Aldebarán, yo estoy perdiendo el sueño con lo que usted está haciendo con el paupérrimo teólogo Juan Manuel. Usted no está dejando para mí. Yo quería un campito para mí tamnbién. Al pobrecito usted lo ha dejado tendido en la lona y no ha podido despertar y cuando despertó se peleó con su entrenador el Diablo, y le increpó que por qué lo habían dejado subir al ring con un gigantón como usted.
El pobrecito ha tirado la toalla otra vez, se rindió ante los puños que el Señor Dios del Universo, JESUCRISTO, le propinó.
Yo desde aquí lo declaro fiel siervo de JESUCRISTO.
El pobrecito ha tirado la toalla otra vez, se rindió ante los puños que el Señor Dios del Universo, JESUCRISTO, le propinó.
Yo desde aquí lo declaro fiel siervo de JESUCRISTO.