Bendiciones nseigi
Perdon, pero ¿crees en el TULIP?... Porque lo que aqui expones se me hace muy bueno, pero me entro esa duda
Paz de Cristo
Este testimonio suyo es una muestra de salvacion.
Si nuestra salvación dependiese de nuestras emociones, de nuestro compromiso, de nuestros incansables esfuerzos... nadie sería salvo, y aún muchos pretenderían gloriarse de serlo "más" que otros.
Gracias a Dios, y gracias a la "gracia de Dios", somos salvos por nuestro arrepentimiento, y ningún hombre es capaz de arrepentirse de sus pecados sinceramente ante Dios, sino le faculta la Gracia a hacerlo. En el arrepentimiento no hay mérito, nadie exige de Dios ni a Dios compra con sus lágrimas. Dios conmueve nuestros corazones y mueve al hombre arrepentirse, respetando su libertad de hacerlo o no, pero es obra de Dios.
Si en algo se implica el hombre, es en el creer, que es por Gracia pero en libertad, el creer para arrepentimiento, y arrepentimiento para perdón, y perdón que es salvación. Y así Dios redime al que tiene Fe, Fe en Cristo, que pagó el precio de nuestra libertad con su sangre y su inocencia, venciendo a la muerte con la muerte, resucitando y dando fin al imperio del diablo.
Cuando aceptamos a Cristo en nuestras vidas no estamos añadiendo a Jesús a la lista de amigos de nuestro "facebook" mental, ni tampoco estamos adoptando una nueva ideología o filosofía, lo que hacemos es arrepentirnos y ser transformados por Dios en nuevas criatauras, Hijos suyos, para vida. Si alguien no es transformado, si alguien no se arrepiente, si alguien no sigue a Cristo... lo siento mucho, pero ni es salvo ni es hijo suyo.
La cosa no es fácil.
1. La T (depravación total del pecador).
El hombres es incapaz de salvarse por sí mismo, por sus méritos o por sus obras. Pero esto no significa que Dios no exija del hombre una respuesta a su gracia, sin la cual el hombre no puede ser salvo. Esa respuesta no nos salva y no se origina en nosotros, sino que por la obra del Espíritu Santo el hombre es capacitado para responder (no porque pueda él, sino porque Dios permite que pueda) y debe implicarse en esa respuesta, no porque su implicación vaya a salvarle sino porque sin ella no podrá hacerlo.
2. La U (elección incondicional).
Decir que Dios elige a los que se salvan es cierto. Pero Dios no elige a ciegas, elige según nuestras vidas. Primero nos conoció y luego nos predestinó. Y lo hizo antes de todos los tiempos, porque Dios es Señor del pasado, del presente y del futuro, conoce todo ello.
Porque esto es bueno y agradable delante de Dios nuestro Salvador, el cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad. (1 Tim 2:3-4) ¿Si quiere que todos sean salvos, porqué predestinó a algunos para que no lo fuesen? Sólo hay una respuesta válida, y es que contó con la respuesta del hombre.
3. La L (expiación limitada).
Es una doctrina que no es bíblica. Cristo murió por todos.
Así que, como por la transgresión de uno vino la condenación a todos los hombres, de la misma manera por la justicia de uno vino a todos los hombres la justificación de vida. (Rom 5:18)
4. La I (Gracia irresistible)
La Gracia de Dios es irresistible cuando Dios quiere, y cuando a Dios no le da la gana de que su gracia sea irresistible, entonces es irresistiblemente resistible. Vamos, que Dios llama y espera nuestra respuesta, si le rechazamos, Dios respeta nuestra decisión.
5. La P (Preservación de los santos).
Esto es muy cierto y consolador. El que es santo es santo, el que permanece en Cristo es de Cristo. Si permanecemos nadie nos hará caer, nadie podrá arrebatarnos del rebaño de Cristo, de la vid. Aunque pequemos, Dios es justo para perdonar nuestros pecados. Ahora bien ¿Cómo podemos estar seguros de que somos santos? Lo estaremos porque vivimos en la gracia y perseveramos hasta el final. Y ésto no por nosotros, sino por la bendita Gracia de Dios. Si alguno cree haber sido santificado, pero no anda en santidad, no vive la fe, no se arrepiente de sus pecados... entonces no es santo, es un iluso al que engañaron o que se engañó.
Si nuestra salvación dependiese de nuestras emociones, de nuestro compromiso, de nuestros incansables esfuerzos... nadie sería salvo, y aún muchos pretenderían gloriarse de serlo "más" que otros.
Gracias a Dios, y gracias a la "gracia de Dios", somos salvos por nuestro arrepentimiento, y ningún hombre es capaz de arrepentirse de sus pecados sinceramente ante Dios, sino le faculta la Gracia a hacerlo. En el arrepentimiento no hay mérito, nadie exige de Dios ni a Dios compra con sus lágrimas. Dios conmueve nuestros corazones y mueve al hombre arrepentirse, respetando su libertad de hacerlo o no, pero es obra de Dios.
Si en algo se implica el hombre, es en el creer, que es por Gracia pero en libertad, el creer para arrepentimiento, y arrepentimiento para perdón, y perdón que es salvación. Y así Dios redime al que tiene Fe, Fe en Cristo, que pagó el precio de nuestra libertad con su sangre y su inocencia, venciendo a la muerte con la muerte, resucitando y dando fin al imperio del diablo.
Cuando aceptamos a Cristo en nuestras vidas no estamos añadiendo a Jesús a la lista de amigos de nuestro "facebook" mental, ni tampoco estamos adoptando una nueva ideología o filosofía, lo que hacemos es arrepentirnos y ser transformados por Dios en nuevas criatauras, Hijos suyos, para vida. Si alguien no es transformado, si alguien no se arrepiente, si alguien no sigue a Cristo... lo siento mucho, pero ni es salvo ni es hijo suyo.