Dios no está buscando escenarios ideales, sino corazones dispuestos y humildes. El verdadero obrero del Reino jamás se justifica con el pensamiento: “Si estuviera en otro lugar, sería diferente…”. El valor del siervo no depende de circunstancias externas, sino de la esencia profunda que Dios ha cultivado en su espíritu.
Si te falta la sustancia de Su Palabra, tus esfuerzos serán como metal que resuena: sin fruto, dirección ni propósito. Pero cuando Su gracia llena tu vida, aun tu debilidad se convierte en una poderosa herramienta en manos de Dios."No somos sus obreros por decisión propia, sino porque Él nos eligió y nos transformó con su carácter.."
Como el barro en manos del alfarero, Dios escoge personas comunes y las convierte en instrumentos extraordinarios para Su gloria eterna.
El Pablo apóstol llevaba grabado en el corazón un solo propósito:
No vivía buscando reconocimiento, comodidad ni aprobación; su única meta era que Cristo se conociera.
¿Cuál es tu enfoque hoy? A menudo el corazón humano se desvía por comparaciones, críticas o ansias de éxito. El obrero de sustancia mantiene la mirada fija en lo eterno, ante cualquier circunstancia, porque su visión no depende del aplauso fugaz del mundo.
Jesús lo dejó claro:
Cada proceso, cada prueba, cada espera tiene propósito eterno. Dios moldea, disciplina y fortalece al que Él llama, hasta poder declarar:
"Este es mi siervo, esta es mi sierva. En ellos me complazco".
El llamado de Dios cambia radicalmente tu vida. Desde entonces, Él comienza a trabajar en ti de manera única, apartándote para algo santo y específico. Si quieres huir, su misericordia te alcanza; el llamado no se negocia, se abraza con respeto y gratitud.
El mundo busca apariencias, pero Dios busca sustancia eterna . No necesita más “obreros visibles”, sino personas llenas de Cristo, moldeadas por pruebas secretas, pero brillando en el Espíritu.
- ¿Vives buscando apariencia o la sustancia eterna que sólo Dios puede dar?
- ¿Qué estás dispuesto(a) a soltar para mantener tu enfoque en “Jesucristo y este crucificado”?
- ¿Has reconocido que fue Él quien te eligió, y no tú quien lo buscaste primero?
- ¿Qué significa para ti ser un obrero de “sustancia eterna”?
- ¿Cómo ha transformado Dios tu vida y carácter en este proceso?