𝐀𝐋𝐄𝐑𝐓𝐀 𝐌𝐀́𝐗𝐈𝐌𝐀
Mat 16:1 Vinieron los fariseos y los saduceos para tentarle, y le pidieron que les mostrase señal del cielo.
Mat 16:2 Mas él respondiendo, les dijo: Cuando anochece, decís: Buen tiempo; porque el cielo tiene arreboles.
Mat 16:3 Y por la mañana: Hoy habrá tempestad; porque tiene arreboles el cielo nublado. ¡Hipócritas! que sabéis distinguir el aspecto del cielo, ¡más las señales de los tiempos no podéis!
Mat 16:4 La generación mala y adúltera demanda señal; pero señal no le será dada, sino la señal del profeta Jonás. Y dejándolos, se fue.
Cuando observamos la secuencia del capítulo anterior desde Genezaret (Mt.14:34-15:1) hasta Magdala, lugar donde ocurre esta confrontación, la presencia de los fariseos y saduceos en este lugar indica que estaban activamente monitoreando su ministerio, desde Jerusalén, buscando una oportunidad para ponerlo a prueba y acusarlo.
Jesús siempre lo supo.
Es a ellos que les dice ¡Hipócritas!, allí en Jerusalén les había demostrado que son mas pecadores que la mujer entrampada en el adulterio (Jn.8:9) y acusados por su conciencia tuvieron que regresarse fracasados.
¿Qué habían visto? ¿Sus propios pecados escritos en tierra?
Y así hubiera sido un piso de piedra, el que estaba delante de ellos les había dado una ley escrita en piedra (Éx.31:18), fiel reflejo de la dureza de nuestro corazón irredento.
Jesús después de estar en Tiro y Sidón, donde sanó la hija de una mujer cananea luego desciende al mar de Galilea y allí se le acercó mucha gente que traía consigo a cojos, ciegos, mudos, mancos, y otros muchos enfermos; y los pusieron a los pies de Jesús, y los sanó; luego alimenta 4000 personas en un lugar donde no existen abastecimientos, finalizando este capítulo llegando a la región de Magdala (Mt.15:39).
EL ESCENARIO DE LA CONFRONTACIÓN
Y es aquí en Magdala donde los fariseos y saduceos lo confrontan, exigiendo una señal del cielo.
La presencia de los fariseos y saduceos en este lugar indica que estaban activamente monitoreando su ministerio, buscando una oportunidad para ponerlo a prueba y acusarlo.
¿Quieren más señales que las ya hechas?
No creo. Ya habían visto suficientes.
Lo que veo es que quieren someter a Dios hecho Jesús (Jn.1:14), a la voluntad de ellos, tal como quiso hacer el diablo en la tentación en el desierto de Judea: “Todo esto te daré si postrado me adorares”.
- “Oh apreciados hermanos en Cristo”.
El punto principal de esta publicación son las palabras de Jesús:
- “Cuando anochece, decís: Buen tiempo; porque el cielo tiene arreboles.
Y por la mañana: Hoy habrá tempestad; porque tiene arreboles el cielo nublado. ¡Hipócritas! que sabéis distinguir el aspecto del cielo,
¡𝐌𝐀́𝐒 𝐋𝐀𝐒 𝐒𝐄𝐍̃𝐀𝐋𝐄𝐒 𝐃𝐄 𝐋𝐎𝐒 𝐓𝐈𝐄𝐌𝐏𝐎𝐒 𝐍𝐎 𝐏𝐎𝐃𝐄́𝐈𝐒!”
¿No estamos en los tiempos del fin de esta edad de la Iglesia de Cristo?
Así como los fariseos y saduceos no discernieron las señales mesiánicas en la primera venida de Cristo, hoy muchos no perciben las señales que anuncian su regreso.
Jesús realizó las señales que cumplían las profecías mesiánicas, como abrir los ojos a los ciegos y resucitar muertos (Is. 35:6, 10). Sin embargo, los líderes religiosos de su tiempo no reconocieron que estas señales confirmaban su identidad como el Rey de Israel.
𝐂𝐄𝐆𝐔𝐄𝐑𝐀 𝐄𝐒𝐏𝐈𝐑𝐈𝐓𝐔𝐀𝐋 𝐄𝐍 𝐄𝐋 𝐓𝐈𝐄𝐌𝐏𝐎 𝐀𝐂𝐓𝐔𝐀𝐋
Hoy, el mundo está inmerso en una distracción masiva: avances tecnológicos, guerras, rumores de invasiones alienígenas, y el desarrollo de una moneda global controlada por algoritmos e inteligencia artificial (Ap. 13:16-17).
Mientras tanto, en Jerusalén, Israel ya tiene un sumo sacerdote preparado, lo que marca el inicio de la reconstrucción del Templo.
Así como en tiempos de Jesús, muchos están viendo los acontecimientos, pero no discerniendo su significado.
𝐋𝐀 𝐏𝐑𝐎𝐌𝐄𝐒𝐀 𝐐𝐔𝐄 𝐍𝐎 𝐏𝐔𝐄𝐃𝐄 𝐈𝐆𝐍𝐎𝐑𝐀𝐑𝐒𝐄
La ceguera espiritual impide que reconozcan que estos eventos están alineados con el cumplimiento de la promesa del Señor a su Iglesia:
-“Vendré otra vez y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis”- (Jn.14:3).
No estoy hablando de profecía, estoy hablando de una promesa espiritual hecha por Cristo a los que son suyos, de nuestro encuentro con él en el aire (1Ts.4:17).
No estoy hablando de la segunda venida del Señor a Israel y las naciones, cuando sus pies se posan en el monte de los Olivos (Zac.14:4) y viene con todos sus santos (Zac.14:5), y los que le traspasaron; y todos los linajes de la tierra harán lamentación por él. (Ap.1:7-8)
Estoy hablando de la inminencia de la venida del Señor por su Iglesia cuya doctrina está establecida en las siguientes escrituras: Jua_14:2-3 ; 1Co_1:7 '; Flp_3:20-21 ; 1Ts_1:9-10 ; 1Ts_4:16-17 22 ; 1Ts_5:5-9 ; Tit_2:13 ; Stg_5:8-9 ; Apo_3:10 ; Apo_22:17.
𝐄𝐬𝐭𝐚 𝐝𝐨𝐜𝐭𝐫𝐢𝐧𝐚 𝐛𝐢́𝐛𝐥𝐢𝐜𝐚 𝐬𝐞𝐩𝐚𝐫𝐚 𝐚 𝐥𝐚 𝐈𝐠𝐥𝐞𝐬𝐢𝐚 𝐝𝐞 𝐥𝐚 𝐩𝐫𝐨𝐟𝐞𝐜𝐢́𝐚 𝐬𝐨𝐛𝐫𝐞 𝐈𝐬𝐫𝐚𝐞𝐥 𝐲 𝐥𝐚𝐬 𝐧𝐚𝐜𝐢𝐨𝐧𝐞𝐬.
¡𝐋𝐀 𝐈𝐍𝐌𝐈𝐍𝐄𝐍𝐂𝐈𝐀 𝐃𝐄 𝐍𝐔𝐄𝐒𝐓𝐑𝐎 𝐄𝐍𝐂𝐔𝐄𝐍𝐓𝐑𝐎 𝐂𝐎𝐍 𝐂𝐑𝐈𝐒𝐓𝐎 𝐄𝐒 𝐘𝐀!
¿𝐍𝐨 𝐥𝐚𝐭𝐞 𝐧𝐮𝐞𝐬𝐭𝐫𝐨 𝐜𝐨𝐫𝐚𝐳𝐨́𝐧 𝐚𝐧𝐭𝐞 𝐥𝐚 𝐢𝐧𝐦𝐢𝐧𝐞𝐧𝐜𝐢𝐚 𝐝𝐞 𝐞𝐬𝐭𝐞 𝐞𝐧𝐜𝐮𝐞𝐧𝐭𝐫𝐨? ¿𝐃𝐞 𝐯𝐞𝐫𝐥𝐨 𝐩𝐨𝐫 𝐩𝐫𝐢𝐦𝐞𝐫𝐚 𝐯𝐞𝐳? ¿𝐃𝐞 𝐨𝐢́𝐫 𝐬𝐮 𝐯𝐨𝐳?
¿No es mi Señor glorificado el mismo que contemplé en el altar de la cruz, con su corazón como de cera derritiéndose en medio de sus entrañas, ante el fuego de la ira de Dios por causa de mis pecados y los tuyos?
¿Estamos discerniendo los tiempos? ¿Estamos preparados para nuestro encuentro con el Señor?
¿Cómo está nuestro corazón ante esta inminencia? ¿Vivimos como quienes realmente esperan a su Señor?
QUE EL SEÑOR NOS AYUDE A DISCERNIR ESTOS TIEMPOS.
