La guerra de los parias

3 Marzo 2003
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Más de dos millones de muertos, en su mayoría niños, se ha cobrado, en los últimos tres años y medio, la guerra que está teniendo lugar en la República del Congo. Pero desgraciadamente estas victimas y niños no han sido apadrinados por nuestros pacifistas, políticos e intelectuales, ni por las masas que les siguen. Para ellos esta guerra no existe. Tampoco existe para los periodistas ni para los medios de comunicación, todos ellos frenéticamente dedicados a la Verbena de Irak (Una tragedia más, convertida en verbena mediática y política).

La verdad desnuda es que estos muertos se ignoran porque no dan votos, o no se los quitan al adversario, en las próximas elecciones. Tampoco venden periódicos, ni suben los índices de audiencia de las televisiones. Así, no es de extrañar que la mayoría de estos desgraciados deben estar clamando al cielo para ver si les toca la lotería de que vengan los norteamericanos a dispararles con sus misiles y sus tropas, única posibilidad de que puedan llegar a convertirse en negocio y en actualidad, y alguna voz diga en alguna parte: ?No a la guerra en el Congo?, antes que la cifra de muertos se doble.

Moralmente resulta repugnante ver como esos niños, ancianos y mujeres, civiles en su absoluta mayoría, abandonados a su ?suerte?, son desechados como apestados, ?bastardos? ó ?parias?, y mueren tres veces: Una, físicamente, otra, en el olvido y, finalmente, en el silencio. Ninguna emisora de televisión ó periódico relevante ofrece las imágenes de sus tragedias. No se muestran sus heridas, ni su sangre derramada. Nada se dice de sus inexistentes hospitales, ni de las medicinas que no tienen. Nadie entrevista a las familias de los muertos. Ninguna ONG famosa alza una voz sonora sobre su desventura humanitaria. No se discute la destrucción y reconstrucción de su país en el Consejo de Seguridad (¿No tendrán los congoleños derecho a tener libertades y democracia?). No aparecen por allí los ?escudos humanos? que defiendan sus bienes estratégicos. (Primero porque no los tienen, y segundo porque estos valientes no se ponen nunca delante de los atacantes, salvo que les reconozcan un cierto grado de respeto por la vida, pero nunca lo harían delante de las fuerzas de los dictadores, guerrilleros ó masas exacerbadas). Nadie les manda inspectores que velen por ?la limpieza de la contienda?. (Parece ser, según las encuestas, que los vivos están convencidos de que no es lo mismo que te maten con un machete que con una bomba de racimo. Los muertos no respondieron a la pregunta). Los sindicatos no hacen un paro por ellos (Se ve que no pertenecen a la clase trabajadora). De su paz y de su guerra no se habla ni en los Goya, ni en los Oscar, ni hacen una película, y si la hicieran, no la iría a ver nadie. Tampoco creo que haya dicho mucho el Papa, la Conferencia Episcopal Española ó el Consejo Mundial de Iglesias (en el caso de que hayan dicho algo, porque yo no he oído nada).

Pero estos parias no solo mueren tres veces, sino que además en el fondo reciben el odio de los pacifistas de nuevo cuño, porque cuando les hablas de ellos y de su desdeñada muerte y tragedia, tuercen el gesto con disgusto porque denuncian la mentira, hipocresía y los manejos con que ?buitres? políticos, mediáticos y oportunistas de todo género tratan y hablan ampulosamente de valores como la vida, la paz, la solidaridad y toda esa retahíla de frases que a la vista de los hechos resultan odiosas.

La otra tragedia, casi tan grande como esta, es ver a las masas, algunas ignorantes ó fanatizadas y otras idiotizadas en las universidades, siguiendo la demagogia politiquera y los valores de la telebasura, sin la menor reflexión intelectual, con unos valores éticos esquizofrénicos. Así mucha gente hoy es capaz de afirmar su movilización en pro de la vida humana y a la vez del aborto y la eutanasia. Defender la legalidad y la libertad, y al mismo tiempo la legitimidad del terrorismo de estado tipo Gal y a sus criminales autores (condenando solo su ?chapucera? ejecución, no el método). Ir de demócrata y a la vez justificar las brutales represiones de las dictaduras más sanguinarias y execrables de nuestro tiempo. Gritar por la libertad de expresión y manifestación, y justificar la mordaza que sufren otros pueblos victima de esas mismas dictaduras. Ir de pacíficos, pero arremeter contra la policía, los rivales políticos ó simplemente los bienes de los ciudadanos, ya sean particulares ó colectivos, ó justificar a los que lo hacen. Y allá van, porque les llevan, corriendo junto con Vicente porque va mucha gente, y además porque al final hay un concierto que ?mola?, y si tienen suerte incluso pueden salir en la tele con su pancarta ó por la originalidad de su acto de protesta. Esto es la moda. Es lo progre. Es guay.

¡Claro que esta tragedia de valores no es patrimonio exclusivo de nuestra sociedad española! ¡Por supuesto que no! ¿Acaso no han visto las multitudinarias manifestaciones de Argelia ó Colombia contra la guerra en Irak, mientras que nunca realizaron algo semejante por las guerras que sufren en sus propias carnes, y por los miles de muertos y damnificados de sus propios países? Este mundo no tiene solución, ni justicia, pero aun desde la soledad, y desde estas líneas quiero alzar una voz por los que no tienen ninguna y decir: ¡Que se paren las guerras de los parias!

Pablo Blanco
 
Pablo, no sé que decir, me he quedado sin palabras, hacía tiempo que no disfrutaba tanto leyendo un escrito.

Me da alegría e ilusión el saber que hay más personas que piensan por sí mismos y son objetivos. Que hay personas que están en contra de todas las guerras y que su lema no es "Guerras sí, esta no". Que hay personas que luchan contra el "pensamiento único", la demagogia y la hipocresía.

Felicidades y sigue así.

Bendiciones.

Bart.
 
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Estimado PabloBlanco, me permití la confianza de mandar tu magnifico aporte a tó quiski!!
 
Pablo, siempre es estimulante ver que tambien los hay que piensan por si mismos y con sensatez.
Un abrazo en Cristo, Pablo
 
Líderes europeos denuncian alianza comuno-"pacifista"
Berlusconi dijo que las banderas rojas de las recientes manifestaciones están teñidas con la sangre de las víctimas del comunismo; y Aznar declaró que los socialistas españoles se han encadenado a los comunistas

ROMA / SANTIAGO DE COMPOSTELA (AI) - "Esas banderas son rojas porque están manchadas con la sangre de 100 millones de inocentes; creo que juntarlas a las banderas de la paz es verdaderamente blasfemar contra la paz", afirmó en Roma el primer
ministro italiano Silvio Berlusconi, al denunciar la contradicción que significa la participación en las marchas por la paz de los comunistas con sus banderas rojas, teñidas con la sangre de las víctimas del comunismo..

En Santiago de Compostela, el presidente del Gobierno español, José María Aznar, acusó al Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y a su líder, Rodríguez Zapatero, de haberse "encadenado a los comunistas" en la cuestión de la guerra. Aznar dijo que el
PSOE se parapetó en un "radicalismo extremista" y en una "irresponsabilidad" que es lo contrario de la actitud digna de países como
Polonia, Hungría, República Checa y Rumania, "que han estado sujetos a la bota comunista" y que por ello "saben lo que es luchar por
la libertad"

Otra crítica a la parcialidad demostrada por los llamados "pacifistas" en torno de la guerra, con la complicidad de grandes medios de
comunicación, partió de la agencia católica Fides. En su recién lanzado dossier "Las 100 guerras silenciadas", pregunta "por qué razón
será que este ‘movimiento por la paz’ sale al descubierto de manera tan intermitente", siendo que "no es verdad que el de Iraq sea el
único conflicto sobre la faz de la tierra, que vendría supuestamente a interrumpir un idílico clima de paz mundial". En efecto, añade
Fides, existen "por lo menos 100 guerras, declaradas o no", con "millones de víctimas, incluyendo mujeres y niños, millones de heridos
y mutilados". Pero estas víctimas inocentes "no hacen noticia, no mueven a los medios de comunicación, no ponen en marcha ninguna
manifestación, no merecen siquiera unas pocas líneas en los diarios o en las agencias de noticias"

La escritora y periodista cubana en el exilio, Zoé Valdés, residente en Europa, al denunciar los juicios sumarísimos que están siendo
hechos en Cuba comunista contra poetas y periodistas independientes, con el silencio cómplice, casi unánime, de gobiernos
latinoamericanos, preguntó: "¿Dónde están los manifestantes del ‘no a la guerra’? ¿Dónde están las celebridades españolas justicieras
que deberían gritar ‘no a los abusos castristas’? ¿No es lo que se supone que deberían hacer los militantes de izquierda? ¿Por qué los
periódicos no se escandalizan? ¿Dónde se habrán metido los procuradores de los humildes, los representantes de las víctimas
globales? ¿Dónde se han metido Ignacio Ramonet y Bernard Cassen (directores de Le Monde Diplomatique)? ¿Por qué no salen a la
calle a reclamar la libertad de todos los presos políticos cubanos? Es lo menos que podrían hacer por la paz y por los derechos
humanos. Si el mundo entero se hubiera lanzado a la calle en contra de los crímenes de Sadam Hussein, hoy no estaríamos padeciendo la horrenda guerra"
Las redes comuno-"pacifistas" han sido acusadas de haber planificado la serie de manifestaciones simultáneas durante el reciente Foro
Social Mundial de Porto Alegre, un evento catalizador de fuerzas revolucionarias sobrevivientes del comunismo
 

http://www.icp-e.org/voz.htm


Sugerencias de causas justas

César Vidal

La guerra de Irak ha terminado. Me consta que muchos lo lamentan porque han perdido un arma para intentar desgastar al actual gobierno y-o porque ha concluido con la derrota de Saddam Hussein y no con la de los aliados. Con todo, también presupongo que muchos de los que pedían su final - ¿quizá la mayoría? – se congratularán felizmente por su conclusión e incluso por la eliminación una cruenta tiranía.


A ese sector que realmente busca causas nobles que defender y que ahora ha perdido la que lo movilizó durante los últimos meses me permitiría sugerirle algunas nuevas tareas para los tiempos futuros. Por supuesto, no pretendo ser exhaustivo porque me consta que este mundo espantosamente necesitado de arrepentimiento las tiene en abundancia pero creo que las siguientes servirán a título de ejemplo.

1. Manifestaciones, movilizaciones y sentadas ante la embajada de Sudán cuyo gobierno islámico no sólo lleva años persiguiendo a los disidentes – especialmente cristianos - sino que además los vende como esclavos.

2. Idem ante la embajada de Cuba donde la nueva oleada represiva desencadenada por su dictador contra los disidentes ha incluido desde fusilamientos hasta el aumento de penas o la acusación de delitos cometidos cuando el acusado se hallaba ya en prisión.


3. idem ante la del Congo cuya guerra superó la semana pasada el millón de muertos sin que hasta la fecha haya habido actor de medio pelo o intelectual de relumbrón que haya puesto el grito en el cielo contra esa circunstancia.

4. Idem ante la de Francia que ciertamente ya no podrá seguir vendiendo armamento nuclear a Irak pero que mantiene cerca de 30.000 soldados en Costa de Marfil a la vez que realiza operaciones militares en la República centroafricana.

5. Idem ante los diversos locales y sedes del nacionalismo vasco que, por acción u omisión, sigue manifestándose enormemente comprensivo hacia el terrorismo etarra a la vez que obstaculiza la mayoría de las medidas escrupulosamente legales destinadas a acabar con él.

6. Idem ante los diversos locales y sedes del nacionalismo catalán que ha conseguido que, en contra de todas las declaraciones de derechos relativos a la educación, los niños que residen en esa región no puedan cursar estudios primarios en la otra lengua co-oficial.

7. Idem ante los de los sindicatos, patronales y ONGs que no dudan en manifestar su preocupación por los países del Tercer Mundo pero luego torpedean cualquier intento de permitir que sus productos puedan llegar a nuestras fronteras sin cargas arancelarias. (Nota: la supresión de esas barreras es una vieja reivindicación liberal y quizá ahí se encuentra la causa de esta actitud pero ¿qué más da quien pensara en ella si el resultado sería excelente?).

8. Idem ante la representación en España de las FARC que, dominando un territorio de extensión similar a Suiza, rigen el primer estado narco-leninista de la Historia sumiendo a Colombia en un proceso de inestabilidad cuyas consecuencias nadie puede prever.

9. Idem ante las TVs, radios y otros medios de comunicación que envían a sus corresponsales de guerra a cubrir conflictos en el otro extremo del mundo sin un contrato ni un seguro aunque luego estén dispuestos a aprovechar si se tercia la sangre derramada en beneficio propagandístico.

10. Idem ante los domicilios de tanto político, intelectual, periodista, actor, cantante o lo que sea dispuestos a colocarse en la supuesta vanguardia del supuesto ejército de los supuestos desposeídos a cambio de nada supuestas prebendas, subvenciones y ganancias.

11. Idem ante todas las instancias empeñadas en aniquilar el papel de la familia en esta sociedad fomentando una suicida permisividad ética, una claudicación ante la agenda del lobby gay y una burla de la autoridad paterna cuyos amargos resultados ya estamos cosechando.

12. Idem ante las sedes de todos los partidos – incluido el del gobierno – que permiten la práctica de abortos más allá de lo que marca el actual código penal hasta el punto de haber causado el exterminio de más de medio millón de seres inocentes a los que, salvo honrosísimas y escasas excepciones, nadie defiende en los medios de comunicación, en el parlamento o en la calle.

Me consta que bastantes de estas causas – y otras – pueden entrañar un peligro real porque, a diferencia de lo que sucede cuando se protesta en occidente contra Israel o los Estados Unidos, aquí los criticados responden asestando golpes de cuidado, de suficiente cuidado como para que sean pocos los que las asumen. Sin embargo, ahora que ha terminado la guerra en Irak, ¿no merecería la pena correr esos riesgos por causas profundamente nobles que en no pocos casos afectan muy directamente a nuestra sociedad?

Y para los creyentes sólo dos propuestas más. La primera, oración fervorosa y la segunda, celo evangelizador. Personalmente estoy convencido de que si el ardor con que he escuchado pronunciar algunas oraciones contra el ataque aliado a Irak acompañara a otras plegarias elevadas en nuestras iglesias y si el ingenio y la constancia con que se ha buscado la unidad de creyentes de distintas denominaciones para atacar a los aliados en esta guerra se empleara en comunicar el Evangelio a nuestros conciudadanos España estaría a un paso de experimentar una verdadera revolución espiritual. Puestos a hacer una revolución espero que nadie se ofenda si digo, a título estrictamente personal, que yo con ésa es con la que me quedo porque depende del Espíritu Santo y además porque no creo en ninguna de las otras.



César Vidal Manzanares es un conocido escritor, historiador y teólogo.
© C. Vidal, 2003, España. I+CP (www.ICP-e.org)