"Washington comenzó a incitar a Kiev a solicitar el ingreso en la OTAN, sabiendo que Moscú no haría la vista gorda. Merkel se opuso entonces a la aceptación de Ucrania en la alianza (probablemente entendía los motivos ocultos de los estadounidenses), pero nadie la escuchó. Kiev insistió en su posición, mientras que la administración Biden la apoyó", señala el autor del artículo.