DISCULPEN LO EXTENSO DEL SIGUIENTE POST, ES QUE ESTE ESTUDIO DA VARIAS LUCES SOBRE LO QUE SE PREGUNTA (ESPERO SIGAN CON EL TEMA DE GUERRA ESPIRITUAL)
"El intento de mover el Arca (1 Crónicas 13; 2 Samuel 6:1-11)
Teniendo, ahora a la ciudad de Jerusalén, como la capital real de Israel, llegó el momento de crear “una iglesia y un estado” unidos dentro de una localización centralizada. Así, pues, entonces, David manda traer a Jerusalén el Arca del Pacto de la Alianza que estaba en Quiriart-jearim, aproximadamente a unas 10 millas al oeste de la ciudad. El Arca había estado ahí desde que los Filisteos la secuestraron a los Israelitas, (1 Samuel 6:21).
Nos encontramos, ahora, ante una lección muy importante, que David y todo Israel tenían que aprender. Pero primero, revisemos algunas instrucciones muy precisas que Dios le había dado con la finalidad de que Israel las obedeciera.
El Arca era un objeto santo, en extremo importante, puesto que representaba Su divina Presciencia (observe Éxodo 25:21-22). Las cosas santas debían manejarse con sumo cuidado y un alto grado de respeto dentro de las Leyes de Moisés, que mandaban la manera en que se debían cuidad las cosas santas, que solo debían hacer los hijos de Coat y los Levitas, (Léase Números 3:29-31) Se debía tener mucho cuidado, en apego estricto a la Ley, donde se indica que aún ellos, los hijos de Coat, no debían tocar los objetos santos, ni aun verlos, so pena de muerte (Números 4:1-16) Los hijos de Coat, debían cargar el Arca sobre sus hombros mediante unos postes que debían pasar por unos aros en las esquinas del Arca, y de esta manera no la tocaran (4:1-16; Éxodo 25:14-15). Tampoco debía ser llevada en carroza o, sobre cualquier otro medio de transporte (Números 7:6-9). David, no obstante, utilizó el mismo método de transporte que usaron los filisteos (1 Samuel 6:7-8). Aun, Dios declara: “Mirad que hagáis como el Eterno vuestro Dios os ha mandado, no os apartaréis a diestra ni a siniestra” (Deuteronomio 5:32). Y: “No añadiréis a la Palabra de Yo os mando, ni disminuiréis de ella, para que guardéis los Mandamientos del Eterno vuestro Dios que yo ordeno” (Deuteronomio 4:2). También, “Cuidarás de hacer todo lo que Yo te mando; no añadirás a ello, ni de ello quitarás” (Deuteronomio 12:32). Nunca debemos razonar en contra de Dios, ni tratar de modificar Sus mandamientos.
Un rey no debía ser ignorante de estas instrucciones: “Y cuando se siente sobre el trono de su reino, entonces escribirá para sí en un libro una copia de esta Ley, del original que está al cuidado de los sacerdotes levitas; y lo tendrá consigo, y leerá en él todos los días de su vida, para que aprenda a temer al Eterno su Dios, para guardar todas las palabras de esta Ley y estos estatutos, para ponerlos por obra; para que no se eleve su corazón sobre sus hermanos, ni se aparte del mandamiento a diestra ni a siniestra; a fin de que prolongue sus días en su reino, él y sus hijos, en medio de Israel” (Deuteronomio 17:18-20). Así pues, Dios requiere mucho de los líderes que ha nombrado. Aunque la violación de Uza fue aparentemente no intencional, Dios hace de ese hecho un ejemplo poderoso. Claro está, que existe la posibilidad de que Uza estuviese más involucrado de lo que conocemos. Puesto que una persona teniendo el alto honor de caminar tan cercano de Arca, pudiese ocasionar que tuviese participación en los arreglos para el traslado del Arca. Quizás, se trasladaba en su misma carroza, o que fuesen sus propios bueyes los que fueron empleados, en cualquier caso, él fue quien tocó el arca con sus manos. No obstante, parece que su intención era buena.
Cuando Uza, cae bajo el furor de Dios, entonces David se molesta (tuvo pesar) – y no, debemos señalarlo, ante su propio descuido. Evidentemente, David, aun no comprendía varios aspectos importantes del porqué salieron las cosas mal. Se demuestra una de dos, o David había olvidado o simplemente, no tenía conciencia respecto a las instrucciones precisas de Dios respecto de cómo se debía transportar el Arca, descrita en 1 Crónicas 13:12. “Y David temió a Dios ese día, y dijo: ¿Cómo he de traer a mi casa el Arca de Dios? (comparar esta situación con 2 Samuel 6:9).
Así, pues, su enojo fue en contra del Eterno – por lo que Dios había hecho con Uza. Su muerte, tal parece, fue tan injusta e innecesariamente severa, como quizás también a muchos hoy día les pueda parecer. Después de todo, Uza estaba tratando de proteger el Arca, y David, quien había tomado la decisión de transportarla, tenía el celo de restaurar el Tabernáculo de oración del Eterno a la nación. No obstante debió tener más cuidado en conocer los procedimientos prescritos dados por Dios.
Más aun, allí estaban otros Levitas que sí debían conocer los detalles al respecto, y debieron haber informado a David. Recordemos que tanto la ignorancia y el olvido, no son causales para negar las instrucciones precisas del Eterno.
Más tarde Dios declaró: “Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento” (Óseas 4:6).
En otras palabras, lo que usted no conoce, ¡si puede lastimarle! Por razón de esa negligencia, Uza cayó muerto por una acción de Dios. Así, pues, lo que había iniciado como un gran festejo pronto se volvió en una situación de tristeza y gran pesar.
Aquí Dios está enviando una señal a toda la humanidad y en todos los tiempos, que con Él no se juega. Debemos acercarnos a Dios con un profundo respeto y reverencia en un temor adecuado. Y David, por su parte, recibe una dosis de temor saludable hacia el Eterno, lo que lo envía hacia las Escrituras y a consultar con los sacerdotes, para determinar lo que se debió hacer desde el principio Permitamos, que nuestras mentes y corazones aprendan también de esta lección. Desde el punto de vista de un liderazgo, las decisiones que hace el Líder trae consecuencias, sean estas buenas o malas, que afectarán en la vida de todos sus seguidores..."
sacado de:
http://www.unidamex.org.mx/Lectura_biblica/2_Samuel/2Samuel_6_1-11.htm