¡Historia de la iglesia!

22 Enero 2002
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Saludos hermanos, que el Señor les bendiga ricamente. Amén.

Les solicito que por favor aporten a este epígrafe datos importantes de la historia de la Iglesia, principalmente a partir de la reforma. Necesito datos sobre los hechos buenos y también de los hechos malos, que por lo general nunca comentamos en nuestras referencias históricas.

Específicamente me gustaría que me brinden biografías de los grandes reformadores, y reseñas históricas de las grandes iglesias tradicionales.

Si les parece impropio el Cut&Paste les pido cuando menos las direcciones electrónicas para acceder a la información.

También pongo a su disposición mi correo electrónico para que envíen la información que consideren conveniente.

De antemano les agradezco su atención a la presente petición.


Su hermano en Cristo, Alejandro.
 
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¡Muchas gracias y bendiciones!
 
El Apóstol Pablo en su epístola a los Gálatas (Gal. 2:7-10) dice que le fue confiada la predicación de la Palabra Divina a los gentiles, y al Apóstol Pedro para los judíos. Debido a esta primacía de la evangelización y la presencia del Espíritu Santo, ellos fueron denominados por la Iglesia los apóstoles supremos (príncipe de los apóstoles).

Encarcelamiento. El Apóstol Pedro, quien fundó la Iglesia entre los judíos y gentiles tuvo que soportar la persecución del rey judío Herodes Agripa (sobrino de Herodes el Grande), que lo encarceló y tenía intención de asesinarlo después de la fiesta de Pascua con el fin de complacer a los judíos. El Apóstol fue echado en la más firme celda de la prisión interna, donde 16 guerreros lo estaban guardando: dos de ellos fueron encadenados al Apóstol, mientras que otros custodiaban un triple portón. Mientras tanto la Iglesia rezaba diligentemente por él eligiendo la oración ante todos otros medios; nadie decía: "Soy pequeño para Dios" y que "mi oración no vale nada." Y el Señor protegió a su Apóstol.

Aparición de un Angel.

En la víspera de la ejecución, después de la Pascua, los cristianos se reunieron por la noche para la fervorosa oración por Pedro en la casa de la madre del Santo Apóstol y Evangelista Marcos. De repente apareció el Angel del Señor, y una luz sobrenatural alumbró la prisión, mientras que el Apóstol Pedro, después de encomendarse a Dios, dormía profundamente. El Angel, golpeando a Pedro en el costado, le despertó, diciendo: "Levántate pronto." Y se cayeron las cadenas de sus manos. Y el Angel añadió: "Envuélvete en tu manto y sígueme." Pedro salió en pos de él; no sabía si era realidad lo que el Angel hacía, más bien le parecía que era una visión. Atravesando la primera y la segunda guardia, llegaron a la puerta de hierro que se abrió por si misma y salieron a una calle, desapareciendo luego el Angel. Entonces Pedro, vuelto en si, dijo: "Ahora me doy cuenta de que realmente el Señor ha enviado Su Angel y me ha arrancado de las manos de Herodes y a toda la expectación del pueblo judío" (es decir, del espectáculo de su ejecución). Reflexionando, se fue a la casa de María, la madre de Juan, por sobrenombre Marcos, donde estaban muchos reunidos orando. Golpeó a la puerta del vestíbulo, y salió una sierva llamada Rode, que luego que conoció la voz de Pedro, fuera de si de alegría, sin abrir la puerta, corrió a anunciar que Pedro estaba ante el vestíbulo. Pero ellos, sabiendo que la guardia se encontraba muy reforzada, no le creyeron, diciendo: "Estás loca." Pero ella insistía que era así. Mientras tanto Pedro seguía golpeando, y cuando le abrieron y le conocieron, quedaron estupefactos. Haciéndoles señal con la mano de que callasen, les contó cómo el Señor le había sacado de la cárcel por medio de Su Angel.

La viveza de este relato demuestra que el mismo fue registrado en los Hechos de los Apóstoles (12:1-17) por el Evangelista San Lucas valiéndose de las palabras de un testigo ocular. Este acontecimiento tuvo lugar en el año 44.


Apóstol Pedro en Roma. Como se supone, después de su milagrosa liberación el Apóstol Pedro se dirigió a Roma donde conjuntamente con el Apóstol Pablo fundó la Iglesia, y fue obispo de Roma, porque Pedro y Pablo pusieron al obispo Lino para dirigir la Iglesia de Roma.

En el Concilio de Asia Menor y en el Egipto. El Apóstol Pedro estuvo presente en el Concilio Apostólico de Jerusalén en el 51; y luego predicó en Asia Menor y en Egipto, donde consagró al primer obispo de Alejandría, su discípulo el Santo Evangelista Marcos.

Su muerte. El Apóstol Pedro padeció en Roma conforme con lo vaticinado por Cristo Quien se le apareció. Considerándose indigno de la misma muerte que sufrió Cristo, el Apóstol Pedro, de acuerdo con su propia iniciativa, fue crucificado con la cabeza hacia abajo el 29 de junio del año 67 durante el reinado de Nerón, falleciendo simultáneamente con el Apóstol Pablo.

Dos epístolas. El Apóstol Pedro escribió dos epístolas católicas, en las cuales nos enseña resistir valientemente las tentaciones, pasar la vida piadosa, estricta, santa y sobria, advirtiendo a los cristianos al mismo tiempo acerca de los venideros herejes.

Evangelio de San Marcos según palabras del Apóstol Pedro. Partiendo de las palabras del Apóstol Pedro, su discípulo el Evangelista Marcos escribió su Evangelio, el cual en la antigüedad se llamaba también el Evangelio de San Pedro.

El primer obispo de Jerusalén

El Santo Apóstol Santiago hermano del Señor

Su vida santa. Miles de judíos convertidos. El Santo Apóstol Santiago fue pariente del Señor según la carne (hijo de José y de su primera esposa o hijo de María, hermana de la Madre de Dios). Fue consagrado obispo de Jerusalén por el propio Señor, de modo que fue el único apóstol que no viajó. El Apóstol Santiago se desempeñó como presidente del Concilio de Jerusalén en el año 51, lo que demuestra que el Apóstol Pedro no se consideraba como primero exclusivo entre los apóstoles. El Apóstol Santiago llevaba una vida santa, era virgen, no comía carne, no bebía vino y frecuentemente rezaba en el templo de Jerusalén prosternado sobre tierra en oración; por eso la piel de sus rodillas se hizo muy dura. Respetando su santa vida, lo veneraban hasta los enemigos del cristianismo. Los judíos le llamaban el justo. En el transcurso de 30 años reforzó y difundió la fe en Jerusalén y en toda Palestina entre muchos miles de judíos (Hech. Ap. 21:20).

Asesinato del Apóstol Santiago. Temiendo que todo el pueblo podría convertirse a Cristo, los jefes de los judíos decidieron matar al Apóstol, y lo derribaron desde la altura del templo a la tierra. Pero Santiago aún vivo rezaba por sus asesinos. En aquel momento surgió la disputa entre los judíos si era necesario matar a un hombre justo, pero uno de los hebreos golpeó su cabeza matándolo.

El Apóstol Santiago escribió una epístola, en la cual consuela a los cristianos en sus padecimientos, y enseña que sería imposible salvarse sin obras buenas, sólo cifrando esperanza en la fe. Aparte de su epístola, el Apóstol Santiago compuso la primer liturgia cristiana, de la cual se derivan las actuales de San Juan Crisósotomo y de San Basilio el Grande.

Santo Apóstol y Evangelista

Juan el Teólogo

Cumpliendo con el mandamiento del Salvador, el Apóstol San Juan cuidó y guardó a la Madre de Dios como un hijo devoto. Por eso al principio predicó solamente en Palestina. Pero después de la asunción de la Madre de Dios (15 de agosto del año 57) el Apóstol San Juan ya predicaba para las siete iglesias de Asia Menor viviendo mayormente en Efeso. (Dormición de la Madre de Dios: El Arcángel Gabriel le apareció un poco antes de su fallecimiento, al cual se preparaba con alegría. Para el día de la Dormición llegaron por aire a Jerusalén todos los apóstoles con excepción del Apóstol Tomás, y Ella fue sepultada en huerto de Getsemaní en una cueva conservada allí hasta hoy día. Sobre esta cueva la emperatriz santa Elena erigió un templo. Al tercer día llegó Santo Tomás, pero no le fue posible encontrar Su cuerpo. Sin embargo, Ella apareció a todos los Apóstoles comprobando así que fue llevada al cielo.).

Durante el reinado del emperador Domiciano, fue llamado a Roma, y luego tirado en una caldera que contenía aceite hirviendo; sin embargo, el Apóstol permaneció vivo y sano. Entonces Domiciano lo desterró a la isla Patmos, donde San Juan escribió su Apocalipsis, o sea la revelación de la suerte de la Iglesia y del mundo entero. En el principio de esta obra él dirige su profecía a las siete Iglesias del Asia Menor; y en la segunda parte incluye la profecía referente a la Iglesia y al mundo, presentada bajo imágenes alegóricas que describen la lucha entre el bien y el mal que durará incesantemente.

El Evangelio. Después de la muerte de Domiciano, el Apóstol San Juan volvió a Efeso, y escribió allí - complementariamente a los tres Evangelios existentes - el cuarto, que se distingue de los evangelios sinópticos de Mateo, Marcos y Lucas por su elevado contenido espiritual. En su Evangelio están incluidas las pláticas de nuestro Señor Jesucristo acerca de los temas superiores que no se encuentran en los evangelios de los sinópticos.

Conversión del ladrón. El Apóstol San Juan se destaca por su gran amor. Es bien conocido el hecho que cuando un joven piadoso se hizo jefe de una banda de ladrones, se dirigió a las montañas con el fin de persuadirlo para que abandone esta vida criminal. Pero el ladrón le esquivaba y escondía sus manos ensangrentadas, pero San Juan seguía influyéndole con su amor y, finalmente, el ladrón se arrepintió.

En su ancianidad el Apóstol Juan sólo repetía un precepto: "Hijos, amaos los unos a los otros," explicando que se trata del principal mandamiento.

Tres epístolas católicas. Aparte del Apocalipsis y del Evangelio, el Apóstol San Juan escribió tres epístolas católicas (universales, o sea, dirigidas a toda la Iglesia), en las cuales habla mucho de amor. Por consiguiente, se lo llama el apóstol del amor. El santo Apóstol Teólogo Juan (quien ha recibido este título por su Evangelio) fue el único apóstol que tuvo muerte natural, a los 104 años de edad.

Santos evangelistas Mateo,

Marcos y Lucas

Los santos apóstoles y evangelistas Mateo (perteneciente a los 12 apóstoles), Marcos (uno de los 70 apóstoles y Lucas (médico e iconógrafo, perteneciente a los 70 apóstoles) fueron autores individuales de los evangelios; los tres murieron como mártires por la fe cristiana. El Santo Apóstol Lucas escribió también los Hechos de los Apóstoles, donde describió el descenso del Espíritu Santo, la difusión original del cristianismo y la predicación de los Apóstoles Pedro y Pablo. Del libro de los Hechos también aprendemos acerca de la evocación del Espíritu Santo para los que se bautizan, la consagración de los obispos, presbíteros y diáconos, acerca de la oración y el ayuno de los apóstoles en casos importantes, genuflexiones, etc.

Santo Apóstol Andrés,

el primer llamado

El santo Apóstol Andrés, hermano de San Pedro, predicó en la costa del mar Negro y ascendía por el río Dnieper hasta las colinas de Kiev, las cuales bendijo, erigió la cruz (conservada en el templo de Diezmas de Kiev hasta la revolución) y profetizó que en ese sitio serían construidos numerosos templos, y que todo el país sería convertido a la fe cristiana.

En Asia Menor el Apóstol San Andrés fue crucificado sobre la cruz cuya forma recibió el nombre "de Andrés."
 
Fray Martín Lutero, sacerdote agustino, se levantó indignado contra los abusos que se cometían en este campo y publicó 95 proposiciones acerca de la doctrina de las indulgencias, llenas de ataques en contra de la autoridad eclesiástica. Muchos se adhirieron a su posición.Otros de los origenes poco comentados de los motivos de lutero fue el de que perteneciendo a la misma orden del Papa esperaba que la ventas de indulgencia le fuese entregada, y dado que esta fue otorgada a los dominicos orden con la cual el rivaliba.

Dirigió sus ataques contra el celibato, las misas de difuntos y la legislación eclesiástica. Negó la transubstanciación eucarística es decir, que el pan se convierte verdaderamente en el cuerpo de Cristo y el vino en su sangre, quedándose iguales las apariencias, y la misa como sacrificio.

Rechazó los sacramentos, excepto el bautismo y la cena del Señor, pidió el matrimonio de los sacerdotes y el establecimiento del divorcio. Luchó en contra del culto de la Virgen y los santos, e introdujo el uso de la lengua popular en el culto, rechazando el latín.

En la Libertad del Hombre Cristiano, afirmó que la fe en Jesucristo que consiste en una ilimitada confianza en su misericordia, no las obras ni los sacramentos, nos dan la salvación.

Según Lutero, antes del pecado original, el hombre era libre y sano, después del pecado, su naturaleza quedó profundamente afectada, sin equilibrio, ni fuerzas ni libertad para resistir frente al mal. Por lo tanto, todos sus actos son manchados por el pecado y son pecaminosos. Solamente una fuerte fe en Cristo lo puede salvar, permitiéndole que sus actos pecaminosos no lo sean imputados.

El año 1555, la Paz de Augsburgo reconoció legalmente la división religiosa, que poco a poco se hizo una moda, surgiendo un sinfín de opiniones y sectas, basadas sobre el principio de la libre interpretación de la Biblia.

Doctrina
Es la contenida en la "Confesión de Augsburgo" (1530).
Justificación =perdón y salvación, por la sola fe.
No sirven las obras buenas.
A causa del pecado original, la naturaleza humana está completamente depravada, es decir, incapaz de hacer el bien.
El Evangelio es el medio principal para ponernos en contacto con Cristo.
Los sacramentos son solamente medios para despertar la fe, pero no son medios de salvación.
La Iglesia es algo invisible, formada por los creyentes en Cristo, cuya cabeza sigue siendo Cristo, que la guía desde el cielo. No tiene ningún representante aquí en la tierra.
Esta Iglesia invisible se hace visible cuando se enseña el evangelio y se administran los sacramentos correctamente.
Además, la Iglesia precisa de ministros, que ayuden a los feligreses para encontrarse hacia Cristo.
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Organización
Se empieza por la Congregación, como base, para llegar al Sínodo que reúne a muchas Congregaciones.
Algunos sínodos admiten el episcopado y en este caso existen diócesis.
Otros Sínodos no admiten episcopado y entonces se reúnen en Conferencias.
Para ejercer el ministerio es necesario el llamamiento y la ordenación.
El culto consiste en la predicación y los cantos.
Tiene la comunión, con un sentido distinto del católico.
Conservan el Año Litúrgico.
Los Luteranos son los más decididos en favor de la unidad, primero entre las diversas ramas de su grupo y después entre todos los protestantes.
Zwinglio, muerto en 1531, negó la presencia de Cristo en la Eucaristía y el sacramento del bautismo. en lo demás aceptó completamente la posición Luterana. Sus ideas se impusieron en Zurich, Suiza, pero sus partidarios tuvieron que pelear contra los cantones católicos y fueron vencidos en la batalla de Kappel, 11 de octubre de 1531, en la que fue mortalmente herido.

Thomas Muzer fundó los anabaptistas y provocó la guerra de los campesinos (1522-1525).
 
Originalmente enviado por: final2002ar
Fray Martín Lutero, sacerdote agustino, se levantó indignado contra los abusos que se cometían en este campo y publicó 95 proposiciones acerca de la doctrina de las indulgencias, llenas de ataques en contra de la autoridad eclesiástica. Muchos se adhirieron a su posición.Otros de los origenes poco comentados de los motivos de lutero fue el de que perteneciendo a la misma orden del Papa esperaba que la ventas de indulgencia le fuese entregada, y dado que esta fue otorgada a los dominicos orden con la cual el rivaliba.

Dirigió sus ataques contra el celibato, las misas de difuntos y la legislación eclesiástica. Negó la transubstanciación eucarística es decir, que el pan se convierte verdaderamente en el cuerpo de Cristo y el vino en su sangre, quedándose iguales las apariencias, y la misa como sacrificio.






¿Ataques?



Las 95 tesis de Martín Lutero
Disputación acerca de la determinación del valor de las indulgencias

Por amor a la verdad y en el afán de sacarla a luz, se discutirán en Wittenberg las siguientes proposiciones bajo la presidencia del R. P. Martín Lutero, Maestro en Artes y en Sagrada Escritura y Profesor Ordinario de esta última disciplina en esa localidad. Por tal razón, ruega que los que no puedan estar presentes y debatir oralmente con nosotros, lo hagan, aunque ausentes, por escrito. En el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Amén.
1. Cuando nuestro Señor y Maestro Jesucristo dijo: "Haced penitencia...", ha querido que toda la vida de los creyentes fuera penitencia.
2. Este término no puede entenderse en el sentido de la penitencia sacramental (es decir, de aquella relacionada con la confesión y satisfacción) que se celebra por el ministerio de los sacerdotes.
3. Sin embargo, el vocablo no apunta solamente a una penitencia interior; antes bien, una penitencia interna es nula si no obra exteriormente diversas mortificaciones de la carne.
4. En consecuencia, subsiste la pena mientras perdura el odio al propio yo (es decir, la verdadera penitencia interior), lo que significa que ella continúa hasta la entrada en el reino de los cielos.
5. El Papa no quiere ni puede remitir culpa alguna, salvo aquella que él ha impuesto, sea por su arbitrio, sea por conformidad a los cánones.
6. El Papa no puede remitir culpa alguna, sino declarando y testimoniando que ha sido remitida por Dios, o remitiéndola con certeza en los casos que se ha reservado. Si éstos fuesen menospreciados, la culpa subsistirá íntegramente.
7. De ningún modo Dios remite la culpa a nadie, sin que al mismo tiempo lo humille y lo someta en todas las cosas al sacerdote, su vicario.
8. Los cánones penitenciales han sido impuestos únicamente a los vivientes y nada debe ser impuesto a los moribundos basándose en los cánones.
9. Por ello, el Espíritu Santo nos beneficia en la persona del Papa, quien en sus decretos siempre hace una excepción en caso de muerte y de necesidad.
10. Mal y torpemente proceden los sacerdotes que reservan a los moribundos penas canónicas en el purgatorio.
11. Esta cizaña, cual la de transformar la pena canónica en pena para el purgatorio, parece por cierto haber sido sembrada mientras los obispos dormían.
12. Antiguamente las penas canónicas no se imponían después sino antes de la absolución, como prueba de la verdadera contrición.
13. Los moribundos son absueltos de todas sus culpas a causa de la muerte y ya son muertos para las leyes canónicas, quedando de derecho exentos de ellas.
14. Una pureza o caridad imperfectas traen consigo para el moribundo, necesariamente, gran miedo; el cual es tanto mayor cuanto menor sean aquéllas.
15. Este temor y horror son suficientes por sí solos (por no hablar de otras cosas) para constituir la pena del purgatorio, puesto que están muy cerca del horror de la desesperación.
16. Al parecer, el infierno, el purgatorio y el cielo difieren entre sí como la desesperación, la cuasi desesperación y al seguridad de la salvación.
17. Parece necesario para las almas del purgatorio que a medida que disminuya el horror, aumente la caridad.
18. Y no parece probado, sea por la razón o por las Escrituras, que estas almas estén excluidas del estado de mérito o del crecimiento en la caridad.
19. Y tampoco parece probado que las almas en el purgatorio, al menos en su totalidad, tengan plena certeza de su bienaventuranza ni aún en el caso de que nosotros podamos estar completamente seguros de ello.
20. Por tanto, cuando el Papa habla de remisión plenaria de todas las penas, significa simplemente el perdón de todas ellas, sino solamente el de aquellas que él mismo impuso.
21. En consecuencia, yerran aquellos predicadores de indulgencias que afirman que el hombre es absuelto a la vez que salvo de toda pena, a causa de las indulgencias del Papa.
22. De modo que el Papa no remite pena alguna a las almas del purgatorio que, según los cánones, ellas debían haber pagado en esta vida.
23. Si a alguien se le puede conceder en todo sentido una remisión de todas las penas, es seguro que ello solamente puede otorgarse a los más perfectos, es decir, muy pocos.
24. Por esta razón, la mayor parte de la gente es necesariamente engañada por esa indiscriminada y jactanciosa promesa de la liberación de las penas.
25. El poder que el Papa tiene universalmente sobre el purgatorio, cualquier obispo o cura lo posee en particular sobre su diócesis o parroquia.
26. Muy bien procede el Papa al dar la remisión a las almas del purgatorio, no en virtud del poder de las llaves (que no posee), sino por vía de la intercesión.
27. Mera doctrina humana predican aquellos que aseveran que tan pronto suena la moneda que se echa en la caja, el alma sale volando.
28. Cierto es que, cuando al tintinear, la moneda cae en la caja, el lucro y la avaricia pueden ir en aumento, más la intercesión de la Iglesia depende sólo de la voluntad de Dios.
29. ¿Quién sabe, acaso, si todas las almas del purgatorio desean ser redimidas? Hay que recordar lo que, según la leyenda, aconteció con San Severino y San Pascual.
30. Nadie está seguro de la sinceridad de su propia contrición y mucho menos de que haya obtenido la remisión plenaria.
31. Cuán raro es el hombre verdaderamente penitente, tan raro como el que en verdad adquiere indulgencias; es decir, que el tal es rarísimo.
32. Serán eternamente condenados junto con sus maestros, aquellos que crean estar seguros de su salvación mediante una carta de indulgencias.
33. Hemos de cuidarnos mucho de aquellos que afirman que las indulgencias del Papa son el inestimable don divino por el cual el hombre es reconciliado con Dios.
34. Pues aquellas gracias de perdón sólo se refieren a las penas de la satisfacción sacramental, las cuales han sido establecidas por los hombres.
35. Predican una doctrina anticristiana aquellos que enseñan que no es necesaria la contrición para los que rescatan almas o confessionalia.
36. Cualquier cristiano verdaderamente arrepentido tiene derecho a la remisión plenaria de pena y culpa, aun sin carta de indulgencias.
37. Cualquier cristiano verdadero, sea que esté vivo o muerto, tiene participación en todos lo bienes de Cristo y de la Iglesia; esta participación le ha sido concedida por Dios, aun sin cartas de indulgencias.
38. No obstante, la remisión y la participación otorgadas por el Papa no han de menospreciarse en manera alguna, porque, como ya he dicho, constituyen un anuncio de la remisión divina.
39. Es dificilísimo hasta para los teólogos más brillantes, ensalzar al mismo tiempo, ante el pueblo. La prodigalidad de las indulgencias y la verdad de la contrición.
40. La verdadera contrición busca y ama las penas, pero la profusión de las indulgencias relaja y hace que las penas sean odiadas; por lo menos, da ocasión para ello.
41. Las indulgencias apostólicas deben predicarse con cautela para que el pueblo no crea equivocadamente que deban ser preferidas a las demás buenas obras de caridad.
42. Debe enseñarse a los cristianos que no es la intención del Papa, en manera alguna, que la compra de indulgencias se compare con las obras de misericordia.
43. Hay que instruir a los cristianos que aquel que socorre al pobre o ayuda al indigente, realiza una obra mayor que si comprase indulgencias.
44. Porque la caridad crece por la obra de caridad y el hombre llega a ser mejor; en cambio, no lo es por las indulgencias, sino a lo mas, liberado de la pena.
45. Debe enseñarse a los cristianos que el que ve a un indigente y, sin prestarle atención, da su dinero para comprar indulgencias, lo que obtiene en verdad no son las indulgencias papales, sino la indignación de Dios.
46. Debe enseñarse a los cristianos que, si no son colmados de bienes superfluos, están obligados a retener lo necesario para su casa y de ningún modo derrocharlo en indulgencias.
47. Debe enseñarse a los cristianos que la compra de indulgencias queda librada a la propia voluntad y no constituye obligación.
48. Se debe enseñar a los cristianos que, al otorgar indulgencias, el Papa tanto más necesita cuanto desea una oración ferviente por su persona, antes que dinero en efectivo.
49. Hay que enseñar a los cristianos que las indulgencias papales son útiles si en ellas no ponen su confianza, pero muy nocivas si, a causa de ellas, pierden el temor de Dios.
50. Debe enseñarse a los cristianos que si el Papa conociera las exacciones de los predicadores de indulgencias, preferiría que la basílica de San Pedro se redujese a cenizas antes que construirla con la piel, la carne y los huesos de sus ovejas.
51. Debe enseñarse a los cristianos que el Papa estaría dispuesto, como es su deber, a dar de su peculio a muchísimos de aquellos a los cuales los pregoneros de indulgencias sonsacaron el dinero aun cuando para ello tuviera que vender la basílica de San Pedro, si fuera menester.
52. Vana es la confianza en la salvación por medio de una carta de indulgencias, aunque el comisario y hasta el mismo Papa pusieran su misma alma como prenda.
53. Son enemigos de Cristo y del Papa los que, para predicar indulgencias, ordenan suspender por completo la predicación de la palabra de Dios en otras iglesias.
54. Oféndese a la palabra de Dios, cuando en un mismo sermón se dedica tanto o más tiempo a las indulgencias que a ella.
55. Ha de ser la intención del Papa que si las indulgencias (que muy poco significan) se celebran con una campana, una procesión y una ceremonia, el evangelio (que es lo más importante)deba predicarse con cien campanas, cien procesiones y cien ceremonias.
56. Los tesoros de la iglesia, de donde el Papa distribuye las indulgencias, no son ni suficientemente mencionados ni conocidos entre el pueblo de Dios.
57. Que en todo caso no son temporales resulta evidente por el hecho de que muchos de los pregoneros no los derrochan, sino más bien los atesoran.
58. Tampoco son los méritos de Cristo y de los santos, porque éstos siempre obran, sin la intervención del Papa, la gracia del hombre interior y la cruz, la muerte y el infierno del hombre exterior.
59. San Lorenzo dijo que los tesoros de la iglesia eran los pobres, mas hablaba usando el término en el sentido de su época.
60. No hablamos exageradamente si afirmamos que las llaves de la iglesia (donadas por el mérito de Cristo) constituyen ese tesoro.
61. Esta claro, pues, que para la remisión de las penas y de los casos reservados, basta con la sola potestad del Papa.
62. El verdadero tesoro de la iglesia es el sacrosanto evangelio de la gloria y de la gracia de Dios.
63. Empero este tesoro es, con razón, muy odiado, puesto que hace que los primeros sean postreros.
64. En cambio, el tesoro de las indulgencias, con razón, es sumamente grato, porque hace que los postreros sean primeros.
65. Por ello, los tesoros del evangelio son redes con las cuales en otros tiempos se pescaban a hombres poseedores de bienes.
66. Los tesoros de las indulgencias son redes con las cuales ahora se pescan las riquezas de los hombres.
67. Respecto a las indulgencias que los predicadores pregonan con gracias máximas, se entiende que efectivamente lo son en cuanto proporcionan ganancias.
68. No obstante, son las gracias más pequeñas en comparación con la gracia de Dios y la piedad de la cruz.
69. Los obispos y curas están obligados a admitir con toda reverencia a los comisarios de las indulgencias apostólicas.
70. Pero tienen el deber aún más de vigilar con todos sus ojos y escuchar con todos sus oídos, para que esos hombres no prediquen sus propios ensueños en lugar de lo que el Papa les ha encomendado.
71. Quién habla contra la verdad de las indulgencias apostólicas, sea anatema y maldito.
72. Mas quien se preocupa por los excesos y demasías verbales de los predicadores de indulgencias, sea bendito.
73. Así como el Papa justamente fulmina excomunión contra los que maquinan algo, con cualquier artimaña de venta en perjuicio de las indulgencias.
74. Tanto más trata de condenar a los que bajo el pretexto de las indulgencias, intrigan en perjuicio de la caridad y la verdad.
75. Es un disparate pensar que las indulgencias del Papa sean tan eficaces como para que puedan absolver, para hablar de algo imposible, a un hombre que haya violado a la madre de Dios.
76. Decimos por el contrario, que las indulgencias papales no pueden borrar el más leve de los pecados veniales, en concierne a la culpa.
77. Afirmar que si San Pedro fuese Papa hoy, no podría conceder mayores gracias, constituye una blasfemia contra San Pedro y el Papa.
78. Sostenemos, por el contrario, que el actual Papa, como cualquier otro, dispone de mayores gracias, saber: el evangelio, las virtudes espirituales, los dones de sanidad, etc., como se dice en 1ª de Corintios 12.
79. Es blasfemia aseverar que la cruz con las armas papales llamativamente erecta, equivale a la cruz de Cristo.
80. Tendrán que rendir cuenta los obispos, curas y teólogos, al permitir que charlas tales se propongan al pueblo.
81. Esta arbitraria predicación de indulgencias hace que ni siquiera, aun para personas cultas, resulte fácil salvar el respeto que se debe al Papa, frente a las calumnias o preguntas indudablemente sutiles de los laicos.
82. Por ejemplo: ¿Por qué el Papa no vacía el purgatorio a causa de la santísima caridad y la muy apremiante necesidad de las almas, lo cual sería la más justa de todas las razones si él redime un número infinito de almas a causa del muy miserable dinero para la construcción de la basílica, lo cual es un motivo completamente insignificante?
83. Del mismo modo: ¿Por qué subsisten las misas y aniversarios por los difuntos y por qué el Papa no devuelve o permite retirar las fundaciones instituidas en beneficio de ellos, puesto que ya no es justo orar por los redimidos?
84. Del mismo modo: ¿Qué es esta nueva piedad de Dios y del Papa, según la cual conceden al impío y enemigo de Dios, por medio del dinero, redimir un alma pía y amiga de Dios, y por que no la redimen más bien, a causa de la necesidad, por gratuita caridad hacia esa misma alma pía y amada?
85. Del mismo modo: ¿Por qué los cánones penitenciales que de hecho y por el desuso desde hace tiempo están abrogados y muertos como tales, se satisfacen no obstante hasta hoy por la concesión de indulgencias, como si estuviesen en plena vigencia?
86. Del mismo modo: ¿Por qué el Papa, cuya fortuna es hoy más abundante que la de los más opulentos ricos, no construye tan sólo una basílica de San Pedro de su propio dinero, en lugar de hacerlo con el de los pobres creyentes?
87. Del mismo modo: ¿Qué es lo que remite el Papa y qué participación concede a los que por una perfecta contrición tienen ya derecho a una remisión y participación plenarias?
88. Del mismo modo: ¿Que bien mayor podría hacerse a la iglesia si el Papa, como lo hace ahora una vez, concediese estas remisiones y participaciones cien veces por día a cualquiera de los creyentes?
89. Dado que el Papa, por medio de sus indulgencias, busca más la salvación de las almas que el dinero, ¿por qué suspende las cartas e indulgencias ya anteriormente concedidas, si son igualmente eficaces?
90. Reprimir estos sagaces argumentos de los laicos sólo por la fuerza, sin desvirtuarlos con razones, significa exponer a la Iglesia y al Papa a la burla de sus enemigos y contribuir a la desdicha de los cristianos.
91. Por tanto, si las indulgencias se predicasen según el espíritu y la intención del Papa, todas esas objeciones se resolverían con facilidad o más bien no existirían.
92. Que se vayan, pues todos aquellos profetas que dicen al pueblo de Cristo: "Paz, paz"; y no hay paz.
93. Que prosperen todos aquellos profetas que dicen al pueblo: "Cruz, cruz" y no hay cruz.
94. Es menester exhortar a los cristianos que se esfuercen por seguir a Cristo, su cabeza, a través de penas, muertes e infierno.
95. Y a confiar en que entrarán al cielo a través de muchas tribulaciones, antes que por la ilusoria seguridad de paz.
Wittenberg, 31 de octubre de 1517.

Oración de Lutero
Señor Dios, Tú me has puesto en tarea de dirigir y pastorear la Iglesia. Tú ves cuán inepto soy para cumplir tan grande y difícil misión, y si yo lo hubiese intentado sin contar contigo, desde luego lo habría echado todo a perder. Por eso clamo a Ti. Gustoso quisiera ofrecer mi boca y disponer mi corazón para este menester. Deseo enseñar al pueblo, pero también quiero por mi parte aprender yo mismo continuamente y manejar Tu Palabra, habiéndola meditado con diligencia. Como instrumento Tuyo utilízame. Amado Señor, no me abandones en modo alguno, pues donde yo estuviera solo, fácilmente lo echaría todo a perder. Amen.
"Comentario documentado y edificante del Génesis".
Edición Walch 1739, tomo II, página 404.

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El Apóstol Pablo en su epístola a los Gálatas (Gal. 2:7-10) dice que le fue confiada la predicación de la Palabra Divina a los gentiles, y al Apóstol Pedro para los judíos.


Si el apóstol Pedro fue predicador para los judíos ¿como llegó a "papa" de los gentiles? :confused:
 
Solo para complementar:

Solo para complementar:

Hola Alfaro Trejos (¿es así?):

Solo quiero complementar con lo dicho por Maripaz respecto a los "ataques".

El hecho de colocar las 95 tesis en la puerta de su iglesia local no constituía acto de ataque o rebeldía alguno. Era un hecho de lo más común que cualquier miembro del clero que tenía un tema para discutir, colgara en la puerta de la catedral todas las ideas que quisiera poner en discusión para hacerla de conocimiento público. Si tú querías, por ejemplo, hablar de si primero fue el huevo o la gallina (francamente, me parece escandaloso que alguna vez se haya discutido eso) o de si Adán tuvo o no ombligo (idem), ibas a la catedral o a la principal iglesia del lugar y colgabas en la puerta un papel con todas las ideas (es decir, las tesis) que querías poner en discusión.

En otras palabras, nuestro amado hermano Martín Lutero fue un precursor del forocristiano.com :D :D :D :D :D :D :D:D .

En fin, espero que te haya hecho sonreir.

Que Dios te bendiga

Alfonso

PD: Con respecto a páginas web, creo que será más efectivo si utilizas los buscadores disponibles. Solo te quiero recordar que no todas las fuentes en la net son ciertas o exactas. En fin, que Dios te ayude.

Respecto de la reforma, sé que dos de sus puntos más bajos fueron cuando tuvieron lugar las guerras religiosas (a propósito, uno de los testimonios más admirables, para mí, de Martín Lutero tuvo lugar cuando se veía venir este grave asunto) y cuando anuló un matrimonio (o lo quiso anular, realmente no lo sé con certeza) de un príncipe protestante con una princesa católica, que sólo se unieron por un acuerdo político antes de la reforma y luego este príncipe quiso luego la anulación.

Bueno, que posdata más larga, otra vez que Dios te bendiga.
 

<http://revista.libertaddigital.com/articulos/25021441.htm>

ENIGMAS DE LA HISTORIA
¿Fue Enrique VIII el padre del protestantismo inglés?

Durante siglos el enfrentamiento entre Reforma y Contrarreforma ha recurrido a diversos argumentos encaminados a desprestigiar al adversario acusándolo no sólo de endeblez teológica sino también de degeneración moral. Este tipo de disputa alcanzó alguno de sus puntos álgidos al hacer referencia, por ejemplo, a la corrupción sexual del papa Alejandro VI o a la incontinencia lujuriosa de Enrique VIII. César Vidal


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De hecho, en teoría, este monarca inglés habría dado lugar al protestantismo tan sólo por su deseo de divorciarse de Catalina de Aragón, pero ¿realmente fue Enrique VIII el padre del protestantismo inglés?

El enfrentamiento entre la Reforma protestante y la Contrarreforma católica fue, muy posiblemente, el primer conflicto de la Historia en el que la propaganda desempeñó un papel de primer orden. Buena parte de la propaganda anticatólica, por otra parte, contaba con décadas de antigüedad y había surgido no de autores protestantes sino de eruditos como Erasmo de Rotterdam o los hermanos Valdés que no habían dudado en fustigar los vicios del clero, de la Curia e incluso del papa de turno. La corrupción de las órdenes religiosas -que, por ejemplo, en España había sido objeto de atención predilecta por parte de Isabel la católica o el cardenal Cisneros-, la intervención descarada de papas y cardenales en asuntos meramente temporales o la ignorancia y mala vida del conjunto del pueblo se convirtieron en fáciles argumentos a favor del protestantismo.

La reacción católica fue buscar equivalentes en el otro lado y así se hizo referencia al matrimonio de Lutero, un fraile agustino, con Catalina de Bora, una antigua monja, un hecho que podía escandalizar a los católicos pero que a los protestantes les parecía una conquista y no una muestra de debilidad moral. Con este escenario de fondo, la existencia de un monarca que se hubiera enemistado con la Santa Sede porque ésta no había accedido a anular su matrimonio con Catalina de Aragón, tía del emperador Carlos V, podía ser esgrimida como una magnífica arma propagandística que mostraba, supuestamente, el carácter sexualmente libertino de los reformadores. El argumento no deja de provocar hoy cierta sonrisa porque, en tiempos muy diferentes, generalmente las acusaciones contra el protestantismo suelen girar más sobre su puritanismo que sobre su libertinismo pero la Historia tiene esas paradojas. No obstante, el tema que deseamos abordar es el de si Enrique VIII fue realmente el padre del protestantismo inglés.

Desde luego, sus antecedentes fueron los de un católico intransigente. Proclamado "Defensor fidei" por el papa en agradecimiento por un libro escrito contra Lutero, Enrique VIII persiguió ferozmente a los protestantes a los que sometió sin ningún reparo a la tortura y a la muerte, un cometido -suele olvidarse- en el que le ayudó Tomás Moro, que dirigió personalmente algunas de las sesiones de interrogatorio bajo tormento. En 1527, Enrique VIII solicitó del papa la anulación de su matrimonio movido por razones de estado -sólo tenía una hija y sus cinco hijos varones habían nacido muertos-, amorosas -estaba enamorado de Ana Bolena- y, posiblemente, de conciencia.

La negativa papal -no exenta de motivaciones políticas- no detuvo a Enrique VIII, que incluso en abril de 1532 comenzó a percibir las rentas de los beneficios eclesiásticos y que coronó el 1 de junio de 1533 a Ana Bolena. En julio de 1534, el papa excomulgó al monarca inglés y a su segunda esposa. Mediante tres actas votadas por el parlamento, Enrique VIII consumó el cisma y en el verano de 1535 decapitó a John Fisher y a Tomás Moro, que se habían negado a plegarse a sus órdenes. Sin embargo, cismático o no, Enrique VIII no estaba dispuesto a convertirse en protestante. En 1536, los Diez artículos de fe manifestaban la adhesión a las ceremonias católicas, el culto a las imágenes, la invocación a los santos, las oraciones por los difuntos y la doctrina de la transubstanciación. Por si fuera poco, al año siguiente Enrique VIII ordenó redactar una profesión de fe en que se afirmaban de manera puntillosa los siete sacramentos católicos. Entre 1538 y 1539 Enrique VIII obligó además al parlamento a aprobar distintos documentos que castigaban con la hoguera la negación de la transubstanciación, que prohibía a los laicos la comunión bajo las dos especies, que prohibía el matrimonio a sacerdotes y antiguos monjes y que mantenía la confesión auricular. A esto se añadió la insistencia en mantener la devoción hacia la Virgen y los santos y en prohibir la lectura privada de la Biblia.

Como colofón lógico, los protestantes ingleses fueron encarcelados, torturados y ejecutados y en no escaso número huyeron al continente. Por lo que se refiere a los católicos se mantuvo una situación de tolerancia asentada sobre todo en la identidad doctrinal pero con ribetes de inestabilidad derivados de la situación cismática creada por Enrique VIII.

La muerte de Enrique VIII fue precisamente la que proporcionó a los protestantes la oportunidad de iniciar la Reforma en Inglaterra. Precisamente al anularse la legislación de Enrique VIII sobre herejes pudieron regresar del continente no pocos protestantes exiliados. El impulso para esta reforma procedía de Eduardo VI, el rey niño sucesor de Enrique VIII, y de sus dos protectores Somerset, partidario de un luteranismo melanchtoniano, y de Warwick, de tendencia calvinista. Sólo en 1552, un lustro largo después del fallecimiento de Enrique VIII, se procedió a la aprobación de una confesión de fe que, a diferencia de las impulsadas por el difunto rey, era de contenido protestante. Con todo, la situación distaba mucho de haber quedado zanjada. En 1553 murió el piadoso Eduardo VI y le sucedió su hermana, la católica María. Las esperanzas de que la tolerancia eduardiana se mantuviera durante el reinado de María no tardaron en desvanecerse. El 3 de enero de 1555, el parlamento, que se mostró tan dócil con María como con su padre, votó el regreso a la obediencia a Roma y el final del cisma.

Los bienes de la iglesia católica siguieron, no obstante, secularizados como había sucedido históricamente ya antes y volvería a acontecer después, por ejemplo, con las desamortizaciones liberales. El cambio religioso tuvo, desde luego, siniestras consecuencias. María, pronto apodada "la sanguinaria" ejecutó a 273 protestantes mientras los exiliados se elevaban a centenares. Quizá una política más tolerante habría conservado a buena parte de la población en el seno del catolicismo pero las hogueras de María obtuvieron el efecto contrario. Cuando el 17 de noviembre de 1558 expiró, la mayoría de los ingleses respiró con alivio y los protestantes reanudaron su proyecto reformador. Con todo, la tolerancia de Isabel fue tan considerable que hasta 1570 el papa no la excomulgó. Con ello sólo consiguió afianzarla en el trono y convertir en irreversible la Reforma. A pesar de todo, la iglesia anglicana no había surgido de un choque frontal con Roma sino que, previamente, se había producido un cisma de claro contenido dogmático católico.

Esa circunstancia contribuye a explicar el carácter templado del protestantismo inglés, un protestantismo que, contra lo que suele creerse, nada tuvo que ver con un rey como Enrique VIII que lo persiguió con decisión e incluso saña.

 
¡Gracias a todos!

¡Gracias a todos!

Saludos hermanos, que el Señor Jesucristo les bendiga. Amén.

Les agradezco a todos sus aportes, que son bastante buenos. Hablar sobre los acontecimientos históricos que rodean a la Iglesia en general constituyen un buen ejercicio, que nos motiva a meditar sobre muchas cosas, y que en cierta forma los hechos del pasado son una luz para nosotros, que nos guían y enseñan sobre lo bueno y también sobre lo malo.

Para Maripaz:

Muchas gracias Maripaz por su apología a los "ataques" del Sr. final2000ar, de quien considero muy lamentable su explulsión de estos foros por las circunstancias en que dicha expulsión se dió, es decir por su deshonesto actuar. Gracias también por los demás links que has adjuntado, que revisaré en detalle cuando tenga un poco más de tiempo.

Para Alfonso:

Saludos estimado Alfonso. Bastante gracia me ha causado su participación, pues dice jocosamente la verdad. Este forocristiano se ha convertido en una "puerta" en la que muchas tesis de protesta han sido clavadas (en contra de tantas herejías, falsedades, sectas, etcétera, etc). Además agradezco su advertencia respecto de los muchos lugares de poca fiabilidad en el internet, lo tendré muy presente a la hora de consultar.

Por cierto que tiene usted razón respecto de mi nombre. Me llamo Alejandro, y mis apellidos son Alfaro Trejos.

Para Bart:

Muchas gracias amigo Bart. Es muy interesante este punto de vista sobre la reforma en Inglaterra. En muchas ocaciones escuche que la Iglesia Anglicana nació por el capricho de un rey. Pero es bueno siempre escuchar varias versiones de hechos como estos, para poder llegar a la verdad después de realizar un análisis riguroso.

Por lo demás, espero recibir más aportes de ustedes queridos hermanos. Que Dios les conceda gracia y paz. Amén.

Alejandro.