HUMANO TESTIMONIO CATÓLICO
Continuamente salen de Roma extrañas y antibíblicas revelaciones que llenan de confusión a muchos incautos.
No hace mucho, los medios informativos se hicieron eco de un bulo tradicional muy parecido a los trozos de madera pertenecien-tes presuntamente a la cruz de nuestro Señor Jesucristo. Hay miles y miles de ellos que, si se reuniesen, formarían una montaña demos-trativa de una mentira estafadora, por cuanto cualquier "lignum crucis" se ha vendido previamente a buen precio.
Últimamente, en una reunión de histo-riadores italianos se ha confirmado, de un plu-mazo, la autenticidad del "Título de condena" de la cruz de Jesús -la inscripción del madero- Se trata de una tablilla de nogal, de 14 por 25 centímetros, que es parte -se dice- del "Titulus damnationis". Todo ha partido del capricho de un historiador que capitanea a un numeroso grupo de arqueólogos, paleógrafos, epigrafistas y orientalistas. Ellos se han consti-tuido en una especie de tribunal suficiente como para lanzar al mondo la nueva tradición romanista. Publican igualmente el facsímil de una foto en la que se aprecia la tablilla en cues-tión, donde no está la mención INRI Juan 19:19), sino la palabra "nazarenus" , escrita en bustrofedon, es decir: de izquierda a derecha, como hacían a veces los escribas judíos, habi-tuados al sentido del hebreo.
La reliquia, a la que se da inusitada vera-cidad, apoyada en el testimonio de los sabios antes referidos, se ha dicho que fue descu-bierta el año 325 bajo el templo de Afrodita, en la ciudad refundada por el emperador
Adriano el año 130. Se asegura también que la inscripción fue llevada a Roma, desde Jerusalén, por Santa Elena, la madre del emperador Constantino, quien había tenido una visión de la cruz, el año 312, durante su guerra civil contra Magencio.
Se insiste, como añadidura probatoria a favor de la tabla, una nueva mención al Santo Sudario, de Turín, reliquia que fue admitida por el Papa valenciano Alejandro VI de Borgia, quien autorizó el culto de dicho suda-rio en el año 1496, asegurando que el estudio científico de la pretendida sábana es materia de una cátedra en la Universidad Lateranense.
Total: que ya tenemos en circulación otro ídolo que venerarán, por disposición de hombres, muchos cristianos católicos, igno-rantes de que sólo podemos adorar y postrar-nos ante Dios, creador de todo (Lucas 4:8), apartándonos de cualquier gloria o culto diri-gida al hombre, porque solo hemos de adorar en espíritu y verdad, sin hacernos imágenes, ni atrevemos a elevar oraciones para objetos de determinado valor o arte, sacados de la imaginación de hombres (Hechos, 17:29).
El Vaticano parece tener un especial inte-rés en poner en tela de juicio la Palabra de Dios, anteponiendo cultos o rezos para cualquier imagen, lignum crucis, sabana santa o tablllla.
Es motivo de pensar, pues, el comprobar que, por encima de lo que mandan las Escrituras, los papas, como vemos, siguen interpretando y torciendo a su gusto aquellas partes de la Biblia que no están de acuerdo con sus decisiones humanas.
Antonio Barceló
Revista "En la calle recta" (Nº 169)
Apdo 215
24400 Ponferrada
España
Continuamente salen de Roma extrañas y antibíblicas revelaciones que llenan de confusión a muchos incautos.
No hace mucho, los medios informativos se hicieron eco de un bulo tradicional muy parecido a los trozos de madera pertenecien-tes presuntamente a la cruz de nuestro Señor Jesucristo. Hay miles y miles de ellos que, si se reuniesen, formarían una montaña demos-trativa de una mentira estafadora, por cuanto cualquier "lignum crucis" se ha vendido previamente a buen precio.
Últimamente, en una reunión de histo-riadores italianos se ha confirmado, de un plu-mazo, la autenticidad del "Título de condena" de la cruz de Jesús -la inscripción del madero- Se trata de una tablilla de nogal, de 14 por 25 centímetros, que es parte -se dice- del "Titulus damnationis". Todo ha partido del capricho de un historiador que capitanea a un numeroso grupo de arqueólogos, paleógrafos, epigrafistas y orientalistas. Ellos se han consti-tuido en una especie de tribunal suficiente como para lanzar al mondo la nueva tradición romanista. Publican igualmente el facsímil de una foto en la que se aprecia la tablilla en cues-tión, donde no está la mención INRI Juan 19:19), sino la palabra "nazarenus" , escrita en bustrofedon, es decir: de izquierda a derecha, como hacían a veces los escribas judíos, habi-tuados al sentido del hebreo.
La reliquia, a la que se da inusitada vera-cidad, apoyada en el testimonio de los sabios antes referidos, se ha dicho que fue descu-bierta el año 325 bajo el templo de Afrodita, en la ciudad refundada por el emperador
Adriano el año 130. Se asegura también que la inscripción fue llevada a Roma, desde Jerusalén, por Santa Elena, la madre del emperador Constantino, quien había tenido una visión de la cruz, el año 312, durante su guerra civil contra Magencio.
Se insiste, como añadidura probatoria a favor de la tabla, una nueva mención al Santo Sudario, de Turín, reliquia que fue admitida por el Papa valenciano Alejandro VI de Borgia, quien autorizó el culto de dicho suda-rio en el año 1496, asegurando que el estudio científico de la pretendida sábana es materia de una cátedra en la Universidad Lateranense.
Total: que ya tenemos en circulación otro ídolo que venerarán, por disposición de hombres, muchos cristianos católicos, igno-rantes de que sólo podemos adorar y postrar-nos ante Dios, creador de todo (Lucas 4:8), apartándonos de cualquier gloria o culto diri-gida al hombre, porque solo hemos de adorar en espíritu y verdad, sin hacernos imágenes, ni atrevemos a elevar oraciones para objetos de determinado valor o arte, sacados de la imaginación de hombres (Hechos, 17:29).
El Vaticano parece tener un especial inte-rés en poner en tela de juicio la Palabra de Dios, anteponiendo cultos o rezos para cualquier imagen, lignum crucis, sabana santa o tablllla.
Es motivo de pensar, pues, el comprobar que, por encima de lo que mandan las Escrituras, los papas, como vemos, siguen interpretando y torciendo a su gusto aquellas partes de la Biblia que no están de acuerdo con sus decisiones humanas.
Antonio Barceló
Revista "En la calle recta" (Nº 169)
Apdo 215
24400 Ponferrada
España