Salía a visitar a una familia cristiana en la ciudad de West New York, en NJ, cuando una llamada que hice, al detenerme en un teléfono público, cambió momentánemente mis planes. El hermano al que llamé para pedirle unos datos, me dijo- ¨El padre de G* está gravísimo en la República Dominicana; está defecando por su boca, y ya parece que se va.- Sentí el peso de la urgencia. G* se había entregado a Cristo hacían como 3 años, y siempre nos había pedido oración por su familia, para que ésta, rindiera su vida al Señor Jesucristo.
Él vivia acá, en USA; el resto de su familia en Quisqueya. Todos eran practicantes del catolicismo; tan apegados que hasta dos de sus hermanas eran monjas, y uno de sus hermanos, un sacerdote; todos del área del Cibao.
Desvié mi ruta, y me detuve en el hogar de una de las hermanas en Cristo, cuyo hogar no quedaba muy distante del lugar de donde habia hecho la llamada. Entré y con un tono marcado de urgencia le dije- Hermana B*, el padre del hermano G* está grave. Por favor, llame a varios hermanos que hagan cadena de oración por ese anciano (Tenía más de 70 años.), y présteme una de las habitaciones de su hogar, que me urge clamar por él. Ella así lo hizo, y también me aseguró que clamaría en la sala por la misma situación. Era un dia de semana laboral, y tal vez, ya avanzadas las 7 de la noche. Luego supe, que habían clamado en este equipo de emergencia, como 6 personas, incluyéndome a mi. Encerrándome en aquella habitación, y luego de exaltar la grandeza de nuestro gran Dios, entre las cosas que le presenté a Él, dije- ... Padre, sabes que si ese anciano se muere así, su alma se perderá. El ha insultado a su hijo por haber abierto su corazón a la verdad, además, que ha sido un gran propulsor de la adoración idolátrica en su barrio. El hermano G* te ama, y sufriría si su padre muriera sin salvación. Señor, dale otra oportunidad de vida a ese anciano... te suplico....-
Estuve en aquel clamor como 25 minutos; me levanté, me despedí de aquella hermana, y seguí hacia la ciudad.
Esa misma noche, llamaron a los Estados Unidos, al hogar de G*,para informarle que su padre habia salido de su grave estado. Los sintomas de gravedad habían desaparecido en cuestión de horas.
Después de unas semanas, este anciano había entregado su corazón al que le había dado otra oportunidad de vida aquella noche: Jesucristo. Hoy, Marzo del 2006, este anciano con casi 77 años, aun vive, y testifica en su país natal, de un Dios vivo, verdadero y misericordioso.
Dios escuchó el clamor de emergencia, dándonos más de lo pedido.
En Cristo........................Erskine.
Él vivia acá, en USA; el resto de su familia en Quisqueya. Todos eran practicantes del catolicismo; tan apegados que hasta dos de sus hermanas eran monjas, y uno de sus hermanos, un sacerdote; todos del área del Cibao.
Desvié mi ruta, y me detuve en el hogar de una de las hermanas en Cristo, cuyo hogar no quedaba muy distante del lugar de donde habia hecho la llamada. Entré y con un tono marcado de urgencia le dije- Hermana B*, el padre del hermano G* está grave. Por favor, llame a varios hermanos que hagan cadena de oración por ese anciano (Tenía más de 70 años.), y présteme una de las habitaciones de su hogar, que me urge clamar por él. Ella así lo hizo, y también me aseguró que clamaría en la sala por la misma situación. Era un dia de semana laboral, y tal vez, ya avanzadas las 7 de la noche. Luego supe, que habían clamado en este equipo de emergencia, como 6 personas, incluyéndome a mi. Encerrándome en aquella habitación, y luego de exaltar la grandeza de nuestro gran Dios, entre las cosas que le presenté a Él, dije- ... Padre, sabes que si ese anciano se muere así, su alma se perderá. El ha insultado a su hijo por haber abierto su corazón a la verdad, además, que ha sido un gran propulsor de la adoración idolátrica en su barrio. El hermano G* te ama, y sufriría si su padre muriera sin salvación. Señor, dale otra oportunidad de vida a ese anciano... te suplico....-
Estuve en aquel clamor como 25 minutos; me levanté, me despedí de aquella hermana, y seguí hacia la ciudad.
Esa misma noche, llamaron a los Estados Unidos, al hogar de G*,para informarle que su padre habia salido de su grave estado. Los sintomas de gravedad habían desaparecido en cuestión de horas.
Después de unas semanas, este anciano había entregado su corazón al que le había dado otra oportunidad de vida aquella noche: Jesucristo. Hoy, Marzo del 2006, este anciano con casi 77 años, aun vive, y testifica en su país natal, de un Dios vivo, verdadero y misericordioso.
Dios escuchó el clamor de emergencia, dándonos más de lo pedido.
En Cristo........................Erskine.