LA BULA PAPAL

2 Junio 1999
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La Bula Papal



Después del artículo sobre el purgatorio en el número anterior, es de suponer que los lectores esperen un artículo sobre las indulgencias. Lo que la Iglesia Romana enseña sobre esto se formula breve y claro en el catecismo del episcopado holandés de 1948: "Las indulgencias son una condonación de los castigos temporales que la santa Iglesia nos otorga fuera de la confesión. Por las indulgencias no se perdonan los pecados, sino que sólo se condo nan los castigos temporales que han permanecido después del perdón de los pecados" (pregunta 332,333).

La explicación de esto último: Roma defiende este punto de vista con la siguiente compa ración. Si un niño ha hecho algo mal y ha pedido el oportuno perdón, entonces los padres le perdonan ese error y se da la reconciliación. Pero sin embargo el padre mantiene el castigo que había pensado imponerle, por ejemplo, una hora en casa sin salir a jugar con sus ami gos. Pero la madre o los otros hijos interceden ante el padre para que le quite el castigo, ya sea del todo o en parte. Así ve Roma las indulgencias. Una plena condonación de los casti gos después del perdón es una indulgencia plenaria, la condonación de sólo una parte del castigo es una indulgencia parcial. Los santos, sobre todo la "madre María", pueden con sus abundantes méritos abogar por la condonación parcial o total de los castigos que otros creyentes aún tienen que pagar.

La Iglesia Católica Romana se arroga el derecho de disponer del tesoro de los méritos. "Ella interviene a favor de un cristiano y le abre el tesoro de los méritos de Cristo y de los santos para obtener del Padre de la misericordia la remisión de las penas temporales debidas por sus pecados" (Catecismo de la Iglesia Católica, nr. 1478).

En contra de esta doctrina tenemos las siguientes objeciones insuperables.

1.- En ninguna parte de la Biblia encontramos que Dios no perdona la culpa del pecado, pero pese a ello, Roma, exige que nosotros debemos cumplir un castigo determinado. En ninguna parte se sugiere o se indica que después de la muerte existe un lugar, una especie de colonia penitenciaria, donde primero debemos cumplir nuestros castigos, antes que se nos admita ante el Padre. La parábola del padre misericordioso y del hijo pródigo en Lucas 15 dice precisamente lo contrario. Ese hijo, después que había malgastado la parte de la herencia de su padre, no tuvo que cumplir primeramente un castigo para entrar junto a su padre. Sino que enseguida le hizo una fiesta. Así es, dice Jesús, Mi Padre celestial. Fue el hermano mayor el que se opuso a una tal reconciliación sin penitencia. Pero esa actitud es rechazada expresamente
por Jesús.

2.- También nos resulta inaceptable colocar los méritos de Cristo a la par con los de los santos. En parte alguna leemos que los méritos de Cristo tendrían que ser complementados con los méritos de personas que hubiesen tenido una vida muy santa. Yo sé ciertamente que la Iglesia Católica enseña que los santos sólo pudieron adquirir esos méritos por un poder sobrenatural, que por medio de los sacramentos es puesto en ellos ("gratia infusa"), pero en la Biblia no se encuentra nada de ese tipo de construcción.

3.- En ninguna parte leemos que Dios le hubiese concedido el poder a la iglesia para dispo ner de los méritos de Cristo. Tanto el Antiguo como en el Nuevo Testamento se enseña que tenemos entrada a los tesoros de la misericordia y la gracia de Dios únicamente por la con fianza.
Pese a ello el Catecismo de la Iglesia Católica (1992) proclama: "Las indulgencias se obtie nen por la Iglesia que, en virtud del poder de atar y desatar que le fue concedido por Cristo Jesús, interviene a favor de los cristianos" (nr. 1479).
Me gustaría poder encontrar algo en la doctrina sobre las indulgencias en lo que pudiése mos estar de acuerdo, pero por desgracia es imposible. Esta doctrina me parece muy triste, sobre todo por causa de las funestas consecuencias que de eso se originan para la vida espi ritual de los cristianos, como claramente se puede ver por la historia. El cardenal De Jong escribe sobre eso en la 2ª parte de su libro " Handboek der kerkgeschiedenis" (Manual de historia de la Iglesia -1931) entre otras cosas: "La mayor parte de las catedrales se levanta ron con la ayuda de las indulgencias (p. 318). El dinero de las indulgencias, una buena par te, iba a parar a la curia (la corte papal en Roma), otra parte al buen fin para el que las in dulgencias habían sido expedidas. A veces una parte también iba a parar a manos de una persona ajena al asunto como un obispo o un príncipe. Sobre las indulgencias del año 1513- 1518 en los Países Bajos se había establecido que un tercio del dinero era para la curia, dos tercios para el emperador Carlos, el poco restante para los diques" (536).
Mi pregunta es: ¿Debe servir el dinero de la remisión de las penas del purgatorio para colo car planchas de césped en los diques de Holanda?

"Para las provincias eclesiásticas de Mainz y Maagdenburg se le concedió al príncipe de la iglesia Albrecht van Brandenburg la predicación de la bula para San Pedro en Roma. Tuvo que pagar 10.000 ducados para conservar los dos obispados. La famosa familia banquera de los Fuggers le adelantó el total de esa suma" (537).
¡Qué lejos está todo esto de la predicación de Jesús! ¡Sacar provecho de un dinero con los sufrimientos de las almas en un lugar llamado purgatorio! La iglesia dependiente de los banqueros, y no de su Señor. Esto no afecta sólo a la iglesia de Roma sino a muchas otras iglesias. Debemos humillarnos todos los cristianos e implorar la gracia y el perdón del Se ñor.

H.J Hegger


http://www.epos.nl/ecr/
 
¿Debe servir el dinero de la remisión de las penas del purgatorio para colocar planchas de césped en los diques de Holanda?
 
Veras, Maripaz. Las bulas papales sirven para vaciar el cofre de los méritos sobrantes de los "santos" (me complacería conocer lo sobrante en méritos de un Escriba de Balaguer) a fin de llenar el cofre sin fondo, para que no se quede sin fondos medianta la compra de las indulgencias.
El purgatorio es positivo puesto que gracias a él se pudo construir la Basílica Vaticana.
Así, que, amiga mia, el negocio es el negocio.
Un abrazo.