Re: IDOLATRIA Y MANIPULACION MENTAL EN LA SECTA DE MARIA LUISA PIRAQUIVE , FALSA PRO
ANTES, LA SALVACIÓN ERA POR FE EN CRISTO; AHORA, LA SALVACIÓN ES POR OBEDIENCIA A MARÍA LUISA PIRAQUIVE DE ROMERO.
Hemos explicado anteriormente que, la Iglesia de Dios Ministerial de Jesucristo es una secta que funciona como una pirámide en cuya cúspide se encuentra una líder, que a su vez recibe soporte de un puñado de serviles lacayos quienes ejercen influencia en los creyentes para sostener la imagen mística y autoritativa de la líder.
Esta es una de las estrategias más usadas en las sectas para mantener el control sobre sus adeptos. Las sectas como la Iglesia de Dios Ministerial organizan su trabajo por medio de la influencia que ejercen unos cuantos predicadores que profesan obediencia absoluta a María Luisa y, a quienes la líder les ha asignado cierto poder sobre otros, para que de esta forma las órdenes de María Luisa pueda ser ejecutadas por el resto de predicadores u obreros.
Parte del trabajo de control mental que ejercen las sectas sobre sus adeptos radica en promover la devoción excesiva hacia su líder, a quien presentan como un ser evolucionado que nunca se equivoca, a quien Dios le revela de manera exclusiva cosas que a nadie más le es dado conocer, y quien posee dones especiales que nadie más tiene; en fin, presentan al líder prácticamente como una divinidad encarnada.
En un artículo anterior analizábamos cómo uno de los lacayos de María Luisa, el senador Carlos Alberto Baena, en el prólogo del libro VIVENCIAS, presentaba a María Luisa como un ser divino empleando para tal propósito una serie de epítetos y frases de exaltación que se ubican en el mundo de lo absurdo y que promueven la idolatría. Vimos cómo Baena, establece que cuando María Luisa sonríe, es porque DIOS sonríe; y que cuando María Luisa habla, es como si hablara DIOS. Tal cosa es una total blasfemia, le atribuyen a Dios cosas que Dios no ha enseñado, y se atribuyen a sí mismos una autoridad divina que pretenden usurpar del Creador, y ya sabemos lo que la Biblia nos enseña contra los que practican y creen tales cosas (Marcos 3:29-29; Colosenses 3:8; 1ª. Timoteo 3:5; Apocalipsis 13:4-6; Apocalipsis 17:3)
En esta oportunidad, les pido hermanos que con un corazón muy sincero para Dios, analicen la absurda narración con la que el “predicador” Andrés Carrillo intenta promover la adoración a María Luisa en medio de la congregación. Aparte de ser una narración inverosímil, es además incoherente, porque cita que en el cielo hay doce apóstoles que se reúnen para darle a María Luisa el tema del estudio bíblico a dictar. Pero si leemos la Biblia, sabemos que deberían ser trece los apóstoles y no doce, ya que muerto Judas el Iscariote, los apóstoles escogieron a Matías, y así completaron nuevamente el número doce, pero luego el mismo Señor Jesús nombró a Pablo, a quien también se le reconoce como Apóstol, y a quien Carrillo cita en la fantasiosa escena de su narración. Es decir, ¡Carrillo borró de un solo tajo a alguno de los Apóstoles de Cristo! ¡Quién sabe quién sería el pobre descabezado por el hereje Carrillo!
¿Cuál es la intención que persigue este falso maestro al contar estas fábulas? Una simple razón, mis queridos hermanos, la cual es lavarle el cerebro a la gente, inducirlos a creer que María Luisa es un ser especial con poderes sobrehumanos y ungida especial de Dios. De esta forma, lograrán su cometido de someterlo a usted a una absoluta reverencia y obediencia ante tan divino ser. Usted no podrá jamás cuestionar, ni dudar de cualquier barbaridad que a María Luisa se le ocurra enseñar, porque ha sido previamente condicionado a creer que ella es de verdad alguien comisionado por Dios para gobernar el mundo, como lo pretende hacer creer el pillo Carrillo.
Carrillo dice que DIOS puso a María Luisa para gobernar el mundo, pero la Biblia nos enseña que el único que debe gobernar nuestra vida es Cristo (1 Corintios 7:23). El tal gobierno del mundo es una total mentira y obra de Satanás, que vive levantando bestias para que el mundo las adore y aparte su mirada de quien verdaderamente merece la adoración, Cristo Jesús.
Andrés Carrillo dice que Dios puso a María Luisa para que le enseñe al mundo acerca de Dios, pero la Biblia nos dice que es el Espíritu Santo quien nos enseña todo lo de Dios, y quien nos convence de nuestro pecado para arrepentirnos y ser salvos (Jeremías 31:33-34; Juan 16:8; Juan 14:26; Hebreos 8:11).
María Luisa Piraquive de Romero es una falsa apóstola, una falsa maestra, una falsa profetisa, que ha creado una pirámide por medio de la cual pretende esclavizar a muchos. Solo hace falta ver su vida colmada de mentiras, su afán de enriquecerse a costo del evangelio, su deseo de apoderarse de un ministerio que nunca le ha pertenecido y del cual es indigna, su persistente aceptación del pecado de sus hijos a quienes nutre de forma desvergonzada con las arcas de la iglesia que a su vez se sostiene del fruto del esfuerzo de personas muy pobres a quienes estafan en su fe.
Andrés Carrillo, al igual que Carlos Baena, son simples lacayos que han aprendido a jugar el juego de intereses en torno a su matrona. Ellos ayudan a cultivar la figura endiosada de la usurpadora ministerial, a cambio de recibir beneficios económicos y de poder. Y a ese mismo juego, juegan todos los que doblan sus rodillas ante este par de estafadores espirituales. Todos los predicadores de esta secta juegan a lo mismo, porque aspiran ellos mismos a ser algún día lo que hoy son Carrillo y Baena.
Qué tristeza que una institución que se autoproclama como la iglesia única y verdadera haya llegado a grados tan altos de putrefacción moral y descomposición ética. Esta secta ha sido invadida por el cáncer satánico, y ya difícilmente podrá ser recuperada de las garras del mal. Cada día crece la contaminación, y el pueblo adormecido por Satanás parece no percatarse, o parece también haberse dejado influenciar por los deseos de riquezas y de poder que exhiben sus amos.
Despierta tú, que eres verdadera Iglesia. Abandona ese sepulcro blanqueado, y busca a Cristo. No sigas siendo más un esclavo de los hombres. ¡Que la honra y la gloria sean solo para Dios!
Re: IDOLATRIA Y MANIPULACION MENTAL EN LA SECTA DE MARIA LUISA PIRAQUIVE , FALSA PRO
ANTES, LA SALVACIÓN ERA POR FE EN CRISTO; AHORA, LA SALVACIÓN ES POR OBEDIENCIA A MARÍA LUISA PIRAQUIVE DE ROMERO.
Hemos explicado anteriormente que, la Iglesia de Dios Ministerial de Jesucristo es una secta que funciona como una pirámide en cuya cúspide se encuentra una líder, que a su vez recibe soporte de un puñado de serviles lacayos quienes ejercen influencia en los creyentes para sostener la imagen mística y autoritativa de la líder.
Esta es una de las estrategias más usadas en las sectas para mantener el control sobre sus adeptos. Las sectas como la Iglesia de Dios Ministerial organizan su trabajo por medio de la influencia que ejercen unos cuantos predicadores que profesan obediencia absoluta a María Luisa y, a quienes la líder les ha asignado cierto poder sobre otros, para que de esta forma las órdenes de María Luisa pueda ser ejecutadas por el resto de predicadores u obreros.
Parte del trabajo de control mental que ejercen las sectas sobre sus adeptos radica en promover la devoción excesiva hacia su líder, a quien presentan como un ser evolucionado que nunca se equivoca, a quien Dios le revela de manera exclusiva cosas que a nadie más le es dado conocer, y quien posee dones especiales que nadie más tiene; en fin, presentan al líder prácticamente como una divinidad encarnada.
En un artículo anterior analizábamos cómo uno de los lacayos de María Luisa, el senador Carlos Alberto Baena, en el prólogo del libro VIVENCIAS, presentaba a María Luisa como un ser divino empleando para tal propósito una serie de epítetos y frases de exaltación que se ubican en el mundo de lo absurdo y que promueven la idolatría. Vimos cómo Baena, establece que cuando María Luisa sonríe, es porque DIOS sonríe; y que cuando María Luisa habla, es como si hablara DIOS. Tal cosa es una total blasfemia, le atribuyen a Dios cosas que Dios no ha enseñado, y se atribuyen a sí mismos una autoridad divina que pretenden usurpar del Creador, y ya sabemos lo que la Biblia nos enseña contra los que practican y creen tales cosas (Marcos 3:29-29; Colosenses 3:8; 1ª. Timoteo 3:5; Apocalipsis 13:4-6; Apocalipsis 17:3)
En esta oportunidad, les pido hermanos que con un corazón muy sincero para Dios, analicen la absurda narración con la que el “predicador” Andrés Carrillo intenta promover la adoración a María Luisa en medio de la congregación. Aparte de ser una narración inverosímil, es además incoherente, porque cita que en el cielo hay doce apóstoles que se reúnen para darle a María Luisa el tema del estudio bíblico a dictar. Pero si leemos la Biblia, sabemos que deberían ser trece los apóstoles y no doce, ya que muerto Judas el Iscariote, los apóstoles escogieron a Matías, y así completaron nuevamente el número doce, pero luego el mismo Señor Jesús nombró a Pablo, a quien también se le reconoce como Apóstol, y a quien Carrillo cita en la fantasiosa escena de su narración. Es decir, ¡Carrillo borró de un solo tajo a alguno de los Apóstoles de Cristo! ¡Quién sabe quién sería el pobre descabezado por el hereje Carrillo!
¿Cuál es la intención que persigue este falso maestro al contar estas fábulas? Una simple razón, mis queridos hermanos, la cual es lavarle el cerebro a la gente, inducirlos a creer que María Luisa es un ser especial con poderes sobrehumanos y ungida especial de Dios. De esta forma, lograrán su cometido de someterlo a usted a una absoluta reverencia y obediencia ante tan divino ser. Usted no podrá jamás cuestionar, ni dudar de cualquier barbaridad que a María Luisa se le ocurra enseñar, porque ha sido previamente condicionado a creer que ella es de verdad alguien comisionado por Dios para gobernar el mundo, como lo pretende hacer creer el pillo Carrillo.
Carrillo dice que DIOS puso a María Luisa para gobernar el mundo, pero la Biblia nos enseña que el único que debe gobernar nuestra vida es Cristo (1 Corintios 7:23). El tal gobierno del mundo es una total mentira y obra de Satanás, que vive levantando bestias para que el mundo las adore y aparte su mirada de quien verdaderamente merece la adoración, Cristo Jesús.
Andrés Carrillo dice que Dios puso a María Luisa para que le enseñe al mundo acerca de Dios, pero la Biblia nos dice que es el Espíritu Santo quien nos enseña todo lo de Dios, y quien nos convence de nuestro pecado para arrepentirnos y ser salvos (Jeremías 31:33-34; Juan 16:8; Juan 14:26; Hebreos 8:11).
María Luisa Piraquive de Romero es una falsa apóstola, una falsa maestra, una falsa profetisa, que ha creado una pirámide por medio de la cual pretende esclavizar a muchos. Solo hace falta ver su vida colmada de mentiras, su afán de enriquecerse a costo del evangelio, su deseo de apoderarse de un ministerio que nunca le ha pertenecido y del cual es indigna, su persistente aceptación del pecado de sus hijos a quienes nutre de forma desvergonzada con las arcas de la iglesia que a su vez se sostiene del fruto del esfuerzo de personas muy pobres a quienes estafan en su fe.
Andrés Carrillo, al igual que Carlos Baena, son simples lacayos que han aprendido a jugar el juego de intereses en torno a su matrona. Ellos ayudan a cultivar la figura endiosada de la usurpadora ministerial, a cambio de recibir beneficios económicos y de poder. Y a ese mismo juego, juegan todos los que doblan sus rodillas ante este par de estafadores espirituales. Todos los predicadores de esta secta juegan a lo mismo, porque aspiran ellos mismos a ser algún día lo que hoy son Carrillo y Baena.
Qué tristeza que una institución que se autoproclama como la iglesia única y verdadera haya llegado a grados tan altos de putrefacción moral y descomposición ética. Esta secta ha sido invadida por el cáncer satánico, y ya difícilmente podrá ser recuperada de las garras del mal. Cada día crece la contaminación, y el pueblo adormecido por Satanás parece no percatarse, o parece también haberse dejado influenciar por los deseos de riquezas y de poder que exhiben sus amos.
Despierta tú, que eres verdadera Iglesia. Abandona ese sepulcro blanqueado, y busca a Cristo. No sigas siendo más un esclavo de los hombres. ¡Que la honra y la gloria sean solo para Dios!