San Juan escribió su evangelio en griego, y a este texto nos tenemos que atener.
Si pasamos el griego a latín, se conserva bien el significado; por eso, las referencias las haremos sobre el latín, una lengua más cercana a nosotros y escrita con las mismas letras.
En nuestra lengua hay dos géneros: masculino y femenino. En griego y latín hay tres: masculino, femenino y neutro (esto se conserva en algún idioma moderno, como el alemán).
En castellano solo quedan del neutro algunos residuos, como por ejemplo del pronombre “ese” (masculino), “esa” (femenino) y “eso” (neutro). Por desgracia para nuestro caso, no existe esa distinción con el término “uno”.
En latín este versículo es Ego et Pater unum sumus. Unum está en neutro, lo cual hace que no pueda significar que “somos una misma persona” (el término entonces sería unus, en masculino), sino que en rigor habría que traducir “una misma cosa”.
Esta es la traducción habitual “apañada” para una frase de este tipo, pero no se utiliza porque no queda bien aplicar a Dios que es “una cosa” (alguna versión, de todas formas, la utiliza). Por eso lo más habitual es traducir “somos uno”, sin más.
Pero, claro, pierde significado. Para los trinitarios. Que en en su lugar prefieren alterar su significado original.
Si pasamos el griego a latín, se conserva bien el significado; por eso, las referencias las haremos sobre el latín, una lengua más cercana a nosotros y escrita con las mismas letras.
En nuestra lengua hay dos géneros: masculino y femenino. En griego y latín hay tres: masculino, femenino y neutro (esto se conserva en algún idioma moderno, como el alemán).
En castellano solo quedan del neutro algunos residuos, como por ejemplo del pronombre “ese” (masculino), “esa” (femenino) y “eso” (neutro). Por desgracia para nuestro caso, no existe esa distinción con el término “uno”.
En latín este versículo es Ego et Pater unum sumus. Unum está en neutro, lo cual hace que no pueda significar que “somos una misma persona” (el término entonces sería unus, en masculino), sino que en rigor habría que traducir “una misma cosa”.
Esta es la traducción habitual “apañada” para una frase de este tipo, pero no se utiliza porque no queda bien aplicar a Dios que es “una cosa” (alguna versión, de todas formas, la utiliza). Por eso lo más habitual es traducir “somos uno”, sin más.
Pero, claro, pierde significado. Para los trinitarios. Que en en su lugar prefieren alterar su significado original.