Honrar a los padres y alimento matutino

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5 Septiembre 2001
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Honrar a los padres
~~~~~ Versículos de la Biblia ~~~~~
Efesios 6:1-3 Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es justo. Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa; “para que te vaya bien y seas de larga vida sobre la tierra”.
~~~~~ Palabras del ministerio ~~~~~
La expresión “en el Señor” indica que los hijos deben obedecer a sus padres siendo uno con el Señor. También indica que no deben hacerlo por su propio esfuerzo sino por el Señor, y no conforme al concepto natural, sino conforme a la palabra del Señor. Los hijos de los creyentes deben estar conscientes de que ellos deben obedecer a sus padres siendo uno con el Señor. Además, deben obedecer a sus padres no por sus propios esfuerzos, sino por el Señor mismo. Su obediencia debe concordar con la palabra del Señor, conforme a las Escrituras.
Este no sólo es el primer mandamiento con promesa, sino también el primer mandamiento en cuanto a las relaciones humanas (Ex. 20:12). La promesa mencionada en el versículo 3 consiste en que a los hijos les irá bien y tendrán larga vida sobre la tierra. La primera parte de la promesa se refiere a ser prósperos en bendiciones materiales, y también a vivir en paz. La segunda parte consiste en ser de larga vida. Según este mandamiento, la prosperidad y la longevidad son bendiciones que Dios da en esta vida a aquellos que honran a sus padres.
Honrar es diferente de obedecer. Obedecer es una acción, mientras que honrar es una actitud. Un hijo puede obedecer a sus padres sin honrarlos. Para honrar a sus padres, los hijos deben tener cierta actitud, cierto espíritu. Todos los hijos necesitan aprender a obedecer a sus padres y al mismo tiempo honrarlos
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SEMANA 6 — DÍA 1
Alimento matutino
2 P. 1:5-8 Y por esto mismo, poniendo toda diligencia, desarrollad abundantemente en vuestra fe virtud; en la virtud, conocimiento; en el conocimiento, dominio propio; en el dominio propio, perseverancia; en la perseverancia, piedad; en la piedad, afecto fraternal; en el afecto fraternal, amor. Porque si estas cosas están en vosotros, y abundan, no os dejarán ociosos ni sin fruto para el pleno conocimiento de nuestro Señor Jesucristo.
Lo que continuamente estorba e impide nuestro crecimiento en nuestra vida espiritual es las opiniones. A veces no expresamos nuestras opiniones, pero de todos modos las tenemos. Las opiniones son la expresión de nuestra manera de ser, y nuestra manera de ser es el mayor problema que impide nuestro crecimiento en la vida divina. En el Lejano Oriente y en los Estados Unidos he llegado a conocer a muchos santos. Son muy preciosos y muy entregados al Señor, y toman en serio las cosas del Señor. Sin embargo, después de muchos años, han crecido muy poco en la vida divina. Su principal problema ha sido el de aferrarse a sus opiniones. (La experiencia y el crecimiento en vida, págs.170-171)
Lectura para hoy
Nuestra manera de ser es lo que nosotros somos. Cada ser humano tiene una manera de ser diferente. Esto es algo que está en nosotros y que, de hecho, es lo que nosotros mismos somos. Es debido a nuestra manera de ser que se nos hace difícil liberar nuestro espíritu…[Cuando el hermano Nee reanudó su ministerio en 1948,] uno de los primeros mensajes que dio fue acerca del quebrantamiento del hombre exterior y la liberación del espíritu. Desde entonces, el tema de los mensajes del hermano Nee era casi siempre el quebrantamiento del hombre exterior. El quebrantamiento del hombre exterior es el quebrantamiento de nuestra manera de ser. Yo aún sigo aprendiendo la lección de permitir que mi manera de ser sea quebrantada. El hermano Nee nos advirtió que si no aprendemos la lección del quebrantamiento del hombre exterior antes de llegar a los cincuenta años de edad, tendremos dificultades en la vida de iglesia. Es más fácil que nuestra manera de ser sea quebrantada mientras estamos jóvenes.
Lo que más nos impide ser útiles en la vida cristiana y en la vida de iglesia es vivir conforme a nuestra manera de ser. He participado en la obra del Señor por muchos años y me he dado cuenta de que algunos hermanos y hermanas tienen una característica predominante en su manera de ser que les impide coordinar y cooperar con otros. Si se les pide a ciertos hermanos o hermanas realizar cierta tarea, ellos no permiten que nadie más les ayude en dicha tarea; sienten que son los únicos que pueden realizarla. Por lo general, estos hermanos y hermanas son muy competentes, pero, por otra parte, con facilidad pueden provocar problemas en la vida de iglesia.
La obra del Señor es una obra que pertenece al Cuerpo y es llevada a cabo por el Cuerpo; por tanto, la coordinación es imprescindible. El apóstol Pablo era una persona muy competente, pero aun así necesitó que varias personas lo ayudaran y coordinaran con él…Incluso el Señor Jesús mismo tuvo necesidad de coordinar con otros. En realidad, a la mayoría de nosotros no nos gusta trabajar con otros…Si somos personas diligentes que laboran todo el tiempo, tal vez no nos guste que otros trabajen con nosotros porque sentimos que todo lo que otros hacen estorba lo que estamos haciendo.
En nuestra vida espiritual, en nuestra vida cristiana, en nuestra vida de iglesia y en la obra del Señor, debemos aprender a ser personas que siempre luchan en contra de sí mismas. Como alguien que tiene una manera de ser muy marcada, puedo testificar que continuamente tengo que recordar que mi manera de ser ha sido crucificada. Anteriormente, lo que principalmente le confesaba al Señor era mi fracaso de no vivir a Cristo. Pero hoy en día, a menudo le confieso al Señor acerca de mi manera de ser. Debemos aprender a llevar una vida en la cual luchamos en contra de nosotros mismos. Luchar contra nosotros mismos es luchar contra nuestra manera de ser. Independientemente de si nuestra manera de ser es buena o mala, ella anula nuestra utilidad en la esfera espiritual.
Si todos los santos, especialmente los que están siendo entrenados para servir al Señor a tiempo completo, hacen morir su manera de ser, todo estará bien. De otro modo, cada uno de los que se entrenan será un problema potencial para la iglesia. Si participamos en el entrenamiento pero lo hacemos dirigidos por nuestra ambición y capacidad, el resultado será problemas. Si cada uno de los que se entrenan no hace morir su manera de ser, entonces cada uno ya es, de hecho, un problema y será un problema. Qué tan útiles le seamos al Señor, o cuántas dificultades le causemos a la iglesia, ello dependerá de la medida en que se le haya dado muerte a nuestra manera de ser. Por lo tanto, un asunto de crucial importancia es que tomemos medidas respecto a nuestra manera de ser. (La experiencia y el crecimiento en vida, págs. 171, 180-181, 184)
Lectura adicional: La experiencia y el crecimiento en vida, mensaje 23; El quebrantamiento del hombre exterior y la liberación del espíritu, cap. 2
Witness Lee
¡Jesús es el Señor!