Touche
pero tampoco es que pudieses explicar lo inexplicable, saludos.
La mayoría de las cosas de la piedad no tienen una explicación del todo racional. Siempre hay un elemento "irracional" o "incomprensible". Pero te daré una pista importante:
Lucas 17:26-30:
Como fue en los días de Noé, así también será en los días del Hijo del Hombre. Comían, bebían, se casaban y se daban en casamiento, hasta el día en que entró Noé en el arca, y vino el diluvio y los destruyó a todos. Asimismo como sucedió en los días de Lot; comían, bebían, compraban, vendían, plantaban, edificaban; mas el día en que Lot salió de Sodoma, llovió del cielo fuego y azufre, y los destruyó a todos. Así será el día en que el Hijo del Hombre se manifieste.
La pregunta obvia es... ¿es que acaso Noé y los suyos no comían, bebían, se casaban y daban en casamiento? ¿No compraban, vendían, edificaban (o incluso plantaban)? ¿No fue el trigo de Egipto el que salvó a Israel y los suyos de morir de hambre? ¿Se está condenando el vivir normal del hombre, lo que hace que seamos hombres y que Dios bendijo?
Obviamente no.
Así que este "comprar y vender, comer y beber, casarse y darse en casamiento, plantar y edificar... " NO es lo externo, terrenal o material, sino lo íntimo del hombre.
Es lo que cada uno hace en su corazón. Qué compras, qué vendes, qué comes, qué bebes, con quién te casas, a quien te entregas (y entregas a otros), qué plantas y qué edificas.
El dilema, pues, no es terrenal, sino espiritual. El dilema para Dios no es el terrenal, sino el del corazón del hombre.
Así pues...
Apoc 13:16-17:
... hacía que a todos, pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y esclavos, se les pusiese una marca en la mano derecha, o en la frente; y que ninguno pudiese comprar ni vender, sino el que tuviese la marca o el nombre de la bestia, o el número de su nombre.
Se enmarca en el mismo texto que Lucas 17:26-30. No está hablando de cosas externas, materiales o terrenales, sino de lo íntimo del corazón humano. En concreto está hablando de una esclavitud interior que la segunda bestia impone a los hombres.Una esclavitud que consiste en "no poder comprar ni vender a menos que tengas la marca de la bestia". O dicho de otro modo, "el que compra y vende tiene la marca de la bestia".
¿Pero qué clase de "comprar y vender"?
El que hace todo hombre que no tiene a Jesucristo: un continuo "entregarse a otros para ser devorado" y un "devorar a otros que se entregan para ser devorados". En este "intercambio", ideología, labores o familia ocupan el primer lugar... hay comercio interior vano.
No tienes más que mirar al mundo alrededor para ver cómo las personas se compran y se venden unos a los otros procurando alcanzar algo que nunca alcanzan. En cambio, el que ha encontrado a Jesús ya no necesita más. Este "comercio vano" cesa porque el alma ya reposa en una "compra definitiva". Por eso dice "ya lo has vendido todo para encontrar el tesoro".
Este y no otro es el sentido de "comprar y vender" del que habla el Espíritu.
Amor,
Ibero