LA EDUCACION MODERNA
“Porque el padre que quiere a su hijo, a temprana edad lo corrige”.
Según los expertos en educación, cada día avanzamos más en la modernización y perfección de este amplio campo. A esto ha ayudado el uso de todos los medios de comunicación que hasta por disposiciones gubernamentales se ponen al servicio de la concientización y preparación de nuestra sociedad para un mejor futuro.
Pero para desaliento de padres, profesores y autoridades, nuestras sociedades cada día se vuelven más corruptas e inseguras. En campos y ciudades hay una tendencia a cercar las casas de hierro para impedir que los ladrones nos lleven nuestras pertenencias, y hasta esto no es seguro para los sofisticados métodos que usan los maleantes que van creciendo y multiplicándose en nuestro medio.
Tenemos en todos los países innumerables sitios que son focos centrales de distribución de drogas, contrabandos de todas clases y guarida y ordenamientos de bandas juveniles que utilizan hasta niños para sus vandalismos. Estos lugares son los más temidos y muy poco frecuentados por los que aún luchan por no sucumbir física, moral y espiritualmente ante este mal.
Esta terrible problemática es un efecto directo y rápido de la metodología que en los hogares, escuelas, universidades y medios de comunicación constituyen la “educación moderna”. Cada día cambia más la forma de educar y de forjar el pensamiento de los hombres y mujeres del mañana. Hoy muchos profesores utilizan y enseñan cosas que no muchos años atrás se constituían en ofensas y perversión de los principios básicos educativos que siempre daban buenos resultados a padres y educadores.
“Y pensara en cambiar los tiempos y la ley”. (Daniel 7:25)
Los gobiernos y sus leyes también han hecho que este campo se corrompa más rápido, con sus leyes que limitan la autoridad de los padres para educar a sus hijos. En Estados Unidos hasta se somete a la justicia el padre o madre que intente dar una corrección un poco fuerte al niño o joven, aunque este haya incurrido en graves faltas contra ellos o la sociedad. Por esto en ese país, el más poderoso de la tierra, se ha tenido que aprender a vivir en un estilo de vida tipo cárcel, donde nadie deja una puerta abierta a ninguna hora del día o la noche por la gran delincuencia que predomina.
Los numerosos cuerpos de los efectivos policiales, federales, militares y de inteligencia de Norteamérica hacen inútiles esfuerzos por contrarrestar este mal que se nos viene encima a todos. Es imposible detener esto, porque si por un lado lo intentamos solucionar, por el otro lo alimentamos desde los primeros años del niño con esta diabólica educación de padres y maestros modernos, que cada día tuercen más los caminos de la juventud.
Y que hace la iglesia católica y las demás religiones para detener el avance de esta educación de los futuros hijos del infierno? No hacen nada, y en ves de eso, viven alabando y apoyando esas “buenas pautas de didáctica y educación”.
Los padres les regalan a sus hijos desde que están pequeños juguetes tóxicos que los preparan para una segura actitud violenta en su madurez. Es un grave error comprarle pistolas y otros instrumentos promotores de violencia; porque el niño en el momento que
juega y disfruta de su arma, en la mayoría de los casos anhela llegar a la independencia del hogar para entonces usar las verdaderas armas que lo harán “un hombre de verdad, que no se dejará intimidar por nadie”.
Las Escrituras dicen que “el padre que ama a su hijo desde temprano lo corrige”. Si se “instruye al niño en el verdadero camino, aún cuando llegare a viejo no se apartará de él”.
Pero muchos educadores y casi todos los medios de educación, al no ser inspirado por una fuerza buena y justa, preparan nuestros hijos para ser seguros ciudadanos del infierno y el desorden. Esta “educación” y el continuo descuido de los padres y tutores están convirtiendo a casi todos los jóvenes en asesinos y delincuentes en potencia.
Al desorden social contribuyen en mucho grado la irresponsabilidad de padres y madres que traen hijos al mundo para que los callejones nocturnos los eduquen; porque viven tirando hijos a graner, los cuales sin dirección paternal se trazan sus propios caminos, que en más de un noventa y nueve por ciento son torcidos y malos. Aun en hogares que llaman organizados y estables, se deja que la televisión, la radio y los juegos electrónicos se roben toda la atención de la juventud; en estos medios los niños y jóvenes son flanco fácil de los metamensajes que le transmite a la sociedad este negro sistema que aparte de la violencia que les infunde, esta preparando la gente para aceptar mansamente la globalización y el Anticristo como algo bueno o positivo.
Existen prohibiciones y reglamentos en los programas a difundirse por los medios de comunicación; estos sufren de diarias violaciones para beneficios de muchos inversionistas y perjuicio de nuestros hijos. En la televisión por cable tenemos programas para cada edad que se transmiten a cualquier hora del día o la noche. Mientras en algún país lejano es de madrugada y se difunde algo con fuerte y pervertido contenido sexual, en nuestro hogar es de día y vemos como este programa que por la diferencia de horarios les llega a la juventud en horas que sus padres les he imposible estar presente para controlarlos.
Solo la gracia del Señor puede evitar que nuestros hijos y los hijos de sus hijos, caigan bajo las garras de la inmensa red de Babilonia y sus millones. Sabemos que por muchas que sean las trampas del maligno Tentador de las almas, al final serán infructuosas para hacer caer los hijos del Altísimo, porque el Señor es su Pastor y nada les faltará.
Lo que acaba de leer el lector es un
Pequeño fragmento del libro
“Salid de ella, pueblo mío”,
de Félix Lantigua Paulino
felixlantigua@hotmail.com
“Porque el padre que quiere a su hijo, a temprana edad lo corrige”.
Según los expertos en educación, cada día avanzamos más en la modernización y perfección de este amplio campo. A esto ha ayudado el uso de todos los medios de comunicación que hasta por disposiciones gubernamentales se ponen al servicio de la concientización y preparación de nuestra sociedad para un mejor futuro.
Pero para desaliento de padres, profesores y autoridades, nuestras sociedades cada día se vuelven más corruptas e inseguras. En campos y ciudades hay una tendencia a cercar las casas de hierro para impedir que los ladrones nos lleven nuestras pertenencias, y hasta esto no es seguro para los sofisticados métodos que usan los maleantes que van creciendo y multiplicándose en nuestro medio.
Tenemos en todos los países innumerables sitios que son focos centrales de distribución de drogas, contrabandos de todas clases y guarida y ordenamientos de bandas juveniles que utilizan hasta niños para sus vandalismos. Estos lugares son los más temidos y muy poco frecuentados por los que aún luchan por no sucumbir física, moral y espiritualmente ante este mal.
Esta terrible problemática es un efecto directo y rápido de la metodología que en los hogares, escuelas, universidades y medios de comunicación constituyen la “educación moderna”. Cada día cambia más la forma de educar y de forjar el pensamiento de los hombres y mujeres del mañana. Hoy muchos profesores utilizan y enseñan cosas que no muchos años atrás se constituían en ofensas y perversión de los principios básicos educativos que siempre daban buenos resultados a padres y educadores.
“Y pensara en cambiar los tiempos y la ley”. (Daniel 7:25)
Los gobiernos y sus leyes también han hecho que este campo se corrompa más rápido, con sus leyes que limitan la autoridad de los padres para educar a sus hijos. En Estados Unidos hasta se somete a la justicia el padre o madre que intente dar una corrección un poco fuerte al niño o joven, aunque este haya incurrido en graves faltas contra ellos o la sociedad. Por esto en ese país, el más poderoso de la tierra, se ha tenido que aprender a vivir en un estilo de vida tipo cárcel, donde nadie deja una puerta abierta a ninguna hora del día o la noche por la gran delincuencia que predomina.
Los numerosos cuerpos de los efectivos policiales, federales, militares y de inteligencia de Norteamérica hacen inútiles esfuerzos por contrarrestar este mal que se nos viene encima a todos. Es imposible detener esto, porque si por un lado lo intentamos solucionar, por el otro lo alimentamos desde los primeros años del niño con esta diabólica educación de padres y maestros modernos, que cada día tuercen más los caminos de la juventud.
Y que hace la iglesia católica y las demás religiones para detener el avance de esta educación de los futuros hijos del infierno? No hacen nada, y en ves de eso, viven alabando y apoyando esas “buenas pautas de didáctica y educación”.
Los padres les regalan a sus hijos desde que están pequeños juguetes tóxicos que los preparan para una segura actitud violenta en su madurez. Es un grave error comprarle pistolas y otros instrumentos promotores de violencia; porque el niño en el momento que
juega y disfruta de su arma, en la mayoría de los casos anhela llegar a la independencia del hogar para entonces usar las verdaderas armas que lo harán “un hombre de verdad, que no se dejará intimidar por nadie”.
Las Escrituras dicen que “el padre que ama a su hijo desde temprano lo corrige”. Si se “instruye al niño en el verdadero camino, aún cuando llegare a viejo no se apartará de él”.
Pero muchos educadores y casi todos los medios de educación, al no ser inspirado por una fuerza buena y justa, preparan nuestros hijos para ser seguros ciudadanos del infierno y el desorden. Esta “educación” y el continuo descuido de los padres y tutores están convirtiendo a casi todos los jóvenes en asesinos y delincuentes en potencia.
Al desorden social contribuyen en mucho grado la irresponsabilidad de padres y madres que traen hijos al mundo para que los callejones nocturnos los eduquen; porque viven tirando hijos a graner, los cuales sin dirección paternal se trazan sus propios caminos, que en más de un noventa y nueve por ciento son torcidos y malos. Aun en hogares que llaman organizados y estables, se deja que la televisión, la radio y los juegos electrónicos se roben toda la atención de la juventud; en estos medios los niños y jóvenes son flanco fácil de los metamensajes que le transmite a la sociedad este negro sistema que aparte de la violencia que les infunde, esta preparando la gente para aceptar mansamente la globalización y el Anticristo como algo bueno o positivo.
Existen prohibiciones y reglamentos en los programas a difundirse por los medios de comunicación; estos sufren de diarias violaciones para beneficios de muchos inversionistas y perjuicio de nuestros hijos. En la televisión por cable tenemos programas para cada edad que se transmiten a cualquier hora del día o la noche. Mientras en algún país lejano es de madrugada y se difunde algo con fuerte y pervertido contenido sexual, en nuestro hogar es de día y vemos como este programa que por la diferencia de horarios les llega a la juventud en horas que sus padres les he imposible estar presente para controlarlos.
Solo la gracia del Señor puede evitar que nuestros hijos y los hijos de sus hijos, caigan bajo las garras de la inmensa red de Babilonia y sus millones. Sabemos que por muchas que sean las trampas del maligno Tentador de las almas, al final serán infructuosas para hacer caer los hijos del Altísimo, porque el Señor es su Pastor y nada les faltará.
Lo que acaba de leer el lector es un
Pequeño fragmento del libro
“Salid de ella, pueblo mío”,
de Félix Lantigua Paulino
felixlantigua@hotmail.com