque de las muchas iglesias, religiones, denominaciones que se dicen ser iglesia de Cristo…
La simplicidad del cristiano o creyente de hoy es realmente impresionante; la gran mayoría de las iglesias se han conformado con buscar a Dios a su manera, a su comprensión, pero no a la manera de Dios, no de acuerdo a la “voluntad agradable y perfecta de Dios”.
Mucho aparente avivamiento, pero nada de profundidad; mucha madera, heno, hojarascas… pero nada de verdadera solidez… pero… “vamos p’al cielo”.
Hoy… en donde debiera reinar la Gracia…. Estamos peor que como estaba el pueblo de Dios en la sombra de ésta gracia. Buscamos a Dios como queremos, como nos parece, como sentimos de acuerdo a nuestro propio criterio y argumentos…. Pero ¿Qué de Dios?
¿Está Dios de acuerdo en como le buscamos? El remanente fiel, aquellos que han nacido de nuevo, los que han sido lavados en la sangre de Jesucristo, que adoran a Dios conforme a su voluntad, en espíritu y verdad, que se deleitan en su conocimiento, más que en la música o en los gritos, en los “avivamientos” humanos, en las emocionales predicaciones de los “grandes predicadores evangelistas”, …este remanente fiel… cuesta verlo… en medio de esta gran muchedumbre que dice creer en Dios, que dice ser religioso.
Los que componen la iglesia de Cristo… no son religiosos, son aquellos que han sido hechos “hijos de Dios” en verdad, nacidos por voluntad de Dios, nuevas criaturas, son aquellos que han entrado en el verdadero santuario divino, para adorar a Dios CONFORME A SU VOLUNTAD, no “como yo creo”, “como yo entiendo”… aquellos que han palpado verdaderamente una obra regeneradora de parte de Dios y viven, sirven y buscan a Dios conforma a su voluntad…
Los neo-cristianos poco o nada saben de la nueva vida en Cristo, mucha música mundana, ritmos mundanos “con letra cristiana”, pero nada de verdadera adoración a Dios, muchos saltos y frenesí, pero poco o nada conocimiento personal de Dios, mucho “mover del Espíritu” pero sin frutos, sin provecho espiritual; escaso conocimiento de su Palabra, de su voluntad. Mucho de sí mismos, pero poco de Dios… nadie quiere edificar en oro, plata, piedras preciosas;… es más fácil el otro evangelio, ese que no exige, el de la libertad (por no decir liberalidad), donde cualquier cosa, lo que se nos antoje u ocurra, es agradable a Dios, es permitido. Donde la obra de Dios, la hacemos en base a rifas, completos, platos de comidas,… en donde se predica y gana almas en base a programas, normas, métodos humanos, y recursos terrenos… donde no hemos dejado lugar a que Dios haga su obra… Es más fácil el evangelio donde no se ora, no se consagra, no se ayuna, no se convierte…. Ese evangelio que nos permite orar cinco, diez minutos o media hora, orar sentados, acostados , o trabajando en la oficina, donde se ha cambiado la oración por la meditación, con el firme convencimiento de que es oración…. Donde no se doblan las rodillas, ni se inclina el lomo…. Donde no existe el “temor a Dios”... porque eso es anticuado, porque Dios es amor, porque Dios nos entiende… Donde Dios pasó de moda, su Palabra pasó de moda… la verdadera alabanza, sacra, ceremoniosa, pasó de moda; donde el mismo evangelio ya es anticuado..…. y ahora tenemos un evangelio renovado, moderno, dinámico, nuevo, no legalista, donde está la renovación de la alabanza, donde todo es permitido… donde se cree en Dios, pero no a Dios… donde tiene más valor el argumento y la elocuencia humana, pero no la Palabra de Dios…
Es más fácil buscar elementos en la superficie de la tierra: madera, heno, hojarascas; aunque se quemen, pero construir con ellos para no cansarse; que cavar y cavar… y cavar… hasta encontrar el oro, la plata, las piedras preciosas.
¿Dónde está la iglesia de Cristo?
Dios les bendiga