Influencia pagana en la religión católica

8 Julio 2001
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:) :)
Saludos hermanos,
Encontre este estudio, no se si alguien ya lo ha puesto, pero me parece muy interesante, es por eso que me tomo la libertad de exponerlo.
LA INFLUENCIA PAGANA EN LA TRADICIÓN CATÓLICA



En este artículo quiero reflexionar sobre las grandes influencias que ha tenido la tradición religiosa pagana (babilónica, egipcia, griega y romana, entre otras) en la mayoría de los ritos, imágenes y símbolos de la religión católica.

La propia Palabra de Dios, como he desarrollado en varios de los artículos que tengo publicados en esta Web, no faculta, sino que prohibe, a todo cristiano el uso, ni siquiera para adorar a Dios, de imágenes, tal y como así nos lo expresa el propio Dios Padre, en los diez mandamientos (Deuteronomio 5).

¿Entonces, por qué han sido usadas por la tradición católica?, ¿por qué se han atrevido a cambiar la propia Ley divina?, ¿en verdad nos acercan a Dios?. Son preguntas a las que intentaré dar una respuesta.



Introducción:

Durante los tres primeros siglos de nuestra era, la Iglesia, tal y como nos aparece en las cartas de Pablo, estaba formada por pequeñas iglesias, familiares y locales. Éstas seguían y cumplían el Evangelio de Cristo y por supuesto, la Ley de Dios. De forma progresiva, las primitivas iglesias fueron haciéndose cada vez mas grandes y numerosas y por consiguiente surge el problema de su organización. Comienzan a adquirir los obispos un papel mucho más institucional, del cual la propia Palabra de Dios no nos dice nada, y así entramos en el proceso de desviación o "apostasía". Se mantienen reuniones o "concilios" para discutir sobre las cuestiones que afectan a la Fe y es aquí donde comienzan las importantes desviaciones del Evangelio.

Una de las principales se refiere a la permisividad general, por parte de la organización de aquel entonces, del uso de imágenes y ritos paganos, eso si cristianizados, para así acercar a las masas religiosas gentiles, a las que les había llegado el mensaje de salvación de Cristo, pero que bajo ningún concepto querían abandonar su idolatría (cultos y ritos), es decir, su propia cultura.



Iconografía y símbolos católicos

Ningún católico puede negar la importancia de los escritos del Antiguo Pacto, o sea, el Antiguo Testamento, puesto que debemos entender que está completamente vigente, eso si, comprendido con la Luz del Nuevo Pacto, o sea, con el Espíritu Santo que mora en las personas que siguen el Evangelio de Cristo.

Partiendo de la premisa que nadie puede quebrantar ni cambiar los mandamientos (Mateo 5.17-20) y que toda la escritura está inspirada por Dios (2ª Timoteo 3.16), tenemos que empezar a preguntarnos de dónde aparece la autorización para que se pueda representar a Nuestro Señor Jesucristo, a María, la madre del Señor, o a los llamados "santos" y mártires del cristianismo.

Si no eres un gran lector de la Palabra de Dios, es decir, de la Biblia, o no conoces bien las Escrituras, podrás pensar que en algún lugar del Nuevo Testamento aparecerá la autorización para que el Segundo Mandamiento (es decir, el que prohibe realizar y adorar imágenes de lo que está en los cielos... Deuteronomio 5.2) se acomode al decálogo de la religión católica. Pues bien amigo/a, esto no se produce. Por lo tanto, el cambio se debió producir por una persona, llámese "Papa" u "Obispos", que por mucha autoridad en cuestiones de Fe que se les pueda adjudicar, no tienen ninguna base divina para realizarlo.

Yo, personalmente, no me atrevo a contradecir a nuestro Padre, es decir, a Dios "y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra; porque uno es vuestro Padre, el cual está en los cielos" (Mateo 23.9) y por mucho que alguien de este mundo me pueda justificar este cambio, no puedo seguirle, pues iría en contra del Evangelio de Cristo, que en ningún momento invalida los mandamientos.

Entonces, si los primeros cristianos, tal y como Pablo nos relata en sus cartas, seguían el Evangelio de Cristo y eran respetuosos con la Ley de Dios, ¿cuándo llegó el momento de la desviación?. Es fácil la respuesta; por la tradición religiosa pagana.

En el transcurrir de los primeros siglos de nuestra era, el Evangelio de Cristo fue predicado por todo el Mediterráneo. En estos pueblos, receptores de la Palabra, chocaba de una forma frontal el que se les hablara de un solo Dios y mucho más que ese mismo Dios hubiese venido a este mundo, de una forma tan humilde, para dar su vida en sacrificio por nuestros pecados. Ellos creían en infinitos dioses y asimilaban en sus culturas a los dioses de los pueblos a los que conquistaban e, incluso, tenían un pedestal sin imagen para el Dios desconocido, tal y como nos relata Pablo en su viaje a Atenas "Porque pasando y mirando vuestros santuarios, hallé también un altar en el cual estaba esta inscripción: AL DIOS NO CONOCIDO. Aquél pues, que vosotros honráis sin conocerle, a éste os anuncio yo" (Hechos 17.23).

Por su propia cultura creían que tener un solo Dios era símbolo de pobreza, así que las diferencias eran muchas, pero no insalvables para el Evangelio, para los que se entregaron a Cristo en cuerpo y alma. Sin embargo, conforme transcurre el tiempo, la Iglesia va siendo cada vez más numerosa e incluso llega a convertirse gente poderosa dentro de las instituciones del Imperio, es decir, va teniendo cada vez más "prestigio", ya deja incluso de ser perseguida y con la llegada de Constantino es legalizada; deja de ser una Iglesia de Catacumbas para pasar a ser una "religión" con poder, que intenta dejar sin prosélitos a las otras religiones, es decir, las paganas, hasta llegar a ser consideradas éstas últimas ilegales y, la cristiana, pasar a ser la religión oficial del Imperio Romano. En este camino, que he tratado con tanta rapidez, pero de todos conocido, es donde se produce el hecho, el cual es objeto de este artículo; la desviación del Evangelio de Cristo.

La religión oficial del Imperio, tal y como he apuntado, era politeísta e idólatra. Sus templos estaban repletos de imágenes, a las cuales se las adoraba y se les ofrecían sacrificios y ofrendas. El origen de estos dioses era dispar; la mayoría procedía de la cultura helenística y a su vez ésta los adoptó de las culturas babilónica y egipcia. Roma lo que hacía era "latinizar" su nombre, así por ejemplo El Dios supremo de la mitología Romana era Júpiter, el cual era conocido en Grecia como Zeus, pero respetaba toda su doctrina y culto.

¿Cómo pudo influir esta religión pagana en el cristianismo de entonces, si las diferencias eran tan claras?. La respuesta tiene que ver con la idolatría; la cultura religiosa se basaba en el culto a las imágenes. Cuando a un pagano o gentil se le hablaba de Nuestro Señor, esta persona lo asociaba en un principio como a un dios más, pero tras una verdadera predicación, esa persona comprendía el verdadero sacrificio que Él hizo por su pueblo, y por lo tanto empezaba a conocer la Palabra. Pero cuando el predicador le hablaba de que debía dejar sus ídolos, esta persona decía que NO. El problema estaba en que este Nuevo Dios, el Dios verdadero, no tenía ni nombre ni imagen y por lo tanto, su base doctrinal era la Fe, el creer sin ver. La cultura pagana estaba basada en el respeto a los demás dioses, en las imágenes, en las fiestas, todo ello estaba enraizado en la sociedad imperial. No digo que no existieran cristianos verdaderos que se entregaran a Cristo en Espíritu y en verdad, todo lo contrario. Hablo del sentir general de la sociedad.

El problema de aquel entonces es bastante grande, puesto que por ese camino siempre seguirían siendo una Iglesia perseguida y proscrita. La solución la encontraron algunos hombres, que, llamándose cristianos, pensaron en algo que la misma Roma hizo en materia religiosa: respetar sus imágenes, eso si, convirtiéndolas en símbolos cristianos. Pero, esto iba en contra de la propia palabra de Dios, existía un mandamiento que lo prohibía. Solución: quitarlo y problema resuelto.

Pero, ¿cómo mantener los ídolos paganos?, ¿existían coincidencias doctrinales que permitiesen el cambio de nombre?. La respuesta, sorprendentemente, es que SI.



Proceso de transformación de ídolo pagano en imagen católica

Como he avanzado, resultaba que, en verdad, existían coincidencias doctrinales entre las creencias paganas y las cristianas. Estas coincidencias no eran totales, como te habrás podido imaginar. Así encontramos ciertos paralelismos, entre Cristo, María y Jehová, y ciertos dioses y diosas de la mitología griega, babilónica y egipcias principalmente, todas ellas adoptadas por una religión clásica que era la que dominaba el ámbito religioso del Imperio.

Comenzaré a analizar estas semejanzas y su proceso de aceptación en una naciente religión, la católica, que tal y como ahora ocurre, tiene en el ecumenismo su vía hacia un futuro en franca expansión.

La figura de la Virgen María

Reina del Cielo

María, Madre de Dios

María, como mediadora

Las imágenes de Jesucristo

Representación gráfica del Padre

Atributos físicos del Diablo

Origen de la Cruz

El uso de símbolos paganos por Papa y Obispos

El culto a los Santos




LA FIGURA DE LA VIRGEN MARÍA:

María, la madre de nuestro Señor, tiene una gran importancia dentro de la simbología católica. Ella es conocida por múltiples acepciones, fruto de las distintas funciones que para los católicos tiene.

Vamos a analizar alguna de ellas y su paralelismo con las figuras paganas de la antigüedad:

1. Reina del Cielo

Como de todos es sabido, uno de los innumerables títulos que la iglesia católica le concede a María, es el de Reina del Cielo.

¿Cómo se le concede este título?. María, según reza uno de los principales Dogmas de Fe del catolicismo, fue ascendida a los cielos y una vez allí, por la importancia de su misión, es decir, la de ser la escogida para engendrar al Salvador, se le otorgó el título de "Reina del Cielo".

Todo lo anterior no tiene una base bíblica y es de reciente instauración (desde 1950). Por lo tanto, es la propia tradición popular, sin tener en cuenta la Palabra de Dios, la que otorga ese premio y una vez en el cielo, la posibilidad de co-reinar con nuestro Señor Jesucristo.

Como solamente se ha tomado en cuenta la tradición y no la Palabra, debemos comprobar lo que ésta nos dice sobre la "Reina del Cielo": Es en el libro de Jeremías, en concreto en el Cap. 7, Vers. 17-19, donde encontramos este título: "¿No ves lo que estos hacen en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén? Los hijos cogen la leña, y los padres encienden el fuego, y las mujeres amasan la masa, para hacer tortas a la reina del cielo y para hacer ofrendas a dioses ajenos, por provocarme a ira. ¿Me provocarán ellos a ira, dice Jehová, y no más bien obran ellos mismos para confusión de sus rostros?". Pues bien, esta "Reina del Cielo" viene referida a la diosa Astoret o Astarté, que era venerada por el pueblo Fenicio (cananeos y sidonios). Como vemos el mismo pueblo judío cae en sus ritos y cultos, apartándose del Dios verdadero. También le ocurre lo mismo a Salomón, el más sabio entre los hombres, pero que en su ancianidad cae en el culto a los ídolos: "Porque Salomón siguió a Astarté, diosa de los Sidonios, y a Milcom, abominación de los Ammonitas" (1ª Reyes 11.5).

¿Quién es esta diosa?, ¿de donde procede?, ¿cuál era su doctrina?:

Para responder a estas preguntas nos tenemos que adentrar un poco en la cultura fenicia; las tradiciones religiosas fenicias estaban influenciadas en gran manera por la cultura babilónica, que en su expansión influenció en los pueblos invadidos. Así entonces, debemos remontarnos a esta cultura, una de las más antiguas de la humanidad. Su origen, según el Génesis 10.8-10, parte de Nimrod, un luchador rebelde a Jehová. Es aquí donde comienza el mito: Nimrod fue asesinado y para cumplir su venganza, su esposa, Semíramis, engendró de forma sobrenatural un hijo, que según la tradición, era la resurrección de Nimrod, el cual se llamó Tammuz. Pero existe un aspecto todavía más importante y es que una vez que Semíramis dio a luz a su hijo, ella continuó siendo virgen. Con el transcurso del tiempo, Semíramis se convirtió en Diosa y recibió el título de "Reina del Cielo".

En Fenicia continúa este mito, pues el padre, conocido por el "Dios Sol", es Baal e incluso en su mitología aparece el hijo, llamado Baal-Tammuz. En las Escrituras aparecen continuas referencias al culto a los baales, como desviación del camino mostrado por Dios a Israel, centrado en el cumplimiento de la Ley (mandamientos).

Pero la influencia babilónica no sólo se centró en Fenicia, sino que también tuvo su importancia en otra de las grandes culturas de la antigüedad como es la egipcia; El mito de la virgen, madre del vengador, es decir, del "Justo", pues vino a hacer justicia contra el maligno, recae en Isis. Su mito es parecido; Osiris, su esposo, es asesinado por Tifón, dios maligno. Ella encuentra su cuerpo, pero Tifón lo dispersa por todo Egipto. Para cumplir su venganza, engendra un hijo, Horus, de forma sobrenatural, pues su padre es Ra, el "Dios Sol". Horus es la reencarnación de Osiris y su destino es hacer justicia, matando al maligno.

Como podemos ver, su doctrina es muy similar, por no decir idéntica a la babilónica y es su mito el que va a permanecer e influir con más fuerza en la cultura romana, no como deidad absorbida, sino como culto independiente y enraizado en la sociedad clásica. Así en el año 80 A.C. se funda, en la colina Vaticana, justo en el lugar donde se ubicará la basílica de San Pedro, el templo de Isis.

Sus creencias encajaron en la sociedad clásica y junto con la griega Artemisa y la romana Diana (diosa luna), con un ámbito doctrinal parecido, fueron adoradas por multitud de fieles. Hay que resaltar que fue su culto, por Justiniano en el año 535 D.C., el último abolido de la religión pagana.

En la faceta de "Reina del Cielo" se la representaba posada en una luna creciente con 12 estrellas, en forma de corona, sobre su cabeza. Esta es una de las formas habituales de representar a la "Virgen María" como "Reina del Cielo".

2. María, Madre de Dios

A María no se le puede negar, bajo ningún concepto, que fue la madre de Nuestro Señor Jesucristo y por lo tanto del Verbo hecho hombre. Esta aseveración no justifica el que se quiera endiosar a María, ofreciéndole el mismo tratamiento que al propio Padre, Dios. La misión de María es la más importante que se le puede ofrecer a un ser humano; puesto que dar la posibilidad de engendrar a Dios hecho hombre, es para un creyente, la máxima bendición posible en este mundo. Pero su misión quedó ahí, pues en ninguna parte de las escrituras María ejerce un papel determinante o influyente en nuestro Señor.

¿Entonces, por qué la asimilamos a Dios?, ¿merece nuestra adoración?

Es una respuesta que debes meditar, eso si, basándote en las Escrituras, puesto que si lo haces basándote en la tradición católica, encontrarás, de nuevo, similitudes con las doctrinas paganas.

Así, como ya hemos visto en el esbozo doctrinal que he incluido, las diosas Semíramis - Astarté - Isis... tienen en común que son las madres de un hijo, engendrado de forma sobrenatural (Tammuz - Baal-Tammuz - Horus...), permaneciendo vírgenes después de su alumbramiento.

Estas doctrinas influyeron en Grecia y Roma adoptando sus creencias y pasando a denominarse Afrodita - Venus y sus hijos Eros - Cupido. Pero, sobre todo, era el culto a Isis el que tenía una importante atracción para la cultura religiosa romana, que la representaba con su hijo Horus en su regazo.

A continuación incluyo dos fotografías, en las cuales podemos ver las notables similitudes (salvando las grandes diferencias doctrinales) que existen entre las dos figuras: la pagana y la católica.





3 ISIS CON HORUS







VIRGEN CON EL NIÑO4






Las dos, como ves, se tocan un pecho, que simboliza la fertilidad, puesto que Isis era conocida, en uno de sus múltiples nombres, como diosa de la fertilidad.

En esta última acepción es conocida con el nombre de Asera, diosa cananea de la fertilidad. Aparece representada junto a un árbol, como sucede con las numerosas apariciones de la "Virgen". El culto a esta diosa estaba tan extendido que el mismo pueblo de Israel cae en esta idolatría: "Jehová sacudirá a Israel al modo que la caña se agita en las aguas; y él arrancará a Israel de esta buena tierra que había dado a sus padres, y los esparcirá más allá del Eufrates, por cuanto han hecho sus imágenes de Asera, enojando a Jehová" (1ª de Reyes 14.15)

En el proceso de cristianización de la sociedad romana, existen numerosas crónicas que nos hablan de cómo el pueblo romano, ya cristianizado, no abandonaba el culto a la "Madre de Dios", Isis, y lejos de quebrar sus imágenes lo que hacía era cambiarles simplemente de nombre.

Esta idolatría tenía otra coincidencia importante con la sociedad católica actual y es el vestir a las imágenes; en la antigua Egipto, las imágenes de la diosa Isis eran vestidas con lujosas vestiduras y ostentosas joyas. Incluso había personas dedicadas en exclusividad a estos menesteres. No tienes nada más que acercarte a cualquier iglesia católica de tu localidad y ver a cualquier "Virgen", cómo está vestida y enjoyada, e incluso perduran las llamadas "camareras" que son las encargadas de vestir a las imágenes.

Retomando el tema de la fertilidad tengo que hablar de Éfeso; en esta ciudad existía el mayor templo de la antigüedad, el dedicado a Artemisa - Diana, una de las siete maravillas del mundo antiguo. Artemisa tenía en esta ciudad el centro de su adoración. En esta diosa confluyen también las mismas bases doctrinales que hemos visto con Astarté, "Reina del Cielo". En Hechos 19.23-40 se relata la visita de Pablo a Éfeso, y el alboroto que se formó cuando oyeron a Pablo predicar el Evangelio de Cristo, puesto que hablaba de un solo Dios y prohibía las imágenes, tal y como la propia ley de Dios nos manda. En este punto, los artesanos, que hacían imágenes de la diosa Artemisa, se enfrentaron a Pablo y sus seguidores, para evitar que se fuera al traste su negocio y su cultura, dando vivas a la diosa. Esto aclara bastante el sentimiento que la sociedad pagana tenía a sus dioses, pero en particular a la "Reina del Cielo - Madre de Dios".

Paradójicamente, fue en Éfeso, en el año 431 D.C., cuando se celebró un concilio en el que se instituyó, como dogma de Fe, el papel de María como "Madre de Dios". El título que se le establece es el de "theotókos", que precisamente es el que disfrutaba la diosa Artemisa e Isis, pero con la diferencia de que eran la "Madre de los dioses". Aquí, se cristianiza el término asimilando doctrinalmente las figuras. Otra coincidencia, que viene al caso, es que la tradición católica sitúa los últimos años de vida de María en Éfeso.

Pero no todo fue un camino de rosas para la asimilación. Existieron voces contrarias, como la del condenado Nestorio, Patriarca de Costantinopla, que en el concilio de Éfeso dijo: "si vosotros llamáis a María, Madre de Dios, hacéis de ella una diosa"; Clemente de Alejandría, en el 200 D.C. dice "toda imagen o estatua debe llamarse ídolo porque no es otra cosa que materia vil y profana, y por eso Dios, para quitar de raíz la idolatría, ha prohibido en su culto cualquier imagen o semejanza de las cosas que están en el cielo o en la tierra, prohibiendo igualmente su fabricación; y es por esto que nosotros los cristianos no tenemos ninguna de aquellas representaciones materiales"; San Cipriano "¿Para que postrarse delante de las imágenes?. Eleva tus ojos al cielo y tu corazón; allí es donde debes buscar a Dios". Son varios ejemplos de los llamados "Padres de la Iglesia" que prohiben el uso de dichos medios para acercarnos a Dios.

3. María, como mediadora

En el catecismo de la religión católica se le otorgan a María los títulos de "abogada, auxiliadora, socorro y mediadora". Es por ello que a los fieles se les enseña a rezar fervientemente a la "Virgen" dándoles la seguridad de que ella llevará sus oraciones ante el Padre. Por supuesto, en la Palabra de Dios nunca se le atribuye a María ese papel que es ocupado, en exclusividad, por Jesucristo, quien con su muerte y resurrección se convierte en el único mediador entre los hombres y Dios; "Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre" (1ª Timoteo 2.5).

¿De dónde surge pues, la tradición de María como intercesora nuestra?.

Uno de los pasajes más conocidos del nuevo testamento es el llamado de "las bodas de Caná" que encontramos en el Evangelio de Juan, capítulo 2. María se da cuenta de que los novios no han previsto la cantidad suficiente de vino para sus invitados y pide a su Hijo que solucione el problema, pero Él le contesta que no ha llegado todavía su tiempo. María acepta la voluntad de su Hijo y ya no actúa más, es más, le dice a los criados que están sirviendo las mesas que hagan lo que Él, su Hijo, ordene, y no le pidan nada a ella, puesto que ella no tiene poder para mediar ante Dios Padre como hemos leído antes. La religión católica se basa en este pasaje para asegurar que María intercede ante el Hijo, sin reparar en que esto ocurre cuando Cristo estaba en la tierra, al igual que María y los apóstoles. Sin embargo, una vez que Cristo cumple su misión, muriendo y resucitando, para perdón de nuestros pecados, permanece junto al Padre y como único mediador entre los hombres y el Padre.

Entonces, debe existir otra base para darle esta función a María y de nuevo, nos tenemos que ir a la tradición pagana. Fue en Babilonia, cuna de las religiones paganas, donde se veneraba a la diosa Semíramis, la cual era invocada por los fieles en una actitud mediadora ante su esposo muerto, Nimrod, que era considerado el Dios supremo. El título que ostentaba esta diosa era el de "Mylitta", es decir, mediadora.




LAS IMÁGENES DE JESUCRISTO

Tal y como he explicado con anterioridad, en igual manera que cambian la Palabra de Dios adjudicándole a María atribuciones de diosas paganas, también hacen lo mismo con el propio Jesucristo.

Como hemos observado antes en la fotografía de Isis, Horus, su hijo, es representado como un bebé dependiente de su madre. De igual manera, hay miles de imágenes de Jesús, niño, desvalido y protegido por María. Estas imágenes contribuyen a crear en la mente del creyente la falsa idea de que es María la poderosa y que su hijo depende, espiritualmente, no del Padre, sino de ella.

¿Pero existen comparaciones doctrinales entre Horus y Cristo, que faciliten su asimilación?

SI, pues Horus es engendrado de forma sobrenatural por Ra, dios supremo, nació de una Virgen, tuvo 12 discípulos, fue muerto y resucitado, realizó milagros, como resucitar muertos, se le conocía como el "Ungido" y como el "Buen Pastor"...

¿Existen otras atribuciones de Horus que se le hayan agregado a Jesús y que, por supuesto, no tengan base en la Palabra de Dios?

La respuesta es que SI; Nació un 25 de diciembre, sus festividades fueron asumidas por el cristianismo que en la actualidad son celebradas en honor de Cristo (Pasión y Muerte, Pascua de Resurrección, 1 de Enero y la Navidad). Horus quiso que su madre siguiera siendo virgen después de su alumbramiento y ya he hablado suficientemente de la doctrina católica respecto a la virginidad de María después del nacimiento de Cristo.

Respecto a las otras representaciones que se hacen de Cristo, tenemos que recordar que van en contra del segundo mandamiento de la Ley de Dios. Alguna, como la del "Buen Pastor", es recogida de la mitología clásica, pues el dios Mocósforo era representado con una oveja sobre sus hombros.

En cuanto al crucifijo, más adelante afrontaré su significado.




REPRESENTACIÓN GRÁFICA DEL PADRE

Los amantes de las imágenes no han tenido suficiente con representar a María y a Jesús, sino que han hecho lo mismo con Dios Padre, sin importarles que Jesús nos explique que nadie ha visto a Dios y que el que cree en Él ya conoce al Padre y es conocido por Él: "Y el que me envió, el Padre, él ha dado testimonio de mí. Ni nunca habéis oído su voz, ni habéis visto su parecer" (Juan 5.37), "No que alguno haya visto al Padre, sino aquel que vino de Dios, éste ha visto al Padre" (Juan 6.46).

La imagen más común que el catolicismo ha escogido para representar al Padre es la del "Pantocrator". Esta imagen nos hace pensar en un Dios hierático, distante, frío y vengador, cuando el Padre es Misericordioso y Amoroso con todo aquel que hace su voluntad. Por supuesto, los dirigentes católicos sacaron esta imagen de la tradición pagana, en este caso las asimilaciones eran claras; Ra - Zeus - Júpiter, los dioses supremos de Egipto, Grecia y Roma, que eran representados de una manera similar.




ATRIBUTOS FÍSICOS DEL DIABLO

Siendo Satanás un ángel desviado, es espíritu, carente de cuerpo humano. Aunque no se suele representar en pinturas ni esculturas, sin embargo, se nos ha formado una imagen en nuestra mente de un ser físico, horrible, medio hombre medio animal, vestido de rojo, que representa el fuego eterno y con un tridente, que utiliza para martirizar a los pecadores. Esta figura de nuevo tenemos que irnos a la mitología clásica para encontrar su antecedente en el "dios Pan" Itifálico - Cernunnos, llamado así en Grecia y Roma respectivamente. Este dios tenía el cuerpo velludo, patas de cabra y en su cabeza una cornamenta de macho cabrío. Como verás existen bastantes similitudes con la imagen que se nos ha impreso de Satanás.




ORIGEN DE LA CRUZ

En las excavaciones arqueológicas desarrolladas en África, Asia, América y Europa, se han encontrado numerosos restos de cruces, algunas de las cuales datan de más de siete mil años de antigüedad. De hecho, la cruz, como veremos, ha sido un símbolo religioso desde su origen hasta nuestros días.

En las religiones de denominación cristiana, católica y ortodoxa, el culto y veneración de la "Cruz" está instituido como símbolo del sacrificio de Nuestro Señor. Las iglesias protestantes, aunque no hacen la hacen objeto de adoración, la usan en sus templos. En general, es el símbolo cristiano por excelencia. Sin embargo, su origen es claramente pagano e idólatra.

Tanto en Babilonia como en Egipto se veneraba al dios Tammuz - Horus. Su símbolo místico era una "T", inicial de Tammuz, con el travesaño un poco bajo, es decir, una cruz. En los monumentos y templos egipcios, se ven representaciones de reyes y dioses portando cruces en sus manos. A veces, la "T" iba debajo de un círculo o redondel, es lo que se conoce como "Cruz egipcia" o "Cruz de Tau". Este culto se difunde en el mundo helenístico, donde la cruz adquiere otras formas tales como la "Cruz Griega", es decir, la que tiene todos sus lados iguales o la "Cruz Latina", con el travesaño más corto que el palo, de manera que quedan tres lados iguales que representan, según la tradición oriental, "Cielo, Purgatorio e Infierno", mientras que el más largo representaba a la "Vida".

Mucho antes de la venida de Cristo a la tierra, en Italia se consideraba la "Cruz" como símbolo de protección contra los espíritus malignos y la situaban en sus tumbas o colgando de sus collares. Esto mismo ocurría en Babilonia, Egipto o Asiria, con lo que se demuestra que el símbolo de la "Cruz" precede con mucho la era cristiana.

Pero como la vida y la muerte están tan estrechamente relacionadas en las religiones, este mismo símbolo de vida, la "Cruz", es usado igualmente desde tiempos remotos, como medio de castigo, al principio exclusivo para las clases bajas, esclavos, extendiéndose con el pasar del tiempo incluso a los ciudadanos romanos.

No se sabe con certeza sobre que clase de cruz murió Jesucristo, pero los estudiosos hablan del tipo "Latina". Sin embargo, ¿tiene alguna importancia el tipo de cruz que usaron para matar a Nuestro Señor?. Lo importante es que por medio de su Sacrificio y Resurrección, nos libró del pecado y la muerte. A quien hay que venerar es a Cristo, no a la "Cruz", que es considerada en la Biblia como maldición: "No estará su cuerpo por la noche en el madero, mas sin falta lo enterrarás el mismo día, porque maldición de Dios es el colgado: y no contaminarás tu tierra, que Jehová tu Dios te da por heredad" (Deuteronomio 21.23).

En cuanto al uso cristiano de la "Cruz", éste no aparece hasta el concilio de Éfeso, y la imagen del "Crucifijo" hasta el siglo XI, fruto del olvido del segundo mandamiento, como he referido en varias ocasiones.




EL USO DE SÍMBOLOS PAGANOS POR PAPA Y OBISPOS

El jefe de la "Iglesia Católica", el llamado "Papa", lleva como símbolo de su primacía, una Mitra con forma de pez con la boca abierta. La explicación oficial que se nos da es que la Mitra simboliza al cristiano, que es pescado por Cristo. Recordemos que en griego, las iniciales de "Jesús, Cristo, Hijo de Dios, Salvador" forman la palabra "Pez". Sin embargo, el origen de la Mitra es mucho anterior al cristianismo.

En ningún lado de la Palabra de Dios nos habla del uso de la Mitra por los apóstoles, obispos o ancianos, ni tampoco establece una primacía entre ellos, pues la única cabeza es Cristo: "Y Él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia; Él que es el principio, el primogénito de los muertos, para que en todo tenga el primado" (Colocenses 1.18).

Entonces, ¿de donde viene la utilización de la Mitra?

Tenemos que volver la vista de nuevo a las religiones paganas; es en Babilonia donde el sumo sacerdote del culto a Semíramis, llevaba una Mitra como símbolo del "dios Dagon", el dios pez. Cuando el ejército macedonio - persa ocupó Babilonia, se produjo la huida del sumo sacerdote y algunos adeptos a la ciudad de Pérgamo y de allí a Italia, estableciéndose como religión Etrusca. Es allí, ya en tiempos de la influencia romana, cuando el culto pasó al Imperio y fue Julio Cesar, tras ser iniciado en los misterios babilónicos, el que unifica el poder religioso y político en una misma persona, pasando a ser el propio Cesar la reencarnación de un dios. Desde entonces los emperadores romanos llevaban la Mitra como símbolo del sumo sacerdocio de la religión pagana, llamándose "Pontificex Maximus".

Es Constantino, en el edicto de Milán del año 313 D.C., quien legaliza la religión cristiana y, posteriormente, la instituye como religión oficial del Imperio. Se unifican, en este importante personaje, los primados político y religioso - cristiano del Imperio. Es a partir de él, que los "Papas y obispos" llevan el título de "Sumos Pontífices" y la Mitra, como símbolos de su primacía religiosa.




EL CULTO A LOS SANTOS

En las epístolas de Pablo, Pedro o Judas, aparecen en numerosas ocasiones, referencias a los santos como personas que se han entregado a Dios. Siempre son personas vivas, no tienen otro requisito ni mérito que el haber aceptado el mensaje de Salvación, es decir, simples cristianos. La palabra "Santo" es, pues sinónimo de apartado del mundo para Dios. No significa esto que sea un ermitaño, sino que ha renunciado a los deseos de la carne para servir en espíritu al Señor. Esto lo hace cualquier cristiano, no de nombre, sino de verdad, aquel que cumple verdaderamente el Evangelio de Cristo: "A la iglesia de Dios que está en Corinto, santificados en Cristo Jesús, llamados santos, y a todos los que invocan el nombre de nuestro Señor Jesucristo en cualquier lugar, Señor de ellos y nuestro" (1ª de Corintios 1.2).

Entonces, ¿por qué la "Iglesia Católica" y otras religiones nombran "Santos" a personas que han muerto y que según los dirigentes han hecho méritos que les distinguen de los demás fieles?, ¿por qué son objeto de culto y tienen un papel de intermediación entre Dios y los hombres, tal y como ya vimos que se le atribuye también a María?

De nuevo tenemos que remontarnos a las religiones paganas; es en Babilonia donde los hombres adoraban a casi cinco mil dioses y diosas. Estos no siempre habían sido divinos, sino que hubo una época en que fueron personas, héroes vivientes en la tierra, y después de su muerte se les reconoce, por sus méritos, como objeto de culto. De hecho, cada día estaba dedicado a un dios particular que les protegía, de la misma forma que en la actualidad existe un santoral cristianizado; por ejemplo, 22 de noviembre es el día de "Santa Cecilia" patrona de la música, etc.

Las poblaciones, los gremios o distintos trabajos, todo tiene su "Santo Patrón/a" que les protege y a él se implora en caso de necesidad. Es muy extendida, también, la costumbre de poner a los recién nacidos el nombre del "Santo/a" a quien se le pide que proteja a esa criatura.

El catecismo de la religión católica anima a los fieles a orar e imitar a quienes, debido a sus buenas obras, han sido declarados santos por la jerarquía eclesiástica "...los testigos que nos han precedido en el reino, especialmente los que la Iglesia reconoce como "santos", participan en la tradición viva de la oración, por el testimonio de sus vidas... Contemplan a Dios, lo alaban y no dejan de cuidar de aquellos que han quedado en la tierra... podemos y debemos rogarles que intercedan por nosotros y por el mundo entero..." (pag. 732). Es esta la postura oficial de la "Iglesia".

Por supuesto, la Biblia, no está de acuerdo con esta práctica: "No sea hallado en ti quien haga pasar su hijo o su hija por el fuego, ni practique adivinaciones, ni agorero, ni sortilegio, ni hechicero, ni fraguador de encantamientos, ni quien pregunte a pitonisos, ni magos, ni quien pregunte a los muertos porque es abominación á Jehová cualquiera que hace estas cosas, y por estas abominaciones Jehová tu Dios las echó de delante de ti" (Deuteronomio 18.10-12). De hecho, comunicarse con personas con personas que han muerto no es más que una forma de espiritismo: "Y si os dijeren: Preguntad a las pitonisas y a los adivinos, que susurran hablando, responded: ¿No consultará el pueblo á su Dios? ¿Apelará por los vivos a los muertos? ¡A la ley y al testimonio! Si no dijeren conforme á esto, es porque no les ha amanecido" (Isaías 8.19-20). Como puedes comprobar es una práctica aborrecible a Dios.

Esta práctica, que ya hemos visto que es de origen pagano, se mezcla con la, ya anteriormente comentada, de realizar y adorar imágenes. Existe toda una ciencia de la imaginería religiosa, no sólo exclusiva de "Cristos y Vírgenes" sino que abarca todo el santoral religioso. Es costumbre representar a los "Santos" con una aureola sobre sus cabezas, como tu tuviesen un hálito de santidad. Esta práctica también ha sido copiada y asimilada de la cultura religiosa babilónica, que representaba sus dioses y diosas con redondeles y rayos dorados alrededor de sus cabezas. También esa práctica pasó a las culturas egipcia - helenística - romana y de aquí a la tradición religiosa cristiana.



Conclusión

"Él es el objeto de tu alabanza y tu Dios" (Deuteronomio 10.21)

"Porque yo protesto a cualquiera que oye las palabras de la profecía de este libro: Si alguno añadiere á estas cosas, Dios pondrá sobre él las plagas que están escritas en este libro. Y si alguno quitare de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del libro de la vida, y de la santa ciudad, y de las cosas que están escritas en este libro. El que da testimonio de estas cosas, dice: Ciertamente, vengo en breve. Amén, sea así. Ven: Señor Jesús" (Apocalipsis 22.18-20).

Dios les bendiga a todos.


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Saludos Anamari y que gusto tenerte entre nosotros <IMG SRC="radiante.gif" border="0">

¿ Y que te parece la marianización del budista rosario , y la copia de los repetitivos mantras hinduistas mas comunmente llamados rezos ? :confused: <IMG SRC="eek2.gif" border="0">
 
Buen aporte Ana Mari, conciso y claro.
 
Originalmente enviado por Maripaz:
<STRONG>Buen aporte Ana Mari, conciso y claro.</STRONG>

Por acá decimos conciso y con seso
:ojos:
 
:rolleyes: :)
Nuevamente les saludo y les ruego me disculpen por haber omitido de donde obtuve este documento <IMG SRC="leyendo.gif" border="0"> http://foros.puertasdebabel.com.foros/htm

"LA EXPOSICION DE TUS PALABRAS ALUMBRA; HACE ENTENDER A LOS SIMPLES". (Sal. 119-130).

Dios les bendiga.
Ana <IMG SRC="beso.gif" border="0">
 
Anamari:

Muy buen estudio nos ha proporcianado. Gracias.
He visto estudios sobre ese tema en otros libros que tratare de traer tambien.

Isaias.
 
Subo este tema a primera página por su interés
 
Pues muy bien.

Por su interés, reproduzco algunos artículos que ya han sido puestos en epígrafes similares a este y añadiré otros que tienen que ver con lo que se dice en el mensaje que abre este tema.


Ana Mari
Durante los tres primeros siglos de nuestra era, la Iglesia, tal y como nos aparece en las cartas de Pablo, estaba formada por pequeñas iglesias, familiares y locales.

Realidad histórica:

Organización de la Iglesia a finales del siglo I, principios del II

Podemos ver cuál era el modelo primitivo de la Iglesia justo en el período después de los apóstoles. Por ejemplo, tenemos el testimonio de San Ignacio de Antioquía. Él fue ordenado por Pedro y Pablo en dicha ciudad, de la cual fue su primer obispo. Esto es lo que enseñaba en sus epístolas san Ignacio, el cual había recibido toda la doctrina cristiana de los propios apóstoles:

A los Efesios:
IV. Por lo tanto es apropiado que andéis en armonía con la mente del obispo; lo cual ya lo hacéis. Porque vuestro honorable presbiterio, que es digno de Dios, está a tono con el obispo, como si fueran las cuerdas de una lira. Por tanto, en vuestro amor concorde y armonioso se canta a Jesucristo. Y vosotros, cada uno, formáis un coro, para que estando en armonía y concordes, y tomando la nota clave de Dios, podáis cantar al unísono con una sola voz por medio de Jesucristo al Padre, para que Él pueda oíros y, reconocer por vuestras buenas obras que sois miembros de su Hijo. Por tanto os es provechoso estar en unidad intachable, a fin de que podáis ser partícipes de Dios siempre.
V. Porque si en un período tan breve tuve tal trato con vuestro obispo, que no fue a la manera de los hombres sino en el Espíritu, cuánto más os felicito de que estéis íntimamente unidos a él como la Iglesia lo está con Jesucristo y como Jesucristo lo está con el Padre, para que todas las cosas puedan estar armonizadas en unidad. Que nadie se engañe. Si alguno no está dentro del límite del altar, carece de pan [de Dios]. Porque si la oración de uno y otro tiene una fuerza tan grande, ¡cuánto más la del obispo y la de toda la Iglesia! Por lo tanto, todo el que no acude a la congregación, con ello muestra su orgullo y se ha separado él mismo; porque está escrito: Dios resiste a los soberbios. Por tanto tengamos cuidado en no resistir al obispo, para que con nuestra sumisión podamos entregarnos nosotros mismos a Dios.
VI. Y en proporción al hecho de que un hombre vea que su obispo permanece en silencio, debe reverenciarle aún más. Porque a todo aquel a quien el Amo de la casa envía para ser mayordomo de ella, debe recibírsele como si fuera el que le envió. Simplemente, pues, deberíamos considerar al obispo como al Señor mismo.

A los Magnesianos
III. Sí, y os corresponde a vosotros también no tomaros libertades por la juventud de vuestro obispo, sino, según el poder de Dios el Padre, rendirle toda reverencia, tal como he sabido que los santos presbíteros tampoco se han aprovechado de la evidente condición de su juventud, sino que le han tenido deferencia como prudente en Dios; no ya a él, sino al Padre de Jesucristo, a saber, el Obispo de todos. Por tanto, por el honor de Aquel que os ha deseado, es apropiado que seáis obedientes sin hipocresía. Porque un hombre no engaña a este obispo que es visible, sino que intenta engañar al otro que es invisible; y en este caso debe contar no con carne sino con Dios, que conoce las cosas escondidas.
IV. Por tanto, es apropiado que no sólo seamos llamados cristianos, sino que lo seamos; tal como algunos tienen el nombre del obispo en sus labios, pero en todo obran aparte del mismo. Estos me parece que no tienen una buena conciencia, por cuanto no se congregan debidamente según el mandamiento.
VII. Por tanto, tal como el Señor no hizo nada sin el Padre, [estando unido con Él], sea por sí mismo o por medio de los apóstoles, no hagáis nada vosotros, tampoco, sin el obispo y los presbíteros.
XIII. Que vuestra diligencia sea, pues, confirmada en las ordenanzas del Señor y de los apóstoles, para que podáis prosperar en todas las cosas que hagáis en la carne y en el espíritu, por la fe y por el amor, en el Hijo y Padre en el Espíritu, en el comienzo y en el fin, con vuestro reverenciado obispo y con la guirnalda espiritual bien trenzada de vuestro presbiterio, y con los diáconos que andan según Dios. Sed obedientes al obispo y los unos a los otros, como Jesucristo lo era al Padre [según la carne], y como los apóstoles lo eran a Cristo y al Padre, para que pueda haber unión de la carne y el espíritu.


A Los Trallianos
II. Porque cuando sois obedientes al obispo como a Jesucristo, es evidente para mí que estáis viviendo no según los hombres sino según Jesucristo, el cual murió por nosotros, para que creyendo en su muerte podamos escapar de la muerte. Es necesario, por tanto, como acostumbráis hacer, que no hagáis nada sin el obispo, sino que seáis obedientes también al presbiterio, como los apóstoles de Jesucristo nuestra esperanza; porque si vivimos en El, también seremos hallados en Él.
III. De la misma manera, que todos respeten a los diáconos como a Jesucristo, tal como deben respetar al obispo como tipo que es del Padre y a los presbíteros como concilio de Dios y como colegio de los apóstoles. Aparte de ellos no hay ni aun el nombre de iglesia.

VII. Estad, pues, en guardia contra estos hombres. Y será así ciertamente si no os envanecéis y si sois inseparables de [Dios] Jesucristo y del obispo y de las ordenanzas de los apóstoles. El que está dentro del santuario es limpio; el que está fuera del santuario no es limpio; esto es, el que hace algo sin el obispo y el presbiterio y los diáconos, este hombre no tiene limpia la conciencia.

A los Romanos
III. Nunca habéis recibido a nadie de mala gana; fuisteis los instructores de otros. Y mi deseo es que las lecciones que impartís como maestros las confirméis.

IX. Recordad en vuestras oraciones a la iglesia que está en Siria, que tiene a Dios como su pastor en lugar mío. Jesucristo sólo será su obispo —El y vuestro amor—

A los Filadelfianos
III. Absteneos de las plantas nocivas, que no son cultivadas por Jesucristo, porque no son plantadas por el Padre. No que haya hallado divisiones entre vosotros, pero sí filtración. Porque todos los que son de Dios y de Jesucristo están con los obispos; y todos los que se arrepientan y entren en la unidad de la Iglesia, éstos también serán de Dios, para que puedan vivir según Jesucristo. No os dejéis engañar, hermanos míos. Si alguno sigue a otro que hace un cisma, no heredará el reino de Dios. Si alguno anda en doctrina extraña, no tiene comunión con la pasión.
IV. Sed cuidadosos, pues, observando una eucaristía (porque hay una carne de nuestro Señor Jesucristo y una copa en unión en su sangre; hay un altar, y hay un obispo, junto con el presbiterio y los diáconos mis consiervos), para que todo lo que hagáis sea según Dios.
VIII. Yo hice, pues, mi parte, como un hombre amante de la unión. Pero allí donde hay división e ira, allí no reside Dios. Ahora bien, el Señor perdona a todos los hombres cuando se arrepienten, si al arrepentirse regresan a la unidad de Dios y al concilio del obispo.

A los Esmirneanos
VI. Que ninguno os engañe. Incluso a los seres celestiales y a los ángeles gloriosos y a los gobernantes visibles e invisibles, si no creen en la sangre de Cristo [que es Dios], les aguarda también el juicio. El que recibe, que reciba. Que los cargos no envanezcan a ninguno, porque la fe y el amor lo son todo en todos, y nada tiene preferencia antes que ellos. Pero observad bien a los que sostienen doctrina extraña respecto a la gracia de Jesucristo que vino a vosotros, que éstos son contrarios a la mente de Dios. No les importa el amor, ni la viuda, ni el huérfano, ni el afligido, ni el preso, ni el hambriento o el sediento. Se abstienen de la eucaristía (acción de gracias) y de la oración, porque ellos no admiten que la eucaristía sea la carne de nuestro Salvador Jesucristo, cuya carne sufrió por nuestros pecados, y a quien el Padre resucitó por su bondad.
VIII. Pero evitad las divisiones, como el comienzo de los males. Seguid todos a vuestro obispo, como Jesucristo siguió al Padre, y al presbiterio como los apóstoles; y respetad a los diáconos, como el mandamiento de Dios. Que nadie haga nada perteneciente a la Iglesia al margen del obispo. Considerad como eucaristía válida la que tiene lugar bajo el obispo o bajo uno a quien él la haya encomendado. Allí donde aparezca el obispo, allí debe estar el pueblo; tal como allí donde está Jesús, allí está la iglesia universal. No es legítimo, aparte del obispo, ni bautizar ni celebrar una fiesta de amor; pero todo lo que él aprueba, esto es agradable también a Dios; que todo lo que hagáis sea seguro y válido.
IX. Es razonable, pues, que velemos y seamos sobrios, en tanto que tengamos todavía tiempo para arrepentimos y volvernos a Dios. Es bueno reconocer a Dios y al obispo. El que honra al obispo es honrado por Dios; el que hace algo sin el conocimiento del obispo rinde servicio al diablo.


A Policarpo, obispo de Esmirna
Te exhorto por la gracia de la cual estás revestido que sigas adelante en tu curso y en exhortar a todos los hombres para que puedan ser salvos. Reivindica tu cargo con toda diligencia de carne y de espíritu. Procura que haya unión, pues no hay nada mejor que ella.

Fuente: Los Padres Apostólicos, por J. B. Lightfoot. Editorial CLIE

Bueno, ¿ha quedado claro cómo se organizaba la Iglesia (concretamente las iglesias locales) a finales del siglo I, principios del II?
Sólo volver recordar que Ignacio recibió esta doctrina de boca de los apóstoles. El que tenga ojos para ver y oídos para oír, que vea y oiga.
 
Asunto imágenes:
"¡Los católicos adoran estatuas!" A pesar de que este reclamo es ridículo, la gente continúa haciendo esta acusación. Dicen que porque los católicos tienen estatuas en sus iglesias y oran delante de ellas, están violando el mandamiento de Dios: "No te hagas ningún ídolo ni figura de lo que hay arriba en el cielo, ni de lo que hay abajo en la tierra, ni de lo que hay en el mar debajo de la tierra. No te inclines delante de ellos ni les rindas culto" (Ex 20, 4-5). "Realmente el pueblo cometió un gran pecado al hacerse un Dios de oro" (Ex 32,31).

Este trabajo va a examinar los argumentos fundamentalistas de orden contra la antigua practica cristiana de usar imágenes y proveerá una respuesta bíblica a estos argumentos, mostrando la evidencia en las Escrituras para esta práctica.

Primero señalaremos que es correcto advertirle a la gente contra el pecado de la idolatría. Pero la acusación de que los católicos son idólatras porque tienen imágenes de Cristo y los Santos es completamente incorrecto, estando basados en un malentendido o ignorancia de lo que dice la Biblia sobre el propósito y el uso (ambos buenos y malos) de estatuas.

El escritor anticatólico Loraine Boettner, en su libro Catolicismo Romano, declara que es un pecado tener estatuas porque "Dios ha prohibido el uso de imágenes en la adoración" (pag. 281). Muchos protestantes abrazan esta afirmación y sin embargo si ellos "estudiaran las Escrituras" (Jn 5,39) encontrarían que la verdad es exactamente lo opuesto.

Aun cuando no queda ninguna duda de que Dios condenó la adoración de estatuas, hay que decir que El nunca condenó el uso de estatuas en la adoración. Pero aun mas, ¡en realidad El recomendó su uso!

Dios dijo que las hagamos

Mientras que los protestantes y otros citan Éxodo 20,4-5 para reforzar su acusación a los católicos "adoradores de estatuas" ellos se olvidan de numerosos otros pasajes donde el Señor ordena el labrado de estatuas "...con dos seres alados de oro labrado a martillo en los dos extremos, haz el primer querubín en un extremo y el segundo en el otro. Los querubines formaran un cuerpo con el propiciatorio, en sus dos extremos. Estarán con las alas extendidas por encima, cubriendo con ellas el propiciatorio, uno en frente al otro, con las caras vueltas hacia el propiciatorio" (Ex 25, 18-20).

David le dio un plano a Salomón "para el altar del incienso, oro acrisolado según el peso; asimismo el modelo de la carroza y de los querubines que extienden las alas y cubren el arca de la alianza de Yahveh. Todo esto conforme a lo que Yahveh había escrito de su mano para hacer comprender todos los detalles del diseño" (1Cro 28, 18-19). Cabe notar que todo esto estaba dirigido de acuerdo a las Escrituras divinamente inspiradas. Ezequiel
41,18 describe a imágenes grabadas en el templo, "estaban cubiertos de grabados alternados de seres alados y palmeras".

El uso religioso de las imágenes

Durante una plaga de serpientes El envió a castigar a los malvados israelitas, Dios le dijo a Moisés: "hazte una serpiente como esas y ponla en el asta de una bandera. Cuando alguien sea mordido por una serpiente, mire hacia la serpiente del asta, y se salvará" (Núm. 21, 8-9).

El hecho de que uno debía mirar una estatua de bronce de una serpiente para ser sanado muestra que las estatuas podían ser usadas ritualmente y no meramente como decoraciones religiosas.

Los católicos usan estatuas, cuadros y otros objetos artísticos para recordar a la persona o la cosa que representa. De la misma manera que para recordar a nuestra madre nos servimos de su fotografía, así los católicos para recordar el ejemplo de los santos se sirven de sus imágenes.

Los católicos también usan estatuas como herramientas para enseñar. En la Iglesia primitiva eran especialmente útiles para la instrucción de los analfabetos. Muchos protestantes tienen ellos mismos cuadros de Jesús y otros cuadros bíblicos en sus escuelas dominicales con el proposito de enseñar a los niños, especialmente a aquellos que no han aprendido a leer. Los católicos también usan para conmemorar algunas personas y eventos, muy parecido a las escenas tridimensionales de la natividad que usan las iglesias protestantes. Si uno midiera a los protestantes con la misma regla entonces usando estas imágenes "grabadas", ellos estarían practicando la "idolatría" que ellos acusan a los Católicos de practicar. Pero el hecho es
que no hay actos de idolatría en estos casos. Dios prohíbe la adoración (latría) de imágenes, pero no prohíbe la hechura de imágenes en general. Si así lo hiciera, todas las películas, videos, fotos, escenas del pesebre, cuadros, dibujos y toda clase de cosas estarían prohibidas, puesto que esas también son imágenes.

¿Qué hay sobre la genuflexión?

A veces los anticatólicos citan Deut 5,9, donde Dios dijo con respecto a las estatuas : "no te inclines delante de ellos". Puesto que muchos Católicos se inclinan o arrodillan frente a las estatuas de Jesús y de los Santos, los anticatólicos confunden la veneración legitima a una imagen sagrada con el pecado de idolatría. La realidad es que Deut 5,9 no le ayuda al argumento de
los anticatólico.

Primero, recordar que si bien es cierto que la genuflexión puede ser usada como una postura en la adoración, no toda genuflexión es adoración. Por ejemplo, en Japón es costumbre que las personas muestren respeto y buenos modales al inclinarse al saludar (es el equivalente de dar la mano en occidente). Obviamente no se hacen ningún tipo de adoración en esto. El católico que se arrodilla frente a una estatua cuando ora no esta adorando y ni siquiera orándole a la estatua más que el protestante que esta arrodillado con una Biblia en sus manos cuando ora esta adorando u orándole a la Biblia.

Cuando las personas tenían que mirar a la serpiente de bronce para ser curados, no le estaban adorando, cosa que queda demostrada por el hecho de que, años después, cuando le empezaron a adorar (y hasta le dieron un nombre, "Nehushtan") como un dios-culebra, el rey justo Hezekiaah lo hizo destruir (2 Reyes 18,4).

¿"Escondiendo" el segundo mandamiento?

Otros cargos hechos por los Protestantes es que la Iglesia Católica "esconde" el segundo mandamiento. Esto porque en el Catecismo Católico el primer mandamiento es; "No tengas otros dioses aparte de Mi" (Ex 20,3) y el segundo es: "No hagas mal uso del nombre del Señor tu Dios" (Ex 20,7). Argumentan que los católicos han eliminado la prohibición de la idolatría para poder justificar su uso de las estatuas religiosas.

Pero esto es falso. El hecho es que, los católicos simplemente agrupan los mandamientos de manera diferente de lo que los Protestantes han hecho tradicionalmente y los han abreviado para facilitar su memorización.
Que tal abreviación les resulta razonable también a los Protestantes se demuestra por la traducción que ellos mismos hacen del Mandamiento del Sábado como: "Recuerden el Sábado para mantenerlo sagrado", aunque el texto actual del mandamiento es bastante largo: "Recuerda el día de descanso, para mantenerlo sagrado. Trabajaras seis días, pero el séptimo día es dedicado al Señor tu Dios, ese día no harás ningún trabajo tu o tus hijos, tus criados o tus criadas o tu ganado o tu jornalero que este en tu propiedad, porque el Señor hizo en seis días el cielo y la tierra, el mar y todo cuanto contienen, y el séptimo descansó ; por eso bendijo el Señor el día Sábado y lo hizo sagrado" (Ex 20, 8-11). Martín Lutero reconoció que las declaraciones : "No tendrás otros dioses delante de Mi" (Ex 20,3) y "No te hagas ningún ídolo o figura ni de lo que hay arriba en los cielos ni de lo que hay abajo en la tierra, ni de lo que hay en las aguas debajo de la tierra" (Ex 20,4) son en realidad dos partes de un mismo mandamiento y las abrevió a "No tendrás otros dioses delante de Mi". El catecismo de la Iglesia Católica explica que " la división y la enumeración de los mandamientos han variado en el curso de la historia. El presente Catecismo sigue la división de los mandamientos establecidos por San Agustín, la cual se ha hecho tradicional en la Iglesia Católica. Lo mismo sucede con la confesión luterana. Los patriarcas griegos han hecho una división un poquito diferente que se encuentra en las Iglesias Ortodoxas y las Comunidades Reformadas. (CCC 2066).

Algunos anticatólicos usan Deut 4,15-18 que dice "...tengan cuidado de no caer en la perversión de hacer figuras que tengan forma de hombre o de mujer..." y tratan de usar este texto para "probar" la prohibición de estatuas o imágenes.

Hemos demostrado ya que Dios no prohíbe la hechura de estatua o imágenes de varias criaturas (ejemplo : ángeles, serpientes, bueyes, flores, leones, etc.) con propósito religiosos (Cf. 1Re 6,29-32 ; 8,6-67 ; 2Cro 3,7-14).
¿Pero qué hay de estatuas o imágenes que representan a Dios mismo? Muchos protestantes dirán que esto esta mal porque Deut 4 dice que Dios no tiene forma, por tanto, no deberíamos tratar de hacer imágenes de El. ¿Pero, en realidad, Deut prohíbe esta clase de imágenes del Señor?.

La respuesta es NO

Al comienzo de su historia en Israel estuvo prohibido hacer representación de Dios porque El no se había revelado (todavía) en una forma visible. Si los israelitas hubiesen hecho representaciones de Dios, quizás se hubiesen visto tentados a adorarle en la forma de un animal o algún objeto natural (ejemplo, un toro o el sol) de la misma forma en que alaban tales imágenes los paganos que los rodeaban.

Pero después Dios si se reveló bajo formas visibles como Daniel 7,9 :
"Mientras yo contemplaba: se aderezaron unos tronos y un Anciano se sentó. Su vestidura blanca como la nieve: los cabellos de su cabeza, puros como la lana. Su trono, llamas de fuego, con ruedas de fuego ardiente". Los protestantes hacen descripciones del Padre bajo esta forma cuando hacen ilustraciones de las profecías del Antiguo Testamento.

El Espíritu Santo se reveló bajo por lo menos dos formas visibles -aquella de una paloma, en el bautismo de Jesús (Mt 3,16 ; Mc 1,10 ; Lc 3,22 ; Jn 1,32)- y como lenguas de fuego, en el día de Pentecostés (Hechos 2,1-4). Los Protestantes hacen uso de estas imágenes (especialmente de la paloma) cuando dibujan o pintan estos episodios bíblicos y cuando usan solapines del
Espíritu Santo o cuando colocan emblemas de paloma en sus autos.

Pero más importante todavía es notar que en la Encarnación de Cristo, su Hijo, Dios mostró a la humanidad un icono de si mismo. Pablo dijo "El es imagen (en griego: ikon) del Dios invisible, el primero nacido de toda creación". Cristo mismo es el "icono" divino e intangible del Dios invisible e infinito del universo. Leemos de los Magos que cuando "entraban a la casa vieron al niño con María su madre, y cayeron al suelo y le adoraron. Luego
abriendo sus tesoros, le ofrecieron regalos, oro, incienso y mirra" (Mt 2,11).

El fondo del asunto es que los protestantes también usan todo tipo de imágenes religiosas: retratos de Jesús y otros personajes bíblicos aparecen en una miríada de Biblias, libros de ilustraciones bíblicas, joyas, polos, stickers, cartas postales, CDs, y escenas del pesebre. Cristo es simbólicamente representado por medio del símbolo del ictus -el emblema del "pez"-, popular entre los evangélicos americanos.

El sentido común nos dice que, puesto que Dios se ha revelado en varias imágenes, y especialmente en Jesucristo Encarnado, nos damos cuenta que no es malo que nosotros usemos imágenes de estas formas para fortalecer y profundizar nuestro conocimiento y amor a Dios. Ese es exactamente el propósito que tienen las estatuas de Jesús y de los santos católicos: ellas
son imagen que representan personas a las que no podemos ver con nuestros ojos materiales.

La idolatría condenada por la Iglesia

Desde los tiempos de los Apóstoles, la Iglesia Católica ha condenado clara y consistentemente al pecado de idolatría. La Iglesia primitiva de los primeros Padres nos advierte contra este pecado, y los concilios de la Iglesia también se ocuparon de este tema. Aquí unos ejemplos :

El segundo concilio de Nicea (787) que se ocupó especialmente de la cuestión de la veneración de imágenes sagradas, y de iconos, dijo: "El que nos redimió de las tinieblas de la insanidad idolatra, Cristo Nuestro Dios, cuando tomó como su esposa a la Santa Iglesia Católica, sin mancha ni arruga, prometió que la guardaría y les aseguro a sus santos discípulos: `Yo estaré con vosotros hasta el día ultimo`. Esta promesa, sin embargo, no la
hizo sólo a ellos , sino también a nosotros, que gracias a ellos hemos llegado a creer en su nombre. A esta gratuita oferta algunas personas no le dieron importancia, siendo atraídos por el traicionero mal abandonaron la verdadera forma de razonar ... y cayeron en la incapacidad de distinguir lo santo de lo profano, asegurando que los iconos de Nuestro Señor y de sus santos no eran diferentes de las imágenes de madera de los ídolos satánicos... Ciertamente que ese modo de pensar (el de la adoración de las imágenes) no esta de acuerdo con nuestra fe, que propiamente da adoración a la naturaleza divina, aun cuando haya gestos que tengan apariencia de adoración, como aquellos con los que se honra la figura de la vivificante cruz o los libros santos de los evangelios así como otros objetos sagrados".

El catecismo del Concilio de Trento (1566) enseñó que se comete idolatría
"adorando ídolos e imágenes como si fueran Dios, o creyendo que ellos poseen alguna divinidad o virtudes que les de derecho a recibir nuestra adoración, a elevarle nuestras oraciones o a poner nuestra confianza en ellos" (p. 374).

El Catecismo de la Iglesia Católica (1993) explica que "la Escritura
constantemente nos recuerda que hay que rechazar los ídolos, de plata y oro, la obra de manos de los hombres. Ellos tienen boca pero no hablan, ojos pero no ven". Estos ídolos vacíos hacen vacíos a sus adoradores "aquellos que los hacen son como ellos, así como todos aquellos que confían en ellos" (Sal 115,4-5, 8). Dios, sin embargo, es el "Dios viviente" (Cf. Josué 3,10 ; Sal
42,3) que da la vida e interviene en la historia".

"La idolatría no sólo se refiere a la falsa adoración pagana. Es una
tentación constante en contra de la fe. La idolatría consiste en divinizar lo que no es Dios, sea esto dioses o demonios (por ejemplo, satanismo), el poder, el placer, la raza, los antepasados, el estado, el dinero, etc. ....
La idolatría rechaza el Señorío único de Dios; es por tanto incompatible con comunión con Dios.

"La vida humana encuentra su unidad en la adoración de un solo Dios. El mandamiento de adorar sólo a Dios integra al hombre y lo salva de un desintegración sin fin.

"La idolatría es una perversión del sentido religioso innato del hombre, un idolatra es alguien que transfiere su indestructible noción de Dios a cualquier otra cosa que no sea Dios" (CCC 2112-2114, citando Orígenes, Contra Celso 2:40).

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Una amiga que es cristiana evangélica me escribió un mensaje en el que me decía, refiriéndose al uso de las imágenes en la Iglesia, que la idolatría está claramente prohibida en Exodo 20 para todo creyente... e insistía en que nadie podría nunca convencerla de que las imágenes de María y demás santos no son idolatría. Añadía que si se ha entendido de verdad el mensaje de Cristo, nunca se podría doblar la rodilla delante de una imagen, " no te
harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra, no te inclinarás a ellas ni las honrarás...". He aquí mi respuesta. (JMR, Madrid)

Gracias por enviarme tu opinión sobre Éxodo 20 y la Iglesia Católica.

A mi modo de ver todo se puede convertir en un ídolo: la comida, las imágenes, la familia, el éxito, el sexo, la apariencia física y la belleza, el dinero, el poder, el arte, las prácticas concretas de una iglesia, nuestra interpretación personal de la Biblia, etc. etc.

De todas maneras, me niego a juzgar el interior de la gente, sean
católicos en una procesión, o protestantes reunidos en un culto el domingo. Muchas veces gente que me parecía que tenía una vida espiritual superficial me sorprendió. Me he equivocado demasiadas veces en mi vida juzgando a los demás. Sólo sé que a mí las imágenes me remiten al que representan y que éste me está señalando a Dios, y que el orar a María y a los santos me ayuda puesto que son obras maestras, cada una a su modo y con sus peculiaridades, de lo que Dios ha hecho en el género humano y son intercesores, que no intermediarios, de talla. (¿No le gusta a Dios que recordemos que las maravillas de la naturaleza son obra suya? También María y los santos son obra suya puesto que a base de humildad se dejaron modelar por Él. ¿No dice la Biblia que la oración de un hombre justo vale mucho? -Sant. 5:16-. Dios quiere impartir sus gracias no directamente a individuos aislados en una relación de soledad con Él, sino a través de la Iglesia que Él creó).

El que me hayas citado tu interpretación personal de Éxodo 20, texto que aunque inspirado por el Espíritu Santo, como sabes pertenece a la antigua alianza, cuando todavía el Verbo no se había hecho carne, quiere decir que deseas hablar y que te interesa dialogar, de lo contrario no me lo hubieras citado y explicado. Los filólogos dicen que cuando leemos algo nos ponemos unas lentes a través de las cuales interpretamos lo leído. Nadie lee nada en "estado puro". Somos frágiles seres humanos limitados por las coordenadas de tiempo y espacio, condicionados por la cultura en la que vivimos. Creo que hemos de tener siempre presentes nuestras limitaciones.

Es importante fijar el contexto en que se dice eso. Es la Antigua
Alianza, y por tanto nadie conocía todavía el rostro de Dios a través de su Hijo. Todavía no había el Hijo completado su obra redentora y resucitado. Todavía no había creado una Iglesia a la que iluminaría con el Espíritu Santo hasta el final de los tiempos (Jn 16:12-13; Mt 28:20) y sobre la que no prevalecerían las puertas del infierno (Mt:16:18-19). Una Iglesia habilitada para atar y desatar. Y en la sociedad en que vivían los judíos, las imágenes significaban, efectivamente, idolatría. Pero los gestos y las palabras cambian de significado en el transcurso de la historia. Lo importante no es el significante (la palabra o el gesto) sino lo que significan.

Para la Iglesia Católica las imágenes no son ídolos a los que se adoran (se adora sólo a Dios, los teólogos lo llaman culto de latría) sino recordatorios de personas que están ausentes de nuestra forma actual de vida, de la Iglesia peregrina (la de la tierra), pero que siguen perteneciendo a la Iglesia en cuanto Iglesia triunfante, ya que están vivos, más vivos que nosotros, al estar junto al Señor, que es la fuente de la vida. ¿No es el Dios de Abraham, Isaac y Jacob un Dios de vivos y no de muertos? (Mc 12:26-27) Cuando tú le pides a un amigo que ore por ti, ¿te estás saltando el papel mediador de Cristo? (1 Tim 2:5). Dios ya sabe lo que tú o tu amigo le vais a pedir, incluso antes de que se te ocurra. Pablo pedía a los cristianos que oraran por él (Rom 15:30; Col 4:3; Tes 1:11) pese a que él también oraba (y a que Dios ya conocía lo que Pablo le iba a pedir antes que se lo pidiese). Pues bien, cuando alguien le pide a María o los santos que intercedan por él o ella tampoco están negando el papel mediador de Cristo. María y los santos, y nuestros amigos que oran por nosotros, son intercesores, y su intercesión procede de pertenecer al cuerpo de Cristo, esto es, a la Iglesia. Podríamos ir directamente a Dios sin que nuestros amigos o los santos rezaran por nosotros. Pero parece que Dios quiere que, además de acudir directamente a Él, unos oremos por otros. En vez de
salvarnos aisladamente creó una Iglesia a través de la cual efectuar su obra ¿Estás adorando a tu hijo o a tu marido cuando ves una foto de él y entablas un diálogo en tu cabeza?

María y los santos no tienen ningún valor sino el derivado de su unión con Cristo. Aparte de Él son meras criaturas. Pero son criaturas divinizadas por su unión con Él. María hizo posible la redención diciendo que sí a la Encarnación y además, toda la carne de Nuestro Señor procede de María.
Recordemos que Jesús es "nacido de mujer". Ella es la humildad personificada y por eso Dios la eligió para habitar entre nosotros. Todas las generaciones la llamarán bienaventurada. (Lc 1: 48) Los santos son los máximos cooperadores que ha tenido su Hijo. Y sus vidas, modeladas a imagen de Jesús, un ejemplo a imitar para todos los cristianos.

Todos los miembros de la iglesia están unidos a Cristo como el cuerpo está unido a la cabeza y como los pámpanos a la vid (Jn 15: 1-8; 1 Cor 12:25-27).

En Rev. 5:8, 8:3 puedes leer sobre las oraciones de los santos y de los ángeles.

Si hemos de interpretar literalmente unos pasajes, también hemos de interpretar otros, sobre todo si son de la Nueva Alianza.

1 Cor. 11, ¿han de llevar hoy velo las mujeres en el culto? ¿es propio que la mujer hoy ore sin cubrirse la cabeza? ¿Hemos de excluir hoy del culto a los varones que llevan pelo largo? ¿es la mujer gloria del varón?

Y qué me dices de 1 Cor. 14:34-35? ¿Han de callar las mujeres en las congregaciones cristianas? ¿Han de preguntar a sus maridos cuando quieren aprender algo?

Y sobre los bienes en común ¿hemos de hacernos todos monjes y monjas y vivir el voto de pobreza? (Hch 2:44-46)

Como tú dices: no lo digo yo, lo dice la Biblia. El problema es: ¿quién la interpreta? ¿la Iglesia que precedió al Nuevo Testamento y en cuyo seno se escribió o cada particular según su personal criterio o según lo que crea él o ella que le dice el Espíritu Santo? Si la Biblia está inspirada, ¿por qué no va a estar inspirada esa misma Iglesia que, fundada en la sucesión apostólica, además de elaborar su canon, y afirmar su inspiración, nos la transmitió hasta nuestros días? Yo estaré con vosotros hasta el final de los tiempos.

¿Cómo es posible que el Espíritu Santo haya estado ausente durante tantos siglos de la única Iglesia que fundó Cristo? No es eso lo que yo entiendo que dice la Biblia.

Espero que estas reflexiones te resulten útiles.

Que Dios te bendiga

JMR, Madrid (converso del protestantismo a la Iglesia Católica

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Sobre María

COMO EL DISCÍPULO AMADO, ASÍ ES LA IGLESIA
P. Daniel Gagnon

Breve estudio bíblico sobre la figura de María en el Evangelio y sobre algunos dogmas marianos:
Inmaculada Concepción y Asunción al Cielo.



Jesús entregó al discípulo a quien él amaba a su madre María:. Y desde aquella hora el discípulo la recibió en su casa (Jn 19, 27). Hoy en día ¿en qué casa es María recibida?

¿Por qué honramos a María? Por muchas razones pero siempre lo principal es que al honrar a María seguimos el ejemplo de Dios y de su hijo Jesucristo, quienes la honraron. El ángel Gabriel portavoz de Dios, llevando el mensaje del Padre, le dijo: Salve muy favorecida (llena de gracia) (Lc 1, 27). También dijo: Bendita tú entre las mujeres. Dios Padre la honra aquí dos veces. Dios "exaltó" a María (1, 52).

Elizabet llena del Espíritu Santo (Lc 1, 41) también le dijo, Bendita. Entre todas las mujeres .. bienaventurada (Lc 1, 42 y 45). El teólogo evangélico, Rodelo Wilson , afirma que: "Bendita tú entre todas " es una forma hebrea de decir la más bendita de todas las mujeres (1).

María es la única llamada "bienaventurada" personalmente por Dios. Las personas que verdaderamente están llenas del Espíritu Santo como Elizabet no tienen reservas para honrar a María. Además, Elisabet era la prima de María; probablemente se visitaban frecuentemente. Pero cuando Elisabet se enteró de la identidad única de María su reacción fue como la de un católico no como la de un protestante. Tuvo un profundo sentido de reverencia en la presencia de la grandeza de María: ¿Por qué se me concede esto a mí, que la madre de mi Señor venga a mí (Lc 1, 43)?

Y Jesús la honró también. Él dice que no vino para destruir la ley, sino para cumplirla (Mt 5, 17-18 y Lc 16, 17). Jesús, siendo Dios cumplió perfectamente la Ley moral. Ahora, ¿cuál es el corazón de la ley?, los 10 mandamientos. Jesús los cumplió perfectamente. Y el mandamiento cuarto dice Honrarás a tu padre y a tu madre. El honró perfectamente a María. Jesús, aunque ahora glorificado, queda un hombre para siempre. Entonces él sigue siendo el Hijo de María. Por eso, la Iglesia católica, que ama tanto a Jesús, quiere seguir su ejemplo. Si Jesús la ama tanto, así la amamos nosotros. Si Pablo dice que los ancianos merecen DOBLE HONOR y MAYORMENTE LOS QUE TRABAJAN EN PREDICAR Y ENSEÑAR (1 Ti 5, 17), ¿diríamos que los María, que está con Dios, no lo merece nuestro honor ? Qué tontería sería pensar que un amigo tuyo no pueda amar a tu mamá, porque esto disminuiría el afecto que él tiene por ti. Al contrario, si te quiere de verdad, te honra al amar a los que tu amas.

Cuando vio Jesús a su madre, y al discípulo a quien él amaba que estaba presente, dijo a su madre: Mujer, he ahí tu hijo. Después dijo al discípulo: He ahí tu madre. Y desde aquella hora el discípulo la recibió en su casa (Jn 19, 26-27). Jesús tuvo muchos amigos, pero uno era el discípulo a quien él amaba. Jesús sí ama a todos por igual, porque él es amor. Pero uno fue "el amado". Y a él Jesús entregó a su madre. Jesús ama a todos sus hijos, pero los que quieren ser como "el discípulo a quién Jesús ama", reciben a María también. Leemos en Mateo que el ángel del Señor le dijo a José que no temiera recibir a María (Mt 1, 20). ¿Tendrán los hermanos miedo de recibirla? Al fin y al cabo, si Dios nos puede bendecir (Ef 1, 3), cuánto más bendice a la madre de su Hijo. En esta cita, Pablo bendice a Dios Padre y a Jesús! ("Alabamos a Dios Padre" dice Dios Habla Hoy. O sea, "bendecir" es igual a "alabar"!) Y dice que Dios Padre nos bendice a nosotros utilizando la misma palabra.

En la revista evangélica La Buena Semilla hay un artículo que se titula (marzo-abril 1996, p. 16): "La oración, madres intercesoras por los hijos", y afirma lo siguiente: "Dios quiere bendecir a nuestros hijos y El ha dado a los padres y madres cierta autoridad espiritual en la vida de ellos (¡María en relación con Jesús!). Por lo tanto, la oración de una madre a favor de sus hijos es una oración poderosa... cada madre puede orar eficazmente por sus hijos... Tengamos hijos propios o no, por el simple hecho de ser mujer, Dios nos ha capacitado para la maternidad. Esto implica la habilidad de tener emociones de compasión, ternura... El puede usar estas cualidades para que seamos excelentes intercesoras..." (p. 16). ¡Imagínate la madre de Jesucristo entonces!

En el capítulo 12 del Apocalipsis encontramos cuatro personajes en batalla que representan a grupos de pueblos y a personas específicas. La mujer con el hombre-hijo es María con Jesús. Juan (aludiendo a Génesis 3, 15) en el versículo 17 dice: Entonces el dragón se llenó de ira contra la mujer; y se fue a hacer guerra contra el resto de la descendencia de ella, los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo. Si tú, hermano, guardas los mandamientos" y "tienes el testimonio de Jesucristo, eres de la descendencia de María. Eres su hijo espiritualmente. ¿O quieres aliarte con el dragón en contra de María? Por eso, cuando Juan recibió a María como su mamá al pie de la cruz lo hizo en nombre de todos los que tienen testimonio de Jesucristo.

Un argumento que usan los hermanos es Juan 2, 4 para decir que Jesús estuvo contra María: ¿Qué tienes conmigo mujer(2)? Aún no ha venido mi hora. Pero se ve que no fue así. María que vivió 30 años con Jesús lo conoce demasiado. Ella sabía que Jesús no la regañó porque ella dijo a los sirvientes: Haced todo lo que os dijere (Jn 2, 5). "Mi hora", era la hora en que Jesús iba a ser glorificado. Era anticipada en el milagro de cambiar el agua a vino, en el cual ella participó: Este principio de señales hizo Jesús en Caná de Galilea, y manifestó su gloria; y sus discípulos creyeron en él (Jn 2, 11). Con la intervención de María, Jesús comenzó su ministerio manifestando su gloria, y sus discípulos creyeron. Era imposible que Jesús hubiera despreciado a María si cumplía perfectamente el cuarto mandamiento, especialmente cuando María, por querer ayudar a los casados, estaba actuando por un amor desbordado. ¿Será que Jesús le castigaría por la caridad que ella mostró? María siempre apunta hacia él: haced todo lo que os dijere(3) .

La Nueva Eva

En la Iglesia primitiva, la idea de María como antitipo de Eva fue rápidamente desarrollada con cantidades de obras. El apologista Justino Mártir (en Diálogo con Trifón, 100: 4-6) escribió sobre las semejanzas y las diferencias entre Eva y María como prolongación del paralelo entre Adán y Cristo de Ro 5, 12-21. "Es posible, sin embargo, que Justino hallara ya precedentes a este paralelismo en la más primitiva tradición de la Iglesia" (Textos Marianos de lso Primeros Siglos, Guillermo Pons, Edit Ciudad Nueva, 1994, p. 24. La lista de los padres es larga)(4). Por la importancia que la Iglesia primitiva dio a este tema vamos a tratarlo posteriormente con más extensión.

Jesús llama a María "mujer" (caps. 2 y 19 de Juan). Juan estructura su evangelio para hacer la conexión entre Eva, "la mujer" que cayó por la serpiente, y María (Gn 3, 15) y "la mujer" mencionada en Apocalipsis quien no perdió la batalla con la serpiente, porque su hijo triunfó como Rey. Por esta razón la mujer aparece como Reina: Apareció en el cielo una gran señal: una mujer vestida del sol, con la luna debajo de sus pies, y sobre su cabeza una corona de doce estrellas (Ap 12, 1). Pablo entendió a Jesús como el Nuevo Adán (Ro 5, 14). Dijimos que esta idea dio impulso a la reflexión bíblica de Justino Mártir.

La primera doctrina sobre el paralelo: Adán... Nuevo Adán (Jesucristo) y Eva... Nueva Eva (María) lleva nuestra reflexión a lo siguiente: Si Adán, Eva y el Nuevo Adán llegaron a la tierra sin pecado, para completar el paralelismo, María debe haber sido concebida sin pecado también. ¿Por qué decir esto de los tres y no de María? No tiene sentido.

El Antiguo Testamento

Hemos visto que el AT está lleno de prefiguras del NT. Además de las profecías, hay personas, acontecimientos, hasta lugares que prefiguran hechos en la vida de Jesús. Él mismo lo menciona en Lucas 24, 27. En Juan leemos: Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí (Jn 5,,39). Mencionamos cómo el Apóstol Pablo entendió a Jesús de esta manera, lo vio como el Nuevo Adán (Ro 5, 14). La Pascua, en Éxodo 12, prefiguró la Última Cena y el misterio pascual de Jesucristo. Otra cosa que prefigura a Jesús y a su madre María ocurrió en el tiempo del Rey Salomón.

La Reina-madre

En el AT se habla de una práctica que llegó a ser costumbre permanente. En la corte, la madre del rey ocupaba un lugar especial. Por razones del cuarto mandamiento, el nombre de la madre del rey era asociado con la toma de poder de éste (1 R 14, 21; 15, 2 y 10)(5) . La madre del rey tuvo un título poderoso y prestigioso: GEBIRAH ("señora" paralelo a "señor") y hasta llevó una corona (Jer 13, 18). La Gebirah es mencionada casi regularmente en las listas de los reyes de Judá (salvo Jorán, Acaz y Asá).

Salomón fue hecho rey (1 R 1, 45-46). El era hijo de David, quien prefigura a Jesús el cual también es el hijo de David. Salomón fue ungido y tomó el trono. (Leer 1 R 2, 12.) También Jesús. A La madre de Salomón, Betsabé, le fue dado un asiento al lado derecho del rey y ella intercedió por la gente ante Salomón. El se inclinó ante ella (1 R 2, 19), y manifestó que no podía negar las peticiones que ella hacía por el pueblo (v. 20). En toda la historia de los reyes de Israel, los profetas nunca criticaron esta institución de la reina al lado del rey. Al contrario fue aceptada por ellos (aunque condenaran a los reyes muchas veces por quebrar la ley de Dios): Hijas de reyes están entre tus ilustres; está la reina a tu diestra con oro de Ofir ... Implorarán tu favor los ricos del pueblo. Toda gloriosa es la hija del rey en su morada .... Haré perpetua la memoria de tu nombre en todas las generaciones, por lo cual te alabarán los pueblos eternamente y para siempre (Sal 45, 9-17).

Es claro que este ejemplo prefigura a Jesús, rey mesiánico (2 S 7, 10-17) y a su Madre (María quiere decir princesa en arameo). Por eso los primeros cristianos, siendo judíos y acostumbrados de esta tradición, no tenían ningún problema cuando la Iglesia veneraba a María como Reina de los Mártires y Santos e intercesora de la Iglesia. Ellos veían a Salomón y a Betsabé como prototipos de Jesús y María, ya que María consintió a dar a luz a Jesús (Lc 1, 31-33 y Mt 1, 21) el Rey y Salvador. Cristo comparte con nosotros su poder real (2 Ti 2, 11-12. Ver Mt 19, 28 y Ap 3, 21 y 22, 5: y reinarán por los siglos. ¡Cuánto más con María!

Después de Betsabé se quedó institucionalizada esta costumbre siempre que había un rey de Israel (como Maaca en 1 R 15, 13). En Proverbios 31, leemos que la reina-madre del rey Lemuel escribió este capítulo para su hijo antes de que él subiera al trono, para que supiera qué tipo de esposa debería tener. (Ver también Jer 13, 18).

El Papa Pío XII dijo que María es reina en sentido restringido y solamente en una manera análoga comparte dignidad real por ser madre de Cristo. Solo Cristo es Rey en el absoluto y pleno sentido. El título de María como Reina del Cielo no viene de que ella se casó con Dios sino está basado en el honor de ser la reina-madre de Jesucristo, el Rey de Reyes e Hijo de David(6) .

No sé porqué los hermanos no quieren admitir que María puede ser reina cuando todos los cristianos son reyes: Si sufrimos, también reinaremos con él (2 Ti 2, 12), como lo son los apóstoles: Y Jesús les dijo: De cierto os digo que en la regeneración, cuando el Hijo del Hombre se siente en el trono de su gloria, vosotros que me habéis seguido también os sentaréis sobre doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel (Mt 19, 28). Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono (Ap 3, 21. Ver 1 S 2, 8). Dice María que los humildes son exaltados (Lc 1, 52) por todas las generaciones (1, 48). Todos los cristianos comparten la dignidad real de Jesús pero una fue "llena de gracia" y también su madre.

En Lucas Jesús dice: Vosotros sois los que habéis permanecido conmigo en mis pruebas. Yo, pues os asigno un reino, como mi Padre me lo asignó a mí (22, 28-29). ¿Quién mejor que María, cumple esta palabra de Jesús? Si permaneció con Él hasta el Calvario. Ella es Reina de la Nueva Jerusalén con nuestro Rey Jesucristo. Y como es destino de todos los cristianos reinar como reyes con Cristo (Ap 1, 6; 5, 10), siendo María la más grande cristiana, ¿por qué molestarse con ella por ser reina?(7) Vosotros recibiréis la corona incorruptible de gloria (1 P 5, 4; Ver 1 Cor 9, 25). No adoramos a María . Pero sí la veneramos como lo hace su Hijo. Entonces cuando los evangélicos nos ven orando a María piensan que la estamos adorando. No distinguen entre adorar y venerar como nosotros. Venerar a personas justas es bíblico: Y yendo Abdías por el camino, se encontró con Elías; y cuando lo reconoció, se prostró sobre su rostro y dijo: ¿No eres tú mi señor Elías? (1 R 18, 7). Y vinieron a recibirle, y se postraron delante de él (Eliseo) (2 R 2, 15).

Elizabeth le dijo a María: Bendita tú entre las mujeres (Lc 1, 42). A Jesús le dice en igual forma: y bendito el fruto de tu vientre. En el arameo como en el hebreo es un superlativo, como decir "la más bendita entre todas las mujeres", (y a Jesús: "lo más bendito"). Las palabras de Elizabeth expresan que María era la más santa de todas las mujeres.

También los hermanos citan a Lucas en una manera que parece ir en contra de honrar a María: Mientras él decía estas cosas, una mujer de entre la multitud levantó la voz y le dijo: Bienaventurado el vientre que te trajo, y los senos que mamaste. Y él le dijo: Antes bienaventurados los que oyen la palabra de Dios, y la guardan (Lc 11, 27-28). Ellos dicen que María fue bendita en el pasado pero no lo es ahora. Pero ésto es exactamente el problema con la mujer que grita ésto en este pasaje bíblico. Ella estaba pensando que María era "bienaventurada" en el pasado pero no ahora. Además pensaba que María era grande solamente por razones biológicas: Bienaventurado el vientre que te trajo, y los senos que mamaste. Pero Jesús orientó a la mujer hacia el presente. Decía que lo importante de ella no era solamente las razones físicas sino las espirituales. Como los demás discípulos, María es bienaventurada por oír y guardar la Palabra de Dios. María es modelo de esto. Fue fiel a la Palabra hasta la Cruz, aún hasta el día de Pentecostés (Hch 1, 14).

En Lucas leemos que Simeón le dice a María: Y una espada traspasará tu misma alma (2, 35). Es tradición de la Iglesia que esta "espada" es el dolor que María iba a sentir por los sufrimientos de su Hijo. Pero hay también otra interpretación. En el AT "espada" a menudo se refiere a la palabra de Dios (Is 49, 2 y Sab 18, 15). En el NT siete veces se habla así (Ap 1, 16; 2, 12 y 16; 19, 15 y 21; Ef 6, 17) En Lc 2, 35 vemos cuan semejante es Heb 4,12. La "espada" que penetra el alma de María es la palabra de Dios. Ella es una creyente penetrada completamente por la enseñanza de Jesús, Palabra del Padre. Ella guardó la Palabra:

Y bienaventurada la que creyó (Lc 1 ,45).

María guardaba (no dice guardó una vez) todas estas cosas meditándolas en su corazón (Lc 2, 19).

Y su madre guardaba todas estas cosas en su corazón (Lc 2, 51).

Bienaventurados los que oyen la palabra de Dios, y la guardan (Lc 11, 28).

Observa que lo que dice María es futuro desde ahora me dirán bienaventurada todas las generaciones (Lc 1, 48). Solamente la Iglesia católica cumple esta profecía.

Algunos hermanos mal informados dicen que la creencia sobre María reina salió del paganismo porque en Jer 44 la diosa pagana es llamada "reina del cielo". Pero ningún católico piensa que María es la diosa Astarté o Ishtar. Para ser consistentes ¿por qué no decir entonces que la creencia en la resurrección de Cristo salió del paganismo que enseñaba que Osiris y Dionisos, dioses de la fertilidad morían y resucitaban(8) . El hecho de que algo pagano tenga el mismo título de algo cristiano no quiere decir que uno viene del otro. En Daniel 2, 37 el rey pagano Nabucodonosor es llamado "rey de reyes", pero eso no quiere decir que este título no puede aplicarse a Jesucristo como en Ap 17, 14.


LA INMACULADA CONCEPCIÓN

Y el templo de Dios fue abierto en el cielo,
y el arca de su pacto se veía en el templo
(Ap 11, 19).

La creencia es que María fue concebida sin pecado original. Dios la tenía como parte de su plan salvífico desde el principio: Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya... (Gn 3,15). No es por casualidad que Jesús llama a María "mujer", la nueva Eva- en la cruz- porque allí venció a Satanás. (También Pablo utiliza la palabra "mujer" en Gá 4,4). Jesús la exalta como la Nueva Eva: la mujer.

Existen muchos malentendidos sobre la doctrina. El Papa Pío IX, en 1854, proclamó la fe de la Iglesia: que María, desde el momento de su concepción, por un don gratuito de Dios y por los méritos de Jesucristo, fue preservada de toda mancha del pecado original. Esta doctrina incluye que María nunca desobedeció a Dios en toda su vida.

Los hermanos dicen que sólo Dios no tiene pecado, y entonces que María es pecadora. Prueba de esto es que ella misma llamó a Jesús Salvador (Lc 1, 47). Además, dicen ellos, Pablo escribió que no hay ningún justo, nadie busca a Dios,... todos pecaron (Ro 3, 10-12 y 23) (9) .

Ya hemos tocado antes este último argumento de que nadie es justo en el capítulo 18. Pablo citó al rey David. Si llevamos lejos el argumento de que nadie es justo llegamos hasta el extremo del absurdo porque la Biblia dice que Elizabeth y Zacarías eran justos (Lc 1, 6 y 2, 5), y mientras Pablo dice "nadie busca a Dios", Cornelio sí lo buscaba (Hch 10, 3-5). Adán y Eva eran justos antes de pecar. ¿No son justos los ángeles y santos en el cielo? ¿No es Jesús justo? ¿Como puede Santiago decir en 5, 15: La oración eficaz del justo puede mucho si no hay justos?

Sin pecado concebida

Leemos en Lucas 1, 28 que Dios por medio de Gabriel llama a María muy favorecida (Sof 3, 14, Jl 2, 21; Zac 9,9), que en griego es KECHARITOMENE (llena de gracia) o "la perfección de gracia". La raíz de esta palabra es caris que significa gracia(10). De hecho, la forma de la palabra en griego hace entender que María YA ES (pasado) perfeccionada en la gracia. Y, como dice Pablo (Fil 3, 9s), el pecado es in- compatible con esta. Es decir que en María no hay espacio, en su alma y corazón, para pecados. La gracia se opone al pecado. Nótese que María es llena de gracia ya. No dice "será llena". ¿Cómo puede uno "ser lleno de gracia" si Jesús no había muerto todavía y somos pecadores desde nuestro nacimiento? María fue salvada por Jesús, pero antes de pecar; como cuando alguien salta a una alberca para salvar a otro que está ahogándose. Y antes de echarse al agua el "salvavidas" previene a otra persona de caer en la misma piscina. Entonces esta persona salva a la otra antes que caiga, salvándola al mismo tiempo que salva a los que están ahogándose.

María proclamó que Jesús era su Salvador (Lc 1, 47). Él la salvó de esta manera. Su obra redentora se aplica al pasado porque él salvó desde el principio del mundo (Ap 13, 8). Jesús también salvó a los grandes personajes del AT aunque nacieran antes que él. Pablo habla de como Dios lo escogió por su gracia antes de nacer (Gá 1, 15). Dios escogió a Jeremías así: antes que nacieses te santifiqué (Jer 1, 5). Como narra un pastor protestante que se convirtió a la Iglesia católica: "Mi esposa cuenta que Jesús la salvó de las drogas, de la prostitución, del terrorismo, etc. Es decir, por su fe en Jesús, ¡ella nunca cayó en estas cosas! Jesús la salvó de manera parecida como a María previniendo que ella cayera."

Para poder hablar de María debemos aclarar qué entendemos por colaboración del hombre a la gracia de Dios. Hay varios textos bíblicos que nos ayudan a entender, por ejemplo 1 Co 3 ,9 y 2 Co 6, 1. La Iglesia dice que María colaboró con una gracia especial que el Padre le otorgó para que fuese preparada para ser madre de su Hijo divino. María articula esta colaboración plenamente : Hágase conmigo conforme a tu palabra (Lc 1, 37).

Más pruebas

Cuando entendemos que el AT prefigura el NT, y que el nuevo es mejor que el viejo (p. e. el Nuevo Adán es mejor), comprendemos que María está prevista por ejemplo en la "madre tierra" de la cual salió el primer Adán. Y esta tierra era sin mancha. No estaba bajo la maldición todavía (Gn 3, 17). Los elementos inmaculados de los cuales salió el primer Adán, prefiguran a María de la cual salió Jesús (Ro 5, 14)(11) .

María está prefigurada también en Eva, la madre de nuestra raza. (Hay que recodar que los tipos son solamente sombras de los antitipos del N. T.), Como vimos, ella es nuestra madre por ser la madre de la Iglesia cuerpo de Cristo (Ap 12, 17). Lo que Eva perdió por desobedecer, María lo corrigió por su fe: He aquí la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra (Lc 1, 38). Mientras la serpiente venció a Eva (Gn 3, 13), Dios protegió a María de su mordedura: Y cuando vio el dragón que había sido arrojado a la tierra, persiguió a la mujer que había dado a luz al hijo varón. Y se le dieron a la mujer las dos alas de la gran águila, para que volase de delante de la serpiente al desierto... (Ap 12, 13-16).

Vemos en Génesis algo muy importante: dice la simiente suya (la simiente de la mujer) (3, 15), y la palabra griega en la versión de la Setenta es SEMENOS (semen en castellano). Entonces, ya que una mujer no tiene semen, la única mujer a quien se podría referir es a María, cuyo hijo fue concebido sin hombre, porque las demás personas nacen de mujer y hombre, de quien viene el semen. Génesis nos dice que existiría entre la mujer y la serpiente una enemistad completa y que la mujer iba a herir a la serpiente: Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya. Esta mujer (María prefigurada) está en enemistad total con el diablo. No existiría tal enemistad total si María hubiese pecado como pecó Eva. No son socios. La serpiente es fuente de todo pecado y maldad. Al fin y al cabo es Dios quien hace que María no peque: YO PONDRÉ enemistad entre tú y la mujer (Gn 3, 15).

No hay que poner en oposición, Jesús o María como si fuera uno u otro. Los católicos vemos cómo los dos luchan juntos en contra del diablo (Gn 3, 15). En esta primera profecía del plan de la salvación, vemos que "la mujer" que prefigura a María y su descendiente (Jesús) luchan en contra de Satanás.

Es importante ver cómo María es prefigurada por otras mujeres que Dios utiliza para salvar a su pueblo del malvado. Las dos mujeres hieren la cabeza del enemigo de Dios en Génesis 3, 15: Jael, en Jueces 4, 21, mata a Sísara con una estaca en la cabeza. Y cómo Elizabeth le diría a María en Lc 2, 42, así a Jael le dicen: Bendita sea entre las mujeres (Jue 5, 24). Otra mujer que prefigura a María es Judít: Ella hace lo mismo con otro enemigo de Dios, Holofernes, le cortó la cabeza (13, 8) salvando así al pueblo de Dios. De ella como de María se dice: Bendita seas tú en todas las naciones (Jdt 14, 7).. El pueblo de Israel la alaba diciendo: El Señor te ha mostrado su favor. Qué el Señor Todopoderoso te bendiga eternamente (15, 9). Es claro, que estas mujeres: de Génesis 3, Jael y Judit prefiguren a María que Dios utiliza como instrumento en contra del enemigo. En el caso de María, el enemigo que ella vence es el diablo, quien fue vencido también por Jesús en la Cruz plantada en Gólgota. Lo interesante es que Gólgota quiere decir calavera (Jn 19, 17) . Entonces otra vez un enemigo de Dios -el enemigo supremo- es vencido por medio del símbolo de herir su cabeza: el madero de la Cruz plantada en la "calavera".

También María es el Nuevo Tabernáculo. El primer tabernáculo fue detalladamente construido según Éxodo 25, 9 y 39, 42-43 para ser perfecto y sin mancha (2 Cr 7, 2). Esto prefigura a María. La gloria de Dios cubrió y llenó el primer tabernáculo (Ex 40, 34-38). Compara esto con las palabras de Gabriel en Lucas 1, 35 donde María está cubierta con esta gloria, sobre ella bajó la gloria del Espíritu Santo(12)

. María fue prefigurada como el tabernáculo perfectamente construido sin mancha. La traducción de los Setenta (LXX) utiliza la misma palabra y habla de la misma manera de María (el poder del Altísimo la llena en Lc 1, 35) como lo que pasó con el tabernáculo (Ex 40, 34-35).

Es claro también que Lucas quiere que veamos a María como otra arca de la alianza también construida perfectamente. Compara también segunda de Samuel (6, 9), vemos que David dice algo semejante a lo que dice Elizabeth a María (en Lc 1, 43): ¿Cómo ha de venir a mí el arca de Jehová?; David salta frente al arca (2 S 6, 14) como saltó de alegría Juan el Bautista frente a María (Lc 1, 44) la Nueva Arca de la Nueva Alianza que contiene a Jesús el verdadero pan de cielo (el primer arca contenía el maná). Y no es por casualidad que del arca se dice que estuvo en casa de Obed-edom geteo tres meses (2 S 6, 11), igual que se dice de María: Y se quedó María con ella como tres meses (Lc 1, 56). Así se encuentra este enlace entre el arca construida perfectamente y María en el libro del Apocalipsis: Y el tempo de Dios fue abierto en el cielo, y el arca de su pacto se veía en el templo. Y hubo relámpagos, voces, truenos, un terremoto y grande granizo Apareció en el cielo UNA GRAN SEÑAL: una mujer vestida del sol... (Ap 11, 19-12,1).

Como el monte Sinaí es santo porque Dios está allí (Ex 3, 5), aún más María es "santa" por la presencia de Dios en Ella. Es verdad que nada de estas cosas "prueban" sin duda la Inmaculada Concepción, pero sí la apuntan. Si tú fueras Dios, ¿cómo crearías a tu madre con o sin pecado?

La idea de Dios al salvar a María de los pecados es para que ella no reciba en su alma el pecado de Adán que Pablo menciona. Jesús, siendo Dios, es perfecto y nada con mancha puede acercarse a Dios (Ap 21, 27). Dios habita en luz inaccesible (1 Ti 6, 16). Dios preparó a María para recibir por el Espíritu Santo al Hijo de Dios.

Lutero escribió más de 60 homilías y sermones alabando a María. Calvino escribió algunas también. Recientemente más y más protestantes (no fundamentalistas) están reconociendo el lugar privilegiado de María, como podemos constatar en charlas dadas en el congreso sobre María por los Luteranos, Reformados, etcétera.

¡Es curioso cuánto hablan (aunque en forma negativa) de María los hermanos!

Recientemente en el periódico Reforma (15.5.94) citaron a un misionero bautista que decía que María nació con pecado porque toda la descendencia humana desde el punto de vista de Génesis está maldita. ¿Incluye a Jesucristo quién es descendencia de David?


ASUNCIÓN DE MARIA AL CIELO





Ni permitirás que tu
santo vea corrupción (Sal 16, 10b).

Pablo dijo a los corintios: así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados (1 Co 15, 22). Entonces, siendo que por el pecado de Adán todos mueren, María que fue salvada del pecado de Adán por Jesús no recibió el castigo de la muerte. Como vemos en Hechos 2, 27, la interpretación del Salmo 16 "no ver la corrupción", quiere decir la descomposición del cuerpo.

Pablo admite la posibilidad de una asunción corporal (2 Co 12, 2-4). Los hermanos no tienen ningún problema con la idea de que Elías fue llevado al Cielo (2 R 2, 11) igual que Enoc (Gn 5, 24 y He 11, 5), ¡pero la Madre de Jesús es problema! La Iglesia primitiva no tuvo problema con la idea de la Asunción de María porque era una creencia que Moisés también fue llevado al cielo(13). Así que Judas nos da un tercer siervo fiel de Dios que fue elevado al cielo corporalmente, como vimos en el apartado sobre la tradición oral.

Los huesos de los santos siempre han sido venerados como se lee en los libros de los primeros cristianos. ¿Por qué nunca en ningún libro de los primeros cristianos se mencionan los huesos de María que hubieran sido más venerados? Porque María fue asunta a los cielos. Así testifican los primeros cristianos. Es importante recordar que la enseñanza católica no dice que María subió al cielo por sí misma, como hizo Jesús. Ella fue asunta, fue elevada por Cristo.


¿MADRE DE DIOS?

El Santo Se que nacerá
será llamado Hijo de Dios (Lc 1, 35).

"Afirmar que María es la Madre de Dios es presumir que ella existió antes que Dios" (14) .

"Contra Nestorio, que ponía dos personas en Cristo, unidas moralmente, haciendo así a María madre del hombre-Jesús, pero no del hijo de Dios, el Concilio de Efeso (a. 431) definió: ´Si alguien no confiesa que el Emanuel (Cristo) es verdaderamente Dios y, por tanto, que la Santa Virgen es Madre de Dios (griego: TEOTOKOS = dio a luz a Dios)... sea anatema.... Los pasajes novotestamentarios que avalan está definición son: a) Lucas 1:35... b) Lucas 1:43... c) Gálatas 4:4..." (15) .

Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer...(Gá 4, 4).

La mayoría de los hermanos rechaza el título "Madre de Dios", mientras que los católicos lo usan. Dicen que María es solamente "madre de Jesús" y no "madre de Dios". La Iglesia católica defiende este título para defender la creencia de que Jesús es Dios y hombre, no solamente hombre. Entonces, dar a luz a Jesús es dar a luz al Dios verdadero (como dice Lc 1, 35), pero no es ser origen de Dios-Padre.

¿Habla la Biblia de que María es madre de Dios? Sí. Elizabeth dijo: ¿Por qué se me concede esto a mí, que la madre de mi Señor venga a mí? (Lc 1, 43). Para Elizabeth, "el Señor" es Dios como el contexto demuestra. Elizabeth dijo en v. 45 (y María en v. 46): creyó porque se cumplirá lo que le fue dicho de parte del Señor. El ángel habló "de parte de Dios" y no era solamente el hombre Jesús. El "Señor" es Dios (vv. 46 y 47). La persona que nació de María es: Dios-con-nosotros (Mt 1, 23). Dios envió a su Hijo, nacido de mujer...(Gá 4, 4). Ver Mt 1, 23: La virgen concebirá y dará a luz a un hijo y lo llamarán Emanuel <<Dios con nosotros>> Por eso Ignacio de Antioquía dice: "Nuestro Dios, Jesucristo, fue concebido en María según el plan de Dios" .

El título "Madre de Dios" (TEOTOKOS) es antiquísimo. Un pedazo de papiro fue hallado en Egipto con fecha de 260 d.C. invocando la intercesión de la Teotokos (Papiro 470 en la Biblioteca John Rylands, Manchester). Cuando se proclamó en el Concilio de Efeso, multitudes de personas en las calles gritaron entusiastamente: "Hagia Maria Theotokos" Santa María, Madre de Dios!

El error protestante proviene de confundir este concepto: madre de Dios, con este otro: creadora de Dios. La madre no crea nada, solamente forma de su propia substancia un cuerpo el cual viene a animar un alma. Es Dios Padre quien engendró a su Hijo. Así, la Virgen María formó un cuerpo que, animado por un alma, el Hijo de Dios asumió para sí en el primer instante de su formación sobrenatural. Y María, siendo madre de Jesús es nuestra madre también porque Jesús es nuestro hermano (Ro 8, 29).

Los fundamentalistas dicen que María era la madre de la naturaleza humana de Cristo no de su naturaleza divina. Pero al reflexionar nos damos cuenta de que esto es erróneo. Nuestras madres no son madres de nuestra naturaleza sino de nosotros. Es una persona la que es concebida no una naturaleza. Lo que nació era la persona de Jesús no una naturaleza. La madre de una criatura no genera su alma, pero aún así no es llamada madre del cuerpo del niño sino la madre de este.

Los hermanos de la Iglesia la Luz del mundo dicen: "No. 9 Año 431 D.C. MARÍA MADRE DE DIOS. ...Que es madre de Dios es mentira. En Hechos 1:24 dice que es madre de Jesucristo, no de Dios"(16) . (Atención lector, Hechos 1,24 ¡no tiene nada que ver con el asunto!).

Madre de todos

María es nuestra madre espiritual. ¿Cómo? Vimos que María, es la madre de Jesús, y que nosotros somos sus hermanos. Vimos también que la Iglesia es el cuerpo de Jesús (Él es la cabeza del cuerpo dice Pablo a los Efesios). ¿Será que María es solamente la madre de la cabeza del cuerpo? Si María es madre de Jesús, y la Iglesia es cuerpo espiritual de Cristo, María es madre de la Iglesia espiritualmente. Si Eva fue la madre físicamente de todos nosotros, y María es la nueva Eva en manera espiritual (la "mujer"), ella es nuestra madre espiritualmente. Por la primera vino el pecado, por la segunda vino quién venció al pecado.

Abraham es llamado nuestro padre en la fe por ser instrumento de Dios (Ro 4, 11-18). María lo fue también (Lc 1 y Mt 12, 50). Si no tenemos problema en llamar a Abraham nuestro padre, ¿por qué oponerse en llamar a María madre? Por esto, como Abraham, María es nuestra madre espiritual que Jesús nos entregó (Jn 19, 26-27).

María es "obra maestra" de Dios. Es ejemplo de lo que Dios puede obrar en nosotros cuando no ponemos obstáculos, como dudas, egoísmos y pecados. ¿Has visitado un museo donde las obras de un artista están presentadas al público? ¿Podías imaginar el artista ofendido por contemplar su obra maestra? ¿Estaría molesto porque la gente vea su obra de arte en vez de a él? Por supuesto que no. El artista recibiría honor por la atención que das a su obra. Y María es la obra de Dios desde el principio hasta el fin. Y si alguien alaba a uno de tus hijos, ¿les interrumpes diciendo: "Por favor dame el crédito"? No. Sabes que estás honrado cuando honran a tu hijo. Igual, Dios recibe el honor y gloria cuando sus hijos son honrados. Si Pablo pudo llamarse "padre" de los corintios y tesalonicenses (1 Co 4, 15 y 1 T 2, 2-11), ¿Por qué es tan difícil pensar que María puede ser nuestra madre espiritual? María es nuestra madre por el simple hecho de su fe en Cristo (Mt 12, 50). ¿Has aceptado a María como tu madre personal?

Los reformadores protestantes dejaron tres fiestas en honor a María por su fundamento bíblico y su vínculo con Cristo: La Anunciación, la Visitación y la Purificación (Presentación de Jesús al templo).

En su Comentario al Magnificat Lutero hizo esta oración: "Oh bienaventurada madre, virgen dignísima, acuérdate de nosotros y obténnos que también el Señor haga grandes cosas en nosotros".

El Rosario

Los hermanos nos critican porque oramos el rosario. Ellos citan a Mateo para "probar" que el rosario es repeticiones de oraciones vanas: Y orando, no uséis vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan que por su palabrería serán oídos (6, 7). Es un caso de no saber distinguir entre oraciones repetidas y oraciones que son "palabrería". El asunto de esta cita es: "palabras vanas" (vanas repeticiones), y que en orar con mucha palabrería, uno será oído. Así los paganos pensaban que podían manipular y controlar a sus dioses con muchas palabras, pero Dios no puede ser controlado (ver 1 R 18, 25-29).. Las oraciones de los gentiles resultaron vanas por esta razón.

Jesús repitió tres veces su oración en el huerto de Getsemaní utilizando las mismas palabas.. En Marcos leemos: otra vez fue y oró diciendo las mismas palabras (14, 39). El nos dio el ejemplo de la viuda que persistía en su oración (Lc 18, 1-8). Día y noche los ángeles repiten Santo, Santo, Santo en el cielo (Is 6, 3 y Ap 4, 8). Dios estaba contento con las oraciones repetidas de los jóvenes en el horno (Dn 3, 52-90). Pablo nos dice: Orad sin cesar (1 Ts 5, 17) Los mismos hermanos han repetido el Padre Nuestro por lo menos una vez en su vida.

El rosario se compone del Padre Nuestro, de Ave Marías -cuyas fórmulas derivan de la Biblia- y de meditación acerca de los misterios de la vida de Jesús. Cuando oramos el Rosario decimos bendita eres entre todas las mujeres, así cumplimos la profecía bíblica que proclamó María: desde ahora me dirán bienaventurada todas las generaciones (Lc 1, 48). Bendecir es igual a decir bienaventurada/feliz como vemos en otras traducciones. El Rosario cumple la profecía. Si Dios nos bendice (Ef 1, 3), y bendice a María por medio de Gabriel, ¿por qué nosotros no vamos a bendecirla? Bienaventurados los que oyen la palabra de Dios y la guardan (Lc 11, 28).

Jimmy Swaggart, antes famoso televangelista dice que al orar con el rosario uno habla a María diez veces más que a Dios (un Padrenuestro). Es falso porque bendecimos a Jesús igual en cada "Ave María" cuando decimos "y bendito es el fruto de tu vientre Jesús". Además, ¿será el hecho de que el nombre de Pablo ocurre 126 en Hechos, mientras el de Jesús sólo está mencionado 68 veces, implique que el autor de Hechos piensa más en Pablo que en Jesús? El hecho de que el libro de Ester ni siquiera menciona el nombre de Dios no quiere decir que el autor era ateo. María no guarda nada para sí misma sino siempre apunta a su Hijo: Haced lo que os dijere (Jn 2, 5).

El rosario no es repetir palabras vanas. Cuando tus hijos te dicen "Yo te amo mamá" vez tras vez todo el día, nunca les castigas diciendo "hijo, esto es repetición vana". Igual nosotros como hijos de Dios y de María decimos "Te quiero mamá, ora por mí a Dios". Aunque repetidas, las palabras son vanas solamente si los decimos sin sentido, como robots.

En resumen: La Iglesia católica reconoce que, para algunas personas, la devoción a María podría llegar al extremo, es decir, sin tomar en cuenta su relación con Jesucristo. Ella es una criatura finita y Cristo es infinitamente más grande que ella. El punto de referencia en la devoción a ella es Cristo; cada creencia sobre ella tiene su significado en el contexto del Salvador. Por ejemplo, la creencia en la Inmaculada Concepción es entendida dentro de la teología de que la Iglesia es la inmaculada esposa de Cristo y la Asunción al Cielo prefigura lo que pasará con la Iglesia cuando Cristo venga al fin de los tiempos: todos iremos a su encuentro. El Papa Pablo VI recalcó que Cristo es el único camino al Padre y por eso la devoción a María está entendida como el medio para llevarnos a él: Haced todo lo que os dijere (Jn 2, ,5). Y como el Papa señaló, estas son palabras que armonizan completamente con aquéllas dichas por el Padre celestial cuando Jesucristo fue transfigurado: A él oíd (Mt 17, 5).

¿Qué dijo la Iglesia primitiva?

Los Privilegios de María.

Justino Mártir (155): Diálogo con Trifón, 100.
Ireneo (189): Contra las herejías, 3:22:24.
Tertuliano (210): Sobre la Carne de Cristo, 17:4.
Epifanio (374): El Hombre Firmemente Anclado, 120 y Haereses (también conocido como "Panario" o "Botiquín"), 78:6.

Madre de Dios.

Ireneo (180): Contra las herejías, 5:19:1.
Alejandro de Alejandría (324): Carta Encíclica a todos los Obispos no egipcios, 12.
Efraín (338-373 d.C.): Cantos de Alabanza, 1:20.
Atanasio (365): Tratado de la Encarnación del Verbo, 8.
Cirilo de Jerusalén (350): Lecturas Catequistas, 10:19.


Y finalmente:

"Si la devoción a la Santísima Virgen se separase de su Hijo, sería preciso desecharla como una ilusión del demonio"( Las glorias de María Luis de Ma. Grignon. de Montfort, Primer parte, Cap, II, Primera Verdad, pár 4)

Del libro Nuevo Diccionario de Mariología, Stefano de Fiores y Salvatore Meo, Edic Paulinas, España, 1988:

"En la Santísima Virgen se cumplen a maravilla las condiciones para tener parte activa en la realeza de Cristo. Desde la anunciación a pentecostés abrazó el designio divino sobre su propia existencia, prestó oídos a la palabra de Dios, le siguió en las pruebas incluso hasta la hora suprema de la inmolación. Ahora, por tanto, en comunión con toda la iglesia, consigue el premio de tanta fidelidad. Recurriendo a la imagen del Apocalipsis, diremos que Cristo hace sentar a su madre junto a sí sobre su trono (Ap 3,21), haciéndola copartícipe de aquel divino poder que él tiene de someter a sí todas las cosas (p. 1719).

"La mujer del Apocalipsis 12 lleva una corona. Parto doloroso de la mujer es María al pie de la cruz. Vestido con el sol = llena de gracia (Sal 104, 2; Ez 16, 10-13a; Is 52, 1; Cnt 6, 10). Estrella zona de Dios (Is 14, 13; Job 22, 12)".



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NOTAS

1. Rodelo Wilson argumenta que Elizabeth dijo bendita tú entre todas las mujeres, y no bendita sobre las mujeres y, entonces, María no es especial. Pero el hecho de que solamente lo dijo a ella "bendita tú"- y no a otras resulta igual. María es una mujer entre las mujeres como Jesucristo vivió entre los hombres (Fil 2, 7), pero no por eso Jesús no es sobre los hombres. A fin y al cabo, si Dios nos puede bendecir como nos recuerda Wilson (ver Ef 1, 3), ¡cuánto más nosotros podemos bendecir a la madre de su Hijo! Quizá si cambiemos el orden de las palabras dichas a María por Isabel: Entre todas las mujeres, bendita eres tú, vemos más claro que Dios sí la está elevando.

2. El Evangelista Juan no menciona el nombre de María. Dice "mujer". En el libro de Benko leemos, "Jesús se dirige a María como <mujer> (GUNAI), un término que suena a falta de respeto. En el uso, en el Nuevo Testamento, sin embargo, la palabra no es irrespetuosa en manera alguna.... equivale a nuestra expresión <señora>. La palabra sí es cortés...".(Los Evangélicos Los Católicos y la Virgen María, p.20).El castigo por no honrar a la madre era la muerte en el A.T.

3. En el Comentario Bíblico San Jerónimo (Tomo IV, NT II, p. 434) leemos: " Si Juan ha visto desarrollarse una nueva historia de la creación en los precedentes <<siete días>>, también reservó un puesto especial para aquella a la que Jesús se dirigió llamándola <<mujer>>. La mujer de la primera creación fue llamada <<Vida>>,... porque fue <<madre de todos los vivientes>> (Gén 3, 20). Ella es madre de Jesús y Él es primogénito entre muchos hermanos (Ro 8, 29). María es madre de la nueva vida, no sólo de la Palabra hecha carne, sino de todos aquellos que viven en virtud de su vida (14, 19s). Ella es, dicho con otras palabras, una figura de la Iglesia, la nueva Eva, como la llamaron los Padres (de la Iglesia primitiva). Otra representación... semejante aparece en la mujer de Ap 12, que es simultáneamente la madre de Cristo y del nuevo Israel, donde también las imágenes de Gén. han servido para inspirar la visión. Teniendo esto en cuenta, podemos comprender la importancia de que se la vuelva a llamar <<mujer>> en 19, 26s, donde el discípulo amado, representando a todos los cristianos, es encomendado a ella como a su propia madre" (Ediciones Cristiandad, Madrid, 1972).

4. Siguió el tema Ireneo, Contra las herejías, 3:22; Tertuliano en De la carne de Cristo, 17:5-6; Victorino de Petovio (año 304) en De fabrica mundi; Afraates Demostraciones, 4:6 Enfren en Carmina Soghita, 1 y Himnos sobre la Iglesia, 37, Jerónimo Cartas a Eustoquia Núm 22:21 y 22:19

5. 1 R 22, 42; 2 R 5, 3; 8, 26; 9, 6-7 y 22; 12, 1; 14, 2; 15, 2 y 33; 18, 2; 22, 1; 23, 31 y 36; 24, 18 Is 24, 2; Sal 123, 2; Pro 30, 23, etc.

6. Es interesante notar cómo la mujer de Ap 12 que simbolizan a María, (porque dio a luz a Jesús, no era Israel que le dio luz) está vestida: con el sol y la luna debajo sus pies. En Génesis y otros lugares en la Biblia, el sol y la luna simboliza el poder de reinar: E hizo Dios las dos grandes lumbreras; la lumbrera mayor para que señorease el día (1, 16). En Salmo 89 el trono (v. 27) del rey es como el sol (v. 36). Y cuando Jesús se transfiguró, su rostro resplandeció como el sol (Mt 17, 2. Ver Mal 4, 2), María, la mujer del Apocalipsis está vinculada con este mismo poder real.

7. En Jeremías 7, 18 el profeta deploró la devoción a la "reina del cielo". Pero éste se refería a la diosa de la fertilidad: Ishtar. No tiene nada que ver con María.

8. Recientemente (1996) se publicó el libro Mary Through the Centuries (María a través de los siglos), Yale University Press por el famoso historiador luterano Jaroslav Pelikan donde demuestra la tipología de María y figuras del Antiguo Testamento (Eva, Miriam, etc). Además, el autor asegura claramente que no hubo influencia entre la diosa-madre de los paganos y la creencia católica de María la reina.

9. La palabra griega para "todos" no necesariamente indica universalidad absoluta. En Romanos 5, 12 Pablo dice que la muerte pasó a todos, pero sabemos que Enoc y Elías no murieron. (Ver "todo" en Hch 1,1, y Mc 16, 20).

10. En el artículo llamado Reina por S. de Fiores Nuevo Diccionario de Mariología leemos: "La Virgen es presentada en términos propios de la realeza al ser llamada por el ángel kejaritoméne (Lc 1, 28). La gracia , en efecto, expresa en el AT el favor real (1 Sam 16, 22; 2 Sam 14, 22; 1 Rey 11, 19) y el amor (Cant 8, 10) o incluso ambas cosas como en Ester (2, 17; 5, 8; 7, 3; 8, 5)" p. 1725.

11. "El comienzo de Mt 1, 1 suena de esta forma: ....Libro de la generación de Jesucristo. Pues bien, observan algunos exégetas, el título es el mismo que aparece en Gén 2, 4 a propósito de la creación del mundo: Estos son los orígenes de Adán. ("generación" y "orígenes" siendo la misma palabra GHENÉSEOS)... De este visible paralelismo entre Mt 1, 1 y Gén 2, 4; 5, 1 algunos deducen la siguiente conclusión: Mateo considera el génesis-nacimiento de Jesús como una segunda creación: Cristo es el nuevo Adán en el seno de María (cf Mt 1, 18.21) sería como la nueva tierra virgen de la que el Espíritu de Dios plasma al que es origen de la nueva humanidad" Nuevo Diccionario de Mariología, p. 308.

12. "Hay un paralelismo entre Lc 1, 35 y Ex 40, 34-35. La fuerza del paralelismo está aquí. Como la nube que envuelve la tienda de la reunión significa que el interior de la morada está lleno de la gloria del Señor, así el poder del Espíritu que desciende y cubre con su sombra a María hace que su seno quede lleno de la presencia de un ser que será Santo e Hijo de Dios. La punta de los paralelos señalados está en la equivalencia entre "la gloria del Señor" por una parte y los apelativos Santo e Hijo de Dios por otra. El niño que deberá nacer de María será de naturaleza divina" (Nuevo Diccionario de Mariología, pp. 1176-1178).

13. Judas 9 cita el libro de la Asunción de Moisés, como ya vimos en el tercer tema.

14. Ibid, Jeter, p. 67. El autor evangélico Rodelo Wilson en su libro Investigando la Trinidad (Edit. CLIE, 1994) escribe: "Bajo ninguna (¿de verdad ninguna?) circunstancia podemos afirmar que María sea la madre de Dios... Confirman las Escrituras cuando dicen en Mt 2, 17 que los reyes magos <<entrados en la casa, vieron al niño y a su madre>>. Ella se llama Madre del niño no de Dios" (p. 159). Señor Wilson, ¿quién era este niño?

15. Ibid, Lacueva, p.94 Aquí vemos un teólogo evangélico que, por lo menos esta única vez, afirma la doctrina católica. Anteriormente admitió que: "Uno de los signos del creciente acercamiento de muchos <protestantes> a la Iglesia de Roma es el nuevo interés en la Mariología, despertado entre las altas jerarquías de la Iglesia Anglicana y entre muchos de los teólogos <ecumenistas>" (p. 90). Por su uso de comillas se ve que el Sr. Lacueva no está de acuerdo con estos "protestantes" "ecumenistas".

16. Pequeña Recopiliación de Estudios Bíblicos Elementales. un manual hecho por La Luz del Mundo para los "obreros evangelistas"
 
Luis Fernando


Lo que tu has pegado es solo dialéctica, que se opone a la sencillez y claridad de la Palabra:


No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. 5No te inclinarás a ellas, ni las honrarás;


Muchas versiones dicen: "ni les rendirás culto"


A María se le rinde culto, y eso es ABOMINACIÓN E IDOLATRÍA.



Y los otros hombres que no fueron muertos con estas plagas, ni aun así se arrepintieron de las obras de sus manos, ni dejaron de adorar a los demonios, y a las imágenes de oro, de plata, de bronce, de piedra y de madera, las cuales no pueden ver, ni oír, ni andar; y no se arrepintieron de sus homicidios, ni de sus hechicerías, ni de su fornicación, ni de sus hurtos. (Ap 9:20-21)




Yo Jehová; este es mi nombre; y a otro no daré mi gloria, ni mi alabanza a esculturas. (Is 42:8)
 
Vamos a ver algunos de los atributos que la IC concede a María, la madre del Señor; y que no son exclusivos de ella, ni indican que ella haya de tener trato especial por parte de los creyentes; aparte de admiración y verla como un ejemplo de vida cristiana, lo cual, no sólo es lícito sino además aconsejable.


María es llamada “llena de gracia”..................................

Y Esteban, lleno de gracia y de poder, hacía grandes prodigios y señales entre el pueblo.(Hechos 6:8)

Si ponemos la palabra “gracia” en un buscador de concordancia bíblica, encontraremos más de 200 entradas, infinidad de personajes bíblicos hallaron gracia ante Dios y ante los hombres. Ser lleno de gracia, NO IMPLICA que se deba considerar a María como algo especial y digno de veneración o extremos peores como adoración, objeto de culto y de peticiones milagrosas, ella no es una intermediaria, el UNICO Mediador es Cristo.

Porque hay un solo Dios, Y UN SOLO MEDIADOR entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre.(1 Timoteo 2:5)




Bienaventurada: Esta palabra , en el original griego es “makarios” que significa : dichosa, feliz.

No es necesario explicar que esta palabra en la Biblia, está reflejada más de cien veces, y específicamente, en las bienaventuranzas.

Ser bienaventurado (feliz), no implica que se deba rendir culto, veneración y demás “desviaciones” de la verdad del evangelio, que nos enseña que SOLO JESUCRISTO, SOLO DIOS, SON DIGNOS DE NUESTRA HONRA, VENERACION, ADORACION, CULTO Y DESTINO DE NUESTRAS ORACIONES.



Ser bendita entre las mujeres, no es exclusivo de María:
Y entrando el ángel en donde ella estaba, dijo: ¡Salve, muy favorecida! El Señor es contigo; bendita tú entre las mujeres.(Lucas 1:28)


Tenemos el caso de Jael, la propia Escritura la define igual que a María:

Bendita sea entre las mujeres Jael, mujer de Heber ceneo; sobre las mujeres bendita sea en la tienda(Jueces 5:24)


Por no hablar de otros casos, en que mujeres y hombres son llamados en la Palabra “benditos” .

Y dijo David a Abigail: Bendito sea Jehová Dios de Israel, que te envió para que hoy me encontrases.Y bendito sea tu razonamiento, y bendita tú, que me has estorbado hoy de ir a derramar sangre, y a vengarme por mi propia mano.(1 Samuel 25:32-33)


Ser bendito, pues, tampoco es motivo para tener a María en una estima superior a otros personajes bíblicos que Dios nos ha dejado como ejemplos, para imitarles por su fidelidad a Él, y aprender a no hacer como ellos, cuando fallaron.


Biblicamente, NO HAY ARGUMENTOS, para que la bienaventurada María sea considerada de una talla espiritual superior, ella fue la madre de Jesucristo, indudablemente un ser escogido por Dios para llevar en su seno a Dios humanado, lo cual, no implica que el ejercicio de su “destino” deba ser considerado superior que el del apóstol Pablo, Josué, Moisés, o cualquier cristiano, que obedece al Señor y dice : Heme aquí Señor. De María podemos aprender mucho y bueno, pero nuestros ojos han de fijarse en Cristo, el Autor y consumador de nuestra fe; desviar nuestra mirada de Él para “imitar” y venerar a seres creados, es despreciar el don de Dios: JESUCRISTO, y no amar a Dios sobre todas las cosas, quitándole ese UNICO lugar en nuestro corazón.



Maripaz
 
De Jetonius

De Jetonius

En su erudita obra "María en la Patrística de los siglos I y II" (Madrid: BAC, 1970, p. 371)el marianísimo José Antonio de Aldama, S.I., confiesa: "Hablar de verdadero culto a María en el siglo II sería anacrónico."
Sobre los dogmas marianos:
1. La primera defensa de la virginidad perpetua es probablemente el Adversus Helvidium de Jerónimo, escrito a fines del siglo IV. Fue luego defendida por León I. El dogma de la virginidad perpetua -antes, durante y después del parto- fue definida por un sínodo local (III Letrán, 649) bajo el papa Martín I, y ratificado por el III de Constantinopla, sexto ecuménico (680-681).
Es decir que nada se oye acerca de la virginidad perpetua antes de fines del siglo IV.
2. La inmaculada concepción es por completo desconocida para la Iglesia antigua. Su formulación es medieval tardía, y originó controversias entre los propios teólogos escolásticos. De hecho, fue propuesto como dogma en el concilio de Basilea (1439) pero de manera inválida ya que el papa Eugenio IV excomulgó a los miembros del concilio. El primero en aceptar esta doctrina fue Sixto IV en 1477, siquiera de modo indirecto, al aprobar la fiesta de la Inmaculada Concepción de la Virgen.
El mismísimo Concilio de Trento se abstuvo prudentemente de sancionar el dogma. No llegó a ser tal hasta 1854, gracias a Pío IX.
3. Sobre la Asunción corporal de María a los cielos, dice el hipermariologista P. Carol: "No existe ningún documento del magisterio anterior a Pío XII en el que se declare oficialmente la asunción corporal de la Virgen a los cielos."
No hay trazas en Occidente de la idea, para no hablar del dogma, hasta fines del siglo VIII.
Fuente: J.B. Carol (Dir.): Mariología. Madrid: BAC, 1964.
De modo que es obvio que estos dogmas no surgieron de tradiciones provenientes de los Apóstoles, de las cuales falta por completo todo testimonio, sino de desviaciones doctrinales producidas sobre todo a partir de la edad media.
La excusa de la tradición apostólica no sirve, Juan Manuel. La misma Iglesia de Roma hasta hoy no ha podido (o más bien no ha querido) delimitar y enunciar lo que arbitrariamente llama "tradición apostólica", que le ha permitido introducir doctrinas totalmente desconocidas por los Apóstoles.
Comentario:


Por otro lado, el hecho de que no haya referencias a María en las epístolas, no dice nada en sí mismo en contra de ella.

Pero ........., ¿quién quiere decir algo en contra de la Bienaventurada María?
Yo nada malo, y mucho de bueno, tengo que decir de ella. Lo que rechazamos por contundentes razones es el culto mariano y los dogmas romanos, no a la B. María.
Comentario:


Porque probablemente María pasó el resto de su vida en la casa de Juan, consagrada a la oración y el servicio a los pobres.
Sólo aparece además en Hechos de los Apóstoles, donde se vé que ella estuvo junto con los Apóstoles el día de Pentecostés.
Y aparece en el Apocalipsis, en forma simbólica, como la Mujer vestida de sol, y con la luna a sus pies.

Es bien sabido que la interpretación de Apocalipsis 12 es algo en lo que no concuerdan los teólogos, ni siquiera dentro de Roma.
Comentario:


Cómo explicar este extraño silencio (que yo llamaría "muy sonoro") en parte del Nuevo Testamento con respecto a la Virgen María ???
Porque habitualmente el más "importante' no es el que hace más "ruido".
María era tan humilde, que ni siquiera los Apóstoles le concedieron a ella importancia.
Pero Dios mismo la exaltó después, porque como dice la misma María en su alabanza a Dios


Totalmente de acuerdo en que el silencio del Nuevo Testamento, y yo agregaría de la Patrística primitiva en lo concerniente a los dogmas marianos es ensordecedor.
A pesar de ello, insisten los católicos en sus trece (tal vez aturdidos por tanto silencio).
El más importante es Cristo, y vaya que hicieron ruido los Apóstoles predicando la salvación en su nombre.
Bendiciones en Cristo,
Jetonius
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Comentario:

Originalmente enviado por abel34:
Enésima aclaración para algunos hermanos protestantes sobre la veneración de imágenes en la IC.


Bien, entonces aquí va la enésima aclaración de por qué NO se le debe rendir culto a las imágenes.
El culto a las imágenes
No es necesario insistir aquí con el hecho de que en el Antiguo Testamento se prohíbe que los israelitas se hagan imágenes y que les rindan culto (Exodo 20:4-5; Deuteronomio 5:8-9). Los profetas, en particular Isaías y Jeremías, ridiculizan el culto a las imágenes idolátricas: Isaías 44: 9-20; Jeremías 10: 1-16. El episodio del becerro de oro (Exodo 32), como los de Jeroboam (1 Reyes 12: 26-33) ilustran las consecuencias de la transgresión.
Cabe subrayar que lo que se prohíbe de manera absoluta es que el hombre se haga imágenes por su propia iniciativa con el objeto de rendirles culto. Por tanto, no está prohibida para los cristianos la hechura de imágenes con fines didácticos, recordatorios u otros. La mayoría de los cristianos toma fotografías de los seres queridos y admite la erección de monumentos públicos y esculturas. Empleamos imágenes para enseñar a nuestros niños y vemos películas y videos donde Jesús y los Apóstoles son representados.
Aunque el judaísmo tardío entendió la prohibición de las imágenes de manera absoluta, tal actitud no está justificada por los datos bíblicos. En efecto, Dios mismo mandó hacer imágenes bordadas, talladas y esculpidas para el tabernáculo, como también la serpiente de bronce (Números 21:9) que según Jesús enseñó era un tipo de su muerte redentora (Juan 3:14). Lo que evidentemente estaba proscripto era rendir culto a las imágenes, como lo demuestra la aprobación divina ante la destrucción de la serpiente de bronce cuando ella se tornó objeto de culto para los israelitas (2 Reyes 18:4).
Los primeros cristianos dejaron testimonios de su fe por medio de las imágenes que hasta hoy se conservan en las catacumbas. Sus representaciones, mayormente pictóricas, incluían episodios de la Biblia, símbolos como el pez (griego YCHTHYS, acrónimo de Iesous Christos , Theou Hyious, Soter = Jesucristo, Hijo de Dios, Salvador), y del Buen Pastor. Sin embargo, no existe evidencia de que existiese ningún tipo de culto hacia tales imágenes recordatorias. Adrian Fortescue escribe en la Catholic Encyclopedia:
“Diferente de la admisión de imágenes es la cuestión del modo en que eran tratadas. ¿Qué signo de reverencia daban los primeros cristianos a las imágenes de sus catacumbas, si es que daban alguno? Para el primer período no tenemos información. Hay tan pocas referencias en absoluto a las imágenes en la literatura cristiana más primitiva que difícilmente hubiésemos sospechado su ubicua presencia si no estuviesen realmente allí en las catacumbas como el argumento más convincente. Pero estas pinturas de las catacumbas no nos dicen cómo eran tratadas. Podemos dar por sentado, por una parte, que los primeros cristianos entendían perfectamente que las pinturas no tenían parte alguna en la adoración debida sólo a Dios. Su monoteísmo, su insistencia en el hecho de que servían solamente al todopoderoso e invisible Dios, su horror ante la idolatría de sus vecinos, la tortura y muerte que sufrían los mártires antes de derramar una pizca de incienso ante la estatua del numen del emperador son suficientes para convencernos de que no estaban disponiendo filas de ídolos propios. Por otra parte, el lugar de honor que le dan a sus símbolos y pinturas, el cuidado con el que decoran, indica que trataban a las representaciones de sus creencias más sagradas con el menos una decente reverencia. Es a partir de esta reverencia que toda la tradición de venerar las imágenes sagradas se desarrolló gradual y naturalmente.”
(s.v. Images, Veneration of . The Catholic Encyclopedia, Volume VII, 1910; negritas añadidas)
Tal vez las escasas alusiones a las imágenes no nos proporcione información de cómo eran tratadas, pero este mismo hecho testimonia que su papel en la vida cristiana era modesto, y en modo alguno tenía la importancia indebida que adquirió luego.
De hecho, diversos escritores cristianos primitivos (siglos II y III) fueron explícitos acerca de la prohibición de imágenes en el culto, ya que veían claramente el peligro de idolatría que esto suponía. El citado autor católico reconoce que ellos no sólo denunciaron la adoración, sino incluso la manufactura y posesión de las tales imágenes, y menciona a Atenágoras en su “Legación a favor de los cristianos”, Teófilo en su “Carta a Autólico”, Minucio Félix en su “Octavio”, Arnobio en “Contra los Gentiles”, Tertuliano en “Sobre la Idolatría” y Cipriano en “La vanidad de los ídolos.”
A esto podríamos agregar el testimonio de Orígenes (m. 254):
“Son los más ignorantes quienes no se avergüenzan de dirigirse a objetos sin vida ... y aunque algunos pueden decir que estos objetos no son sus dioses sino tan sólo imitaciones de ellos y símbolos, sin embargo se necesita ser ignorante y esclavo para suponer que las manos viles de unos artesanos puedan modelar la semejanza de la Divinidad; os aseguramos que el más bajo de los nuestros se ve libre de tamaña ignorancia y falta de discernimiento.” (Contra Celso, 6:14).
Javier Gonzaga narra la siguiente ilustrativa anécdota:
“Cuando los soldados de Diocleciano [emperador que lanzó la última gran persecución contra los cristianos] irrumpieron en una iglesia en Nicomedia [en] el año 297 mostraron su ignorancia total del cristianismo al sorprenderse de no encontrar ninguna representación de lo que los cristianos adoraban allí. Esto era precisamente lo que diferenciaba a una iglesia cristiana de un templo pagano.” (Concilios. Grand Rapids: International Publications, 1965; 1: 237).
Por la misma época del acontecimiento recién narrado, Lactancio (240-320) escribió:
“Es indubitable que en donde quiera que hay una imagen no hay religión. Porque si la religión consiste de cosas divinas, y no hay nada divino más que en las cosas celestiales, se sigue qu e las imágenes se hallan fuera de la esfera de la religión, porque no puede haber nada de celestial en lo que se hace de la tierra ... no hay religión en las imágenes, sino una simple imitación de religión.” (Instituciones Divinas 2:19).
En 305 ó 306 un concilio reunido en Elvira, cerca de la actual Granada, estableció en su canon 36: “Ordenamos que no haya pinturas en la Iglesia, de modo que aquello que es objeto de nuestra adoración no será pintado en las paredes.” En el pasado, apologistas católicos como Baronio y Bellarmino cuestionaron este sínodo español, pero su ortodoxia es hoy generalmente admitida.
Eusebio de Cesarea habla de una estatua de Cristo existente en Paneas que tuvo ocasión de ver, y comenta:
“Y no es extraño que hayan esto aquellos paganos de otro tiempo que recibieron algún beneficio de nuestro Salvador, cuando hemos indagado que se conservaban pintadas en cuadros las imágenes de sus apóstoles Pablo y Pedro, e incluso del mismo Cristo, cosa natural, pues los antiguos tenían por costumbre honrarlos de este modo, sin miramiento, como a salvadores, según el uso pagano vigente entre ellos.” (Historia Eclesiástica 7,18:4; negritas añadidas).
Asimismo Epifanio (315-403), obispo de Salamina en Chipre, quien era un acérrimo enemigo de las enseñanzas de Orígenes, concuerda con éste contra las imágenes, según una carta a Juan, obispo de Jerusalén , conservada por Jerónimo. Epifanio fue a una iglesia de Palestina a orar y, según dice: “hallé allí una cortina colgada en las puertas de la citada iglesia, teñida y bordada. Tenía una imagen de Cristo o de uno de los santos; no recuerdo precisamente de quién era la imagen. Viendo esto, y oponiéndome a que la imagen de un hombre fuese colgada en la iglesia de Cristo, contrariamente a la enseñanza de las Escrituras, la desgarré ...” Epifanio aconseja además a Juan que instruya a los responsables para que no se cuelguen cortinados de esa clase en ninguna Iglesia de Cristo, “opuestos como están a nuestra religión” , y continúa: “Un hombre de tu rectitud debiera ser cuidadoso en quitar una ocasión de ofensa, indigna por igual de la Iglesia de Cristo como de aquellos cristianos que están confiados a tu cargo.” (Jerónimo, Ep. 51:9).
En uno de sus escritos contra los maniqueos, Agustín de Hipona admite que algunos adoran imágenes, pero no reconoce a los tales como a verdaderos cristianos: “No reúnas contra mí a los profesantes del nombre cristiano, quienes ni conocen ni dan evidencia del poder de su profesión... Sé que hay muchos adoradores de tumbas y de pinturas ... Ni es sorprendente que entre tantas multitudes [de cristianos] hayas de encontrar algunos por la condenación de cuya vida puedas engañar a los incautos y seducirlos [para sacarlos] de la seguridad católica.” (De Moribus Eccl. Cath., 34:75).
El obispo de Hipona, como Orígenes antes que él, refutó de antemano el argumento de Santo Tomás acerca de que no se le rinde culto a la imagen, sino a lo que representa:
“¡Avergüéncense todos los que sirven a una escultura, los que se glorían en los ídolos! Pero avanza uno que se cree docto y dice: ‘Yo no adoro a una piedra ni esta imagen que no tiene sentimientos; porque no es posible que vuestros profetas hayan imaginado que tenían ojos y no veían, y que yo sea ignorante hasta el punto de no saber que la imagen no tiene alma y no ve por sus ojos y no oye por sus oídos. Yo no adoro esto; sino que me inclino ante esto que veo y sirvo a aquel a quien no veo’, ‘¿quién es éste?’. ‘Algún poder invisible –se nos dice- que radica en esta imagen.’ Mediante esta clase de explicación acerca de sus imágenes, piensan que son muy listos y que en modo alguno se les puede contar entre los adoradores de ídolos .” (Sobre Salmos 96, 2; negritas añadidas).
De este modo, la enseñanza unánime de los Padres, la cual la Iglesia de Roma se precia de respetar y venerar, es opuesta al uso de imágenes en el culto. Adicionalmente, como notó Agustín, tampoco los paganos, salvo los muy incultos, tomaban a las imágenes como algo más que representaciones; pero son precisamente tales representaciones lo que los escritores cristianos antiguos prohíben como contrarias a las Escrituras y por tanto opuestas al cristianismo.
Sin embargo, a partir del siglo IV y sobre todo del V, luego de que el cristianismo devino la religión oficial del Imperio y de que vastas mutiltudes de paganos incultos ingresasen a la iglesia, el empleo de imágenes comenzó a generalizarse. La razón invocada fue que las imágenes eran los libros de los analfabetos, y que eran necesarias para la enseñanza. A fines del siglo VI el papa Gregorio Magno censuraba al obispo de Marsella, Sereno, por haber destruido las imágenes de las iglesias de su diócesis:
“Hemos sabido, hermano, que habiendo observado a algunas personas adorando imágenes, habéis destruido y arrojado esas imágenes de las iglesias. Os alabamos por haberos mostrado celoso ya que nada hecho de manos debe ser adorado , pero somos de la opinión que no debíais haber roto estas imágenes. La razón por la que se usan las representaciones en las iglesias es la de que aquellos que son iletrados puedan leer en las paredes lo que no pueden leer en los libros. Por tanto, hermano, debíais haberlas conservado, prohibiendo al mismo tiempo al pueblo que las adorase .” (Epístola 7,2:3).
En una epístola posterior a Sereno escrita en 600, Gregorio Magno reitera su posición; “tomad todas las medidas para evitar la adoración de las imágenes” (Epístola 9,4:9). He aquí un obispo de Roma que, a fines del siglo VI y principios del VII, desconoce todo culto lícito a las imágenes y las considera exclusivamente de valor didáctico. Ludwig Ott escribe: “Por efecto de esa proibición existente en el Antiguo Testamento, vemos que el culto a las imágenes solamente se forma una vez que el paganismo gentílico está totalmente vencido....” (Manual de Teología Dogmática, Ed. Rev. Barcelona: Herder, 1969, p. 480).
Empero, el tiempo mostraría que el paganismo distaba de estar vencido y que el temor de Sereno de Marsella era muy fundado. Se descuidó la catequesis y la predicación, y pronto proliferó el culto a las reliquias e imágenes, de puro linaje pagano. Ott admite: “Primitivamente, las imágenes no tenían otra finalidad que la de instruir: La veneración a las mismas (por medio de ósculos, reverencias, cirios encendidos, incensaciones) se desarrolló principalmente en la iglesia griega desde los siglos V al VII” (l.c.). Es decir que, como lo reconoce este autor católico, no se trata de una práctica trazable a los apóstoles, y ni siquiera a la Iglesia de los primeros siglos. Tal verdad es reafirmada por Fortescue, en el artículo de la Catholic Encyclopedia ya citado:
“El desarrollo fue entonces un asunto de moda general más que de principio. Para el cristiano bizantino de los siglos V y VI las postraciones, besos e incienso eran las formas naturales de mostrar honor a cualquiera; él estaba habituado a tales cosas, aún aplicadas a sus superiores civiles y sociales; estaba acostumbrado a tratar a los símbolos del mismo modo, dándoles el honor relativo que era obviamente en realidad dirigido a sus prototipos. Y así llevó sus hábitos normales a la iglesia. La tradición, el instinto conservador que en asuntos eclesiásticos insiste siempre en la costumbre, gradualmente hizo estereotipos de tales prácticas hasta que se inscribieron como rúbricas y se hicieron parte del ritual...
Al mismo tiempo uno debe reconocer que justo antes del surgimiento del iconoclasmo [reacción violenta contra las imágenes] las cosas habían ido muy lejos en la dirección de la adoración de las imágenes. Aunque es inconcebible que nadie, excepto quizás el más estúpido campesino, pudiese haber pensado que una imagen podía oír las oraciones o hacer nada por nosotros. Y sin embargo, la forma en que algunos trataban a sus íconos sagrados indica más que el honor meramente relativo que se les enseña a los católicos a observar hacia éstos. En primer lugar, las imágenes se habían multiplicado enormemente en todas partes, las paredes de las iglesias estaban cubiertas por dentro de piso a techo con íconos, escenas de la Biblia [y] grupos alegóricos (un ejemplo de esto es Santa María Antigua, construida en el siglo VII en el foro romano, con su disposición sistemática de pinturas que recubren toda la iglesia). Los íconos, especialmente en el Oriente, eran llevados como protección en los viajes, marchaban a la cabeza de los ejércitos, y presidían las carreras en el hipódromo; colgaban en un lugar de honor en cada habitación, sobre cada comercio; cubrían copas, vestimentas, muebles, anillos; dondequiera que se encontrase un espacio, era llenado con un cuadro de Cristo, nuestra Señora, o un santo. Es difícil entender lo que aquellos cristianos bizantinos de los siglos VII y VIII pensaban acerca de ellos. El ícono parece haber sido en cierto modo el canal a través del cual se aproximaban al santo; tiene un valor sacramental ... en aquellos que lo miraban; por y a través del ícono Dios obraba milagros; el ícono hasta parece haber tenido una especie de personalidad propia en la medida en que ciertas imágenes eran especialmente eficaces para [obtener] ciertas gracias. Los íconos eran coronados con guirnaldas, se les quemaba incienso, eran besados. Delante de ellos ardían lámparas y se cantaban himnos en su honor. Los enfermos eran puestos en contacto con ellos, eran atravesados en el camino de un fuego o una inundación para detenerlos por una especie de magia. En muchas oraciones de este tiempo la inferencia natural de las palabras sería que se dirigían a la imagen misma.”
Es interesante que este autor romanista, al tiempo que intenta eximir a los católicos de aquello que achaca a los orientales, presenta como paradigma de la profusión de imágenes a una iglesia de Roma. Del mismo modo, para cualquiera que, como quien esto escribe, viva en un país de tradición católica, el retrato que hace de los excesos de los orientales resulta dolorosamente familiar.
Cuando el emperador León III Isaurio emitió decretos contra las imágenes, el papa Gregorio III (731-741) convocó un sínodo que excomulgó a los adversarios de las imágenes.
“El emperador por toda respuesta arrebató los obispados griegos de la Ialia meridional y Sicilia de la superintendencia del papa, trasladándola a la del patriarca de Constantinopla. Mientras tanto en Roma, el papa ordenaba la multiplicación de las imágenes en los templos, construyendo también una capilla especial para la veneración de reliquias ‘sagradas’.” (Gonzaga, o.c., 1: 242).
Más de 300 obispos concurrieron a un concilio convocado en Hiereia por Constantino V, hijo y sucesor de León III en 754. Allí tras escuchar y discutir los argumentos de los partidarios de las imágenes, se estableció que los únicos símbolos del culto cristiano eran el pan y el vino de la Eucaristía. Los iconolatras fueron excomulgados, y se prohibió el uso de imágenes tanto privado como público.
Sin embargo, más tarde la emperatriz regente, Irene, ardiente partidaria de las imágenes, depuso al patriarca de Constantinopla y nombró a un hombre de su confianza en su lugar. Convocó a un concilio ecuménico que se reunió en Nicea en 787; solamente pudieron concurrir obispos partidarios de las imágenes, entre ellos los representantes del papa Adriano (772-795).Como no podía ser de otro modo, el concilio anuló los decretos imperiales contra las imágenes, como asimismo las decisiones de Hiereia. Los acuerdos del sínodo fueron firmados por la regente Irene y su hijo Constantino VI.
Fue en este concilio que se introdujo la arbitraria distinción entre el culto de latría, debido sólo a Dios, y el de dulía, que es lícito para los santos. También se habló de un culto “terminativo”, dirigido a la persona, y otro “relativo” dirigido a la imagen que la representa. Desde luego, tales bizantinismos (strictu sensu!) son por completo ajenos a las Escrituras, donde hay un solo culto válido, el que se dirige a Dios.
Este concilio niceno, de infausta memoria, al no poder fundamentar escrituralmente el culto a las imágenes, declaró la insuficiencia de las Escrituras y lanzó un anatema contra quienes no estaban dispuestos a aceptar doctrinas sobre la autoridad de la tradición y de los concilios, si las tales no tenían claro fundamento bíblico. La importancia de esta novedad para las progresivas desviaciones romanas de la doctrina escritural debiera ser obvia:
“Porque de esta manera se mantiene la enseñanza de nuestros santos Padres, o sea, la traidición de la Iglesia Católica, que ha recibido el Evangelio de un confín a otro de la tierra; de esta manera seguimos a Pablo, que habló en Cristo [2 Corintios 2:17] y al divino colegio de los Apóstoles y a la santidad de los Padres, manteniendo las tradiciones [2 Tesalonicenses 2:14] que hemos recibido...
Así, pues, quienes se atrevan a pensar o enseñar de otra manera; o bien a desechar, siguiendo a los sacrílegos herejes, las tradiciones de la Iglesia , e inventar novedades, o rechazar alguna de las cosas consagradas a la Iglesia: el Evangelio o la figura de la cruz, o la pintura de una imagen, o una santa reliquia de un mártir; o bien a excogitar torcida y astutamente con miras a trastornar algo de las legítimas tradiciones de la Iglesia Católica ... si son obispos o clérigos, ordenamos que sean depuestos; si monjes o laicos, que sean separados de la comunión.” (Denzinger 303-304).
Nótese que los obispos iconolatras no pudieron ni siquiera apelar a la supuesta tradición apostólica, pues ninguna había para apoyar el culto a las imágenes .
Esgrimieron en cambio una espuria “tradición de la iglesia católica” cuando, en realidad, todos los escritores cristianos de los primeros siglos que trataron el tema se opusieron por completo a semejante abominación . Y esto para no reiterar la enseñanza de las Escrituras.
Así que, queridos católicos y orientales, les invito a rechazar a los falsos maestros que los extravían y a volver a las Escrituras y a la práctica de la Iglesia primitiva. Esto será sin duda agradable a Dios.
Bendiciones en Cristo,
Jetonius
 
Los evangélicos y María

Los evangélicos y María

Los evangélicos y María la madre del Señor

Profesor José M. Abreu O
Cumaná, Estado Sucre, Venezuela



Como evangélico no tengo problema en reconocer que uno de los temas más ignorados entre las Iglesias Evangélicas es el de María. Pero esto tiene sus razones, y espero explicarlas. Casi todo lo que sabemos de María procede de lo que llamamos "religiosidad popular". Para nadie es un secreto que la "veneración" de María, como gusta decir la ICR, ocupa el lugar más privilegiado y preeminente en toda la devoción y piedad del pueblo católico. Basta entrar a cualquier templo católico para descubrir, por la cantidad y calidadad de los altares, quien es el "centro" del templo. El sentimiento evangélico reacciona contra esto pensando que Jesucristo ha sido desplazado hacia la periferia de la fe y de la devoción. En realidad, el católico común tiene dos imágenes básicas de Jesucristo: el bebito indefenso de la navidad, protegido por su madre (José casi ni aparece) y el Cristo agónico e impotente de la Semana Santa. Entre ambas imágenes, el católico ignora todo lo que está en el Evangelio entre la navidad y la Cruz. De las enseñanzas de Jesús sabe el Padre Nuestro porque lo recita de un modo mecánico, pero si le pidieran que explicara algo su respuesta sería: "pregúntenle al cura". Un principio fundamental de la Reforma fue SOLO CRISTO. Es decir, el pensamiento evangélico tiende por inclinación natural a ser "cristocéntrico", así como el católico tiende a ser "marianocéntrico". Esta centralidad del culto, sea como lo llamen es culto, a María es lo que explica que en las Iglesias Evangélicas casi no se la mencione, aunque reconozco que hay muchos motivos preciosos de enseñanza en la vida y ejemplo de María, a quien el único título que la Biblia le concede es "la madre del Señor". Espero explicar esto más adelante. Es casi imposible de negar que hay una decidida voluntad de la ICR de definirse como Iglesia Mariana, más que como cristiana. Hay mucho más mención a María que a Cristo en cualquier publicación católica popular. Recientemente, en un diario católico nacional aquí, de 16 páginas, aparecieron 14 imágenes de María y 6 artículos centrales, extensos sobre el papel de María en la ICR. NI UNO estaba dedicado a Jesucristo, de quien se hizo una sola mención en un artículo muy marginal. Frente a esto, es fácil comprender cualquier reacción que un cristiano evangélico, centrado en Jesucristo, pueda tener no frente a María, la madre del Señor, la que se encuentra en los Evangelios, sino frente a la "María de los Dogmas" y del culto popular. Ahora, hay otro problema: para nosotros, los evangélicos la UNICA fuerte fidedigna y confiable de información sobre cualquier tema teológico es la Biblia (el NT es este caso). Cuando se discute o se intercambian ideas sobre estos temas, es muy importante tener esto en mente. Nada que no se sostenga sobre la base de una sana exégesis bíblica para nosotros es considerado como doctrina. Y el problema está en que, como no tiene ningún empacho en reconocerlo la ICR, hay muchísimas cosas en las enseñanzas marianas que no se pueden sostener por la Biblia y que la ICR defiende basada simplemente en lo que ella misma ha calificado como LA TRADICÍON DEL MAGISTERIO ECLESIÁSTICO. Una cosa sí es cierta: lo que el NT tiene que decir sobre María no es tan insignificante como muchos evangélicos creen o gustarían creer; pero tampoco tiene el alcance y la complejidad que la iglesia católica ha llegado a desarrollar mediante los llamados dogmas marianos. Antes de entrar en una elaboración dogmática (como por ejemplo, eso de llamarla "Madre de Dios") se impone por la fuerza examinar lo que el NT dice sobre María. Y en este sentido, todos los pasajes sobre María se pueden agrupar en las siguientes categorías:
1. Los relatos de la infancia: Mat. caps. 1-2 y Lucas 1-2
2. María como esposa y madre: Mat. 1-2 y Lucas 1-2
3. Distanciamiento de María por parte de Jesús: Marcos 3:31-35; Mateo 12:46-50; Lucas 8:19-21 y 11:27-28
4. Aspecto simbólico de María: Juan 2:1-12 y 19:25-27
5. María como creyente y discípula de Cristo: Hechos 1:14
6. María en la referencia paulina al nacimiento de Cristo: Gáltas 4:4
(Nota: no incluyo la imagen de la mujer de Apc. 12, porque es una imagen mixta, compuesta de varios elementos tanto del AT como del NT, como suele ser el lenguaje apocalíptico).
MARÍA EN LOS RELATOS DE LA INFANCIA:
María es mencionada con mayor frecuencia en los ralatos de la infancia; no menos del 75% de todas las referencias a ella en el NT. ¿Qué valor teológico tienen estos pasajes para la comprensión de María en relación con Jesús? La respuesta no es fácil. Los relatos de Mateo(Mt) y Lucas (Lc) tienen evidentes y grandes diferencias. Las más significativas son:
(1). En sus relatos de la infancia, Mateo menciona a María cinco veces, y casi siempre ella está en modo pasivo y subordinado:
Mt.1.16: María es aquella de la cual José era el marido.
Mt.1:18: María es "la desposada con José"
Mt 1.20: María es la mujer que debe ser recibida por José
Mt 2.11: Los magos "vieron al niño con su madre, María". Es la única vez que Mateo asigna valor activo a María, pero inmediatamente desplaza su atención hacia el niño, pues los magos "... lo adoraron".
En todos los demás pasajes, Mateo asigna el mismo valor pasivo: no se la menciona por nombre, nadie se rige a ella, nunca se habla de ella, nunca hace algo por su propia cuenta; siempre son otros los que hacen algo que la afecta. Ella está desposada cuando se descubre que está embarazada; su marido quiere divorciarse de ella, por mandato del ángel, José se la lleva a Egipto; después es José quien decide regresar a Nazaret. En todos estos casos, María es absolutamente pasiva.
(2). La situación cambia radicalmente en los relatos de Lucas, quien la menciona por nombre unas 12 veces. Realmente, María ocupa el centro de atención del relato de Lucas. En Mateo, el centro del relato el hecho mismo del nacimiento, sus circunstancias y su valor universal. En cambio, en Lucas el centro es María, la persona, no el acontecimiento.
Una cuidadosa comparación de ambos relatos revela que la importancia que Mateo atribuye a José, Lucas se la asigna a María. Mateo menciona a José por nombre siete veces; en Lucas solamente tres veces. En Mateo, José es la garantía de la descendencia davídica de Jesús; la concepción de Jesús por el Esp. Santo es anunciada a José y no a María; José tiene dos veces visión de ángel; es José, y no María, quien pone el nombre al niño, y es decisión de José el vivir en Nazaret. Ninguna de estas grandes responsabilidades dadas a José aparecen en el relato de Lucas.
Según Lucas, José ni siquiera es informado sobre el embarazo de María; María es quien da nombre al niño. Todo lo que en Mateo le confiere preeminencia a José es ignorado por Lucas o atribuido a María. Sin la menor duda, María es el centro de interés del relato de Lucas. La prueba más evidente es que Lucas es el único en hacer una relato en paralelo del nacimiento de Jesús y el nacimiento de Juan Bautista. En esta historia, Elizabet, madre de Juan, y Juan desde el vientre de su madre, reconocen la superioridad de María sobre Elizabet y de Jesús sobre Juan.
Entonces, hay una pregunta: ¿Cómo podemos explicar estas notables diferencias? Podemos responder, en parte, diciendo que ambos evangelistas tenían diferentes fuentes de información, o tradiciones en torno al nacimiento de Jesús. En una fuente o tradición, José es la figura central; mientras que en otra fuente, lo era María. Pero, esto explicaría en parte la existencia de dos focos distintos de atención. Pero surge otra pregunta: ¿Qué fue lo que motivó a Lucas para destacar la importancia de María y disminuir el rol de José? ¿Por qué en el curso de unos pocos años pueden darse dos relatos tan diferentes de un mismo acontecimiento? La respuesta debemos buscarla en la misma formación de los relatos de los evangelios. Marcos y Juan no contienen relatos de la infancia. Lo que demuestra que por un tiempo esto no fue necesario incluir porque no presentaba ningún conflicto. Para Marcos no era necesario relatar la infancia de Jesús para comprender su ministerio en el mundo. (ojo: el orden en que aparecen los 4 Evangelios no significa que se hayan sido escritos en ese mismo orden; la crítica bíblica es unánime en afirmar que Marcos es el primer evangelio escrito; Mateo y Lucas son posteriores) Los relatos de la infancia surgieron cuando en medio de las comunidades cristianas empezaron las dudas y las preguntas sobre la Encarnación del Hijo de Dios; cuando estos temas empezaron a preocupar a los cristianos surgieron los relatos o las tradiciones en torno al nacimiento del Señor. Por eso las diferencias entre Mateo y Lucas.
El evangelista Mateo utilizó una tradición sobre el nacimiento de Jesús en la que el protagonista era José, y no María, en correspondencia con la cultura bíblica y hebrea de que el hombre, y no la mujer, tenía que ocupar el centro de la historia. En cambio, Lucas dispuso de dos relatos o tradiciones ( recuerden que él mismo dice que investigó diligentemente): un relato estaba centrado en el nacimiento de Jesús. El otro se refería al nacimiento de Juan Bautista. En el Evangelio de Lucas hay un evidente intento de correlacionar los relatos de ambos nacimientos en forma paralela. El propósito de Lucas era evidentemente unir a los seguidores de ambos. Por otros pasajes del NT sabemos que los discípulos de Juan formaron un movimiento religioso de cierta importancia y que estaban activos aun en tiempos de la Iglesia Apostólica (ver Juan 1:6-8, 15,19-27; Hechos 19:1-5).
Cuando Lucas decide incorporar el relato del nacimiento de Juan Bautista lo hace con la finalidad de demostrar en todo momento la superioridad de Jesús sobre Juan; en consecuencia, también tenía que mostar la superioridad de María sobre Elizabet. Esto explicaría la enorme inportancia que Lucas concede a María. Esta importancia dada a María no es producto de que los cristianos estuvieran adquiriendo conciencia de una creciente y mayor importancia de María en la historia de la salvación, como si en algunas comunidades cristianas se hubiera desarrollado una mayor conciencia de la importancia del papel de María y en otras iglesias no. Tampoco puede pensarse que en el transcurso de los 10 años entre la publicación del evangelio de Mateo y el de Lucas, los cristianos hubiran empezado a concederle a María una creciente importancia en la historia de la Salvación. Que esto no es así queda demostrado en el hecho de que en el resto del Evangelio de Lucas, María desaparece. Sólo se le menciona un par de veces y siempre en modo negativo.
Podemos llegar a una conclusión: la preeminencia dada por Lucas a María tiene su razón de ser en el hecho de que Lucas narra en forma paralela las historias de Juan Bautista y la de Jesús. Todo lo que está en relación con Jesús es acentuado para señalar su superioridad sobre Juan y por eso se le concede mayor papel a la madre del Señor. No es por una importancia teológica de la persona de María, sino por una necesidad del evangelista para mostrar la superioridad de la fe cristiana sobre el movimiento religioso en torno a Juan el Bautista (compárese con la confrontación con el del mesianismo de Juan Bautista en el Evangelio de Juan, 1-3).
MARÍA COMO ESPOSA Y MADRE:
Una segunda clase de pasajes tiene que ver con María y su condición de esposa y madre. Estos pasajes son claves, porque es en ellos en donde se plantea el problema de fondo: la supuesta virginidad perpetua de María. Tales pasajes son ineludibles en cualquier diálogo con católicos.
En Mt. 1:24, 25 se lee que José "... recibió a su mujer. Pero no la conoció HASTA QUE dio a luz a su hijo primogénito" (VRV-95). La Nueva Biblia Española (NBE) traduce: "SIN HABER TENIDO RELACIÓN CON ÉL, María dio a luz un hijo". La Versión Nácar-Colunga (NC) dice:"... No la conoció HASTA QUE dio a luz un hijo". La Biblia de Jerusalén (BJ) traduce:" Y no la conoCÍA HASTA QUE ella dio a luz a un hijo". La versión Cantera Iglesias (CI) vierte: "Y NO SE UNIÓ A ELLA HASTA QUE diera a luz un hijo". La Nueva Versión Internacional (NVI) traduce: "Pero no tuvo relación conyugal con ella HASTA QUE dio a luz un hijo".
Las versiones RV-95, NC y BJ traducen literalmente el texto griego de Mt. 1:25, siendo la BJ la más literal pues conserva el verbo en el tiempo imperfecto (conocía), tal como está en el texto griego, y no cambia al tiempo pasado o pretérito simple (conoció). Las versiones CI, NBE y NVI utilizan un principio de traducción que se llama equivalencia dinámica para sustituir el semitismo "conocer" por su equivalente: "tener relaciones conyugales". Solamente la versión NBE, usando la equivalencia dinámica, traduce la expresión HASTA QUE, una preposición griega que alude al término temporal de la abstinencia sexual, por la expresión SIN TENER RELACIONES, lo que disimula el aspecto temporal y alude más bien al modo como fue concebido el hijo: sin intervención de varón; indicando así la condición virginal de María previa a la concepción o fecundación y al parto. Pero no dice nada de la condición posterior al parto. Esta misma traducción se usa en la Versión Popular de Estudio.
La clave de este versículo está en una preposición(les pido disculpas si estos aspectos gramaticales resultan un poco extraños para algunos, no se desanimen, que la gramática española no es tan difícil; echen mano a un buen manual de gramática española). En el texto griego aparece una preposición que tengo que transcribir por carecer de los signos del griego como: "JEOS JOU" (Léase: "jeos ju"). Literalmente "jeos ju" significa HASTA QUE, y así se traduce en todas la veces que aparece en el NT, excepto una o dos veces, en Mt-14:22 y 26:36, en donde se traduce como "mientras" o"entre tanto" (pero este sentido no cabe en Mt.1.25). Sólo queda un significado posible: la preposición "hasta que" significa el final de un período de tiempo, después del cual terminó la abstinencia sexual de José y María. El sentido, entonces, sería: José no tuvo relación con María hasta que ella dio a luz, pero después de dar a luz, sí la tendría, en sus relaciones maritales normales. Esto es lo que la gramática nos estaría indicando.
Pero, plenamente conscientes del impacto de Mt. 1.25 sobre el dogma de la perpetua virginidad de María, los traductores católicos se apresuran a dar las explicaciones necesarias para "salvar" el dogma. De esta manera, la BJ comenta al pie de página: "El texto no contempla el período posterior, y POR SI MISMO NO AFIRMA LA VIRGINIDAD PERPETUA DE MARÍA, pero el resto del Evangelio así como la TRADICIÓN de la Iglesia la suponen".
Detengámosnos en esta nota del traductor de BJ: afirma que Mt.1.25 no enseña la perpetua virginidad de María. Afirma que el texto se refiere a la condición previa de María. Afirma que la perpetua virginidad de María es una suposición basada en: el resto del Evangelio de Mateo y la tradición del magisterio de la Iglesia. Pero, ojo, el autor de la nota no ofrece ni una sóla cita del "resto" del Ev. de Mt.; así que lo único que queda en pie es la suposición de la tradición eclesiástica católica.
Esto quiere decir, en palabras más sencillas: "el magisterio católico antiguo ha sostenido esa doctrina, no importa que no esté enseñada en el NT, como nosotros así lo hemos enseñado, entonces tiene que ser verdad". Algo así como si yo dijera: "Tal cosa es verdad", ¿Por qué es verdad? "Porque así lo enseñé desde hace mucho tiempo, y si así lo enseñé desde hace tanto tiempo, entonces tiene que ser verdad". Esto es lo que la Iglesia Católica entiende por la Tradición: lo que los antiguos padres enseñaron, aunque estas enseñanzas de los antiguos padres no tuvieran bases bíblicas. Eso no importa, basta con que así lo hayan enseñado. Esto lo explica más definidamente el traductor de la versión CI, cuando en su respectiva nota afirma: "Que María permaneció virgen después del parto pertenece a las más antiguas persuasiones creyentes de la Iglesia" ¿Qué tan antiguas son estas persuasiones creyentes? Antes del siglo IV a.C. no hay nadie que enseñe la perpetua virginidad de María.
Mt 1.25 sí afirma la virginidad de María antes de la concepción, y entendemos que Mateo está enseñando que Jesús fue concebido sin la intervención de José. Pero es imposible sostener la perpetua virginidad de María apartir de este verso.
Si a esto añadimos los datos, repetidos frecuentemente, de los hermanos y hermanas de Jesús, tenemos que concluir que José y María, después del nacimiento del Señor, mantuviron una relación conyugal normal. Claro, la interpretación de los comentaristas católicos se ha centrado en que tales hermanos eran en realidad primos o parientes. Pero el vocabulario empleado por Lucas es muy preciso, como lo veremos enseguida:
Luc. 2.7 afirma que Jesús era el "hijo primogénito" de María. Es muy cierto que la palabra "primogénito" (en griego: prototokos, liteteralmente: "el primero parido") no significa necesariamente que otros hijos siguieran al primero. En otros contexto, primogénito puede referirse al primero en honor, como cuando se dice que Cristo es el primogénito de los muertos. Pero en Lucas este no es el contexto. La prueba de que Lucas sí sabe que María tuvo otros hijos es que en su evangelio él utiliza en tres oportunidades la palabra "MONOGENÉS" ( literalmente, "hijo único", "único engendrado") para referirse a alguien que tiene "un sólo hijo". En 7.12: el hijo único de la viuda. En 8.42, la hija única de Jairo, y en 9.38, el hijo único de alguien que pidió una liberación de espíritu malo.
Usar tres veces la palabara "hijo único" revela contundentemente que Lucas sabe muy bien la distinción entre MONOGENES y PROTOTOKOS. La pregunta que cualquier lector desprejuiciado (no católico ni evangélico) tendría que hacerse sería esta: Si Lucas sabe perfectamente lo que significa tener un hijo único, ¿Por qué entonces no usó la palabra "monogenés" en lugar de "prototokos"? ¿Se le olvidó la existencia de esa diferencia? No lo creo. La única respuesta naturalmente válida es : porque Lucas sabía que José y María habían tenido otros hijos. Lucas sabía que Jesús no era el "hijo único de María", sino solamente su "primer parido", es decir, su primogénito, al que siguieron hermanos y hermanas. Esto es lo que dice la Biblia. La cuestión ahora es escoger entre lo que la Biblia enseña y lo que los antiguos padres creyeron.
DISTANCIAMIENTO ENTRE JESÚS Y MARÍA
Hay una serie de pasajes en los Evangelios que muestran que El Señor rechazó cualquier autoridad especial que María, como madre, pudiera tener sobre él en el plano espiritual. Este asunto está planteado en Marcos 3:32-35 y paralelos en otros evangelios. La pregunta es ¿Cuál es la verdadera familia del Señor? El contexto del pasaje es un día de intensa actividad del Señor, al punto de que al volver a casa (3:20), después de elegir a los doce, la muchedumbre les impide comer. Un grupo de parientes y amigos ("los suyos") de Jesús, vienen a buscarlo porque consideran que "está (Jesús) fuera de sí" (loco, o fuera de control). Evidentemente, Jesús no les hizo caso, y siguió enseñando a la muchedumbre. Es entonces cuando María y los hermanos del Señor deciden venir personalmente, el Señor preguntó "¿quién es mi madre y mis hermanos? Y mirando a los que estaban a su alrededor de él, dijo:He aquí mi madre y mis hermanos, porque todo aquel que hace la voluntad de Dios, ese es mi hermano, y mi hermana, y mi madre". Hay aquí dos temas: la existencia de hermanos y hermanas de Jesús y la relación de María con el ministerio público del Señor.
En varios textos aparecen siempre los hermanos y hermanas en estrecha relación con María. Muchos años después de este tiempo, cuando Pablo escribe sus cartas todavía se siguen mencionando los hermanos de Jesús: I Cor.9:5; Gál. 1:19. Es cierto que en la Biblia el término "adelphos" (hermano) y "adelphé (hermana) tienen connotaciones espirituales, como se ven en todo el NT, y que también solían usarse para indicar "parientes" cercanos, como primos (en el arameo). De este sentido de la palabra se ha valido la ICR para sostener la idea de que estos hermanos y hermanas de Jesús eran sus parientes o primos. Pero las palabras significan no sólo lo que está en un diccionario de la lengua, sino lo que quieren decir en un contexto específico, limitado, en este caso, en el contexto de una enseñanza sobre la verdadera familia de Jesús. Si quitamos de este pasaje el sentido natural de las palabras "hermanos y hermanas", se le quita toda la fuerza a la enseñanza del texto.
El Señor está contrastando la relación familiar más íntima de él, como decir, "su hogar", su apellido, su familia, con la realidad de una nueva familia espiritual que él está creando con su enseñanza. No luce con la misma fuerza si en lugar de significar lo que significaba (hermanos carnales de Jesús), el evangelista estuviera pensando que los tales solamente eras "parientes", o "primos". Veamos como sonaría tal traducción en este sentido: "¿Quién es mi madre y mis primos? Y mirando a los que estaban sentados alrededor de él, dijo: He aquí mi madre y mis primos, porque todo aquel que hace la voluntad de Dios, ese es mi primo, mi prima y mi madre". ¿No vemos el salto de relación lógica entre "primo-prima ... madre"? ¿Qué fuerza podría tener a los oídos de quienes le escuchaban, decir: "Todo aquel que hace la voluntad de Dios es mi... primo"?
La lógica del sentido del lenguaje, el dramatismo del momento, la fuerza de la enseñanza que El Señor está dando a la multitud, todo perdería valor si la relación familiar con la que Jesús se está distanciando fuera tan sólo la de unos simples parientes. En cambio, si son sus propios hermanos carnales, entonces se capta de inmediato la tremenda fuerza del conflicto familiar. El Señor estaría diciéndole a la muchedumbre que con él existe una relación espiritual mucho más profunda que los lazos familiares más íntimos: su propia madre y sus propios hermanos.
La norma hermenéutica (de interpretación) nos exige, para poder mantener el significado de la enseñanza del texto, el sentido natural de las palabras, y el sentido primario de "adelphos" es "hermano de sangre". Por otra parte, la lengua griega, en la cual fue escrito el NT, sí posee una palabra para "primos"= "anepsios". Si los escritores del NT, incluyendo a Pablo, muchos años después de los acontecimientos, hubieran querido enseñar que María no tuvo otros hijos habrían usado sin mayores problemas la palabra correspondiente "anepsios", porque conocían esta palabra. Lucas, que es un escritor minucioso, que dice haber investigado la historia con diligencia, con gran empeño, y que es un hablante nativo del griego, del cual tiene un perfecto dominio como escritor, demuestra ser muy cuidadoso cuando se trata de describir las relaciones familiares. Un ejemplo lo vemos en Hch.23:16, en donde Lucas precisa que el joven en referencia era "el hijo de la hermana de Pablo" (bastaría haber dicho "el sobrino de Pablo")
Pero Lucas es meticuloso en extremo y domina el lenguaje de las relaciones familiares, como lo demuestra en Luc. 1.36 en donde el ángel le dice a María: "tu parienta Elizabet..." Lc. 1:58 "Oyeron los vecinos y los parientes" (de Elizabet) 2:44 "lo (José y María)buscaban entre los parientes (de José y María) y los conocidos". 14:12 "No llames a tus parientes y a tus vecinos ricos". 21:16 "...seréis entregados aún por vuestros parientes". Juan 18:26 "uno de los siervos... pariente de aquel..." Hch.10:24 "habiendo convocado a sus parientes y amigos". Romanos 16:7 "Saludad a Andrónico y a Junias, mis parientes", lo mismo en 16:11,21. La pregunta lógica se viene solita: Si los escritores del NT hubieran querido enseñar que Jesús no había tenido hermanos carnales, ¿por qué entonces no usaron una palabra específicamente usada por ellos en otros casos para indicar relaciones familiares indirectas? ¿Por qué usar la palabra cuyo sentido primario natural era la relación consanguinea directa: hermano? ¿Querían ellos crear una confusión en torno a María? Si la maternidad de María después de haber dado a luz al Señor hubiera resultado en algún motivo de escándalo entre los cristianos del tiempo apostólico (años 50 al 100) entonces los evangelistas hubieran eliminado la palabra "hermanos y hermanas" y las hubieran sustituido por "parientes". Pero no lo hicieron. ¿Por qué no lo hicieron? ¿Por qué no salvaron la reputación de María? Porque ellos decían la verdad, José y María, después del nacimiento d el Señor tuvieron hijos e hijas. Y esto no desmerece absolutamente en nada ni la santidad de María ni su dignidad como madre del Señor. La santidad de María está en la elección de la que objeto por la Gracia de Dios, en que ella fue separada, apartada, por Dios para la Encarnación. Su santidad no descansa en su virginidad, porque en tal caso se echaría por la borda toda la doctrina de la Biblia que enseña la santidad de las relaciones conyugales. El matrimonio es santo, y la maternidad también, y el lecho conyugal es santo. No hay pecado alguno en que José y María hubieran vivido plenamente, y no en una farsa, su relación como marido y mujer. El valor de santidad de la virginidad fue una creación de la ideología religiosa, introducida al cristianismo en otros contextos religiosos, pero no es una enseñanza bíblica.
Pero, hay un segundo aspecto igualmente importante en el pasaje de Marcos 3:31-35. El distanciamiento que El Señor pone entre él y su madre. No parece que María estuviera entre "aquellos que oyen la palabra y la cumplen"(Luc.8:21). Si se examinan los pasajes paralelos, se puede notar que hay una línea de separación entre Jesús y María. Hay un círculo íntimo entre Jesús y sus discípulos, seguidores y quienes escuchan sus palabras. Este círculo está centrado en una relación espiritual con Jésús. Son, como él mismo ha dicho, su "verdadera familia", su "familia de la fe". Es evidentísimo que María y los hermanos están fuera de este círculo. Que esto es así, se comprueba porque Juan dice abiertamente que sus hermanos de Jesús no creían en él (Jn.7:5). No es es que el Señor no reconozca su relación física natural con María y sus hermanos; pero lo que sí dice claramente es que esta relación no es la más importante, que es, si se quiere, secundaria a la relación producida por efectos de su misión: una relación de fe, de obediencia, de discipulado. A este tipo de relación, María y sus otros hijos permanecieron afuera: " Y llegaron sus hermanos y su madre y, quedándose afuera,..." (Mc 3:31). Para este momento, están fuera del círculo de sus discípulos, del círculo de la fe.
Hay otro pasaje que hubiera sido una ocasión magnífica para que el Señor destacara su relación con su madre; pero más bien sirvió para marcar la distancia aún más. Lc. 11:27. Una mujer entre la muchedumbre lanza una bienaventuranza para la madre del Señor. Y éste, en lugar de apoyar esta relación, le dice: "Por el contrario, bienaventurados son los que oyen la Palabra de Dios y la gurdan". La mujer estaba diciendo que María era bienaventurada por ser la madre física de Jesús, y esa mujer estaba entre la muchedumbre que escuchaba la Palabra de Dios. María no estaba allí con los que escuchaban a Jesús. El Señor le devuelve la bienaventuranza a la mujer que la había lanzado, como diciéndole: "Tú eres más bienaventurada que ella, porque ella tiene una relación física conmigo, pero tú la tienes en el Espíritu".
En Lc.8:2,3 se mencionan a varias mujeres que acompañaban a Jesús como discípulas, porque le servían, y se mencionan: María de Magdala (la magadalena) Juana, la mujer de Cuza; Susana y, según Lucas, "había otras mujeres". María, la madre del Señor, no estaba allí.
Al leer todos estos pasajes, no podemos menos que comprender que en ellos hay una clara advertencia para no dar a María ninguna clase de veneración en virtud de su relación humana con El Señor. Jesús rechaza el vínculo físico con su madre, porque lo que el quiere es discípulos, que no son engendrados por voluntad de varon ni de carne y sangre, sino por el Espíritu. En su debido tiempo, María tendrá que comprender esta verdad, y muy pronto la veremos sentada, junto con sus otros hijos, en humilde oración, entre otras muchas mujes, como una creyente más, aguardando sobre todos ellos la venida del Espíritu Santo (Hch.1:14).
VALOR SIMBÓLICO DE MARÍA:
Dos textos en el Evg. de Jn. presentan ciertas dificultades especiales y son muchos los comentarios y estudios críticos sobre ambos. Los pasajes son: Jn. 2:1-12 y 19:25-27. Ambos textos son muy importantes en la elaboración católica de la dogmática mariana. El asunto tiene que ver con si estos pasajes son relatos de acontecimientos históricos o deben ser aceptados como historias cuyos significados primarios y más profundos están en los valores de los símbolos. Es decir, hechos históricos a los que el evangelista les ha superpuesto una interpretación más profunda o simbólica. No podemos discutir aquí este tema, porque nos desviariamos irremediablemente. Pero ambos pasajes tienen por lo menos dos cosas en común: Jesús se dirige a María como "mujer" y no emplea la palabra "madre"; y en ambos hay ciertos sentidos simbólicos en los elementos que componen las historias: tinajas, agua, vino; en uno, y "discípulo amado", en el otro.
Dirigirse a María como "mujer" pareciera a primera vista como irrespetuoso, pero en verdad no lo es en modo alguno. La palabra aparece muchas veces y lo más próximo al sentido que tenemos en castellano sería cuando usamos la palabra "Señora"; es pues un término de cortesía familiar y no implica ningún rechazo por parte del Señor.
Sin embargo, el hecho de que el Señor no llamara madre a María, en situaciones muy apropiadas para usar dicho término, podría indicarnos que deliberadamente el Señor evitó esta palabra; esto se une al hecho de que en el resto de los Evangelios en ningún lugar el Señor llama "madre" a María.
Esto puede estar confirmándonos que Jesús conscientemente evitó referirse a la relación física con su madre, o que al menos no le dio demasiada importancia, a la luz de su propia misión, en la que la relación buscada y deseada por Jesús era la del discipulado.
En el relato de Jn 2:1-12, María aparece como separada del grupo que integran Jesús y sus discípulos. Ella estaba, obviamente, primero en la casa de los novios, y después llegaron Jesús y sus discípulos: "... y estaba allí la madre de Jesús. También fueron invitados a las bodas Jesús y sus discípulos" (vv1-2). El "también" remite a una separación, a una distancia de grupos. Jesús y los discípulos "no están allí", no pertencen a esa casa.
Ella tiene un papel activo, se da cuenta de una situación incómoda al acabarse el vino. Es ella la que anuncia al Señor que el vino se ha agotado.No es válido, como pretenden algunos intérpretes católicos, concluir que ella le estaba pidiendo un milagro al Señor. Ella no tiene ninguna evidencia anterior de que su hijo tuviera poder para hacer milagros, pues el mismo evangelista se encarga de decirnos que ese fue "el principio de señales" que hizo Jesús. No se puede sacar de este texto una insinuación de su papel mediador. Ella simplemente es vocera de una situación. Más bien, luce desorientada ante la respuesta del Señor, que evidentemente no entiende.
Lo que sí es evidente es que esta respuesta marca una línea de separación entre Jesús y María. La expresión "¿Qué tiene que ver esto con nosotros? Es decir, "¿qué entre ti y mí?. Esta expresión literal es la misma que aparece en los relatos de encuentros entre Jesús y los endemoniados (ver Mc.1:24;5:7; Mt.8:29), y que sirve para indicar la distancia que existía entre los demonios y el Señor. Equivale a pintar una raya de separación en el suelo, pues separaba el reino de las tinieblas del reino de Dios.
Como bien sabemos, la expresión "mi hora" tiene un claro sentido en el cuarto evangelio: es la hora de la muerte, de la glorificación de Jesús. Y sin embargo, María no parece entenderlo, aunque da una orden a los servidores para que hicieran todo lo que El Señor les dijera. Es decir, los de la casa tienen que obedecer a los recien llegados, los de adentro tienen que dar paso a los de afuera. María tiene que dejar el espacio libre para Jesús.
Es aquí en donde se presenta la cuestión de cómo vamos a interpretar esta historia. Coherentemente con todo el Evg. de Juan, en el cual siempre encontramos una estructura profunda de significación simbólica, no tengo la menor duda de que en este pasaje la historia está recubierta de un sentido figurado. ¿Pero cuál? Esa es la buena pregunta. ¿Cuál es el centro de "tensión" de este relato? Evidentemente es la dupla "agua-vino". El evangelista nos indica que las tinajas estaban "dispuestas para el rito de la purificación". Las tinajas aparentemente estaban vacías o semillenas, porque la orden del Señor es que las llenen y los sivientes las llenan "hasta arriba" y es esta agua la que se va a convertir en vino del mejor. No es necesario mucho esfuerzo de interpretación para entender lo que el vino representa. Basta con recordar lo que el mismo Señor dijo: "el vino nuevo, en odres nuevos se ha de echar". Y sabemos que el vino nuevo es la doctrina de Jesús; es decir, el Evangelio.
De modo que el punto de tensión está entre: el agua para el rito de la purificación de los judíos y el vino nuevo aportado por Jesús, el Evangelio. El agua de la purificación judía es transformado en el vino del Evangelio. La antigua religión de Israel debe dar paso al Nuevo Vino del Evangelio. De modo que no podemos más que reconocer la estructura simbólica de este relato, lo cual queda comprobado en el discurso cuando el evangelista califica al suceso como "el principio de señales" (ver "señal" en un buen diccionario bíblico).
Ahora, viene otra buena pregunta. Si el relato tiene una estructura simbólica, ¿Qué papel desempeña María en este símbolismo? Ella "está en la casa"; ella "pertenece" a ese ambiente, a ese mundo; ella no estaba allí de visita; ella se mueve allí a sus anchas y hasta imparte órdenes. Ella pertenece al mundo de "los ritos de purificación de los judíos". Por eso tiene sentido la "raya" que el Señor estableció entre él y ella. María pertenece a la antigua fe de Israel. María es el símbolo de Israel. María es la culminación del Antiguo Pacto, de la Antigua Alianza. Tal como lo afirma el Señor: "Todos los profetas y la Ley profetizaron hasta Juan" (Mt.11:13). El AT se extiende hasta Juan, porque el Evangelio comienza con Jesús. María representa esas tinajas de agua vacías. Ella es la expresión, como lo vemos en su canto del Magníficad, la máxima expresión de la esperanza de Israel. Ella, Juan, Zacarías, Elizabet, Ana, Simeón, etc. simbolizaban a "los que aguardaban la redención de Isarel". Hasta ella llega la Gloria de Israel. Ella representa la antigua religión (ritos de purificación) de Israel. Ella "estaba allí", en la "casa" de Israel; a ella pertenecía, en ella se movía con sus ansias e inquietudes, con sus ritos y preocupaciones; ella representa "lo viejo", porque corresponde a Jesús traer "lo nuevo", el vino "mucho más excelente" del Evangelio. El Nuevo Pacto que sería sellado con su sangre preciosa.
La historia termina con la declaración del evangelista de que los discípulos vieron la gloria de Jesús y creyeron en él. Observemos, que apesar de que allí estaban María y los hermanos de Jesús, el evangelista anota que sólo los discípulos creyeron en él. María estaba aparte y se mantenía aparte de sus discípulos. El propósito de este milagro era despertar la fe, a la cual, aparentemente María todavía no había llegado.
El mismo análisis lo podemos aplicar a Jn 19: 25-27. También hay una clara y evidente estructura simbólica. El centro simbólico esta vez es la dupla entre María y el incognito "discípulo amado". Este "discípulo amado" es el que está más cerca de Jesús (20:8), es quien reconoce al Señor resucitado (21:7), es al que Jesús ama (21:7; 13:23; 19:26; 20:2). No creo difícil que concordemos en que este "discípulo amado" representa a la nueva comuniad de fe, es decir, es el símbolo del discipulado, de la Iglesia. El simboliza, pues, la relación espiritual. Si existe este valor simbólico, ¿Cuál es el simbolismo de María?
El símbolo se establece por contraste. Si el "discípulo amado" representa el lado espiritual de la relación de Jesús con los hombres, con sus discípulos, María representa el lado físico, el lado natural o biológicosocial, étnico, de la existencia humana de Jesús, su conexión con la raza judía y con toda la humanidad. Entonces, la tensión dramática de la escena se resuelve porque es evidente que el Evangelista quiere comunicar un mensaje, y creo que este mensaje no puede ser otro que el siguiente: en la Cruz del Calvario ha llegado la hora cuando Jesús disolverá definitivamente todos estos nexos biológicos, étnicos y sociales; todas las conexiones físicas y materiales de su relación humana quedan disueltos porque ya el propósito eterno de su venida al mundo se estaba cumpliendo (el "consumado es").
Sobre la Cruz del Calvario la humanidad de Jesús ha llegado a su cúlmen, a su finalidad última. De ahora en adelante, a partir de la Resurrección, Jesús de Nazareth, el hijo de José y María, el carpintero de Nazareth, no será ya más conocido como "El Hijo de María", ni como un "un miembro de la raza judía", sino como el Glorioso, el Eterno y Glorioso Hijo de Dios: El Kyrios (El Señor).
Esto lo afirma rotundamente Pablo cuando dice: "... y aun si a Cristo conocimos en la carne ( en la historia), ya no lo conocemos así" (II Cor.5:16). Es totalmente consistente la enseñanza en el NT de que tanto el Evg. de Juan como San Pablo no le otorgan ningún valor teológico especial a la relación física o biológica entre Jesús y María. Lo que ahora importa para ambos no es el nacimiento natural (recordemos: "no de sangre, ni por voluntad de carne, ni por voluntad de varón, sino de Dios") sino el Nuevo Nacimiento en el Espíritu Santo, la creación de un hombre nuevo en el discipulado cristiano.
En este contexto teológico, la expresión "Mujer, he allí tu hijo" lo que quiere decir es que María tiene ahora que mirar hacia otra dirección, ya no al pasado de Israel (el Magníficat de la anunciación) sino al futuro de la salvación: debe mirar hacia la nueva comunidad de discípulos, hacia la Iglesia, hacia la fe en Jesucristo Señor, simbolizado en el discípulo amado. Es en la comunidad de los discípulos donde, a partir de la Resurrección, se podrá encontrar a Jesucristo Señor. María tiene que cambiar su mirada, desde una mirada física hacia una mirada de fe, espiritual, para poder encontrarse de nuevo, no ya con "su hijo" sino con EL SEÑOR.
En igual sentido, la frase "He allí tu madre" es la exhortación dada por el Señor a su Iglesia (el discípulo amado) para que recuerde siempre de dónde ha venido, que la Iglesia debe recordar siempre que ella es hija de la fe de Israel (María es la Esperanza de Israel). Israel, representado en María, soberanamente elegida por Dios para culminar en ella su plan eterno de salvación, debe entregarse al cuidado de la Iglesia. Las palabras del Señor en la Cruz es una exhortación a su Iglesia de que debe recibir amorosamente en su seno a Israel, bajo su cuidado y protección.
En otras palabras, que el Antiguo Pacto (las tinajas vacías), el antiguo pueblo de Dios, simbolizado en María, debe ser integrado al Nuevo Pueblo de Dios, al Nuevo Pacto, escrito no ya en Tablas de piedra, sino en el Cuerpo de Jesucristo, su Iglesia. María tenía que entender que su relación carnal con Jesús de Nazareth había llegado a su fin. Por eso, el evangelista afirma con toda intencionalidad que "DESDE AQUELLA HORA (la hora de la Glorificación de Cristo), EL DISCÍPULO (la Iglesia) LA RECIBIÓ EN SU CASA".
Es María la que recibe protección y amoroso cuidado del discípulo; es ella la que tiene que dar el salto desde la antigua fe de los Patriarcas, de la Ley y los Profetas, desde la fe de Israel hacia la fe del Nuevo Pueblo de Dios ( algo que Juan el Bautista hubiera querido también hacer).
En otras palabras, en esta hermosísima escena estamos contemplando la conversión de María en discípula de Cristo. Y es en esta condición que la encontramos, entre otras mujeres, reunida humildemente, como siempre lo fue, en oración, con el grupo de discípulos que, en el día de Pentecostés, recibirán la unción del Espíritu Santo (Hch.1:14), que también descendió sobre ella.
Simbólicamente, en María, la hija de Abraham, el antiguo anahelo de salvación de Israel llegaba a su meta final a los pies de la Cruz del Calvario.Único lugar que le correspondía a María; este es su lugar en la historia de la salvación. Esta es su verdadera gloria: estar a los Pies de la Cruz de Jesucristo. En María debemos ver el símbolo del final del mundo antiguo (del AT) y el comienzo de una nueva creación en Cristo. En ella se cumple perfectamente lo que proclamó San Pablo: "De modo que si alguno está es Cristo, nueva criatura es; todas las cosas viejas pasaron; he aquí, todas son hechas nuevas" (II Cor. 5:17).
Esta es la figura de María que yo encuentro en el NT. Esta es la María de Nazareth a la que amo y debemos amar, porque ella representa el más precioso y profundo ejemplo del misterio de la elección, el misterio de que "Dios estaba en Cristo reconciliando al mundo consigo mismo". **
**Nota: he tenido que esperar 40 años para decir que amo a María; es una lástima, pero por desgracia, los afeites y cosméticos de tantos dogmas y perversiones pseudo religiosas han cubierto su verdadero rostro, y la han alejado de nuestros corazones y han hecho que su nombre sea silenciado en nuestras Iglesias. Esta es la verdad, y nada podemos contra la verdad.
MARIA COMO CREYENTE Y DISCIPULA DE CRISTO
La última mención por nombre de María en el NT está en Hch.1:14. Aquí vemos nuevamente la típica mandera de referirse a ella. Si interpretáramos en forma literal la expresión de Jn 19:27 "Y desde aquella hora el discípulo la recibió en su casa", deberíamos sentir cierta extrañeza al ver que, aparentemente, la situación social de María parece seguir siendo la misma: ella está junto con otras mujeres y con los hermanos de Jesús, los que nosotros consideramos como sus propios hijos. Por Hechos sabemos que uno de estos hijos, Jacobo o Santiago (no el Apóstol) llegó a ser un dirigente importante de la Iglesia de Jerusalén.
El texto de Hch. 1:14 nos muestra a María en la comunidad de fe, en la comunidad de los discípulos. Notemos que ella no goza de ningún privilegio por su condición de ser madre del Señor. En la Biblia, el orden en que se mencionan los personajes suele ser significativo. Lo vemos en el caso de Priscila y Aquila, en donde la mención de la mujer en primer término, contraviniendo la práctica cultural, indica que era ella la que tenía el liderazgo espiritual y docente (esto va con aquellos que piensan que en el NT las mujeres no tenían ninguna importancia en la enseñanza teológica). En el caso de María, ella es nombrada después del grupo anónimo de las mujeres, y en unión con los hermanos del Señor. Vemos entonces que hay tres "sectores" (por no decir grupos) de los cuales se dice que "perseveraban en oración y ruego": los Apóstoles, las mujeres, y María la madre de Jesús y los hermanos de Jesús, un poco aparte. Este grupo no necesariamente es el mismo que en el verso siguiente es designado como "los ciento veinte en número", reunidos para escoger al sucesor de Judas, pues esta reunión se efectuó en un tiempo indeterminado( "por aquellos días") previo a la llegada del día de Pentecostés.
De modo que Hch.1:14 sólo hace constar la participación de María, junto con otras mujeres más, en las reuniones de oración del grupo de discípulos (todavía no se puede hablar con propiedad de la Iglesia). Por eso, no sabemos con precisión quiénes son los que "estaban todos unánimes juntos". ¿Quiénes forman parte de este "todos"? No necesariamente son los 120 de la reunión para elegir a Matías, porque este era un número aproximado de hermanos y la comunidad pudo ser mayor si se incluyen las mujeres, que no son nombradas entre los 120, pues por el propósito de la reunión aparentemente fue "solo para hombres". La verdad es que no podríamos sino suponer que María y las demás mujeres también se incluían en este "todos unánimes juntos" que experimentarán la llegada del Espíritu Santo sobre la comunidad de creyentes, pero no lo podríamos afirmar categóricamente. En 2:15, Pedro sólo menciona a "estos que no están borrachos", esto no parece referirse a mujeres. Así que, la pregunta sobre si María y las otras mujeres experimentaron o no la llegada del Espíritu Santo en Pentecostés quedaría aún abierta. Con todo, que María está ya formando parte de la comunidad de discípulos sí es incuestionable.
MARÍA EN SAN PABLO:
Es notable el silencio que San Pablo guarda sobre María. En la única referencia paulina a ella ni siquiera es mencionada por nombre: "Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su hijo, nacido de mujer, nacido bajo la Ley, para redimir a los que estaban bajo la Ley, a fin de que recibieran la adopción de hijos." (Gál.4:4-5). Esta conexión establecida entre el nexo biológico ("nacido de mujer") y el nexo religioso ("nacido bajo la Ley")muestra la concepción paulina del propósito de la Encarnación. Jesús vino para establecer una nueva relación entre Dios y los hombres ("nacidos de mujer") otorgándonos la adopción de hijos y para redimir a los que estaban bajo la Ley. Se comprende, entonces, por qué para Pablo, María no tiene ninguna significación teológica. Para Pablo, María corresponde a la categoría del Antiguo Pacto, al cual vino Jesucristo a redimir. El nexo carnal no tiene ninguna importancia teológica para Pablo, y muy claramente lo afirma: "... y aun si a Cristo conocimos según la carne, ya no lo conocemos así" (II Cor.5:16), en perfecta concordancia con Juan 19:27.
Ahora, paso a examinar cómo los defensores de los dogmas marianos interpretan Gál.4:4-5. Según ellos, el texto quiere enseñar lo iguiente( cito textualmente de un Curso de Mariología del Instituto Internacional de Teología a Distancia, Madrid, 1986, pp.79-80):
1. "La pertenencia de Jesús a la raza humana, porque nació de mujer; y la pertenencia al pueblo judío, porque nació bajo la Ley". (Esto es correcto; pero María también está bajo la Ley)
2. "Es una afirmación directamente cristológica (referida a Jesucristo) e indirectamente mariológica (referida a María)", por estas dos razones:
(a) "El Verbo es enviado al seno de María, que se constituye así en un eslabón entre lo divino y humano: porque María es realmente mujer y madre, Jesús es verdaderamente hombre".
(b) "Pablo nos muestra a María absorbida por el plan salvador del Padre que la incorpora al misterio de Cristo por medio de la ecarnación".
Veamos primero (a):
¿Es María un eslabón? Un eslabon es un anillo que unido con otro forma una cadena. Hay dos realidades: lo divino y lo humano, ¿Se está diciendo entonces que María es el eslabón que une estas dos realidades? ¿Tiene esto sentido lógico? ¿De qué naturaleza, entonces, es María? Porque para poder unir ambas realidades tiene que participar de ambas naturalezas. ¿Se está diciendo, entonces, que María participa de la naturaleza humana y de la divina? Entonces, ¿A dónde fue a parar el Verbo Encarnado? Es el Verbo Encarnado, no María, el que participa de la doble naturaleza humano-divina; María ES LO HUMANO, y el único eslabón aquí entre Dios y los hombres (representados enMaría) es JESUCRISTO. Gál.4:4-5 es una declaración totalmente, no parcialmente, cristológica. Pablo no ve sino un sólo mediador (eslabón) entre Dios y los hombres, y éste es Jesucristo hombre (I Tim.2:5) y esta es la doctrina consistente de la Carta a Los Hebreos.
Veamos ahora (b):
¿Cómo ha sido absorbida María en el plan salvador del Padre? Según Gál.4:4-5 ella está bajo la Ley; Jesús vino a redimir a los que están bajo la Ley. ¿Qué significa ser incorporada al Misterio de Cristo? ¿Es incorporada a la naturaleza de Cristo? ¿Es incorporada a la misión de Cristo? Me parece que lo correcto sería lo segundo. Es cierto, podemos decir que María es incorporada al Misterio de Cristo, por cuando ella fue objeto de la elección para la Encarnación. Pero su papel es pasivo, ella es la elegida; su papel en el plan de salvación llegó hasta allí. Ella también es objeto de la redención porque ella también estaba bajo la Ley. En el mismo caso está Judas; sin duda, podemos decir lo mismo: Judas fue incorporado al Misterio de Cristo, porque estaba profetizado que para la muerte redentora de Jesús alguien tenía que entregarlo, y le tocó a Judas.
En resumen, esta es una interpretación no de lo que el texto dice, sino de lo que no dice; o de lo que, para los críticos católicos, puede querer decir. En la ciencia de la interpretación bíblica, no hay nada más peligroso que pretender fundar una docrtina basándonos en el silencio de la Biblia, en lo que ella no dice. Un ejemplo, en este mismo sentido, es toda la elaboración mariológica basada en la enseñanza paulina de Cristo como Segundo Adán. Esto ha dado pie a una doctrina mariológica paralela que pretende hacer una equivalencia entre María y Eva, siendo entonces María La Segunda Eva. Este es un perfecto ejemplo de una doctrina fundada sobre el silencio de la Biblia. Esa es la razón por la que San Pablo nos recomienda no ir nunca más allá de lo que está escrito (I Cor.4:6).
 
Incluso el propio Lutero, al que no guardo ninguna simpatía, no fue tan toribio como para no darse cuenta de quién era María.

Lutero, comentando Lucas 1,49:
"Las `grandes cosas´ son nada menos el que ella llegó a ser la madre de Dios, en cuyo desempeño le son otorgadas tantas y tan grandes buenas cosas que sobrepujan el entendimiento el entendimiento del hombre. Porque sobre esto sigue todo honor, toda bienaventuranza, y su lugar singular en toda la humanidad, en la que no hay igual a ella, es decir, que ella tuvo un hijo por el Padre del cielo, y un Hijo tal. Ella misma no es capaz de hallar un nombre para esta tarea, es demasiado extraordinariamente grande; todo lo que ella puede hacer es prorrumpir en un ferviente clamor: `Son grandes cosas´, imposibles de describir o definir. De allí que los hombres hayan concentrado toda su gloria en una sola palabra, llamándola la madre de Dios. Nadie puede decir algo más grande de ella o a ella, aunque tuviese tantas lenguas como hojas hay en los árboles, o hierba en los campos, o estrellas en el firmamento, o arena junto al mar. Lo que significa ser la madre de Dios debe ponderarse en el corazón"
Luther´s Works, Vol 21, pag 326
 
El asunto de llamar padre a los presbíteros, obispos....

Poniendo el problema en contexto

Mientras Paul y Sandra y sus hijos estaban saliendo de la iglesia un domingo después de Misa, ellos se pararon para decir hola al sacerdote:

“Gracias por la homilía, Padre Ryan,” dijo Paul. “Fue muy convincente”.

“Gracias,” contestó el Padre con una sonrisa, “Estoy contento que la encontraste benéfica.”

“Cambiando de tema, Padre”, Sandra se aventuró a preguntar al padre, “nosotros quisiéramos saber si usted estaría libre para venir a nuestro hogar y reunirse con nosotros en la cena esta semana.”

El Padre sonrió, “Claro que sí. ¡Eso sería grandioso! Gracias.” Y establecieron un día antes de irse.

Nada acerca de este encuentro parecería raro para un católico, pero muchos protestantes se horrorizan con eso. Muchos claman que cuando los católicos se refieren al sacerdote como “padre”, muestran que la Iglesia está en contra de la Biblia, porque Jesús lo prohibió: “No llamen a ningún hombre su padre en la tierra, porque ustedes tienen un Padre, quien está en el cielo” (Mat. 23:9).

En sus ensayo 10 Razones por las que no soy Católico Romano, el escritor anti-católico y fundamentalista Donald Maconaghie cita este pasaje como soporte para su acusación de que “el papado es una farsa.”

Bill Jackson, otro fundamentalista que dirige una organización anticatólica de tiempo completo, dice en su libro, La Guía Cristiana Hacia el Catolicismo Romano, que un “estudio de Mateo 23:9 revela que Jesús estaba hablando acerca de ser llamado padre como un título de superioridad religiosa…[la cual es] la base de la jerarquía [Católica]” (p. 53).

¿Como debemos los católicos responder a estas acusaciones?

Para entender el porque la acusación no es válida, uno primero debe comprender que el uso de la palabra “padre” en referencia a nuestros padres terrenales. No habría nadie que no permitiera a una niña la oportunidad de decirle a alguien que ella quiere a su padre. El sentido común nos dice que Jesús no estaba prohibiendo este tipo de uso de la palabra “padre”.

De hecho, para prohibirlo habría que quitarle a la palabra “Padre” su significado cuando se aplica a Dios, porque no habría mas la contraparte para la analogía de la divina Paternidad. El concepto de el rol de Dios como Padre no tendría significado si destruimos el concepto de la paternidad terrena.

Pero en la Biblia el concepto de paternidad no está restringido a solo nuestros padres terrenales y Dios. Es usada para referir a gente diferente de los padres biológicos o legales, y es usado como un signo de respeto con los cuales nosotros tenemos una relación especial.

Por ejemplo, José le dice a sus hermanos acerca de un especial relación fraternal que Dios le ha dado a el con el rey de Egipto: “Así que no eras tú quien me mandó aquí, sino Dios; y el me ha hecho a mi un padre para el Faraón, y señor de toda su casa y el que gobierna toda la tierra de Egipto” (Gén. 45:8).

Job indica que el tuvo un papel de paternidad con los menos afortunados: “Yo era un padre de los pobres, y busqué la causa de el a quien yo no conocía” (Job 29:16). Y Dios mismo declara que el dará un rol de paternidad a Eliakim, el guardián de la casa de David: “En aquel día yo llamé a mi sirviente Eliakim, el hijo de Hilkiah…y yo los vestiré a el con una túnica, y le ceñiré un cinturón en el, y le otrogaré…autoridad a su mano; y el deberá ser un padre para los habitantes de Jerusalén y para la casa de Judá” (Isaías 22:20)

Este tipo de paternidad no solamente aplica a aquellos quienes son sabios consejeros (como José) o benefactores (como Job) o ambos (como Eliakim), también aplica a aquellos quienes tienen un relación espiritual fraterna con uno. Por ejemplo, Elisha replica, “Mi padre, mi padre!” a Ellijah mientras la carta es llevada al cielo en un remolino (2 Reyes. 2:12). Después, Elisha mismo es llamado padre por el rey de Israel (2 Reyes. 6:21).


¿Un cambio con el Nuevo Testamento?

Algunos fundamentalistas debaten que este uso cambió con el Nuevo Testamento--que mientras que pudo haber sido permisible llamar a cierto hombres “padre” en el Antiguo Testamento, desde el tiempo de Cristo, no es ya permitido. Este argumento falla por varias razones.

Primero, como hemos visto, es imperativo “no llamar padre a un hombre” no aplica al padre biológico de uno. También no excluye llamar a los ancestros de uno “padre”, como se muestra en Hechos 7:2, donde Esteban se refiere a “nuestro padre Abram,” o en Romanos 9:10, donde Pablo habla de “nuestro padre Isaac.”

Segundo, hay numerosos ejemplos en el Nuevo Testamento de el término “padre” de ser usado como una forma de dirigirse y referirse, aún para hombres quienes no son padres biológicos relacionados con el locutor. Hay, de hecho, bastantes usos de “padre” en el Nuevo Testamento, que la interpretación fundamentalista de Mateo 23 (y la objeción a los católicos sobre llamar a los sacerdotes “padre”) debe estar equivocada, como lo veremos.

Tercero, un análisis cuidadoso de el contexto de Mateo 23 muestra que Jesús no intentó que sus palabras fueran entendidas literalmente. El pasaje completo versa así, “Pero no serán llamados ‘rabino,’ porque ustedes tienen un maestro, y ustedes son todos hermanos. Y no llamen a ningún hombre su padre en la tierra, porque ustedes tienen un Padre, quien esta en el cielo. Ninguno será llamado ‘maestro,’ porque ustedes tienen un maestro, el Cristo (Mat. 23:8).

El primer problema es que aún que Jesús parecía prohibir el uso del término “maestro”, Cristo mismo designó ciertos hombres para ser maestros en su Iglesia (“Vayan entonces y hagan discípulos de todas la naciones…)

Los fundamentalistas mismos se equivocan en este punto llamando a todo tipo de personas “Doctor,” por ejemplo en el caso de doctores, así como también profesores y científicos, quienes tienen grados de Ph.D. (ejemplo, doctorados). En lo que ellos se equivocan es que “doctor” es simplemente la palabra en latín para “maestro”.


¿Entonces qué es lo que quería decir Jesús?

Jesús criticado por los líderes judíos quienes amaban “el lugar de honor en los festejos y los mejores asientos en la sinagogas y los saludos en los mercados, y ser llamados ‘rabinos’ por los hombres (Mat. 23:6).

El estaba haciendo una hipérbole (exageración para ir al grano) para mostrar a los escribas y fariseos que pecadores y orgullosos eran por no parecer humildes a Dios como el origen de toda la autoridad y fraternidad y enseñanza, y que en vez se pusieren ellos mismos como la última autoridad, figuras paternales, y maestros.

Cristo usó hipérboles frecuentemente, por ejemplo cuando el declaró, “Si tu ojo derecho te hace pecar, sácatelo y tíralo; es mejor que tu pierdas uno de tus miembros que entrar entero en el infierno” (Mat. 5:28, cf. 18:9, Marcos 9:47). Cristo ciertamente no intentó que esto fuera aplicado literalmente, porque de otra manera todos los cristianos estaríamos privados de la vista! (cf. 1 Jn 1:8; 1 Tim 1:15). Nosotros todos estamos sujetos a los apetitos de la carne y a los apetitos de la vista y al orgullo en la vida” (1 Jn 2:16).

Usando palabras fuertes como frecuentemente hacía, Jesús condenó el mal uso de la autoridad mas que el uso de ciertos términos de posición. Haciendo referencia al término “padre”, Jesús está prohibiéndonos cualquier relación de fraternidad humana con la Fraternidad espiritual que solo Dios tiene. Nosotros debemos no olvidar que somos sujetos de la autoridad de Dios-El es nuestro Maestro y Profesor y Padre. Este es el porque, cuando nos referimos a los sacerdotes como “padres” nosotros siempre debemos hacer esto reconociendo que Dios es nuestro verdadero Padre.


Los apóstoles nos muestran el camino

La practica ancestral cristiana de llamar a los sacerdotes “padres” va muy atrás hasta el tiempo de los apóstoles, y la teología atrás es evidente en la escritura. Mientras el juicio ante el Sanedrín—el consejo mayor de los judíos de los sacerdotes y los ancianos—el primer mártir cristiano, Esteban, se refiere a ellos como “hermanos y padres” (Hech. 7:24).

Este es un pasaje clave para considerar, mientras que las Escrituras nos dice que Esteban estuvo lleno del Espíritu Santo y que habló estas palabras bajo la inspiración del Espíritu Santo (cf. Hech. 7:55). No hay manera que el Espíritu Santo podría haber inspirado a Esteban a referirse a los sacerdotes judíos como “padres” si Cristo había de hecho literalmente prohibido a los cristianos que llamaran a los hombres por ese título. Si así fuera, tendría que haber una contradicción directa entre la orden de Cristo y la actuación del Espíritu Santo.

El Nuevo Testamento esta lleno de ejemplos y de referencias hacia relaciones espirituales padre-hijo y padre-pequeño. Mucha gente no es consciente en que tan comunes estas son, así que vale la pena citar algunas aquí.

Pablo regularmente se refería a Timoteo como su hijo: “Entonces yo te mandé a ti a Timoteo, mi y amado y fiel hijo en el Señor, misericordia, y paz de Dios el Padre y Jesús Cristo nuestro Señor (1 Tim 1:2), “A Timoteo, mi hijo amado: Gracia, misericordia, y paz de Dios el Padre y Jesús Cristo nuestro Señor” (2 Tim. 1:2).

El también se refirió a Timoteo como su hijo: “Este encargo yo te encomiendo a ti, Timoteo, mi hijo, de acuerdo con las anunciaciones proféticas...” (1 Tim 1:18), “Tu entonces, mi hijo, se fuerte en la gracia de Jesús Cristo” (2 Tim 2:1), “Pero el mérito de Timoteo tu lo sabes, como un hijo con un padre el ha servido conmigo en el evangelio” (Fil. 2:22).

Pablo también se refirió a otros de sus convertidos de esta manera: “A Tito, mi hijo verdadero en una fe común: gracia y paz de Dios el Padre y Jesús Cristo nuestro Salvador” (Tito 1:4), “te ruego por mi hijo, Onésimo, a quién he engendrado en las prisiones” (Filemón 10). Claramente, ninguno de estos hombres fueron literalmente, hijos biológicos. Por el contrario, Pablo esta enfatizando su paternidad espiritual con ellos.


Paternidad Espiritual

Quizás la referencia mas señalada en el Antiguo Testamento sobre la teología de la paternidad espiritual de los sacerdotes es la declaración de Pablo, “Y no escribo esto para hacerlos sentir avergonzados, sino para aconsejarlos como mis amados hijos. Aunque ustedes tienen incontables guías en Cristo, no tienen muchos padres, pues en Cristo Jesús yo os engendré por medio del evangelio” (1 Cor. 4:14-15).

Pedro siguió la mismo costumbre, refiriéndose a Marco como su hijo: “Ella que está en Babilonia, quien es similarmente escogida, te manda saludos; y así también lo hace mi hijo Marco” (1 Pet. 5:13). Los apóstoles algunas veces se refirieron a las iglesias enteras bajo el cuidado de sus hijos. Pablo escribe, “Aquí por la tercera vez yo estoy listo para llegar a ti. Y yo no seré una carga, porque no busco lo que es tuyo sino a ti; porque los hijos no deben de acumular para sus padres, sino los padres para sus hijos” (2 Cor. 12:14); y, “Mi pequeño hijo, con el cual yo estoy otra vez esforzándome hasta que Cristo se forme en ustedes!” (Gal. 4:19).

Juan dijo, “Mis pequeños hijos, escribo esto a ustedes para que así ustedes no pequen; pero si alguno de ustedes peca, tenemos un defensor con el Padre, Jesús Cristo el justo” (1 Jn 2:1), “No puedo tener una mayor alegría que esta, oír a mis hijos seguir la verdad” (3 Jn 4). De hecho, Juan también se refería a hombres de las primeras comunidades como “padres” (1 Jn 2:13).

Al referirse a esta gente como a "hijos" espirituales, Pedro, Pablo y Juan implícitamente se refieren a ellos como a sus "padres" espirituales. Debido a que la Biblia frecuentemente habla de esta paternidad espiritual, los católicos lo reconocemos y seguimos con la costumbre de llamar a los sacerdotes “padres”. No reconocer esto es de hecho es no reconocer y honrar un gran regalo que Dios ha dado en la Iglesia: la paternidad espiritual del sacerdocio”

Los católicos tienen un afecto filial hacia los padres y los llaman “padre”, sabiendo que como miembros de sus parroquias ellos tienen el compromiso de su cuidado espiritual, y tienen una relación filial con ellos. Los sacerdotes por otro lado, siguen los ejemplos bíblicos de los apóstoles en lo referente a los miembros de su congregación como “mi hijo” o “mi pequeño” (cf. Gal. 4:19, 1 Tim. 1:18, 2 Tim. 2:1, Filemón 10, 1 Ped. 5:13, 1 Jn 2:1, 3 Jn 4).
 
¡¡Qué bien nos lo pasamos los dos haciendo cut&paste!!!
¿verdad, Maripaz?

:cool:
 
Me hace gracia el título del artículo del Profesor José M. Abreu O:
"Los evangélicos y María la madre del Señor "

¿Porqué me hace gracia?

Porque parece que habla en nombre de todos los evangélicos.
Y da la casualidad de que los "evangélicos" Lutero, Calvino y Zwinglio, una vez ya separados de la Iglesia Católica, afirmaron la perpetua virginidad de María. También la llamaron Madre de Dios. Y Lutero llegó incluso a aceptar que fue concebida inmaculadamente.... cuando ni tan siquiera la Iglesia Católica había promulgado esa doctrina como dogma

Así que, ¿porqué no titula el profesor Abreu sus artículo de la siguiente forma?:
"Algunos evangélicos y María la madre del Señor"

Tampoco en el tema de María los evangélicos son capaces de decir una misma cosa.

Nihil novum sub sole
 
Originalmente enviado por: Luis Fernando
Me hace gracia el título del artículo del Profesor José M. Abreu O:
"Los evangélicos y María la madre del Señor "

¿Porqué me hace gracia?

Porque parece que habla en nombre de todos los evangélicos.
Y da la casualidad de que los "evangélicos" Lutero, Calvino y Zwinglio, una vez ya separados de la Iglesia Católica, afirmaron la perpetua virginidad de María. También la llamaron Madre de Dios. Y Lutero llegó incluso a aceptar que fue concebida inmaculadamente.... cuando ni tan siquiera la Iglesia Católica había promulgado esa doctrina como dogma

Así que, ¿porqué no titula el profesor Abreu sus artículo de la siguiente forma?:
"Algunos evangélicos y María la madre del Señor"

Tampoco en el tema de María los evangélicos son capaces de decir una misma cosa.

Nihil novum sub sole







Pues si te hace gracia, Luis, lo mejor es reirte :D



Y espero que "aquel día" también puedas reir, en vez de avergonzarte delante del Señor por haber defendido doctrinas de hombres. :(





Los católicos tampoco son capaces de decir sobre María lo mismo:

Unos creen en las apariciones y otros no

Unos creen que determinadas virgenes son más milagrosas que otras.

Entre ellos se "pelean" por cual es más guapa, mejor vestida o más expresiva. :(

Algunos, bien cercanos a mí, creen que es María la que hace milagros, en vez de Dios

En fin.........nihil novum sub sole ;)