Idolatría: ¿Qué pasa con el viejo hombre?

Bravo:

Dices:
En un sentido mas especifico, la idolatria es el pecado rendir culto, alabanza, adoracion, loor, gloria, a algo o alguien que no sea Dios.

Ver Apocalipsis 9:20. La principal manifestacion de este pecado es a travez de las imagenes (tras la que se mueven demonios)

¿por que no te atreviste a poner la cita y solo le hiciste mención? ¿sera que no puedes probar con ella lo que afrimas? Lo que condena Dios es la adoración solamente y no el culto de dulía o la veneración.

Aqui esta la cita.
Y los otros hombres que no fueron muertos con estas plagas, aun no se arrepintieron de las obras de sus manos, para que no adorasen á los demonios, y á las imágenes de oro, y de plata, y de metal, y de piedra, y de madera; las cuales no pueden ver, ni oir, ni andar:

Lo que sucede es que los evangélicos muchas veces caen en lo que tanto condenan de la IC. Los dogmas. ¿que no se absan solo en la biblia? ¿que paso con su doctrina nefasta de la sola escriptura? (que por cierto no se puede probar con la biblia de ahí que se refute a sí misma. Que contrariedad.) Dlb
 
Alberto:
Tengo una pregunta desde hace mucho tiempo, y ahora que lo mencionas, la voy a hacer, esperando que alguien tenga la amabilidad de contestarme.
Dices que "Lo que condena Dios es la adoración solamente y no el culto de dulía o la veneración."
Cómo puedes probar eso???? Donde encuentras la dulía en el hebreo del AT???? Dónde encuentras en el hebreo la diferencia dulía/hiperdulía????
 
¿de donde sacaste lo de la trinidad?
Los sacaste de la tradición apostolica y biblica de la IC.
¿donde viene la trinidad en el AT?
De ahi mismo saque lo de la dulía y la hiperdulía que es el culto especial que se le rinde a Maria diferente a la dulía que se le rinde únicamente a los santos.
Es conveniente preguntarse si a los evangélicos se les habria ocurrido lo de la trinidad de no ser por la tradicion de la IC.
Yo no lo creo ya que el mensaje divino es fue dado a los apostoles y estos lo han transmitido de generacion en generacion por medio de la iglesia. Lo mismo la biblia nunca hubiera llegado a sus manos sin que Dios hubiera dejado a la iglesia este encargo. Graicas a Dios.


Tu hermano en Cristo L. ALberto.
 
¿de donde sacaste lo de la trinidad?
Los sacaste de la tradición apostolica y biblica de la IC.
¿donde viene la trinidad en el AT?
De ahi mismo saque lo de la dulía y la hiperdulía que es el culto especial que se le rinde a Maria diferente a la dulía que se le rinde únicamente a los santos.
Es conveniente preguntarse si a los evangélicos se les habria ocurrido lo de la trinidad de no ser por la tradicion de la IC.
Yo no lo creo ya que el mensaje divino es fue dado a los apostoles y estos lo han transmitido de generacion en generacion por medio de la iglesia. Lo mismo la biblia nunca hubiera llegado a sus manos sin que Dios hubiera dejado a la iglesia este encargo. Graicas a Dios.


Tu hermano en Cristo L. ALberto.
 
Alberto:
Creo que no expresé bien el punto. En el AT (escrito casi todo en hebreo) se habla contra la idolatría. No hay dos palabras (como dulía/hiperdulía). Entonces, como sabemos que hay esa diferencia si el mandato es contra la idolatría (una sola cosa).
El punto no es si la palabra está o no, el problema es que la diferencia de conceptos no existía para ningún judío, entonces, de dónde salió esa interpretación del AT???
 
Alberto Pacheco:

Usted dice:
¿de donde sacaste lo de la trinidad?
Los sacaste de la tradición apostolica y biblica de la IC. ¿donde viene la trinidad en el AT?
De ahi mismo saque lo de la dulía y la hiperdulía que es el culto especial que se le rinde a Maria diferente a la dulía que se le rinde únicamente a los santos.
Es conveniente preguntarse si a los evangélicos se les habria ocurrido lo de la trinidad de no ser por la tradicion de la IC.

Yo no lo creo ya que el mensaje divino es fue dado a los apostoles y estos lo han transmitido de generacion en generacion por medio de la iglesia. Lo mismo la biblia nunca hubiera llegado a sus manos sin que Dios hubiera dejado a la iglesia este encargo. Graicas a Dios.

Discúlpeme Pacheco, pero el amor que usted le profesa a su denominación lo lleva a decir cosas fuera de sentido histórico. La denominación suya llamada por ustedes Iglesia Católica Apostólica Romana, es sólo una parte de la cristiandad, sin ninguna superioridad a ninguna de las demás denominaciones. Su denominación no es dueña del Evangelio. La doctrina de la Trinidad, gracias a Dios sostenida por ustedes todavía, es una doctrina de la Cristiandad histórica. Las doctrinas de la dulia e hiperdulia que elevan a María y a los santos a los altares, son doctrinas de su denominación ya en estado de alejamiento de la línea estrictamente bíblica. Que quede esto muy claro, mi querido señor. Y si no lo cree, consulte con sus recursos bibliográficos.

Atentamente,

Ezequiel Romero
 
Hermano WEBEMAÚS: Creo que tu mensaje amerita algún comentario,
ya que existen en las Escrituras algunos textos que aunque parezcan
paradójicos, no son contradictorios sino complementarios de una misma verdad.
Por ejemplo, tú dices que "seguimos siendo imperfectos", lo cual no es
toda la verdad, sino apenas un lado de la verdad. En realidad, ni una
sola vez se encuentra en la Biblia la palabra: "imperfectos". En cambio el término "perfectos" aplicado a los creyentes, aparece muchas veces.
Por ejemplo: "Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que
está en los cielos es perfecto" (Mt.5:48); "Así que, todos los que
somos perfectos, esto mismo sintamos..." (Fil.3:15a); "...para que
estéis firmes, perfectos y completos en todo lo que Dios quiere" (Col.4:12b); "a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra" (2Tim.3:17); "porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados"
(Heb.10:14); "Mas tenga la paciencia su obra completa, para que
seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna" (Sant.1:4).
Sin embargo, en Fil.3:12 Pablo nos recuerda: "No que lo haya
alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo...". Así que
necesitamos de discernimiento espiritual para ver que la perfección
cristiana no es solamente un estado real que el creyente experimenta,
sino un camino donde transita y una meta a la que se dirige, confiando no en sus propios logros, sino en "el mismo Dios de paz os santifique
por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea
guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo"
(1Tes.5:23). Por supuesto que esta no era una utopía o una ilusa
aspiración de Pablo, sino que él sabía positivamente que tal era el
propósito, la gracia y el poder que el Señor concede a sus redimidos.
Si bien es cierto que mientras permanezcamos en este mundo dentro de nuestro cuerpo de carne, no podremos alcanzar un estado de
impecabilidad absoluta y constante (1Juan 1:8-10), es también cierto que los creyentes ya hemos muerto al pecado y no tiene por qué reinar
en nosotros (Rom.6:11,12), pues "Sabemos que todo aquel que ha
nacido de Dios, no practica el pecado..." (1Juan 5:18a). El problema con los cristianos no es el de que pequen, sino que lo hagan sin recurrir
al abogado para con el Padre, a Jesucristo el justo, sin confesar los
pecados, y sin apelar a la sangre con la que deben y pueden ser
limpiados para andar en la luz de la comunión con Dios (1Juan 1:7-2:2).
Refiriéndote a nuestra humana naturaleza dices: "Es la parte de su vida que el cristiano no controla". Esto que dices es verdad en la práctica
habitual. Pero no porque el cristiano no deba o no pueda controlarla, sino porque no se toma el trabajo de hacerlo. Lo más cómodo es
resignarse a ello, y por desidia y abandono, convive con el pecado como si no le fuese imputable a él, sino al pecado que mora en él,
a su carne, a su corrompida naturaleza humana y caída, y al cadáver
de su viejo hombre con quien transita de un lado a otro. Esta herejía
idólatra de los evangélicos, que niega los efectos permanentes de la
gracia santificante en los redimidos, hace vivir en constante derrota
espiritual a los que fueron escogidos para ir de triunfo en triunfo y
de victoria en victoria (2Cor.2:14; 1Cor.15:57).
No hay impulso de nuestra naturaleza que escape a nuestro control,
si queremos realmente tenerlos bajo nuestro control.
Es cierto que se libra en nosotros una lucha interna entre la carne y
el espíritu; pero si el mundo, el pecado y Satanás la estimulan, el
Espíritu Santo fortalece nuestro espíritu para que no cedamos a la
tentación. No es posible que desmerezcamos el poder del Espíritu
Santo al grado que pensemos que es más poderoso el que está en el
mundo que el que está en nosotros, contrariando la palabra de Dios
(1Juan 4:4).
Espero que estas reflexiones puedan llevarnos desde el terreno de la
resignación derrotista y perniciosa, a la vida plena y abundante que
el Señor nos ha traído, no para que lloremos nuestra miseria, sino
para que cantemos la victoria de quien vive identificado con El.
Ricardo.