La justicia se busca denunciando pero que hacer cuando las autoridades tanto eclesiásticas como de gobierno no creen las denuncias y cuando las llegan a creer el único castigo es correr al agresor o regañarlo.
Ahi esta. Para que preocuparse por los niños muertos y familiares vivos de estos. al fin que los niños ya están muertos. No nos preocupemos ni hagamos responsables a las instituciones que hicieron estas cosas para que sigan haciéndolo al fin que siempre que hagan algo ya sera siempre pasado.
-El poder judicial tiene sus fiscalías con funcionarios capaces y experimentados para examinar las denuncias y las evidencias presentadas. No se trata de creer o no creer. El falso testimonio debe ser castigado.
-La mayor preocupación no puede devolver la vida a los hace mucho fallecidos, pero con algún poco de ella se podría mejorar la situación de los niños indígenas contemporáneos nuestros, preservándolos de cualquier clase de abuso o maltrato.
Así es don Ricardo, en el caso de los nativos canadienses no podemos hablar propiamente de una cultura, es decir, ni siquiera fundaron ciudades, mi punto en el caso de Canadá y Estados Unidos es como se busca desmontar la joven historia de dichas naciones, le comparto un ejemplo:
Si nos vamos por este criterio irracional hasta los Apóstoles eran racistas ya que instaban a los esclavos a ser obedientes con sus amos (Ef 6, 5-9), así que a quemar todas las biblias entonces.
-Como todos saben que es imposible borrar la historia que ha quedado escrita, y es conocida y recordada, lo que hacen es reescribirla, de modo que aquellas instituciones religiosas que dieron algo de paz, amor y esperanza a los niños indígenas, aparezcan ahora a ojos de los incautos como si hubiesen sido centros de exterminio para expansión de curas corruptos. Digo ¡NO! a la mentira.
