EN AÑOS recientes se ha suscitado gran interés en el Diablo. Y esto no ha sucedido solo entre la gente más pobre, menos instruida, o entre la muy religiosa.
La abierta adoración a Satanás, junto con una oleada de interés en prácticas ocultas como la astrología, la adivinación, la hechicería, la magia y las sesiones espiritistas, también han cautivado el interés de muchas personas de buena educación académica. Aunque parezca extraño, personas que ni siquiera creen en Dios se han convencido de que existe un Diablo.
Por otra parte, muchas otras personas se burlan ante la sugerencia de la existencia del Diablo. Creen que no importa si éste existe o no. Los ateos y los agnósticos viven su vida como si no hubiera influencias sobrenaturales en absoluto, buenas o malas. Hasta muchos que creen en Dios niegan la realidad del Diablo. Otros piensan que las cuestiones acerca de lo sobrenatural no atañe a su vida. Pero, ¿es sensato el razonamiento de estas personas?
Algunas preguntas desconcertantes
Puede que las personas que rechazan a la ligera la idea de alguna influencia inicua desde lo sobrenatural no se den cuenta de que esto los enfrenta a varias preguntas desconcertantes. Por ejemplo, ¿por qué, ha estado tan llena de maldad la historia humana? ¿A qué se debe que el odio, la violencia y la guerra hayan plagado al hombre durante milenios de su historia? ¿Quién es responsable por el trato inhumano perpetrado por ciertas naciones en contra de otras, tal como el genocidio practicado por los nazis de Hitler?
Por supuesto, algunos tratan de echar a un lado estas preguntas culpando de todo al hombre o, como dicen, a “la maldad en el hombre.” Pero, ¿cree realmente el lector que es ahí donde recae toda la culpa? ¿Qué hay acerca de lo bueno en el hombre? ¿No desea la mayoría de la gente vivir en paz, y no han realizado esfuerzos arduos para lograr esta meta? ¿No han permitido los tiempos modernos ventanas educativas sin precedentes para que la humanidad aprenda la necedad de la opresión y la violencia?
Pero a pesar de los repetidos esfuerzos para solucionar los problemas mundiales, las cosas siguen moviéndose en la dirección equivocada. Los sobresalientes esfuerzos del hombre por obtener paz, como la Sociedad de Naciones y las Naciones Unidas no han podido erradicar la guerra y la amenaza de una destrucción nuclear. El hambre plaga vastas zonas de la Tierra. Los programas gubernamentales, prescindiendo de su sinceridad, han sido impotentes para detener la creciente marea de afición a las drogas, robos, violaciones, asesinatos y la espantosa inhumanidad de los crímenes perpetrados por la juventud, lo cual hace que en las ciudades la vida sea una pesadilla en todo el mundo. La maldad que experimenta la humanidad está fuera de toda proporción con la malicia de las personas implicadas. ¿Por qué?
Dificultades para los que creen en Dios
Las dificultades de hacen aun peores si uno cree en Dios y sin embargo rechaza la posibilidad de que haya un Diablo. ¿Cómo es eso? Porque indudablemente a uno se le ha enseñado que el Creador es un Dios de amor, misericordia y tiernas compasiones. (Éxo. 34:6; Luc. 1:78) Sin embargo la iniquidad y el sufrimiento continúan afligiendo a la familia humana. ¿Podría ser responsable de ello un Dios amoroso?
Surgen aun más dificultades cuando la gente que afirma aceptar la Biblia como la Palabra de Dios niega que hay un Diablo. Si las referencias de la Biblia al Diablo no son verídicas, ¿cómo puede uno estar seguro de que otras partes de ésta son ciertas? El rechazar cualquier parte de la Biblia hace sospechosas todas las otras enseñanzas, incluso los relatos acerca de Jesucristo.
Prescindiendo de si se es religioso o no, algún modo de maldad lo afecta a uno, a su familia, a sus amigos y a la comunidad en la cual vive. Si hay una fuente final de estos ayes, ¿no sería de mucha importancia señalarla con precisión? Por otra parte, el volver la espalda a esta cuestión deja sin solución los problemas susodichos, resultando en frustración y amargura.
La abierta adoración a Satanás, junto con una oleada de interés en prácticas ocultas como la astrología, la adivinación, la hechicería, la magia y las sesiones espiritistas, también han cautivado el interés de muchas personas de buena educación académica. Aunque parezca extraño, personas que ni siquiera creen en Dios se han convencido de que existe un Diablo.
Por otra parte, muchas otras personas se burlan ante la sugerencia de la existencia del Diablo. Creen que no importa si éste existe o no. Los ateos y los agnósticos viven su vida como si no hubiera influencias sobrenaturales en absoluto, buenas o malas. Hasta muchos que creen en Dios niegan la realidad del Diablo. Otros piensan que las cuestiones acerca de lo sobrenatural no atañe a su vida. Pero, ¿es sensato el razonamiento de estas personas?
Algunas preguntas desconcertantes
Puede que las personas que rechazan a la ligera la idea de alguna influencia inicua desde lo sobrenatural no se den cuenta de que esto los enfrenta a varias preguntas desconcertantes. Por ejemplo, ¿por qué, ha estado tan llena de maldad la historia humana? ¿A qué se debe que el odio, la violencia y la guerra hayan plagado al hombre durante milenios de su historia? ¿Quién es responsable por el trato inhumano perpetrado por ciertas naciones en contra de otras, tal como el genocidio practicado por los nazis de Hitler?
Por supuesto, algunos tratan de echar a un lado estas preguntas culpando de todo al hombre o, como dicen, a “la maldad en el hombre.” Pero, ¿cree realmente el lector que es ahí donde recae toda la culpa? ¿Qué hay acerca de lo bueno en el hombre? ¿No desea la mayoría de la gente vivir en paz, y no han realizado esfuerzos arduos para lograr esta meta? ¿No han permitido los tiempos modernos ventanas educativas sin precedentes para que la humanidad aprenda la necedad de la opresión y la violencia?
Pero a pesar de los repetidos esfuerzos para solucionar los problemas mundiales, las cosas siguen moviéndose en la dirección equivocada. Los sobresalientes esfuerzos del hombre por obtener paz, como la Sociedad de Naciones y las Naciones Unidas no han podido erradicar la guerra y la amenaza de una destrucción nuclear. El hambre plaga vastas zonas de la Tierra. Los programas gubernamentales, prescindiendo de su sinceridad, han sido impotentes para detener la creciente marea de afición a las drogas, robos, violaciones, asesinatos y la espantosa inhumanidad de los crímenes perpetrados por la juventud, lo cual hace que en las ciudades la vida sea una pesadilla en todo el mundo. La maldad que experimenta la humanidad está fuera de toda proporción con la malicia de las personas implicadas. ¿Por qué?
Dificultades para los que creen en Dios
Las dificultades de hacen aun peores si uno cree en Dios y sin embargo rechaza la posibilidad de que haya un Diablo. ¿Cómo es eso? Porque indudablemente a uno se le ha enseñado que el Creador es un Dios de amor, misericordia y tiernas compasiones. (Éxo. 34:6; Luc. 1:78) Sin embargo la iniquidad y el sufrimiento continúan afligiendo a la familia humana. ¿Podría ser responsable de ello un Dios amoroso?
Surgen aun más dificultades cuando la gente que afirma aceptar la Biblia como la Palabra de Dios niega que hay un Diablo. Si las referencias de la Biblia al Diablo no son verídicas, ¿cómo puede uno estar seguro de que otras partes de ésta son ciertas? El rechazar cualquier parte de la Biblia hace sospechosas todas las otras enseñanzas, incluso los relatos acerca de Jesucristo.
Prescindiendo de si se es religioso o no, algún modo de maldad lo afecta a uno, a su familia, a sus amigos y a la comunidad en la cual vive. Si hay una fuente final de estos ayes, ¿no sería de mucha importancia señalarla con precisión? Por otra parte, el volver la espalda a esta cuestión deja sin solución los problemas susodichos, resultando en frustración y amargura.