Re: HABLAR EN LENGUAS. ¿QUÉ DICE LA BIBLIA?
Hola a todos, Dios les bendiga.
Bueno, no acostumbro hacer copy; pero esto me parece muy interesante leanlo.
EL DON DE LENGUAS
En nuestros días vemos muchos predicadores que hablan una palabras raras y llaman a esto el don de lenguas. Aseguran que sin este bautismo nadie posee el Espíritu Santo. Veamos ese don carismático a la luz de la Palabra de Dios.
Cristo dijo a sus discípulos que, mediante el poder del espíritu Santo, ellos hablarían "nuevas lenguas" (Marcos 16: 17). Esta promesa se cumplió en Pentecostés, cuando los 120 recibieron la promesa de Cristo. El verso 4 del capítulo 2 de Hechos, dice: "Y fueron todo llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, como el Espíritu les daba que hablasen". A simple vista, este texto parece corroborar lo que hacen hoy los pentecostales. Pero un estudio sencillo del contexto nos dirá otra cosa. El pecado de estos sectarios de hoy es que citan textos sin su contexto.
Leamos los versos siguientes: "Moraban entonces en Jerusalén judíos, varones religiosos de todas las naciones debajo del cielo. Y hecho este estruendo, se juntó la multitud; y estaban confusos, porque cada uno les oía hablar su propia lengua." Hasta aquí, las palabras que he puesto en letras gruesas son claras: hablar en lenguas. según el Espíritu, no es otra cosa que la facultad de hablar idiomas que usted no conoce, con el propósito de enseñar, evangelizar o edificar.
Veamos otros textos del capítulo 2 de Hechos. "Y estaban atónitos y maravillados, diciendo: ¿no son galileos todos estos que hablan? ¿Cómo pues les oímos nosotros hablar cada uno en nuestras lenguas en que somos nacidos?" (versos 7 y 8) Los versos 9-11 mencionan la procedencia de los oyentes en Pentecostés: 16 lenguas diferentes. El verso 11 es muy revelador: "les oímos hablar en nuestras lenguas las maravillas de Dios." El pasaje es más que claro: los discípulos hablaron las lenguas allí representadas y el resultado fue que su testimonio atrajo a los presentes y tres mil se convirtieron, dando inicio a la obra de la iglesia de Cristo.
1 Corintios 14 vuelve con el tema de las lenguas, pero de un ángulo diferente. La ciudad de Corinto se distinguía por ser comercial y cosmopolita. Debido a sus dos puertos, a ella se movían de todas partes para sus transacciones comerciales. Allí había una iglesia formada mayormente de griegos. Al leer el pasaje del capítulo 14 notamos una anomalía. Tal parece que grupos de diversas lenguas asistían a los cultos y cada uno hablaba sus lenguas respectivas, quedando muchos sin ser edificados. ¿Cómo resolver el problema? Los textos claves, los cuales no son conocidos por los de las iglesias llamadas de avivamiento, son el 27 y 28: "Si alguno hablare en lengua extraña, sea esto por dos o a lo más tres, y por turno; mas uno interprete. Y si no hubiere intérprete, calle en la iglesia y hable a sí mismo y a Dios." Es por eso que si viene algún extranjero a la iglesia y quiere predicar, testificar u orar, debe buscar un traductor, si no lo hay, no puede hablar a la congregación.
A los que practican la llamada "glosolalia", le agradan de 1 Corintios los versos 2, 4 y 14. Nunca les he oído mencionar el resto del capítulo. Esos tres versos, sin su contexto serían fáciles de confundir. Pero a la luz del problema de las lenguas extranjeras en la ciudad, es fácil entender, si, desde luego, se estudia el contexto.
He notado que en estas iglesias que dicen hablar por el don de lenguas hay muchos que son sinceros cristianos. Sencillamente se dejan manipular por ministros y evangelistas inescrupulosos que, sabiendo que están inventándose unas palabras inexistentes en lengua alguna, engañan a sus feligreses. Ellos, ignorando esas manipulaciones, repiten las mismas palabras de ellos. Estas se colocan en el subconsciente y quedan allí, para ser usadas cuando el culto se caldea con la música estridente, los gritos y las continuas palabras de "Aleluya, Gloria a Dios, El vive, Amén". Los predicadores estimulan a los feligreses a que repitan las palabras de las supuestas lenguas.
El grave problema de este espectáculo es que a veces, entre las palabras inventadas se cuelan palabras en idiomas bíblicos y otras lenguas. Tenemos evidencias abundantes de esto. El diablo se goza en ver a supuestos seguidores de Cristo blasfemando su nombre en esa jeringonza satánica. Gracias a Dios he visto cientos de estos hermanos sinceros que se han alejado de estas falsas doctrinas y hoy se gozan en la verdad.
En una predicación escuchamos las siguientes palabras, bajo las cuales colocamos su significado en nuestro idioma:
ABBA SHAMA LABA
Padre, desierto león rugiente
ISHA BAZA ABBA SHATA
Mujer (iglesia), corta en (al) Padre

ponlo a
pedazos un lado
ABBA SHAMA LA’YA’HA
Padre, desierto indecente
Como pueden ver, Satanás cuela, entre los mensajes de estos predicadores, palabras blasfemas contra Dios. Un ex pastor pentecostal, en su libro “Praise the Lord”, nos cuenta de una experiencia vivida en una de sus iglesias: Una pareja de japoneses visitó su iglesia Él le indicó que su congregación practicaba el “don de lenguas”. Durante el culto, uno de los miembros de la iglesia habló en “lenguas”. Al final, el pastor dijo a la pareja: ¿Vieron ustedes como se manifestó el Espíritu Santo hoy en nuestro medio? Sí, dijo el caballero, ese hermano habló en perfecto idioma japonés. Pero lo que dijo, no me atrevo a traducirlo a usted, pues fueron tremendas blasfemias contra Dios.
Todo el que se aventura en esto corre un gran riesgo. No es que no creamos en este don carismático. El mismo Pablo escribió: “…no impidáis el hablar lenguas (1 Cor. 14:39)”. Lo que sucede es que hoy la iglesia está en todo el mundo y en las grandes ciudades contamos con iglesias de varias nacionalidades con sus respectivas lenguas.
Veamos algunas de las “lenguas” que se escuchan a menudo en los cultos de avivamiento. Estas son del predicador G: SILA, JAIA, SAMA, ASA, JAIA, MAKILA, URRA, LAJAIA, ILA, SAIA; las del predicador R: YENDO, KABA, SHENDA, LABA, TALÁIAMA, HEMA, LA, KABA, TOIA, MAIA, LE MANSO, RAMALAIA, TÓLEMA, TALAMASAIA. Veamos las del evangelista Y: KAIA, SAMA, IA, RASA, KAIA, KIMA, MARRA, KALA, JAI, SÓMALA, CAMA, KIA, SÓBALA, RAMAIA, JALA, LUKU, BAIA, SÍQUEMA, MARRA, KILA, SÓJOBA, MARRA, KAI, SABA, MÁRRALA, KÍA, RASCA. Uno que dijo unas palabras interesantes fue el predicador M. Veamos: LAJA, CITA, URRA, BACA, TA, LA, JAIA, ANDA, LA, KATA, LA, SAIA, ORRA, BAKA, TA, LA, ISTA, LAJA, ANDA, LA, QUI, CASITA, ÁNDELE, KÍA, SAIA.
No hay que ser un experto en lingüística para darnos cuenta que estas palabras no pertenecen a lenguaje conocido alguno, a no ser por algunas muy parecidas a la lengua española, como RASA (algo que es plano), URRA (expresión de júbilo), YENDO (pasado del verbo ir), SÓBALA (del verbo sobar), CAMA (lugar donde nos acostamos a dormir), JALA (del verbo jalar), SILA (nombre de mujer), RASCA (del verbo rascar), MANSO (persona o animal tranquilo), ANDA (del verbo andar), LAJA (piedra), CITA (palabra común para encontrarse con alguien), SAIA (o saya, falda), BAKA (o vaca, rumiante vacuno), CASITA (una casa pequeña), ÁNDELE (del verbo andar). Como podemos ver, cada predicador inventa las palabras de acuerdo a su propio idioma. Al colocar las palabras en desorden suenan extrañas y fácil para confundir. Algunos son muy creativos, añadiendo de vez en cuando algunas palabritas nuevas, pero en general, las “lenguas” habladas son siempre las mismas.
No falta quien diga que las “lenguas” que habla son “lenguas angelicales”. Pablo menciona las lenguas “angélicas” en 1 Corintios 13:1. Pero él lo dice como un ejemplo. Ningún ser humano ha hablado jamás la lengua de los ángeles. Este idioma es para ellos hablar entre sí. En cada caso en que Dios ha enviado ángeles con algún mensaje, este ha hablado en la lengua de los hombres. Usted puede no saber italiano, francés o portugués, pero reconoce que suenan muy bonitos; pero las pretendidas lenguas que hablan estos sectarios es muy fea y no corresponde a lenguaje alguno.
Si alguien posee el don de hacer sanidades, pero en la iglesia todos están sanos, su don se hace inoperante. Lo mismo pasa con el don de ayudas; no puede manifestarse si en la iglesia todos están bien económicamente. Pues bien, de igual manera si usted posee el don de hablar otros idiomas, pero en la iglesia todos hablan la lengua suya, entonces su don no es necesario. Por eso Pablo dice: “Procurad los mejores dones”. Hoy como nunca antes, el don de profecía es el más necesario. El mundo necesita conocer el mensaje final de Dios. Hombres y mujeres, si lo desean y cumplen lo requerido por el Señor, pueden ser portavoces de Cristo en estos últimos días. Si en alguna circunstancia hiciere falta el hablar en otros idiomas, Dios usará a alguien con este singular don. Pero hoy, con la confusión reinante al respecto, tenemos que estar en guardia contra los engañadores y manipuladores que, pretendiendo tener el don de lenguas, confunden a las masas con unas palabritas sin sentido que insertan en sus mensajes.
El fraude de las lenguas tiene otra vertiente: los intérpretes. A veces es el mismo predicador que “traduce” o “interpreta” las lenguas que ha pronunciado. Pero hay casos en que el “intérpete” es otra persona, tan mentirosa como el hablador de “lenguas”. ¿Cómo se puede traducir una palabra que no tiene significado?
He oído a un predicador decir: “Sila, maia, urra, la, banda”. El “intérprete” dice: “El hermano quiere decir que Jesús viene pronto y debemos estar listos.” En otra ocasión el predicador dice las mismas palabras: “Sila, maia, urra,la, banda” y el mismo “intérprete” dice: “El mensaje es: En la iglesia hay pecado. Dios está llamando al arrepentimiento.” ¿Qué idioma es este que una vez significa una cosa y luego otra?
En una ocasión, en un culto muy concurrido, un miembro de la iglesia se levantó, en medio de la predicación del pastor, y dijo uno de los salmos de la Biblia en el idioma inglés. (En Puerto Rico, la mayoría de la gente sabe algo de inglés, y un buen porciento lo habla con fluidez.) Al finalizar, el pastor dijo que el hermano estaba hablando “en lengua desconocida”, como indicando que él estaba hablando por el don bíblico. El pastor es un doctor en teología muy renombrado en mi país, pero en esta ocasión “se le fue la mano”. A veces, como dice Pablo, algunos hombres, “diciéndose ser sabios, se hicieron fatuos (Romanos 1:22)”.
1 CORINTIOS 14
El capítulo que más se tergiversa hoy es 1 Corintios 14. Algunos alegan que el caso de Corinto es diferente al de Pentecostés. Pero sólo hay un don de lenguas, el que Jesús mencionó en Marcos 16:17.
Una de las razones que dan los pentecostales para ese fenómeno es el texto de 1 Cor. 14:2, el cual reza: “Porque el que habla en lenguas, no habla a los hombres, sino a Dios; porque nadie le entiende, aunque en espíritu hable misterios.” Tomado a la ligera, el texto parece respaldar este movimiento moderno. Pero una vista al contexto dice algo diferente. Pablo dice: “…quisiera que todos vosotros habláseis lenguas…” Luego de hacer la aclaración de lo que debe ser el hablar en lenguas en los versos 4-8, Pablo dice, en el verso 9: “Así también vosotros, si por la lengua no diéreis palabra bien significante, ¿cómo se entenderá lo que se dice? porque hablaríais al aire.”
El verso 13 contiene una orden del apóstol: “Por lo cual, el que habla lengua, pida que interprete.” Eso quiere decir que si no hay quien interprete, no debe hablar a la iglesia. Luego dice que la oración debe ser en la lengua del pueblo para que haya edificación, pues nadie puede responder “Amén” si no entiende lo que se está diciendo. (versos 14-17). Pablo se pone como ejemplo, ya que sabía varias lenguas, pero en la iglesia prefería hablar en la lengua de sus oyentes, para dejarse entender.
Visto de acuerdo al contexto, entonces podemos volver el verso 2, que dice que nadie entiende al que habla en “lengua desconocida”. Sencillamente, aunque el apóstol no descarta el verdadero don de lenguas, está hablando del uso indebido de idiomas extranjeros en la congregación. Usted puede cantar u orar en su lengua y se edifica, pero el que no lo entiende queda sin alimento.
Los textos más importantes del capítulo, los que los pentecostales nunca mencionan, son los versos 27 y 28. Veamos: “Si hablare alguno en lengua extraña, sea esto por dos, o a lo más tres, y por turno; mas uno interprete. Y si no hubiere intérprete, calle en la iglesia y hable a sí mismo y a Dios.” Ahora vemos por que no usan estos versos, pues los desenmascara como engañadores. Los que asisten a la iglesia y hablan una lengua distinta, tienen que buscar un intérprete; de lo contarrio, les está vedado el predicar o hablar a la congregación. Pero notemos fijamente el verso 28. Dice que al que no pude predicar por causa de su lengua extraña, que “hable a sí mismo y a Dios.” Aquí se cae el mito de que las lenguas que hablan hoy los carismáticos y pentecostales son por el Espíritu Santo y no tiene por qué ser entendidas por el quelas habla. Sencillamente, el que habla otra lengua, aunque no puede dirigirse a la gente reunida, puede orar, leer su Biblia o cantar en su idioma y Dios lo escucha y él mismo “se edifica”. Así que los que hablan “en lenguas” sí saben lo que dicen.
Otra cosa que el verso 27 aclara, y que ninguna iglesia pentecostal sigue, es que en el culto una gran parte, sino todos, hablan “lenguas”. Finalmente, el director del culto toca una campanilla para que el espectáculo termine. Estos señores dicen que nosotros, los que no aceptamos ese hablar en supuestas lenguas, estamos blasfemando a Dios al desenmascararlos. Pero no se dan cuenta que son ellos los que están blasfemando a Dios. Decir que un verdadero don de Dios proviene de Satanás, es blasafemia; pero también decir que un acto que es obviamente realizado por hombres es de Dios, también constituye una blasfemia.
No es que decir “Aleluya” o “Gloria a Dios” sea incorrecto. El problema es que estas palabras se convierten en muletillas cuando se repiten constantemente. “ALELUYA” es una palabra litúrgica, que aparece sólo en los Salmos y el Apocalipsis. Significa “Alabad a Jehová” y debe ser considerada con el debido respeto. No es para estar repitiéndola. Hay predicadores que, además de repetir estas palabras y de gritar, interrumpen de vez en cuando su mensaje para colocar las “lenguas”. Todo esto es para disfrazar su sermón improvisado alardeando poseer el don bíblico.
Recuerdo haber visto a un pastor que llamó al altar a los que no habían recibido el “Espíritu”. Un buen grupo pasó adelante y él le hacía dar vueltas y repetir las palabras “Bautízame, Señor”. Finalmente la persona caía mareada y pronunciando unas palabras, que más bien eran fruto de sus estado anímico. Pero el predicador declaraba a la persona ya “bautizada en el Espíritu”.
Nunca he podido olvidar la expeiencia de un cantante cristiano que fue a cantar a una iglesia y el pastor le preguntó si había recibido el Espíritu. Él le contestó que sí, que había experimentado la salvación y reconocía a Cristo como el Señor. El pastor entonces le preguntó que si había hablado “en lenguas”. El cantante respondió que no, pero que no lo creía necesario. El pastor le dijo: “Hoy tú vas a hablar en lenguas”. Puso a la iglesia a orar y le colocó las manos en la cabeza al cantante, mientras oraba en voz alta, pidiendo que el Espíritu viniera sobre él. Varias veces trató de empujarlo para que se cayera, pero el hermano se mantuvo en pie. Aunque el pastor insistió por algún rato, el cantante no dijo palabra alguna y el pastor quedó chasqueado. Conocí a este cantante y varias veces compartí con él en su casa. Sé que hoy descansa en el Señor. Fue un gran cristiano lleno del Espíritu Santo.
Un caso que me conmovió fue el relatado por la radio por el presidente de una de las iglesias pentecostales de puerto Rico. Contó que una vez, en una de estas iglesias, el pastor se adelantó a una viejecita que estaba en uno de los asientos del frente. La señora estaba muy tranquila y meditando mientras la gente estaba agitada y hablando “lenguas”. El pastor le puso una mano en la cabeza y le dijo que iba a orar para que recibiera el fuego del Espíritu santo. La anciana le respondió: “Pastor, no me toque, porque se puede quemar.” El que narra la esperiencia dijo que esta ancianita tenía más del Espíritu que el resto de los que estaban alborotados.
LAS “LENGUAS” EN LA PROFECÍA DE APOCALIPSIS 13
El capítulo 13 de Apocalipsis presenta las dos bestias. La primera representa el poder papal. La segunda a los Estados Unidos de Norteamérica. Para propósitos del tema, consideremos el verso 13. Hablando de esta segunda bestia, nos dice que “hace descender fuego del cielo a la tierra delante de los hombres.” El fuego es símbolo del Espíritu Santo. Esta profecía apunta hacia un movimiento que pretende que el Espíritu de Dios ha descendido a la tierra.
Para el 1902, luego de varias agrupaciones aisladas, se estableció en los EU la primera iglesia de corte pentecostal que pretendía “hablar en lenguas”. Con el correr de los años, se han formado más de un millar de iglesias de avivamiento, incluyendo las llamadas “Iglesias Independientes”. Todas tienen un denominador común: “hablan en lenguas”. Estas sectas están dividiéndose constantemente, pero los que las dividen se llevan consigo las “lenguas”. Aunque a veces tienen doctrinas y prácticas muy diferentes y hasta se pelean entre sí, siguen hablando sus “lenguas” y realizando supuestos “milagros”.
Hoy puede verse ese sistema de cultos alborotosos y el hablar en “lenguas” en las una vez serias iglesias protestantes y hasta en la Iglesia católica, con la llamada “Renovación Carismática”.
En mi país hay varios “evangelistas”, considerados internacionales, que anuncian cruzadas donde prometen la realización de sanidades. Han llegado a decir que ponen platificaciones en las muelas. Pero, ¿no es cierto que si Dios quiere sanar una muela la pone nueva, no remendada? ¿Y que diremos de los que dicen que quitan libras a los gordos y aumentan a los delgados? ¿Y los que le ponen pelos a los calvos? ¿Y los que sostienen serpientes en sus manos?
He sido testigo de casos en que estos “milagreros” le quitan los medicamentos a diabéticos y otros enfermos, causando tremendos problemas. Hay casos de personas que han muerto o se han agravado por ser declaradas sanas sin haber milagro alguno. Es fácil decir a alguien que padece alguna enfermedad psicosomática que está sano y sanar, pero eso no es el caso en mucha circunstancias. No es que no crea en milagros. Los hay genuinos. Pero no concibo que para sanar a alguien hay que estar vociferando. Y no es que neguemos los milagros, pero ese “show” que hacen estos ministros dista mucho de los dones bíblicos.
En una grabación que tengo en mi poder, un “evangelista” está tratando con un endemoniado. Con gritos ensordecedores le dice: “¡Sana! ¡Sana! ¡Vas a salir! ¡Ahora! ¡Ahora! ¡Ahoraaaaaaaaaaa!” En momentos, más parecía el evangelista endemoniado que el enfermo. Finalmente el endemoniado quedó igual o peor. ¡Qué diferente la forma en que Jesús sanaba! Bastaba poner las manos sobre el enfermo y decir: “Tu fe te ha salvado.”
En la antigua Babel, Dios confundió el habla de la gente para que no se entendieran y desistieran de la construcción de la torre. En Pentecostés, Dios dio a sus discípulos el poder de hablar diferentes idiomas para que el mensaje del Evangelio llegara al mundo conocido. Hoy Satanás ha hecho creer que el don de lenguas ha vuelto y por más de un siglo ha engañado al mundo. Este teatro de las lenguas y las falsas sanidades es un ardid del enemigo de Dios y de su iglesia, para que cuando venga el verdadero don, el mundo esté listo para rechazarlo. Pero el pueblo de Dios no caerá en la trampa. Sabemos lo que hemos creído.
En fin, mis hermanos, tenemos que estar alertas en estos últimos días. Los engaños están por todas partes. Pero la verdad se abre paso y los sinceros están aceptándola. Vale la pena servir al Señor “en Espíritu y en verdad”.
De aqui en adelante nadie ma cause molestias; porque yo traigo en mi cuerpo las marcas del Señor Jesus. Gal. 6:17