Iglesia, Religión, Evangelio

Bart

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24 Enero 2001
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http://www.ideal.es/almeria/edicion/prensa/noticias/Tribuna_Almeria/200211/11/ALM-OPI-070.html

Lunes, 11 de noviembre de 2002

TRIBUNA

Iglesia, Religión, Evangelio

JOSÉ M. CASTILLO/

LOS profesores J. R. Alameda y F. Cuetos, de la Universidad de Oviedo, han publicado un Diccionario de frecuencias de las unidades lingüísticas del castellano. Según este diccionario, en cada dos millones de palabras (orales o escritas), la palabra Iglesia se repite 218 veces, Religión recurre 140 veces, mientras que Evangelio sólo se menciona en 13 ocasiones. Por lo tanto, de las tres palabras mencionadas, el Evangelio es el que se lleva la peor parte. Y además, con mucha diferencia.

La primera consecuencia, que se puede deducir de estos datos, es que el Evangelio ha impregnado el tejido social mucho menos que la Iglesia o la Religión. O dicho de otra manera, la Iglesia y la Religión están mucho más presentes que el Evangelio en nuestra cultura y en nuestra sociedad. Porque, si las palabras son los signos que sirven de vehículos para nuestras ideas, nuestros criterios y nuestros sistemas de valores, parece claro que nuestras ideas, nuestros criterios y nuestros valores giran más en torno a la Iglesia y a la Religión que al Evangelio. La Iglesia y la Religión le han tomado la delantera al Evangelio, lo han dejado atrás y hasta se puede decir que (en el sentido que sea) lo han aparcado en los márgenes de la cultura dominante.

Por supuesto, yo sé que cualquiera me puede echar en cara que todo esto no es así. Porque imágenes, figuras y expresiones del Evangelio las hay por todas partes. El arte, la literatura y hasta los dichos populares nos remiten constantemente a recuerdos tomados de los evangelios o relacionados con ellos. Y sin embargo, es un hecho que la Iglesia y la Religión tienen una fuerte presencia en nuestra sociedad, mientras que con el Evangelio no ocurre lo mismo. ¿Por qué pasa esto? Empezando por lo más sencillo, hay mucha gente que tiene la idea de que el Evangelio no es sino un elemento más de la Religión. Si nuestra Religión es la Religión cristiana , se ve como la cosa más natural del mundo que el hecho originante del cristianismo, que es el Evangelio, sea un elemento más de nuestra Religión. Ahora bien, desde el momento en que Religión y Evangelio se interpretan de esa manera, el fenómeno genérico de la Religión asume e integra en sí el acontecimiento específico del Evangelio. Lo cual quiere decir que la Religión integra en sí al Evangelio, de manera que lo domestica, lo suaviza, le recorta sus aristas más fuertes, lo convierte en asunto de piedad y devoción, de respeto y de adoración. Y, como ocurre con todo lo religioso, el Evangelio queda situado en el ámbito de lo sagrado , es decir, en el ámbito de lo separado del resto de la vida, separado y distante de lo profano, de casi todo lo que es vida, trabajo, descanso, felicidad y disfrute de las cosas buenas que tiene este mundo. Más aún, de la misma manera que la Religión es un fenómeno social y toda Religión está debidamente integrada en la sociedad, así también el Evangelio ha terminado por integrarse en nuestra cultura y en nuestra sociedad. Y entonces nos encontramos con que el Evangelio cumple, mucha veces, las funciones que tiene que cumplir la Religión. Por ejemplo, la función de legitimar a los poderes públicos. De ahí que todos hemos visto a políticos, jueces y militares jurando sus cargos con la mano puesta sobre unos evangelios y ante la imagen de un crucifijo.

Por otra parte, la institución oficial que regula la Religión, en nuestra cultura, es la Iglesia. De donde resulta que los apóstoles del Evangelio se convierten, con demasiada frecuencia, en funcionarios de la Religión. Y la libertad del Evangelio queda inevitablemente controlada y regulada por las normas de la Iglesia. Con lo cual viene a suceder, entre otras cosas, que (en la práctica) son auténtica legión los fieles que terminan concediendo más importancia a las tradiciones eclesiásticas que a los valores evangélicos. De esta manera, el Evangelio es vivido por mucha gente como devoción y piedad, como fervor sagrado, como práctica fiel de toda clase de observancias. Y también como rutina y normativa. El Evangelio es, además, inspirador de estética, de arte, de retórica. El Evangelio es todo, menos una cosa, que es la esencial: el Evangelio ya no es lo que fue para Jesús y sus discípulos, el mensaje peligroso y subversivo que la Religión establecida y los poderes públicos no pudieron soportar. De manera que la Religión y sus aliados poderosos terminaron por matar a Jesús colgándolo de una cruz. ¿Qué queda hoy de todo aquello? La cruz es ahora una imagen de respeto, de devoción, de piedad, de arte. Es también una condecoración y un premio, que se pone en el pecho de los que triunfan en este mundo. Pero ya no es lo que fue para Jesús: el signo del fracaso y la reprobación. Jesús no fue crucificado entre dos ladrones , sino entre dos subversivos (lestaí) (Mt 27, 38; Mc 15, 22), palabra que, según Flavio Josefo, se empleaba entonces para señalar a los que atentaban contra el orden establecido . El Evangelio ya no es eso para nosotros. Porque nos va bien con este orden de cosas, aceptado como lo que debe ser . Y legitimado por la Iglesia y la Religión, con su fuerza y su poder fascinante. Lo cual tranquiliza nuestras conciencias. Pero a costa de un precio muy alto. El precio que pagan las víctimas del sistema. Porque el Evangelio ya no es (normalmente) la subversión , sino la legitimación de los horrores que nos soliviantan cada día.

 
La Buena Noticia de la Salvación en Cristo Jesús(Evangelio), ha pasado a ser RITUALISMO (Salvación a cambio de lo que se haga por la religión o sus líderes).



BART:


EXCELENTE, COMO SIEMPRE, TODO LO QUE NOS TRAES
 
Este párrado NO TIENE DESPERDICIO



De donde resulta que los apóstoles del Evangelio se convierten, con demasiada frecuencia, en funcionarios de la Religión. Y la libertad del Evangelio queda inevitablemente controlada y regulada por las normas de la Iglesia. Con lo cual viene a suceder, entre otras cosas, que (en la práctica) son auténtica legión los fieles que terminan concediendo más importancia a las tradiciones eclesiásticas que a los valores evangélicos.



Evidenetemente, este escritor tiene en su mente que Iglesia = iglesia católico romana. Y la Iglesia , es nacida de lo Alto y es edificada por Cristo. Creo que todavía muchos no tienen clara la diferencia entre IGLESIA e "institución humana" (sea cual sea su denominación o rama dentro del cristianismo)
 
No es por obras para que nadie se gloríe

No es por obras para que nadie se gloríe

Originalmente enviado por: Maripaz
La Buena Noticia de la Salvación en Cristo Jesús(Evangelio), ha pasado a ser RITUALISMO (Salvación a cambio de lo que se haga por la religión o sus líderes).

"porque sois salvos por medio de la fe, y ésto no de vosotros pués es don de Dios y no por obras, para que nadie se gloríe"

"Estamos hechos en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales el preparó para que anduviésemos en ellas"

Maripaz y hermanos estén intercediendo por mí.

Me pondrán nuevo alcantarillados y acueducto y arreglaran otras cosas, significa estar pendiente del trabajo como 15 días menos sábado en la tarde y el domingo.
Dios mediante entraré a internet en las noches, en éste tiempo voy a terminar de leer un libro que me prestaron en la comunidad se llama "Una fe sencilla" de Charles R. Swindoll. Parece interesante.

Bendiciones

Con amor Virginia
:corazon: