En el amor de Cristo....
Una pena...una pena....
sigo enviando datos.....
no son panfletos son temas relacionados sobre el tema valga la redundancia....Lutero y la Virgen María
Teóloga protestante invita a redescubrir su papel único.
Zenit, 13 de Agosto 2000
PARIS.- «Al llamar [a María] "Madre de Dios" se compendia
todo su honor y nadie puede decir algo más grande, aunque tuviera tantas
lenguas como las hojas o plantas de hierba que existen, como estrellas en
el cielo o arenas en el mar». Quien así escribe no es un santo padre de la
Iglesia católica. Se trata del mismo Martín Lutero, en su comentario al
Magnificat («Das Magnificat», W 7, 572-573).
Quien cree que el fundador del protestantismo no reconocía el papel único
que desempeñó la Virgen María en la encarnación de Cristo, se equivoca.
Como se equivocan también quienes consideran que esta mujer es una figura
ajena a la Reforma.
De hecho, hablar de virginidad de María corresponde al pensamiento de
Lutero. «Al igual que la madera, no tuvo otro mérito que el de estar
preservada por Dios y ser apta para la cruz, así María no tiene otra
dignidad que la de estar preservada divinamente y ser apta para ser
Madre-de-Dios» («Das Magnificat», W 7, 573).
En un artículo publicado en el diario parisino «La Croix» (13 de agosto),
la teóloga luterana Élisabeth Parmentier, catedrática de la Universidad de
Estrasburgo II, invita a superar malentendidos por los que los católicos
olvidan el reconocimiento protestante de María. «Muchos protestantes
reconocen que la ocultación total de la madre de Cristo no es conforme a la
sagrada Escritura, ni a las confesiones de la Iglesia antigua, ni a las
opciones de los reformadores», afirma tajantemente.
Acercarse en torno a María
Y recordando las enseñanzas del Concilio Vaticano II sobre María, Élisabeth
Parmentier propone avanzar en el diálogo ecuménico «alrededor de María». Se
trata de un desafío posible. Lo demuestra el equipo ecuménico de
investigación teológica surgido en Francia conocido con el nombre de Grupo
de Dombes. Sus miembros, católicos y protestantes, han tomado la figura de
María para darle «todo su lugar» y «nada más que su lugar» (Cf. Groupe des
Dombes, «Marie dans le dessein de Dieu et la communion des saints», Bayard
Éditions-Centurion, 1999).
Diferencias
Ciertamente Parmentier reconoce que existen diferencias entre la teología
protestante y la católica en torno a María. Muchos protestantes, a
diferencia de Lutero, hoy no creen en su virginidad. El mismo padre de la
Reforma era negativo con respecto a la Asunción (cuya fiesta se celebra el
15 de agosto) y la maternidad universal de María. Por lo que se refiere a
su intercesión, su postura es muy divagadora. Eso sí, en varias ocasiones
pide la mediación de María: «La dulce Madre de Dios me procure ella misma
el espíritu, para que pueda explicar útil y objetivamente este cántico
suyo» («Das Magnificat, W 7, 574-575).
Confluencia
Ahora bien, la catedrática protestante asegura que «la tradición de la
Reforma, que se remonta a la fidelidad a la sagrada Escritura, tiene que
salvar a María del olvido y confesar con el Credo el papel sumamente
específico de mujer y de Madre de Cristo».
Parmentier invita a protestantes y católicos a profundizar en la figura de
María, de manera que se supere esa visión de mujer «etérea y pegajosa» y se
valore con toda la fuerza con que aparece en el Evangelio. Nace así un
ecumenismo que busca reunir a los discípulos de Cristo en torno a María.
Como dice el libro de los Hechos de los Apóstoles en su primer capítulo,
«Todos ellos perseveraban en la oración, con un mismo espíritu en compañía
de algunas mujeres, de María, la madre de Jesús».
y otro mas....
NO MIRES ACTITUDES EN CIERTOS CASOS....
MIRA LAS ENSEÑANZAS.....
CUANDO UN PASTOR COMETE ALGUNA ATROCIDAD...
TE APARTA DE CRISTO Y LA IGLESIA ESA MISMA ACTITUD?
LA ENSEÑANZA DE CRISTO Y SU IGLESIA ES AQUELLA QUE TE DEBE MANTENER FIRME HASTA EL FINAL....
Muchas veces encontraremos falta de testimonios de los mismos cristianos....
O crees que estas libre de persecuciones, batalla espiritual o tentaciones...?
No digo que con Cristo no la venzas...
Solo que hay que mirar lo que dice la IGLESIA SOBRE MARIA, y no lo que muchos hermanos mios cometen por falta de formacion y conocimiento, es una lucha que hay que luchar.
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El papel de María en el plan de Salvación
Audiencia General de Juan Pablo II
1. Completando nuestra reflexión sobre María al concluir este ciclo de
catequesis dedicado al Padre, queremos subrayar hoy su papel en nuestro
camino hacia el Padre.
Él mismo quiso que María estuviera presente en la historia de la salvación.
Cuando decidió enviar a su Hijo al mundo, quiso que llegara a nosotros
naciendo de una mujer (cf. Gálatas 4,4). De este modo, quiso que esta
mujer, la primera que acogió a su Hijo, lo comunicara a toda la humanidad.
Por tanto, María se encuentra en el camino que va desde el Padre a la
humanidad como madre que nos da a todos al Hijo Salvador. Al mismo tiempo,
se encuentra en el camino que tienen que recorrer los hombres para ir al
Padre, por medio de Cristo en el Espíritu (cf. Efesios 2,18).
Cristo en María
2. Para comprender la presencia de María en el itinerario hacia el Padre,
tenemos que reconocer con todas las Iglesias que Cristo es «el camino, la
verdad y la vida» (Juan 14, 6) y el único mediador entre Dios y los hombres
(cf. 1Timoteo 2,5). María está presente en la única mediación de Cristo y
está totalmente a su servicio. De modo que, así como el Concilio subrayó en
la «Lumen gentium», «la misión maternal de María hacia los hombres, de
ninguna manera obscurece ni disminuye esta única mediación de Cristo, sino
más bien muestra su eficacia» (n. 60). No estamos afirmando ni mucho menos
que el papel de María en la vida de la Iglesia está fuera de la mediación
de Cristo o junto a ella, como si se tratara de una mediación paralela o en
competencia.
Como dije expresamente en la encíclica «Redemptoris Mater», la mediación
materna de María «es mediación en Cristo» (n. 38). El Concilio explica:
«todo el influjo salvífico de la Bienaventurada Virgen en favor de los
hombres no es exigido por ninguna ley, sino que nace del Divino beneplácito
y de la superabundancia de los méritos de Cristo, se apoya en su mediación,
de ella depende totalmente y de la misma saca toda su virtud; y lejos de
impedirla, fomenta la unión inmediata de los creyentes con Cristo» («Lumen
gentium», 60).
Es más, María, quien también fue redimida por Cristo, es la primera de los
creyentes, pues la gracia que le concedió Dios Padre al inicio de su
existencia se debe a los «méritos de Jesucristo, Salvador del género
humano», como afirma la bula «Ineffabilis Deus» de Pío IX (DS, 2803). Toda
la cooperación de María en la salvación está fundada en la mediación de
Cristo y está orientada esencialmente a hacer nuestro encuentro con Él más
íntimo y profundo; «La Iglesia no duda en reconocer abiertamente esta
función subordinada de María, la experimenta continuamente y la recomienda
al amor de los fieles, para que, apoyados por esta ayuda materna, se unan
más íntimamente al Mediador y Salvador» (íbidem).
María en Cristo
3. María, en realidad, no quiere atraer la atención sobre su persona. Vivió
en la tierra con la mirada puesta en Jesús y en el Padre celeste. Su deseo
más fuerte fue el de hacer que las miradas de todos convergieran en esta
dirección. Quiere promover una mirada de fe y de esperanza en el Salvador
que el Padre nos envió.
Fue modelo de una mirada de fe y de esperanza sobre todo cuando, en la
tempestad de la pasión del Hijo, conservó en el corazón una fe total en Él
y en el Padre. Mientras los discípulos turbados por los acontecimientos
sintieron cómo su fe quedaba profundamente sacudida, María, a pesar de
sufrir por el dolor, mantuvo la certeza de que se realizaría la predicción
Jesús: «El Hijo del hombre... resucitará al tercer día» (Mateo 17, 22-23).
Una certeza que no la abandonó ni siquiera cuando acogió entre sus brazos
el cuerpo sin vida del hijo crucificado.
4. Con esta mirada de fe y de esperanza, María alienta a la Iglesia y a los
creyentes a cumplir siempre la voluntad del Padre, que Cristo nos ha
manifestado.
Cada generación de cristianos sigue escuchando el eco de las palabras
dirigidas a los servidores durante el milagro de Caná: «Haced lo que él os
diga» (Juan, 2, 5).
Su consejo fue seguido cuando los servidores llenaron las tinajas hasta los
topes. La misma invitación nos la dirige hoy a nosotros María. Es una
exhortación a entrar en el nuevo período de la historia con la decisión de
hacer todo lo que Cristo dijo en el Evangelio en nombre del Padre y que nos
es sugerida actualmente por el Espíritu que habita en nosotros.
Si hacemos lo que nos dice Cristo, el milenio que comienza podrá asumir un
nuevo rostro, más evangélico y más auténticamente cristiano, y responder
así a la aspiración más profunda de María.
5. Las palabras: «Haced lo que él os diga», mostrándonos a Cristo, nos
recuerdan también al Padre hacia el que estamos en camino. Coinciden con la
voz del Padre que resonó en el monte de la Transfiguración: «Este es mi
hijo predilecto... Escuchadlo» (Mateo 17, 5). Este mismo Padre con la
palabra de Cristo y la luz del Espíritu Santo nos llama, nos guía, nos espera.
Nuestra santidad consiste en hacer todo aquello que nos dice el Padre. Aquí
está el valor de la vida de María: el cumplimiento de la voluntad divina.
Acompañados y sostenidos por María recibimos con gratitud el nuevo milenio
de las manos del Padre y nos comprometemos a corresponder a su gracia con
humilde y generosa entrega.
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Anunciación y encarnación del hijo de Dios
Padre Hilario María Contran O.F.M.
Cuando recordamos el gran Misterio de la Encarnación del Hijo de Dios en el seno purísimo de la Virgen María, es el día más grande y exaltante para la Virgen María de Nazareth, porque Dios irrumpió en su vida con su presencia y con su gracia. El verbo de Dios, el Hijo de Dios, la segunda persona de la Santísima Trinidad se hizo Hombre, asume la naturaleza humana, quedando unido para siempre a la raza humana, con un Alma creada para Él, como Dios hace para cada hombre en el momento de la concepción. Mantuvo intacta su Divinidad: Jesús hijo de María, Verdadero Dios y verdadero Hombre.
Desde aquel momento Dios comenzó a tener a un adorador infinito y el mundo un Salvador y mediador omnipotente. Para la realización de este gran misterio ha sido escogida solamente María, que cooperó libremente, consciente y generosamente al gran plan de Dios para salvarnos.
Viene espontáneo recordar las palabras del Evangelio “ Tanto amó Dios al mundo que envió a su hijo para Salvarnos” (Jn 3,16) . Y la Inmaculada siempre Virgen María esta estrechamente e indisolublemente unida a la obra de nuestra salvación, a a las intervención de la Santísima Trinidad para salvar a toda la humanidad.
Dios a lo largo del Antiguo Testamento, guardo con celo el Misterio de su naturaleza Trinitaria ( un solo Dios en tres divinas personas) , para manifestarlo como “regalo precioso” por primera vez a la criatura que tenía que ser su Madre: la Virgen María. ¡ Lo más bello y lindo para la Madre .!
De hecho reveló a María que la omnipotencia de Dios Padre y por Obra del Espíritu Santo, se encarnará en su seno el Hijo de Dios. María queda profundamente inundada de la luz de Dios, en un éxtasis de amor y de fe.
Bastaron pocas palabras en el diálogo humilde con el Árcangel Gabriel, para abandonarse completamente a la Voluntad de Dios y dar su consentimiento pleno y total con su FÍAT, SI, HÁGASE. Y… fuimos salvados.
El “Sí” de María
Hace 2,000 años , el Arcángel Gabriel -que significa “Hombre de Dios”- fue enviado por Dios a Nazareth- que significa “ciudad blanca”- a donde una doncella muy joven, quizás de unos 15 años, llamada María - que significa Mar. Estrella, flor, sublime, amada por Dios.
Le dijo el ángel: “Alégrate, llena de Gracia sobreabundante, el Señor es contigo”.
Gozo y alegría porque viene anunciada la Buena Nueva y el nombre nuevo de María, es “Llena de Gracia”, eso es, inmaculada, sin pecado, blanca, tanto para estar en armonía con la blancura de su ciudad; purísima, inocente.
María es el nuevo trono de Dios y de las gracias, la Madre de la Divina Gracia..
Frente a este saludo divino, que es al mismo tiempo una misión, una vocación, y un Compromiso con Dios, María siente un santo temor; es natural. Por eso el ángel le dice: “ No temas María, porque has encontrado gracia, el favor de Dios: concebirás y darás a luz un hijo.”
Al ser llamada por su nombre, María se tranquiliza un poco.
“Concebirás” por obra divina, por acción directa del Espíritu Santo, de una manera única y sobrenatural. Es cosa de Dios, nadie debe intervenir, ni hoy , ni en el futuro. “Al hijo le pondrás por nombre JESÚS, es decir “YAHVE SALVA”, o sea SALVADOR”. El hecho que Jesús recibe el nombre de un ángel, demuestra que todo en El viene de lo alto. El ángel pasa de sorpresa en sorpresa añadiendo: “ El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra”. Claro está que no se trata del espíritu profético, sino del Espíritu Divino, potencia creadora, que crea la vida de este niño único, verdadero Dios y verdadero hombre; se trata del Espíritu santo.
Se trata de una Nueva Creación, del Nuevo Adán, del siervo de YAHVE, de aquel que salvará toda la humanidad. Sólo Dios será su Padre y María, su Madre. Por eso todos los que tienen a Dios por Padre, tendrán a María por Madre.
Siguió a las palabras del ángel un instante de silencio en el Cielo y en la Tierra, el silencio más importante de toda la historia. Dios mismo se silenció esperando con trepidación la respuesta de una quinceañera, humilde y santa.
Y María pronunció su “SI”, su “Hágase” con toda su alma, con todo su Ser, y lo hizo en nombre de todos nosotros los Salvados, por su hijo , el “Salvador”.
En aquel instante sucedió algo más grande que la creación del sol, las estrellas, los mares, montañas y de los mismos hombres y ángeles. El hijo de Dios, el verbo eterno, a palabra, el Salvador del mundo, se hizo Hombre, se hizo niño, comenzó a vivir en el seno de la Virgen, alimentándose de la misma sangre, latiendo su corazón al unísono con aquel de la madre. Jesús está perfectamente consciente de todo lo que pasa en el seno de María, conoce todo el proceso biológico, todos los movimientos de su madre, escucha perfectamente sus palabras y conoce sus afectos inquietudes y alegrías.
Se inicia un divino misterio de Amor.
Amor puro, santo, total.
Nota: El Padre Hilario María Contrán O.F.M.
Es párroco de la Iglesia de San Antonio de Padua
Colonia América, San Salvador , El Salvador , C.A.