Dificilmente un Testigo de Jehová me pueda hablar de idolatria con un pasado doctrinal tan tortuoso. Fundadores amantes de pirámides y el ojo que todo lo ve, y jueces borrachos que despenalizaron la ebriedad como pecado.
La idolatria de nuestro siglo es más sutil, mas introspectiva, es el culto al yo mismo, a lo que me gusta, que nadie me imponga algo que me haga salir de mi zona de comfort.
Cada quien se hace una religión a su medida y de pronto esos pendejos se llaman "cristianos verdaderos", cuando encubren vicios de si que no pueden erradicar; se han convertido en idólatras de si mismos: seres imperfectos y reprobados, ciegos incapaces de ver mas allá de un palmo frente a su nariz, y se sienten la lumbrera de muchos sin poder siquiera arrastrar sus propios lastres.
Es minimizar los defectos propios y rebuscar en los defectos ajenos la peor forma de idolatria, sentirse bien con uno mismo.
17 Porque dices: ‘Soy rico, me he enriquecido y de nada tengo necesidad’; y no sabes que eres un miserable y digno de lástima, y pobre, ciego y desnudo, 18 te aconsejo que de mí compres oro refinado por fuego para que te hagas rico, y vestiduras blancas para que te vistas y no se manifieste la vergüenza de tu desnudez, y colirio para ungir tus ojos para que puedas ver. 19 Yo reprendo y disciplino a todos los que amo; sé, pues, celoso y arrepiéntete. (Ap 3)