Espero que esto sí les guste..
Elena
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INTENSIFICAR EL DIALOGO ECUMENICO SOBRE LA BASE DE LA PROPIA IDENTIDAD
CATOLICA
El sentido de la declaración «Dominus Iesus» según el padre Amato
CIUDAD DEL VATICANO, 7 sep (ZENIT.org).- Ha suscitado un vasto eco y un
amplio debate en los medios de comunicación el documento de la Congregación
para la Doctrina de la Fe, «Dominus Iesus», presentado el 5 de septiembre
pasado en la Sala de Prensa vaticana, acerca del carácter único y universal
de la salvación en Jesucristo y la Iglesia. La declaración invita a los
cristianos a llevar la luz y la fuerza salvadora del Evangelio a todos los
hombres como un ejercicio obligado a los demás, mediante la verdad que
salva, una verdad que debe ser siempre propuesta, en la caridad y en el
respeto de la libertad.
Entre los presentadores del documento, se encontraba el salesiano padre
Angelo Amato, profesor de la Pontificia Universidad Salesiana y consultor de
la Congregación para la Doctrina de la Fe, quien en declaraciones a «Radio
Vaticano» a profundizado sobre las implicaciones del documento en el diálogo
Ecuménico.
--Algunos han afirmado que el documento constituye un freno al diálogo entre
los cristianos de las diferentes confesiones.
--Quizá conviene hacer alguna precisión. La «Dominus Iesus» es, ante todo,
una declaración y como tal es un documento que no propone nada nuevo. Por
tanto el diálogo ecuménico permanece igual en sus elementos de
interpretación e incluso de actuación. La «Dominus Iesus» retoma sólo la
doctrina católica enseñada en precedentes documentos de la Iglesia. Su
finalidad es la de reafirmar doctrinas centrales de la fe católica. Nos
preguntamos entonces ¿por qué? ¿Porque hace falta clarificar la identidad
católica desde el momento? No hay duda de que hay hipótesis e incluso tesis
teológicas erróneas al respecto. En conclusión, no hay una sola frase en
este documento que frene el diálogo ecuménico.
--¿Y por lo que se refiere a la relación de los católicos con otras
religiones?
--Diría en una palabra que la declaración también en este caso propone a los
católicos el reencuentro con su propia identidad. En el diálogo hay que ser
conscientes de la propia identidad y la declaración concentra la propia
identidad en dos afirmaciones: el carácter único de salvación del misterio
de Cristo y su universalidad; y la universalidad salvífica de la Iglesia,
como sacramento de salvación. Como se ve, por tanto, no se trata de una
novedad: lo único que se hace es recordar a los católicos que, respecto a
las otras religiones, nosotros tenemos esta identidad. El diálogo se funda
justamente sobre la identidad recíproca: esto no significa falta de respeto
por las otras religiones, sino sólo expresar la propia identidad. El diálogo
puede luego converger sobre muchos aspectos: sobre la paz, sobre la
cooperación, sobre la solidaridad internacional, sobre la armonía entre los
pueblos, sobre la ecología, etc.
--A la afirmación de quienes dicen que todas las religiones son vías de
salvación ¿qué responde el documento?
--El documento subraya lo que la Sagrada Escritura nos propone desde
siempre, es decir que el único mediador entre Dios y la humanidad es nuestro
Señor Jesucristo: como dice San Pedro: «En ningún otro hay salvación si no
en Jesucristo». Por tanto la Iglesia repropone esta doctrina suya
fundamental que ha sido el centro de su anuncio a partir de Pentecostés. La
declaración --repito-- no dice cosas nuevas, sólo hace luz sobre la
identidad católica. Respecto a las otras religiones tenemos una gran
disponibilidad, un gran respeto y estamos también muy disponibles al diálogo
y de hecho el diálogo se esta realizando; esto, sin embargo, no debe
hacernos perder nuestra identidad.
--Desde el Concilio Vaticano II en adelante, se ha desarrollado una postura
por parte católica de gran disponibilidad al diálogo. ¿Cómo se debe conducir
este a la luz de la declaración «Dominus Iesus»?
--Se debe conducir teniendo presente que la identidad reencontrada es el
punto de partida del diálogo. Este es justamente el objetivo del documento:
no perder la propia identidad. Por ejemplo, hay teorías que sostienen que la
verdad cristiana es un aspecto más entre los múltiples aspectos de la verdad
de Dios. En cambio, el cristiano --y en el Evangelio lo encontramos dicho
expresamente-- debe mantener que Jesucristo es la verdad, la plenitud de la
verdad. Sobre esta base debemos conducir el diálogo. Obviamente esto no
significa --repito-- faltar al respeto a las otras religiones; significa ver
en las otras religiones lo que hay de bueno, lo que hay de útil, lo que hay
de humano. El cristiano tiene que considerar lo que es religiosamente
adecuado de las demás religiones como un don del Espíritu de nuestro Señor
Jesucristo. También las otras religiones están por tanto bajo la luz de la
gracia del Espíritu de Nuestro Señor Jesucristo.
ZS00090702
Elena
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INTENSIFICAR EL DIALOGO ECUMENICO SOBRE LA BASE DE LA PROPIA IDENTIDAD
CATOLICA
El sentido de la declaración «Dominus Iesus» según el padre Amato
CIUDAD DEL VATICANO, 7 sep (ZENIT.org).- Ha suscitado un vasto eco y un
amplio debate en los medios de comunicación el documento de la Congregación
para la Doctrina de la Fe, «Dominus Iesus», presentado el 5 de septiembre
pasado en la Sala de Prensa vaticana, acerca del carácter único y universal
de la salvación en Jesucristo y la Iglesia. La declaración invita a los
cristianos a llevar la luz y la fuerza salvadora del Evangelio a todos los
hombres como un ejercicio obligado a los demás, mediante la verdad que
salva, una verdad que debe ser siempre propuesta, en la caridad y en el
respeto de la libertad.
Entre los presentadores del documento, se encontraba el salesiano padre
Angelo Amato, profesor de la Pontificia Universidad Salesiana y consultor de
la Congregación para la Doctrina de la Fe, quien en declaraciones a «Radio
Vaticano» a profundizado sobre las implicaciones del documento en el diálogo
Ecuménico.
--Algunos han afirmado que el documento constituye un freno al diálogo entre
los cristianos de las diferentes confesiones.
--Quizá conviene hacer alguna precisión. La «Dominus Iesus» es, ante todo,
una declaración y como tal es un documento que no propone nada nuevo. Por
tanto el diálogo ecuménico permanece igual en sus elementos de
interpretación e incluso de actuación. La «Dominus Iesus» retoma sólo la
doctrina católica enseñada en precedentes documentos de la Iglesia. Su
finalidad es la de reafirmar doctrinas centrales de la fe católica. Nos
preguntamos entonces ¿por qué? ¿Porque hace falta clarificar la identidad
católica desde el momento? No hay duda de que hay hipótesis e incluso tesis
teológicas erróneas al respecto. En conclusión, no hay una sola frase en
este documento que frene el diálogo ecuménico.
--¿Y por lo que se refiere a la relación de los católicos con otras
religiones?
--Diría en una palabra que la declaración también en este caso propone a los
católicos el reencuentro con su propia identidad. En el diálogo hay que ser
conscientes de la propia identidad y la declaración concentra la propia
identidad en dos afirmaciones: el carácter único de salvación del misterio
de Cristo y su universalidad; y la universalidad salvífica de la Iglesia,
como sacramento de salvación. Como se ve, por tanto, no se trata de una
novedad: lo único que se hace es recordar a los católicos que, respecto a
las otras religiones, nosotros tenemos esta identidad. El diálogo se funda
justamente sobre la identidad recíproca: esto no significa falta de respeto
por las otras religiones, sino sólo expresar la propia identidad. El diálogo
puede luego converger sobre muchos aspectos: sobre la paz, sobre la
cooperación, sobre la solidaridad internacional, sobre la armonía entre los
pueblos, sobre la ecología, etc.
--A la afirmación de quienes dicen que todas las religiones son vías de
salvación ¿qué responde el documento?
--El documento subraya lo que la Sagrada Escritura nos propone desde
siempre, es decir que el único mediador entre Dios y la humanidad es nuestro
Señor Jesucristo: como dice San Pedro: «En ningún otro hay salvación si no
en Jesucristo». Por tanto la Iglesia repropone esta doctrina suya
fundamental que ha sido el centro de su anuncio a partir de Pentecostés. La
declaración --repito-- no dice cosas nuevas, sólo hace luz sobre la
identidad católica. Respecto a las otras religiones tenemos una gran
disponibilidad, un gran respeto y estamos también muy disponibles al diálogo
y de hecho el diálogo se esta realizando; esto, sin embargo, no debe
hacernos perder nuestra identidad.
--Desde el Concilio Vaticano II en adelante, se ha desarrollado una postura
por parte católica de gran disponibilidad al diálogo. ¿Cómo se debe conducir
este a la luz de la declaración «Dominus Iesus»?
--Se debe conducir teniendo presente que la identidad reencontrada es el
punto de partida del diálogo. Este es justamente el objetivo del documento:
no perder la propia identidad. Por ejemplo, hay teorías que sostienen que la
verdad cristiana es un aspecto más entre los múltiples aspectos de la verdad
de Dios. En cambio, el cristiano --y en el Evangelio lo encontramos dicho
expresamente-- debe mantener que Jesucristo es la verdad, la plenitud de la
verdad. Sobre esta base debemos conducir el diálogo. Obviamente esto no
significa --repito-- faltar al respeto a las otras religiones; significa ver
en las otras religiones lo que hay de bueno, lo que hay de útil, lo que hay
de humano. El cristiano tiene que considerar lo que es religiosamente
adecuado de las demás religiones como un don del Espíritu de nuestro Señor
Jesucristo. También las otras religiones están por tanto bajo la luz de la
gracia del Espíritu de Nuestro Señor Jesucristo.
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