Francisco Javier, ¡qué poco me conoces! ¿qué sabes de mi vida? dice la canción.
Tú me dices:
Francisco Javier: Yo no temo a tus palabras ni a tus juicios,
Ezequiel Romero: ¿Por qué tienes que temer a mis palabras, ¿estás loco para decir esas cosas? Yo no soy el cuco, no pertenezco al KKK, no soy jesuita, no he organizado nunca la Santa Inquisición del Vaticano, ¿de dónde has sacado ese temor? Me imagino que eres un hombre valiente, bien plantado con tus dos pistolas a la cintura, con tu caballo reluciente yendo a cantar a tu novia seguido de todos tus mariachis. ¡Qué lindo es nuestro México, verdad?
Francisco Javier: y mi temor no es al castigo de Dios por ofenderlo,
Ezequiel Romero: Te equivocaste otra vez, Dios no castiga a nadie, Dios no castiga a ningún ser humano. Si algún día pasas del purgatorio al infierno, será por tu propia culpa, todo lo que dices y haces en ofensa de Dios es tu responabilidad, y tu destino ya está a ahí. ¿No has leído los último capítulos del libro de Apocalipsis?
Francisco Javier: sino al sentimiento de miseria que me embarga de ofenderlo porque Dios es infinitamente bueno.
Ezequiel Romero: Esto es muy positivo de tu parte. ¿Me permites dar un ¡Aleluya! muy fuerte por lo que acabas de decir. Mira, acabas de decir, el "sentimiento de miseria que me embarga de ofenderlo porque Dios es infinitamente bueno. " Por fin escucho que verdaderamente vale la pena de escuchar. Para ti es un "sentimiento de miseria", yo vengo diciendo en el foro semana tras semana la misma cosa pero usando palabras más duras, "soy el estiércol".
Francisco Javier, si tú has llegado a ese convencimiento de tu miseria, estás listo para dar los siguientes pasos. No te quedes ahí no más. Recuerda que si el "hijo pródigo" se hubiera limitado a tener su sentimiento de miseria cuando estaba en la pocila rodeado del excremento de los cerdos, y no hubioera tomado los siguientes pasos, nunca se habría encontrado con su padre.
Dices, " . . . de ofenderlo porque Dios es infinitamente bueno." Exactamente creo yo. Nosotros los seres humanos no comprendemos cuá infinitamente Dios es bueno, santo, poderoso, misericordioso, justo, etc.
Francisco Javier: Yo también soy papá, y en mi corazón está Dios para dar amor.
Ezequiel Romero: Te felicito, Francisco Javier. Tengo cinco hijos, ya adultos, quienes me hacen muy feliz. Ahora soy abuelo de Nicolás y de Claudia, y para la Navidad nos viene el tercer nieto.
Dices, "y en mi corazón está Dios para dar amor." Te recomiendo que averigües el significado del término "amor" para que no cometas errores graves.
Bueno, Francis Javier, me has dado la satisfacción de haber escuchado que hay otro miserable como yo, ya que los demás parecen muy "buenas" personas.