Vamos a leerlos a tal cual es debido:
Correcto, la misma Escritura nos dice que siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.
Por lo tanto, lo correcto es que Jesús se sujete a Aquel que le envió. Por tanto que no es que vino a hacer la obra de Dios, sino que a su vez, se humilló así mismo, y se hizo OBEDIENTE hasta la muerte.
Es decir, hay que creer en Dios, y hay que creer en Jesucristo. De un mismo modo, sin diferencia alguna. No, no está diciendo creen en Dios más, o primeramente, o mejor, o en mayor medida, sino que claramente les dice: Creéis en Dios, bien, pues entonces creed también en mi. O dicho de otro modo SI DICEN QUE CREEN EN DIOS, HAN DE CREER EN MI.
Nuevamente los vemos indivisibles y en un mismo rango. Claramente Jesús deja en claro que la vida eterna ES: creer en Dios y creer en Jesucristo. En ambos por igual, sin diferencia alguna.
Jesús no dice que vida eterna es creer en Dios, no, ello no lo dice. Es claro, la vida eterna es CREER EN DIOS Y CREER EN ÉL, por igual, sin distinción.
Correcto, la misma Escritura nos dice que siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.
Y Jesús, como hombre tiene un Dos, y como Hijo tiene un Padre. Jesús es Hijo de Dios, no puede negar de modo alguno que tenga un Padre, y que tenga un Dios.
Sabemos que Jesús obraba conforme le era mostrado por el Padre, porque vino a llevar a cabo, NO SU OBRA, sino la Obra de Dios, su Padre. Pero veamos todo el contexto:
Y les dijo: No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones, que el Padre puso en su sola potestad; 8 pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.
Como vemos, aquí, Jesús, es muy claro: ME SERÉIS TESTIGOS ¿de quién? de Él, del Hijo. Todo lo contrario a quienes dicen llamarse testigos de Jehová.
Es decir: 9 Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, 10 para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; 11 y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.
Fuerte, eh? no es ante Dios, sino ante Jesucristo mismo, que toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra A DE DOBLARSE (esto es clara ADORACIÓN) ante Él. Y lo que es más, TODA LENGUA CONFIESE QUE JESUCRISTO ES EL SEÑOR.
Sabe usted quien es el SEÑOR para los Israelitas? Sí, exacto: DIOS!
Los vemos de nuevo a los dos, inseparables, indivisibles, en plena UNIDAD.
Claro, Jesús es el Cristo, el UNGIDO. No se de que se extraña. Jesús es EL CRISTO.
Gracia y paz de los dos y por igual, sin diferencia alguna. Recen gracia y paz, por igual, del Padre y del Hijo.
Siempre lo hemos defendido: DIOS UNO ES.
Todos sabemos que Jesucristo tiene un Dios y Padre. No aporta nada que no sepamos y defendamos.
Correcto, la misma Escritura nos dice que siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.
Lo remata muy bien: PARA QUE DIOS SEA TODO, EN TODOS. El Padre se lo da todo al Hijo, y le sujetó a él todas las cosas, y el Hijo, cumplido el tiempo de nuevo las sujetará al Padre, y Padre e Hijo SERÁN TODO EN TODOS.
Todos sabemos que Jesucristo tiene un Dios y Padre.
No mutile la Escritura. Lea bien el contexto:
5 un Señor, una fe, un bautismo, 6 un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos, y en todos.
Siempre se olvida del Señor, el cual SIEMPRE está PRESENTE e indivisible del Padre.
Todos sabemos, y va por enésima vez, que Jesucristo tiene UN DIOS Y PADRE.
Y niegan, por igual, al PADRE Y AL HIJO. De nuevo vemos claramente que son UNO, SIN DIFERENCIA, IGUALES, INDIVISIBLES...
Todos los versículos que ha expuesto nos muestra que el Padre y el Hijo UNO SON, por mucho que usted se empeñe en negarlo.