@horizonte-71 , @lobolobizon, @OSO y demás yerbas foreras que negáis el Santo nombre del Dios verdadero: JEHOVÁ.
Éste "regalito" vá por vosotros.
Sacado directito de
LA SOCIEDAD BÍBLICA TRINITARIA:
Un principio establecido y justificado por Reina, que preservó Valera;
Casiodoro de Reina escribió los motivos por los que optó por transliterar el tetragrámaton como JEHOVÁ, en su “Amonestación del intérprete de los Sacros Libros al Lector y a toda la Iglesia del Señor, en que da razón de su traslación en general, como de algunas cosas especiales”. Reina justifica el haber incorporar
JEHOVÁ en su traducción
no como una novedad, sino como que ya venía de antes, usando la expresión “hemos retenido”, esgrimiendo diversos motivos por los que lo ha hecho. Entre los motivos que presenta para justificar la opción de transliterar
JEHOVÁ, está el hecho de que
así lo encuentra en el texto hebreo (el Texto Masorético que usó en su traducción del Antiguo Testamento). También considera que la costumbre de poner “Señor” o “Dios” en lugar de
JEHOVÁ es un cambio importante, pues implica un cambio de significado. Cree que al cambiar
JEHOVÁ por “Señor” o “Dios”, se contraviene el consejo de Dios, pues es querer enmendar el texto,
como si el Espíritu Santo se hubiera equivocado al mencionar JEHOVÁ en lugar de “Señor” o “Dios”. Afirma que su presencia en el texto hebreo evidencia que Dios quiso que lo conociéramos e invocáramos con dicho nombre, por lo que
sería temerario no mantenerlo y una “superstición temeraria” prescindir de él con pretexto de reverencia (haciendo clara alusión al argumento de los judíos). Añade también que Dios quiso con el nombre
JEHOVÁ establecer una clara diferencia entre él y todos los otros falsos dioses.
Considera que el hecho de no usar JEHOVÁ en las traducciones es una “superstición” de los traductores de la Septuaginta, que pasó a las posteriores traducciones, tanto al latín como al castellano.
Reflexiona sobre el hecho que si no era pecado escribir el nombre en letras hebreas, tampoco puede serlo escribirlo “en otras lengua ni letras”. Y afirma que si en el Nuevo Testamento encontramos la traducción “Señor” (en griego “Kurios”), se debe a que no se encargaron de hacer traducciones, sino que usaron las existentes; pero que es la obligación de un traductor del Antiguo Testamento recoger lo que se encuentra allí, que es el nombre JEHOVÁ.