Re: La cena del Señor (algo más que el debate la presencia)
Son muchísimos los temas que podemos ir abriendo sobre este mandato del Señor, poco a poco me gustaría ir comentando alguno de ellos. He elegido, con vuestro permiso un primer tema.
1. El sacramento* de la Cena del Señor, sacramento de la comunión en Cristo y en la Iglesia.
Nota:Cuando uso la palabra "sacramento" me refiero a la visión protestante de "sacramento", por ejemplo la definición que el Catecismo Mayor de Westminster da del mismo: R. Un sacramento es una santa ordenanza instituida por Cristo en su Iglesia, para significar, sellar y aplicar a aquellos que están dentro del pacto de gracia, los beneficios de su mediación; para fortalecer y acrecentar la fe y otras gracias, para obligarlos a la obediencia, para testificar y mantener el amor y comunión del uno con el otro, y distinguirlos de los que están fuera. (P.162)
Como punto de partida tenemos el testimonio que el mismo Hijo de Dios nos dió; en Juan 6:51 nos habla de su entrega, nos da a entender que su cuerpo será entregado (por lo que será el sacrificio de la cruz) para vida de todos nosotros. Tomar, en este sentido, su cuerpo es tener vida en Él. Así dice: "Yo soy el pan vivo que he descendido del cielo: si alguno comiere de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del mundo" (Jn 6:51). Además de un modo ejemplar, nos da a entender que quienes no comiesen de su cuerpo, es decir quienes no le recibiesen en su interior (como aquel que iba a ser sacrificado) no tienen nada que ver con él. Y Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Si no comiereis la carne del Hijo del hombre, y bebiereis su sangre, no tendréis vida en vosotros. (Jn 6:53).
No podemos reducir a una mera coincidencia o a una simple parábola que nuestro señor la víspera de ser entregado a la muerte, anticipase su sacrificio en la Santa Cena, tomando el pan y el vino y poniendo en éllos todo el significado de su cuerpo y de su sangre (por separado - es decir sacrificialmente), y de un modo maravilloso y anticipando el momneto en el que el hombre habría de ser redimido de su pecado, dijese: "Esto es mi cuerpo, que por vosotros es dado" (Lc 22:19) y tomando el vino y poniendo en él todo el significado de su sangre dijese: "Este vaso es el nuevo pacto en mi sangre, que por vosotros se derrama." (Lc 22:20). Por último el Señor confirma su deseo de que este acto sea recordado en acción de gracias (Eukharistía) en la Iglesia.
¿Por qué celebramos los cristianos este sacramento?
Será extraño, que celebrásemos este sacramento sólo para recibir a Cristo de un modo físico y por desgracia el debate durante siglos se ha centrado en esta cuestión. Es cierto que es importante analizar el cómo se hace presente Cristo en la Iglesia, pero en vista de un ecumenismo cada día más necesario, podemos partir de los siguientes presupuestos que nos son comunes a todos los cristianos.
Todos creemos, bajo diversas explicaciones, que Cristo está presente en la Iglesia; sería contradecir o poner por falso lo que el apóstol Pablo dice, si mantuviésemos una creencia contraria: "Porque somos miembros de su cuerpo, de su carne y de sus huesos." (Ef 5:30), así también nos dice el apóstol Juan: "Si nosotros dijéremos que tenemos comunión con él, y andamos en tinieblas, mentimos, y no hacemos la verdad;mas si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión entre nosotros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado" (1Jn 1:6-7).
Además, y aquí profundizaremos en el sacramento de la Cena del Seór, en virtud de éste y por la fe de quienes en él participamos, estrechamos nuestra comunión con Cristo y nuestra comunión con la Iglesia: La copa de bendición que bendecimos, ¿no es la comunión de la sangre de Cristo? El pan que partimos, ¿no es la comunión del cuerpo de Cristo? (1Cor 10:16). Es la Sangre de Cristo la que nos redime del pecado, sella el nuevo Pacto de Gracia y edifica la Iglesia (pues esta está edificada en el Cristo, en su divinidad y humanidad).
Realmente, cuando celebramos el sacramento de la Cena del Señor, celebramos el sacramento de la comunión de todos los cristianos en Cristo. Comunión en su cuerpo (que nos da la vida) y su sangre (que nos redime del pecado y sella el nuevo pacto). Cristo murió una sóla vez, su sacrificio es perpetuo, pero la Iglesia es una Iglesia en perpetua acción de gracias por este sacrificio, es una iglesia edificada en Cristo, una Iglesia en la que todos los creyentes en virtud del sacerdocio universal, celebramos y conmemoramos la pasión de Cristo y anunciamos su resurrección. El sacramento de la eucarístia es evanegelio en sí mismo, es Palabra de Dios y es el memorial que Cristo nos ordenó que celebrásemos en su memoria y por nuestra unidad y comunión en él y entre nosotros por él, con él y en él.
Que Dios les bendiga.