Amiga Paula A:
Se que NO eres Judia. Aunque le pido a DIOS el que me permita conocer "JUDIOS" <<<como tu>>> con la fe que tienes en JESUS, DIOS.
Te traje un Cut&paste, espero no lo borren, para ti y para muchos foristas y visitantes que nos leen. Es acerca de las relaciones con los judios de nosotros (los seguidores de Jesus)
Los de la religion judia, se mantienen al igual que los que condenaron a Jesus hace 2000 años; o sea intransigentes con respecto a NO “reconocerle a Jesus ningun merito”. O sea que permanecen en la oscuridad, ciegos de su propio seguimiento a la normas antiquisimas de la epoca de Moises .
DIOS inmensamente sabio sabrá como vendrán al redil, por eso me parece interesante la opinion catolica que colocaré a continuación, espero que no sea TAN larga como para que le apliquen la “tijera”.
Origen: “
http://corazones.org/doc/nosotros_recordamos.htm”
Las relaciones entre judíos y cristianos
La historia de las relaciones entre judíos y cristianos es una historia tormentosa. Lo ha reconocido Juan Pablo II en sus repetidos llamamientos a los católicos a examinar la actitud en lo que atañe a nuestras relaciones con el pueblo judío. En efecto, el balance de estas relaciones durante dos milenios ha sido, más bien, negativo.
En los albores del cristianismo, después de la crucifixión de Jesús, surgieron disputas entre la Iglesia primitiva y los judíos, jefes y pueblo, los cuales, por su adhesión a la Ley, a veces se opusieron violentamente a los predicadores del Evangelio y a los primeros cristianos.
En el Imperio romano, que era pagano, los judíos estaban legalmente protegidos por los privilegios otorgados por el Emperador, y las autoridades al principio no hicieron distinción entre comunidades judías y cristianas. Sin embargo, pronto los cristianos fueron perseguidos por el Estado.
Cuando, más tarde, incluso los emperadores se convirtieron al cristianismo, primero siguieron garantizando los privilegios de los judíos. Pero grupos de cristianos exaltados que asaltaban los templos paganos, hicieron en algunos casos lo mismo con las sinagogas, por influjo de ciertas interpretaciones erróneas del Nuevo Testamento relativas al pueblo judío en su conjunto.
«En el mundo cristiano -no digo de parte de la Iglesia en cuanto tal- algunas interpretaciones erróneas e injustas del Nuevo Testamento con respecto al pueblo judío y a su supuesta culpabilidad han circulado durante demasiado tiempo, dando lugar a sentimientos de hostilidad en relación con ese pueblo». Esas interpretaciones del Nuevo Testamento fueron rechazadas, de forma total y definitiva, por el concilio Vaticano II.
No obstante la predicación cristiana del amor hacia todos, incluidos los enemigos, la mentalidad dominante a lo largo de los siglos perjudicó a las minorías y a los que, de algún modo, eran «diferentes». Sentimientos de antijudaísmo en algunos ambientes cristianos y la brecha existente entre la Iglesia y el pueblo judío llevaron a una discriminación generalizada, que desembocó a veces en expulsiones o en intentos de conversiones forzadas.
En gran parte del mundo «cristiano», hasta finales del siglo XVIII, los no cristianos no siempre gozaron de un status jurídico plenamente reconocido. A pesar de ello, los judíos, extendidos por todo el mundo cristiano, conservaron sus tradiciones religiosas y sus costumbres propias. Por eso, fueron objeto de sospecha y desconfianza.
En tiempos de crisis, como carestías, guerras, epidemias o tensiones sociales, la minoría judía fue a veces tomada como chivo expiatorio, y se convirtió así en víctima de violencia, saqueos e incluso matanzas.
Entre el final del siglo XVIII y el inicio del XIX, los judíos habían logrado, por lo general, una posición de igualdad con respecto a los demás ciudadanos en la mayoría de los Estados, y un buen número de ellos llegó a desempeñar funciones importantes en la sociedad. Pero en este mismo contexto histórico, especialmente en el siglo XIX, se desarrolló un nacionalismo exasperado y falso.
En un clima de rápidos cambios sociales, los judíos fueron a menudo acusados de ejercer un influjo excesivo en relación con su número. Entonces comenzó a difundirse, con grados diversos, en la mayor parte de Europa, un antijudaísmo esencialmente más sociopolítico que religioso.
Durante el mismo período, comenzaron a surgir teorías que negaban la unidad de la raza humana, afirmando la diferencia originaria de las razas. En el siglo XX, el nacionalsocialismo en Alemania usó esas ideas como base pseudocientífica para una distinción entre las así llamadas razas nórdico-arias y supuestas razas inferiores. Además, la derrota de Alemania en 1918 y las condiciones humillantes que le impusieron los vencedores, impulsaron en ella una forma extremista de nacionalismo, con la consecuencia de que muchos vieron en el nacionalsocialismo una solución a los problemas del país y, por ello, colaboraron políticamente con ese movimiento.
La Iglesia en Alemania respondió condenando el racismo. Dicha condena se realizó por primera vez en la predicación de algunos miembros del clero, en la enseñanza pública de los obispos católicos y en los escritos de periodistas católicos. Ya en febrero y marzo de 1931, el cardenal Bertram de Breslavia, el cardenal Faulhaber y los obispos de Baviera, los obispos de la provincia de Colonia y los de la provincia de Friburgo publicaron sendas cartas pastorales que condenaban el nacionalsocialismo, con su idolatría de la raza y del Estado (10).
El mismo año 1933, en que el nacionalsocialismo alcanzó el poder, los famosos sermones de Adviento del cardenal Faulhaber, a los que no sólo asistieron católicos, sino también protestantes y judíos, tuvieron expresiones de claro rechazo de la propaganda nazi antisemita. A raíz de la Noche de los cristales, Bernhard Lichtenberg, preboste de la catedral de Berlín, elevó oraciones públicas por los judíos; él mismo murió luego en Dachau y fue declarado beato.
También el Papa Pío XI condenó, de modo solemne, el racismo nazi en la encíclica Mit brennender Sorge , que se leyó en las iglesias de Alemania el domingo de Pasión del año 1937, iniciativa que provocó ataques y sanciones contra miembros del clero. El 6 de septiembre de 1938, dirigiéndose a un grupo de peregrinos belgas, Pío XI afirmó: «El antisemitismo es inaceptable. Espiritualmente todos somos semitas». Pío XII, desde su primera encíclica, Summi pontificatus, del 20 de octubre de 1939, puso en guardia contra las teorías que negaban la unidad de la raza humana y contra la divinización del Estado, que, según su previsión, llevarían a una verdadera «hora de las tinieblas» (15).
Origen: “
http://corazones.org/doc/nosotros_recordamos.htm”
Mi opinion:
Pienso que debemos continuar, insistir con “nuestros hemanos mayores”; especialmente con los <Judios Mesianicos Ortodoxos> que aunque reconocen a Jesus como el Mesias a su vez NO LO ACEPTAN COMO DIOS.
Este conflicto deviene del DIOS UNICO y del DIOS TRINO.
Pregunto:
¿ Es tan importante la posicion de los Cristianos respecto a La Trinidad ?
¿ Algunos Cristianos estarian en la disposicion de borrar la doctrina del Dios Trinitario a favor del acercamiento con los Hebreos ?
Gracias anticipadas por su atencion
Manuel