Nada indica que los mártires oren por los vivos, cuando ellos están en la presencia de Dios, como lo demuestre con Apocalipsis 6:9 y que directamente le hablan y somos nosotros que necesitamos orar para que Dios nos escuche.
Apocalipsis 7:13-17, 8:1-5
13 Y uno de los ancianos habló diciéndome:
Estos que están vestidos con vestiduras blancas, ¿quiénes son y de dónde han venido?
14 Y yo le respondí: Señor mío, tú lo sabes. Y él me dijo:
Estos son los que vienen de la gran tribulación, y han lavado sus vestiduras y las han emblanquecido en la sangre del Cordero.
15 Por eso están delante del trono de Dios, y le sirven día y noche en su templo; y el que está sentado en el trono extenderá su tabernáculo sobre ellos.
16 Ya no tendrán hambre ni sed, ni el sol los abatirá, ni calor alguno,
17 pues el Cordero en medio del trono los pastoreará y los guiará a manantiales de aguas de vida, y Dios enjugará toda lágrima de sus ojos.
1 Cuando el Cordero abrió el séptimo sello, hubo silencio en el cielo como por media hora.
2 Y vi a los siete ángeles que están de pie delante de Dios, y se les dieron siete trompetas.
3 Otro ángel vino y se paró ante el altar con un incensario de oro, y se le dio mucho incienso para que lo añadiera
a las oraciones de todos los santos sobre el altar de oro que estaba delante del trono.
4 Y de la mano del ángel subió ante Dios el humo del incienso
con las oraciones de los santos.
5 Y el ángel tomó el incensario, lo llenó con el fuego del altar y lo arrojó a la tierra, y hubo truenos, ruidos, relámpagos y un terremoto.