Fundamentalista, y a mucha honra

Originalmente enviado por: Tanis
Paul Tillich

Teólogo y filósofo protestante.
1. Vida. N. en Starzeddel (distrito de Guben) el 20 ag. 1886. Estudió Teología y Filosofía en Halle. Allí recibió un fuerte influjo de M. Káhler (v.). Desde 1919 dio clases de Teología en Berlín. Allí fundó, con otros, el círculo de socialistas religiosos. En 1924 fue profesor extraordinario de Teología sistemática y de Filosofía de la religión en Marburgo. En 1925 enseñó en Dresden, siendo simultáneamente profesor honorario de Teología en Leipzig. En 1929 sucedió a Max Scheler (v.) en la cátedra de Filosofía y Sociología de Francfort. En 1933, despedido por los nazis a causa de su socialismo religioso y de su defensa de los judíos, pasó a Nueva York, dondefue profesor de Teología filosófica en el Union Seminary (1933-55). En 1955 obtuvo una cátedra en la Univ. de Harvard. Desde 1962 hasta su muerte (22 oct. 1965) enseñó en la Divinity School de la Univ. de Chicago, y como invitado dio algunas lecciones en Europa.

2. Método. En el momento de antagonismo entre la razón y la revelación que caracteriza a la Teología dialéctica (v.), T., que comparte algunos aspectos de la reacción de Barth (v.) frente a la Teología protestante anterior (v. PROTESTANTISMO II, 3 ss.), no acepta, sin embargo, su rechazo de la Filosofía, e intenta mantener la antigua tradición europea sobre la armonía entre la Filosofía y la Teología (v. RAZÓN II). T. se mueve en un campo fronterizo entre la Filosofía y la Teología: su intento fundamental es ofrecer una, presentación de la fe cristiana, adecuada a lo que considera el hombre nihilista de nuestro tiempo. De esta parte, aceptando sustancialmente la crítica kantiana a la metafísica y a la teología natural (v. KANT), intenta encontrar otra posibilidad para relacionar entre sí Razón y Fe. Acuña así lo que llama método de la correlación.

Con esa expresión, T. caracteriza su propio camino intelectual. Dios y hombre, Filosofía y Teología, dice, guardan entre sí una relación mutua. Por la Revelación -que para T. no es la transmisión de una verdad, sino una experiencia existencial de orden transracional- se produce un suceso real tanto en Dios como en el hombre. No hay revelación divina si el hombre no la recibe, ni éste puede recibirla si no se produce objetivamente. A la recepción de la revelación en la subjetividad humana, T. le da el nombre de religión. Sin religión no hay revelación. El hombre, que ha experimentado la revelación, la expresa en símbolos que, añade T., son precisamente eso, símbolos y no signos: es decir, algo que señala un más allá sin darlo a conocer en su mismidad. El final del ser, Dios, que se manifiesta en la revelación permanece incognoscible. Lo divino, continúa, se presenta siempre bajo un vestido histórico, bajo una determinada forma social. Por eso, nunca se da una pura revelación, pues ésta está condicionada y limitada por la relatividad histórica del hombre. T. quiere salvar la peculiaridad de la Revelación (v.) cristiana y evitar que quede situada en un mismo plano con las demás religiones, pero afirma no sólo que en todas ellas hay vestigios del logos (si la manifestación de Dios en Cristo no hubiera estado preparada en la religión y cultura de los hombres, éstos no habrían podido recibir la revelación cristiana) sino que surgen como consecuencia de revelaciones (habiendo negado la posibilidad de un acceso de la razón a Dios, no tiene, en efecto, más vía para afirmar la religión que fundarla en esa experiencia a la que llama revelación). De otra parte admite la posibilidad de que Cristo pueda ser olvidado, de modo que se dé paso a situaciones en las que surja una nueva revelación que la sustituya.

Tanto la Biblia como el cristianismo histórico constituyen un testimonio de una revelación objetiva y, simultáneamente, del modo como los hombres la han encarnado en su subjetividad. El conocimiento religioso se realiza -sostiene T.- a través de una cadena de preguntas y respuestas. De la misma existencia humana nacen ciertas preguntas cruciales, y la respuesta divina contesta precisamente a esas preguntas. La revelación divina conduce a un nuevo preguntar, que condiciona el estadio siguiente de la automanifestación de Dios. La tarea de la Teología comprende, pues, a su juicio, dos aspectos: por una parte, analiza la existencia humana y, por otra parte, elabora el mensaje revelado de cara a la situación existencial del hombre. Las respuestas de la revelación cristiana sólo tienen sentido si están en correlación con los interrogantes humanos, p. ej., sin experiencia de la nada -de la caducidad- no llegaríamos a entender lo designado bajo el término Dios. El análisis de la existencia (aun cuando lo haga un teólogo) es misión de la Filosofía; y la misión de la Teología está en interpretar los símbolos cristianos, ofreciendo así al hombre el objeto de su búsqueda. A pesar de la interdependencia mutua, T. exige que la Filosofía y la Teología procedan autónomamente. La pregunta ha de nacer de la misma existencia humana y no precisamente de la revelación (él ve un caso ejemplar de procedimiento filosófico en el existencialismo). Por el contrario, la respuesta no debe brotar de la pregunta, sino que ha de ser injertada desde fuera en la existencia humana: «sólo Dios revela a Dios». Y, sin embargo, el preguntar y el responder se condicionan mutuamente, pues la forma de preguntar depende del sistema teológico de donde procede, y la estructura formal de las respuestas ha de acomodarse a las preguntas anteriormente planteadas.

T., como se ve, realiza un esfuerzo notable para buscar un nexo de unión entre fe y razón. Sin embargo, los precedentes kantianos de su posición se dejan sentir fuertemente tiñendo todo su sistema de agnosticismo (v.): así reduce la razón y la Filosofía a un mero preguntar sin capacidad de hallar respuesta alguna; concibe la revelación como una experiencia de orden transracional que no ofrece ninguna luz en el plano de la razón, sino sólo en el nivel existencial, etc. En suma, aparece expuesto a un nihilismo intelectual. De otra parte la fuerte influencia ejercida sobre él por Schelling (v.), al que dedicó sus tesis doctorales en Filosofía y en Teología, le hace tender en más de un aspecto al panteísmo (v.).

3. Doctrina. T. ha escrito numerosas obras, y ha ofrecido además una visión sintética de su pensamiento en su Teología sistemática (Systematic Theology), obra en tres volúmenes publicada entre 1951 y 1963. Está dividida en cinco partes (el primero y el tercer volumen comprende cada uno dos partes) expuestas según el método de correlación: en cada una de ellas, analiza primero la situación humana y responde luego con los símbolos del mensaje cristiano: 1°) a la pregunta por la razón, corresponde la revelación; 2°) a la pregunta por el ser, el mensaje cristiano responde con el término Dios; 3°) a la pregunta por la existencia, la respuesta es Cristo; 4°) la pregunta por la vida encuentra su respuesta en el espíritu; 5°) a la pregunta por la historia, corresponde el reino de Dios.

Dios y el Ser. Dios o el Ser constituyen para T. la respuesta al problema de la nada, de la culpa, del absurdo. Él usa varios sinónimos del término Dios, p. ej.: «la dimensión de lo profundo», «el origen o el poderío del ser», «el interés incondicional», «el absoluto»... El contenido de esas expresiones es lo realmente real en todos los entes: cualquier cosa, mirada con suficiente penetración, dice, muestra algo que nos interesa incondicionalmente. Ahí está la dimensión de lo divino. Se advierten aquí los límites de su pensamiento. T. quiere adoptar una posición que esté más allá -con sus palabras- del teísmo y del ateísmo. En realidad lo consigue sólo gracias a una fuerte vaguedad en los conceptos: no explica claramente la distinción entre Dios y el mundo; critica la expresión «Dios personal» y la admite sólo en el sentido de que Dios es el fondo de lo personal, etc. De otra parte sostiene -coherentemente con lo dicho antes- que todas las afirmaciones sobre Dios revisten un carácter simbólico, en el sentido dicho: señalar hacia un más allá que no escaptable por la razón y que sólo es accesible por la vía de la experiencia vital.

La Teología de T. está marcada por su deseo de adoptar una postura intermedia entre el naturalismo -o doctrina que identifica a Dios con los entes finitos-, y lo que llama supranaturalismo, o doctrina según la que Dios es concebido como un supremo jerarca, o sea, como un ente particular entre otros. Carente de la visión de la analogía (v.) no está en condiciones de afirmar a Dios como el Ser a la vez trascendente a los seres e inmanente a ellos como su causa primera. De ahí que para evitar la heteronomía, acaba en realidad desdibujando la distinción entre Dios y los seres. Para él Dios es el final del ser, la ley interna de la vida, el poder creador que se manifiesta en la historia y que, por incluir en sí mismo el no ser, se ve constantemente impulsado a una autoafirmación creadora para vencer sobre el abismo de la nada. Por eso, el Ser es para T. un proceso de continuo devenir.

El tránsito a la existencia o la caída del hombre. La nota más característica del hombre es su eterno preguntar. El preguntar nace de un miedo ontológico. Ante la amenaza de la nada, el hombre pregunta por el fundamento del ser, por aquello que le afecta incondicionalmente. Lo enigmático del hombre, la fuente de sus interrogantes está en su mezcla de ser y nada, en su posición límite entre lo finito y lo infinito. No experimentaría su finitud si no tuviera cierta participación en lo infinito. La experiencia de estar separado del Ser se identifica con la percepción de la culpabilidad. T. interpreta la caída (el pecado) del hombre como un tránsito de la esencia a la existencia. Ese tránsito no constituye un primer momento temporal (niega así el pecado original como hecho histórico), sino que consiste en una estructura interna de cuanto acontece. Por su existencialización, el hombre se enajena, es decir, se aparta de aquello a lo que está esencialmente ligado, del fundamento del ser, del origen y fin de su vida.

El nuevo ser: Cristo. T. menciona diversas formas de experiencia de la nada: al final de la Edad Antigua, se presentó como «miedo ante el destino»; al terminar la Edad Media, tomó la modalidad de «miedo ante la culpa» (condenación); y, actualmente, esa experiencia asume la forma de «miedo del vacío o del absurdo». Nuestro tiempo pregunta, no por el perdón, sino por la curación y por la fuerza para existir: de ahí la obra de T. The Courage to Be (El coraje de existir) de 1952. Como respuesta a esa situación, T. vuelve a presentar la doctrina sobre el Ser, encarnado ahora en Cristo. En él, el Ser asume una forma personal; el logos, universalmente presente en todos los entes, se hace realidad individual y concreta. La vida de Jesús transcurre con toda crudeza en medio de las condiciones de la existencia, de la enajenación. Pero, a la vez, Cristo vence sobre la existencia, permaneciendo unido a Dios, es decir, viviendo sin pecado. Todas sus obras son fruto de la presencia de Dios en él y manifiestan la realidad de un nuevo ser. Cristo supera el abismo entre la esencia y la existencia, dando así principio a un proceso de curación. La nueva realidad manifestada en Cristo es la respuesta a nuestro tiempo.

La cristología de T. está marcada, de una parte, por su dependencia de Martín Káhler y los planteamientos de la exégesis liberal alemana, y de otra por sus presupuestos metodológicos ya señalados. Así, habiendo aceptado como principio exegético que la primera comunidad cristiana ha deformado la realidad histórica de Cristo, concluye sosteniendo que no podemos estar seguros más que de la pura existencia de Cristo y de su entrega a la muerte por amor. Todo lo demás -incluso el que su nombre fuera efectivamente el de Jesús o el que su muerte ocurriera en una cruz- es sólo probable, pero no cierto. Igualmente niega la resurrección como hecho físico (reasunción del cuerpo, etc.), reduciéndola a una experiencia que los apóstoles habrían realizado de la trascendencia de Cristo sobre la muerte. Desde una perspectiva dogmática rechaza el dogma de Calcedonia (v.), y propone una interpretación dinámica de Cristo como aquel hombre que, habiéndose enfrentado con un coraje infinito con las dificultades de la existencia, sin dejarse dominar por la tentación o el desaliento, ha revelado al hombre la profundidad del Ser. Su cristología, en suma, es una reelaboración de las ideas de la Teología liberal, y él mismo afirma expresamente su parentesco, en este punto, con Schleiermacher (v.).

Eclesiología, pneumatología y escatología. En las dos últimas partes de su Teología sistemática T. completa la exposición de sus ideas. Para él el Espíritu es la actualización del poder y del sentido; el poder que percibe el sentido y que, percibiéndolo, puede comunicar la capacidad de vivir. Ese espíritu está revelado en Cristo y quienes aceptan hacer la experiencia de Cristo, es decir, quien lo admite como salvador, lo realizan con Él. La Iglesia es la comunidad de los que viven según el espíritu. Retomando la distinción luterana entre Iglesia invisible e Iglesia visible, T. es muy duro en su crítica de las diversas confesiones cristianas. Radicalizando el principio luterano de la sola fides enuncia lo que llama «principio protestante», es decir, lo que a su juicio constituye el núcleo de la actitud protestante, y que consiste, a su parecer, en una protesta de absolutizar cualquier realidad histórica, que debe ser denunciada para afirmar un más allá, un fondo del ser inalcanzable por nuestros conceptos e inaferrable en las diversas situaciones. De ahí deriva, de una parte, la crítica a las formas históricas de la vida cristiana, y, de otra -y aquí repercute la idea, ya expuesta, que T. tiene de la revelación-, la afirmación de una justificación universal. Para T. una auténtica incredulidad es imposible: el que duda -e incluso el que niega a Dios-, al hacer eso, está proclamando su pasión por la verdad y, por tanto, cree. Quien no ve el sentido de la vida pero sigue viviendo revela eJ poderío del ser, pues soporta el peso del absurdo. La aceptación de lo absurdo constituye una fe absoluta, pues implica una experiencia del puro ser (sin ningún contenido concreto).

Su escatología la expone bajo el tema del Reino de Dios como respuesta a la historia. Ve en el Reino de Dios esa realización del Nuevo Ser captado en la historia, de ahí que en ella repercuta todo lo anteriormente dicho. Es tal vez éste uno de los puntos en los que con mayor claridad se manifiesta su tendencia panteísta: en efecto, no consigue afirmar una pervivencia de los sujetos individuales en la eternidad. El tema de la muerte no es apenas tratado, lo que es, al respecto, muy significativo.

4. El lugar histórico de Tillich. El pensamiento de T. constituye una línea peculiar del protestantismo actual. Él ocupa un lugar intermedio entre el antimetafísico Bultmann (v.) y eJ positivismo de la revelación que Barth (v.) defiende. Frente a Bultmann, T. incorpora en su obra la vía especulativa, y frente a Barth, adopta el móvil fundamental de la Teología liberal: el de la autonomía de la razón. Los teólogos liberales habían planteado la posibilidad de que el hombre se apropiara racionalmente el contenido de la revelación cristiana. La Teología dialéctica (v.) no se preocupó de dar una respuesta satisfactoria a esa pregunta y resaltó unilateralmente el caráctersuprarracional de la revelación. T. vuelve a poner sobre la mesa de los teólogos el problema que había planteado la Teología liberal e intenta resolverlo sin someter la revelación a la filosofía, de la forma y con los límites que hemos mencionado.

Los problemas que plantea su sistema son fuertes: la inclusión del no ser y del devenir en el ser, así como la protesta contra la reducción de Dios a la condición de un ente particular (contrapuesto a otros entes), despierta la misma crítica y la misma reflexión que la obra de Hegel desató; rozamos el panteísmo, ya que T. se acerca a la afirmación de que los entes particulares subsisten en el único ser divino; el pecado se convierte en una especie de necesidad óntica, perdiéndose el aspecto de ofensa libre a un Dios personal; etc. T. ha ejercido una amplia influencia en los ambientes teológicos protestantes, sobre todo norteamericanos; en algunos ha despertado un interés por las cuestiones ontológicas, a otros los ha conducido hacia la llamada Teología radical (v.).

V. t.: PROTESTANTISMO II; EXISTENCIALISMO II.

BIBL.: Obras: Además de las ya citadas en el texto: Das System der Wissenschaften nach Gegenstünden und Methoden (El sistema de las ciencias según sus objetos y sus métodos), Gotinga 1923; Rechtfertigung und Zweifeln (Justificación y duda), Gieben 1924; Religions philosophie (Filosofía de la religión), 1925 (reedición: Stuttgart 1962); Die Sozialistische Entscheidung (La decisión socialista), Potsdam 1933; The Shaking of the Foundations (En lo profundo está la verdad), Nueva York 1948; The Protestant Era (La era protestante), Chicago 1948; The New Being (El nuevo ser), Nueva York 1955; Theology of Culture (Teología de la cultura) Nueva York 1959; Gesammelte Werke (Col. de obras), I-XII, Stuttgart 1959 ss.; Das Ewige im letzt (Lo eterno en el ahora), Nueva York-Stuttgart 1964.

RAÚL GABÁS.

Cortesía de Editorial Rialp. Gran Enciclopedia Rialp, 1991

2 Pedro 2:1
En el pueblo judío hubo falsos profetas, y también entre ustedes habrá falsos maestros que encubiertamente introducirán herejías destructivas, al extremo de negar al mismo Señor que los rescató. Esto les traerá una pronta destrucción.
 
Muy bueno lo del fundamentalismo,

se apunta otro en llamarse fundamentalista, y a mucha honra,

Bendiciones,:D
 
Lo
 
Se corto. Sigamos:

Voy a proponerte un sencillo ejercicio, hermano Tanis.
Todo lo que has subrayado en negrita. Razónalo de manera que sepamos lo que has entendido de ello.
¿No es fácil, verdad?
Ahora atiende a mi problema respecto a Tillich. En estos mismos foros nos hemos encontrado que cristianos que dicen basar toda su fe en las Escrituras defienden doctrinas que no están especificadas de una manera clara en las mismas y para ello usan multitud de textos, la mayoría de ellos sin una relación directa con la postura que defienden. En realidad lo que hacen es buscar en la Biblia aquello y solo aquello que puede abonar una determinada doctrina y que en casi todas las ocasiones no es suya sino de una determinada denominación.
Entre otros tenemos un ejemplo claro respecto a la mujer en el cristianismo que, para defender una postura determinada (la de situarla por debajo del varón) solo usan dos cartas de Pablo: Corintos y Timoteo. De nada sirve presentarles otros versículos tanto del mismo Pablo como de otros que muestran una postura distinta. Se circunscriben a aquellos que parecen darles la razón y convierten a la Biblia como un pretexto y no como la búsqueda de la verdad.
Ahora dime que es lo que puede ocurrir cuando un teólogo que a la vez ha estudiado y es maestro tanto de Filosofía de la Religión (que yo prefiero titular Filosofía de la Religiosidad) como de teología. ¿Quién es capaz de entenderle? Solo aquellos que tienen una fuerte preparación académica. Y no acaba aquí la dificultad sino que hay añadirle algo trascendental tanto en el campo teológico, como en el filosófico y literario. El “existencialismo” de Sören Kierkegaard. El impacto que causó en campo de las materias citadas fue tremendo (y aún lo es)
Aparecieron tres grandes corrientes: La atea de Jean Paul Sartre; La teista de Karl Jaspers y otros en el ámbito filosófico. En el teológico influye en Paul Tillich, en Bultmann y algo de Karl Barth.
Mejor que lo detallemos con esta aportación:
Existencialismo y teología
A pesar de que el pensamiento existencialista engloba el ateísmo absoluto de Nietzsche y Sartre y el agnosticismo de Heidegger, su origen en las meditaciones religiosas de Pascal y Kierkegaard hizo presagiar su gran influencia en la teología del siglo XX. El filósofo alemán del siglo XX Karl Jaspers, aunque rechazó las doctrinas religiosas ortodoxas, influyó en la teología moderna con su preocupación por la trascendencia y los límites de la experiencia humana. Los teólogos protestantes alemanes Paul Tillich y Rudolf Bultmann, el teólogo católico francés Gabriel Marcel, el filósofo ortodoxo ruso Nikolái Berdiáiev y el filósofo germano-judío Martin Buber heredaron muchas de las inquietudes de Kierkegaard, en particular respecto a la creencia de que un sentido personal de la autenticidad y el compromiso resulta esencial para la fe religiosa. He aquí un punto esencial a favor de Tillich.

Existencialismo y literatura
Algunos filósofos existencialistas hallaron en la literatura el camino idóneo para transmitir su pensamiento, y el existencialismo ha sido un movimiento tan vital y amplio en literatura como en filosofía. El novelista ruso del siglo XIX Fiódor Dostoievski (posiblemente bajo la influencia de Nikolái Berdiáiev) es quizá el mayor representante de la literatura existencialista. En Memorias del subsuelo (1864), el enajenado antihéroe está enfadado frente a las pretensiones optimistas del humanismo racionalista. La idea de la naturaleza humana que surge en esta y otras novelas de Dostoievski consiste en que es imprevisible, perversa y autodestructiva; sólo el amor cristiano puede salvar a la humanidad de sí misma, pero ese amor no puede ser entendido desde la sensibilidad filosófica. Como dice el personaje de Aliosha en Los hermanos Karamazov (1879-1880): "tenemos que amar la vida más que el significado de la misma".
Lo cierto es que confieso no estar lo suficientemente preparado académicamente como para penetrar en los entresijos filosóficos de estos pensadores, especialmente de Tillich. Pero a mi vez me sorprende que este teólogo en sus sermones impartidos en el seminario de la Universidad de New York, Harvard y Chicago (contenidos en su Obra “The Shaking of the Foundations”) contradigan su pensamiento filosófico y teológico.
Nada más fácil decir de él que es un falso maestro o falso profeta y más cuando quien lo dice no tiene ni la menor idea de que es “existencialismo” en el campo de la filosofía, teología y literatura. No se detienen a investigar (que tampoco les serviría de nada al no estar académicamente preparados para ello) Simplemente se dedican a condenar. Tienes la prueba de ello en este mismo epígrafe.
Intenta hacer lo que te aconsejo en el inicio de esta larga aportación y verás la dificultad que supone hacerlo.

Personalmente a mi lo que ocupa de estos pensadores solo es lo que podríamos llamar ser un diletante de las corrientes culturales de la época en que vivimos. Pero no voy más allá. No afecta a mi fe que se fundamente exclusivamente en la Revelación de Dios en Cristo.
Un abrazo, Tanis.
 
Te propongo un ejercicio mejor. Citemos a Tillich

"Los dioses de éstos misterios influenciaron grandemente el culto y teología cristiana. Si alguien es iniciado en un misterio, como después en etapas los cristianos iniciaron a sus miembros de su congregación, participa del dios del misterio y en la prueba de esa deidad. En Romanos 6 Pablo describe tales experiencias con respecto a Jesús en términos de participación de su muerte y resurrección. Una experiencia extática se produce en las actividades del misterio. Aquéllos que participan son llevados a un estado de dolor profundo del dios y entonces después de un tiempo tienen una experiencia extática del dios, resucitado. El dios sufrido se describe en estos misterios. Incluso desde Apolos Delfis tenemos la idea de la participación de Dios en el sufrimiento de hombre"
(Paul Tillich, Una historia del pensamiento cristiano, p 13-14)
 
Tanis bienvenido a este foro. Excelente proposición la suya.
...........................

En el capitulo XIV llamado “La Teología del Ser”, del excelente libro de Harvie M. Conn, (ref.1) citado en el mensaje anterior, se omitió la descripción o resumen del pensamiento del filósofo existencialista Paul Tillich. La razón de la omisión obedeció a evitar en este medio o foro, el aburrimiento que provocan las filosofías y huecas sutilezas que se fundamentan en la aceptación de la “critica liberal” de la Palabra de Dios.

Aquí el resumen del pensamiento del filósofo existencialista faltante:

1. Según Tillich, comenzamos por redefinir la religión. La religión no es cuestión de ciertas creencias o prácticas. El hombre es religioso en cuanto está "esencialmente preocupado." Preocupación esencial es aquella que tiene prioridad ante todas las demás preocupaciones de la vida. La preocupación esencial se apodera del hombre y lo eleva por encima de sí mismo. Es la entrega total de uno mismo, el mundo de uno.

2. ¿Qué debería preocuparnos esencialmente? "Nuestra preocupación esencial es la que determina nuestro ser o no ser." Nos preocupamos esencialmente con lo que creemos tiene el poder de destruir o salvar nuestro ser mismo, toda nuestra realidad humana, la estructura y el objetivo de la existencia. Lo esencial es el Ser mismo, o lo que tradicionalmente hemos llamado Dios.

3. Dios, para Tillich, no es ni una cosa ni un ser. Dios está más allá del ser y de las cosas. Dios es el Ser mismo, el poder del ser, el fundamento del ser. Incluso si consideráramos a Dios como el ser más elevado, lo reduciría más al nivel de la criatura. Así también, es tan ateo, según Tillich, afirmar la existencia de Dios como negarla. Porque, prosigue, el Ser mismo transciende la existencia. Dios es la respuesta simbólica del hombre a la búsqueda de valor para superar la angustia de la situación límite del hombre entre el ser y el no ser. Se puede encontrar una versión más popular de este mismo punto de vista en “Honest to God” del obispo John Robinson.

4. Desde esta misma perspectiva, Tillich redefine el pecado en función del ser y del enajenamiento del ser. Según Tillich, la responsabilidad por las tensiones de la vida moderna no radica en cierto concepto clásico de pecado. Radica en el enajenamiento del fundamento de nuestro ser.

5. Cristo, según Tillich, es el símbolo en el cual se supera el enajenamiento, símbolo del "Nuevo Ser" en el cual se ha disuelto toda fuerza de enajenamiento que tratara de disolver su unidad con Dios. No se puede enfatizar demasiado la importancia de la palabra "símbolo." Tillich repudia totalmente cualquier interpretación ortodoxa de la persona y obra de Cristo. Según Tillich, por ejemplo, la afirmación de que "Dios se hizo hombre" es "una afirmación no paradójica sino sin sentido." Los relatos bíblicos de la crucifixión son "a menudo relatos legendarios contradictorios." Si bien admite que la resurrección es más que "la manifestación de un espíritu acorpóreo," dice que inquirir acerca de las moléculas del cuerpo físico de Cristo es añadirle blasfemia al contrasentido. Para Tillich, el relato de la resurrección simplemente significa que Jesús es "restaurado a la dignidad del Cristo en la mente de los discípulos."

6. ¿Qué participación tiene el hombre en esta conquista del enajenamiento del ser? Las respuestas tradicionales de regeneración, justificación y santificación quedan sujetas a reinterpretación. La regeneración se convierte en "el estado de haber sido incorporado en la nueva realidad manifiesta en Jesús" como portador del Nuevo Ser. La justificación no es un acto soberano de un Dios personal. Es una palabra símbolo para indicar que el hombre es aceptado a pesar de sí mismo. La santificación también se redefine como el proceso por el cual el poder del Nuevo Ser transforma la personalidad y la comunidad tanto dentro como fuera de la iglesia. De esta forma, el Nuevo Ser manifestado en Cristo se dice que responde a la preocupación más honda del hombre y a su búsqueda del fundamento de todo ser. El hombre es hallado por un poder más allá de él cual cura sus conflictos existenciales y supera su enajenamiento de sí mismo, de otros, de su fundamento del ser.”

------------------------

Es bueno que los cristianos, a pesar del aburrimiento, se esfuercen en revisar con calma o al menos tengan conocimiento del pensamiento de estos filósofos y que algunos llaman “teólogos”, como si se pudiera hacer teología cristiana partiendo de la aceptación de la “crítica liberal” de la Palabra de Dios. Es bueno e importante porque son estos pensadores y maestros de las sutilezas, los que han influido fuerte, poderosa y devastadoramente en multitud de escuelas y seminarios teológicos donde se educan muchos de los pastores que finalmente transmiten, desde el pulpito y también en privado, estas ideas a la gente común, muchas veces hábilmente adornadas del humanismo apostata y con una decidida exaltación de la razón mundana.


En Cristo
Rogelio

Ref.

1- “Teología Contemporánea en el Mundo”, Harvie E. Conn . Ed. Desafío. Este libro se encuentra gratis en www.graciasoberana.com. Mucho cuidado con la escatología que promueve esta web, porque es preterista.
 
Originalmente enviado por: Rogelio
Tanis bienvenido a este foro. Excelente proposición la suya.
...........................

En el capitulo XIV llamado “La Teología del Ser”, del excelente libro de Harvie M. Conn, (ref.1) citado en el mensaje anterior, se omitió la descripción o resumen del pensamiento del filósofo existencialista Paul Tillich. La razón de la omisión obedeció a evitar en este medio o foro, el aburrimiento que provocan las filosofías y huecas sutilezas que se fundamentan en la aceptación de la “critica liberal” de la Palabra de Dios.

Aquí el resumen del pensamiento del filósofo existencialista faltante:

1. Según Tillich, comenzamos por redefinir la religión. La religión no es cuestión de ciertas creencias o prácticas. El hombre es religioso en cuanto está "esencialmente preocupado." Preocupación esencial es aquella que tiene prioridad ante todas las demás preocupaciones de la vida. La preocupación esencial se apodera del hombre y lo eleva por encima de sí mismo. Es la entrega total de uno mismo, el mundo de uno.

2. ¿Qué debería preocuparnos esencialmente? "Nuestra preocupación esencial es la que determina nuestro ser o no ser." Nos preocupamos esencialmente con lo que creemos tiene el poder de destruir o salvar nuestro ser mismo, toda nuestra realidad humana, la estructura y el objetivo de la existencia. Lo esencial es el Ser mismo, o lo que tradicionalmente hemos llamado Dios.

3. Dios, para Tillich, no es ni una cosa ni un ser. Dios está más allá del ser y de las cosas. Dios es el Ser mismo, el poder del ser, el fundamento del ser. Incluso si consideráramos a Dios como el ser más elevado, lo reduciría más al nivel de la criatura. Así también, es tan ateo, según Tillich, afirmar la existencia de Dios como negarla. Porque, prosigue, el Ser mismo transciende la existencia. Dios es la respuesta simbólica del hombre a la búsqueda de valor para superar la angustia de la situación límite del hombre entre el ser y el no ser. Se puede encontrar una versión más popular de este mismo punto de vista en “Honest to God” del obispo John Robinson.
------------------------------------------
Tobi
Aquí el problema está en que pretende enseñar Tillich respecto al concepto del Ser. Dinos, Rogelio. ¿Que es lo que entiendes tu por el "Ser" y que es lo que entioende Tillich sobre el "Ser". A eso cabe añadirle que entiende o enseña la Biblia respecto al Ser, es decir cual puede ser el sentido del "Yo Soy".
Le añado: ¿Que es lo que puede motivar a Tillich afirmar que es tan ateo afirmar la existencia de Dios como negarla? ¿En que contexto hace esta afirmación? Y ahora la pregunta clave: ¿En que se fundamenta el cristiano para firmar la existéncia de Dios? Ten presente que si me respondes que es mediante la fe te responderé que esto no es ninguna prueba objetiva (y puede que ni siquiera subjetiva) puesto que hay infinidad de creencias falsas en las que multitud de personas las tienen en su fe.
¿Ves como no es tan sencillo? No basta copiar lo que han dicho otros y además aceptarlo a priori. Hay que razonarlo y preguntarse que es lo que significa en el contexto del pensamiento de quien lo dice.
_____________________________________________________

4. Desde esta misma perspectiva, Tillich redefine el pecado en función del ser y del enajenamiento del ser. Según Tillich, la responsabilidad por las tensiones de la vida moderna no radica en cierto concepto clásico de pecado. Radica en el enajenamiento del fundamento de nuestro ser.
-------------------------------------------
Tobi
De nuevo lo mismo. ¿Como lo entiendes a fin de negarlo o afirmarlo?.
¿Que significa "enajenamiento del fundamento de nuestro ser? ¿Que es tal cosa? Pero es que además lo sitúa en el contexto, que es donde esta la explicación de su pensamiento que es "la responsabilidad por las tensiones de la vida moderna". ¿Quien es el sujeto de esta responsabilidad y el objeto de la misma? Y si llegamos a descubrirlo, ¿como opera en la individualidad de cada cual?
Dificilillo, ¿no?
_______________________________________________

5. Cristo, según Tillich, es el símbolo en el cual se supera el enajenamiento, símbolo del "Nuevo Ser" en el cual se ha disuelto toda fuerza de enajenamiento que tratara de disolver su unidad con Dios. No se puede enfatizar demasiado la importancia de la palabra "símbolo." Tillich repudia totalmente cualquier interpretación ortodoxa de la persona y obra de Cristo. Según Tillich, por ejemplo, la afirmación de que "Dios se hizo hombre" es "una afirmación no paradójica sino sin sentido." Los relatos bíblicos de la crucifixión son "a menudo relatos legendarios contradictorios." Si bien admite que la resurrección es más que "la manifestación de un espíritu acorpóreo," dice que inquirir acerca de las moléculas del cuerpo físico de Cristo es añadirle blasfemia al contrasentido. Para Tillich, el relato de la resurrección simplemente significa que Jesús es "restaurado a la dignidad del Cristo en la mente de los discípulos."
---------------------------------------------
Tobi
Ay, hermano Rogelio. En este párrafo hay algo sintomático, se trata de este frase: "No se puede enfatizar demasiado la importancia de la palabra "símbolo." ¿A no? ¿por que no? Eso no lo dice Tillich sino quien pretende mostrar sus pretendidas desviaciones de la ortodoxia.
Así que Cristo no es también un Simbolo en el concepto de que no simboliza nada.
El resto tambien hay que analizarlo en que contexto lo dijo (si es que lo dijo con estas mismas palabras).
__________________________________________________

6. ¿Qué participación tiene el hombre en esta conquista del enajenamiento del ser? Las respuestas tradicionales de regeneración, justificación y santificación quedan sujetas a reinterpretación. La regeneración se convierte en "el estado de haber sido incorporado en la nueva realidad manifiesta en Jesús" como portador del Nuevo Ser. La justificación no es un acto soberano de un Dios personal. Es una palabra símbolo para indicar que el hombre es aceptado a pesar de sí mismo. La santificación también se redefine como el proceso por el cual el poder del Nuevo Ser transforma la personalidad y la comunidad tanto dentro como fuera de la iglesia. De esta forma, el Nuevo Ser manifestado en Cristo se dice que responde a la preocupación más honda del hombre y a su búsqueda del fundamento de todo ser. El hombre es hallado por un poder más allá de él cual cura sus conflictos existenciales y supera su enajenamiento de sí mismo, de otros, de su fundamento del ser.”

------------------------

Es bueno que los cristianos, a pesar del aburrimiento, se esfuercen en revisar con calma o al menos tengan conocimiento del pensamiento de estos filósofos y que algunos llaman “teólogos”, como si se pudiera hacer teología cristiana partiendo de la aceptación de la “crítica liberal” de la Palabra de Dios. Es bueno e importante porque son estos pensadores y maestros de las sutilezas, los que han influido fuerte, poderosa y devastadoramente en multitud de escuelas y seminarios teológicos donde se educan muchos de los pastores que finalmente transmiten, desde el pulpito y también en privado, estas ideas a la gente común, muchas veces hábilmente adornadas del humanismo apostata y con una decidida exaltación de la razón mundana.
-----------------------------------------
Tobi
Supongo que no podía faltar la condena, ¿no Rogelio? Pero cabe que te preguntes: ¿Entiendo lo que condeno? Has analizado los añadidos interpretativos que se hacen al pensamiento de Tillich?
¿Para que, verdad? Con la condena el asunto queda completo y el propósito acabado.
Aquello de "examinadlo todo y escoged lo bueno" es un tedioso ejercició no apto para acomodados en la seguridad de los que lo saben todo.

Pero seguro que no responderás, ni de lejos, las preguntas que te he hecho.


En Cristo



 
Efectivamente.
Ni una sola respuesta a las preguntas vertidas.
Conviene no ser tan prontos al condenar y si al considerar.
 
Huecas sutilezas

Huecas sutilezas

La simple y vulgar lógica indica que si alguno de verdad quiere defender las sutilezas de los filósofos que hacen “teología cristiana” partiendo de la crítica liberal de la Palabra de Dios, como si esto fuese posible, sean ellos mismos los que aborden la tarea y no pierdan el tiempo haciendo preguntas inútiles que saben de antemano que no serán respondidas.

Esta actitud de querer arrastrar y mostrar la ignorancia del otro, haciéndole preguntas inoficiosas que saben que no se las contestarán, pareciera que obedece a cierto tipo de académicos que jamás enseñan con detalle y rigor lo que afirman creer y entender, sino que lo único que les interesa es mostrar que ellos sí entienden lo que otros ignoran.

Este método no es nuevo. Recuerdo, cierta ocasión cuando se trajo a este foro una enseñanza particular del filosofo Tomás de Aquino y la actitud por parte de un supuesto académico fue exactamente la misma, es decir, tratar de arrastrar inútilmente a la discusión filosófica y a la verborrea de los que no se conforman a la Palabra de Dios.

Con la Gracia de Dios el hombre cristiano, antes de las redefiniciones del existencialismo, obedece a la Enseñanza Apostólica:

“Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo, y no según Cristo. Porque en el habita corporalmente toda la Plenitud de la Deidad, y vosotros estáis completos en Él, que es la cabeza de todo principado y potestad.” (Col. 2)

En Cristo
Rogelio
 
Re: Huecas sutilezas

Re: Huecas sutilezas

Originalmente enviado por: Rogelio
La simple y vulgar lógica indica que si alguno de verdad quiere defender las sutilezas de los filósofos que hacen “teología cristiana” partiendo de la crítica liberal de la Palabra de Dios, como si esto fuese posible, sean ellos mismos los que aborden la tarea y no pierdan el tiempo haciendo preguntas inútiles que saben de antemano que no serán respondidas.

Esta actitud de querer arrastrar y mostrar la ignorancia del otro, haciéndole preguntas inoficiosas que saben que no se las contestarán, pareciera que obedece a cierto tipo de académicos que jamás enseñan con detalle y rigor lo que afirman creer y entender, sino que lo único que les interesa es mostrar que ellos sí entienden lo que otros ignoran.

Este método no es nuevo. Recuerdo, cierta ocasión cuando se trajo a este foro una enseñanza particular del filosofo Tomás de Aquino y la actitud por parte de un supuesto académico fue exactamente la misma, es decir, tratar de arrastrar inútilmente a la discusión filosófica y a la verborrea de los que no se conforman a la Palabra de Dios.

Con la Gracia de Dios el hombre cristiano, antes de las redefiniciones del existencialismo, obedece a la Enseñanza Apostólica:

“Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo, y no según Cristo. Porque en el habita corporalmente toda la Plenitud de la Deidad, y vosotros estáis completos en Él, que es la cabeza de todo principado y potestad.” (Col. 2)

En Cristo
Rogelio

100% de acuerdo. :)
Bendiciones varón
 
No estoy de acuerdo, es más, detesto las enseñanzas modernistas y liberales y todos aquellos que niegan verdades esenciales de la Escritura pero.....


¿Quienes de los que hablan aquí de Tillich han leído alguno de sus libros?:confused:
 
Originalmente enviado por: Maripaz
No estoy de acuerdo, es más, detesto las enseñanzas modernistas y liberales y todos aquellos que niegan verdades esenciales de la Escritura pero.....


¿Quienes de los que hablan aquí de Tillich han leído alguno de sus libros?:confused:

Como siempre, Maripaz, ¡¡¡Has dado en el clavo!!!:D
 
Saludos en Cristo hermanos

Voy a compartir algo espero no incomodarlos, si creer en el vivir humano de Jesus el Cristo, la redencion, crucificcion, resurreccion, asencion y entronamiento, me hace fundamentalista, YO SOY FUNDAMENTALISTA, lo que temo es que muchos podamos ser rudimentalistas creyendo ser fundamentalistas, teniendo solo una funda-mental, no queriendo ir mas alla de los fundamentos, hay mucho cristiano que no tiene mas que fundamentos y "si fueren destruidos os fundamentos que hara el justo?" pero tambien dice "cada uno mire como sobreedifica?" Temo vivir una especie de museo de cera, donde se presume con lo que algun dia tuvo vida.

Como se puede delinear el fundamentalismo? si todos tenemos diferentes capacidad de comprencion, corremos diferentes riezgos, diferente inquietud, sera mi temor e incomprencion lo que marque quienes va mas alla de los fundamentos?

Aqui el testimonio de dos fundamentalistas, aunque uno batallaba para entender lo que el otro decia;"...como también nuestro amado hermano Pablo, según la sabiduría que le ha sido dada, os ha escrito, casi en todas sus epístolas, hablando en ellas de estas cosas; entre las cuales hay algunas difíciles de entender, las cuales los indoctos e inconstantes tuercen, como también las otras Escrituras, para su propia perdición." 2a Ped 3:15-16

La teologia modernista no es la solucion, dudar de lo escrito es salir a los espejismos del desierto humanista, pero quedarse con los puros fundamnentos "sin echarle algo encima" es el mas sublime de los engaños, no sea que algun dia se nos diga, "quitadle lo poco que tiene y dadselo al que tiene mas"

Me gusta como se despidio el hermano. Pasa algo?:D

Bendiciones

La paz de Dios
 
¡No vale el tormento, una vez conocido el fruto!

Un buen examen y resumen evangélico, apegado a la Palabra de Dios, por ejemplo del probado hombre cristiano Harvie M. Conn citado aquí, sumando a esto fragmentos del mismo Tillich, además de la revisión de abundante material del vomitivo liberalismo luterano influenciado por Tillich, es más que suficiente para entender o al menos intuir que leyendo extensamente al filosofo existencialista Tillich, que acepta la critica liberal de la Palabra de Dios, aparte del tormento no se llegará a ninguna parte, porque su fruto es evidente en la influencia sobre el luteranismo moderno.

En chile se conoce muy bien la nefasta influencia de Tillich en el liberalismo luterano, principalmente a través de material de estudio de la Corporación Comunidad Teológica Evangélica de Chile (ref.1). Una lástima que algunos evangélicos “calvinistas dietéticos”, por no decir atrapados por los modernistas, aun no hayan abominado abiertamente de la influencia de Tillich en el Luteranismo que comparte tiza y pizarrón con ciertos sectores del Presbiterianismo Chileno. Además de algunos pentecostales que se dejan educar dócilmente por estos liberales y que ni siquiera saben quienes son los filósofos que han influenciado a sus maestros.


En Cristo
Rogelio


Ref.

1- Sobre la influencia de Tillich en el liberalismo Luterano Chileno véase “Teología Evangélica I y II” de los luteranos Eugenio Araya G. y Pedro Puentes R. Facultad Evangélica de Teología. Corporación Comunidad Teológica Evangélica de Chile. Julio 2001.
 
BASE BIBLICA:




Romanos 16
17 Mas os ruego, hermanos, que os fijéis en los que causan divisiones y tropiezos en contra de la doctrina que vosotros habéis aprendido, y que os apartéis de ellos.
El exponer a falsos maestros nunca mejora la popularidad de una persona. Es notorio el sentirse como la persona que nadie confía. A pesar de que Cristo mismo, dio su vida por nosotros, sabemos que fue crucificado por criticar abiertamente a maestros hipócritas. Estos falsos maestros no les gustó que Cristo "se fijara" en ellos (Rom 16:17). Lo mismo es cierto con los falsos profetas.
En vez de recibir ánimo por haber expuesto a los falsos maestros, Jeremías fue hecho causa de burla (Jeremías 20:7-10).
También Moisés perdió mucha popularidad. Se le acusó de ser el culpable de la muerte de aquellos que causaron la división entre los hijos de Israel (cuando en realidad fue Dios quien había dado muerte a los que se rebelaron - Números 16:41-50). Vemos escrito que Moisés los enfrentó cara a cara y frente a la congregación entera.
Esteban tampoco ganó mucha popularidad al exponer el error de aquellos en la audiencia (Hechos 7:1-60).
Mirando estos cuantos ejemplos podemos observar que el identificar a falsos maestros es algo muy peligroso, especialmente si uno quiere salvar su vida. Las vestimentas de cordero que usualmente usan los falsos maestros y profetas tiene a muchos engañados. De no ser así, se les hiciese muy difícil engañar. Entonces cuando hermanitos que tienen el coraje de fijarse e identificar a estos maestros del error, son inmediatamente atacados y tratados como los culpables. Pero lamentablemente, los que defienden a los falsos maestros, solo causarán que más y más almas sean afectadas por su error.
Como hicieron aquellos nobles en Berea, usted y yo debemos de siempre examinar inteligentemente y con discernimiento las doctrinas que se oponen a la doctrina santa y sin mácula de la Biblia (Hechos 17:11; 1 Juan 4:1). En otras palabras debemos de preguntarnos, ¿son sus enseñanzas conforme a lo que la Biblia dice? NUNCA debemos de permitir que nuestras emociones, aprecio por un individuo o simpatías a los mismos, dominen nuestra racionalidad. No dejemos que ningún sentimiento humano nos estorbe de cumplir el mandato de Dios y su Palabra Santa.



FIJENSE EN LOS QUE CAUSAN DIVISIONES Y TROPIEZOS EN CONTRA DE LA DOCTRINA QUE VOSOTROS HABEIS APRENDIDO[/B



“Los hombres que habían sido identificados eran tales, que los dividían en sentimientos religiosos, introduciendo nociones heterodoxas, contrarias a la Doctrina de la Escritura, de Cristo y sus Apóstoles, y que habían aprendido de ellos. Tal como la justificación por las obras de la ley, la observancia de los días judíos, la abstinencia de carnes disfrutadas por la ley ceremonial y el que estas eran necesarias para la salvación, de los cuales “algunos” prestaron oído y otros no, siendo así divididos. A pesar de que la Doctrina de la fe es solo una, el Evangelio es algo uniforme, todo de una sola pieza; y todos los que lo profesan deben de estar una perfecta unidad, teniendo un mismo sentir (mente), y un mismo juicio. Pero sus mentes estaban enajenadas entre sí y se comenzaron a despreciar y juzgar a cada cual, sí, entrando en facciones y grupos, que rechazan recibir y admitirse el uno al otro en comunión. Por lo tanto, por estos hombres, fueron divididos en sentimientos, afectos, y adoración, causando ofensa a la Iglesia y sus santos miembros; al igual que causar a muchos el ser ofendidos, a punto que los hacen tropezar y caer de la doctrina de la fe. De igual manera la profesión de esta fe, haciendo tambalear y trayendo aflicción a los débiles en la fe, trayendo escándalo a la causa del Evangelio, al igual que el nombre y camino de Cristo en el mundo, siendo que nada es peor que las copas de discordia entre los Cristianos. Por esta causa, el Apóstol amonesta a que marquemos a dichas personas, que los identifiquemos, los velemos cuidadosamente y que diligentemente los examinemos. Esta metáfora es tomada del atalaya, quien velaba en la torre alta y observaba quién era el que se acercaba o pasaba cercanamente. Este era quien identificaba al que era sospechoso, y cuidadosamente “inquiría” quienes eran estos y cuál era su propósito, si eran amigos o enemigos. Por lo que ambos los ministros del Evangelio y los miembros de las Iglesias no pueden dormirse, siendo que es esta la oportunidad que buscan los falsos maestros para sembrar la semilla de falsas enseñanzas, discordia, y contención. Al contrario es momento de estar vigilando y levantar la guardia e inquirir diligentemente para que ninguno de los suyos falle de, o caiga de la Doctrina de la Gracia, o ninguna raíz de amargura, error, o herejía al igual que inmoralidad nazca, siendo problemáticos al corromper a otros. Tenemos que vigilar cuidadosamente e identificar a toda persona que esté ocupado trayendo doctrina falsa, velando sus movimientos, siguiéndooslos de cerca, pidiéndoosles cuenta, examinando sus principios de acuerdo a la Palabra de Dios y si son encontrados contrarios desde este punto, identificarlos como FALSOS MAESTROS.

Y QUE OS APARTEIS DE ELLOS

Rechazando su ministerio, no atendiendo al mismo, apartándonos de ellos, no teniendo una conversación privada con ellos, no recibiéndoosles en nuestras casas; ni comiendo con ellos, ni cenando con ellos en la mesa del Señor, apartándonos de ellos como si fuesen personas desordenadas. Estos actúan contrario a la Doctrina y orden del Evangelio sin mácula y solo buscan su admonición propia... evítenlos y apártense de ellos y no tengáis comunión con ellos.

Comentario Bíblico, John Gill's Exposition of the Bible.


En Cristo.
 
Pues si, entre los modernistas y liberales hay muchos falsos maestros, pero si escudriñamos y conocemos las Escrituras y obedecemos la Palabra, el Señor nos ha de guiar a Su Verdad.
 
Subo este epigrafe para que lo lea un hermano

Subo este epigrafe para que lo lea un hermano

Originalmente enviado por: Bart

http://www.icp-e.org/voz.htm

Fundamentalista, y a mucha honra

César Vidal

Es curiosa la mutación que experimentan algunas palabras con el paso del tiempo. Nacidas con un trasfondo noble y digno acaban siendo utilizadas por sus adversarios como si de un insulto se tratara pretendiendo descalificar – de manera pobre, dicho sea de paso – a los que no piensan como ellos.

El burgués era un sujeto emprendedor que se caracterizaba en la Edad Media por hacer avanzar a la sociedad mediante la industria y la artesanía y al que debemos algunos de los avances y obras de arte más extraordinarios de los siglos siguientes pero el calificativo, por obra y gracia de las izquierdas, ha terminado convirtiéndose en un insulto e incluso se ha creado un neologismo – aburguesar – para indicar el apoltronamiento vital.

Algo similar ha sucedido lo mismo con la palabra “protestante”. Originalmente, indicaba simplemente a aquellos que daban “testimonio ante” (pro testare en latín) pero el catolicismo lo acuñó como una manera despectiva de referirse a los partidarios de la Reforma del siglo XVI insistiendo más en el aspecto de protesta – supuestamente injustificada - que en el de testimonio. Naturalmente, todo esto se arreglaría con una saludable mezcla de buena fe y conocimiento histórico pero me consta que por muy sana que sea la combinación no siempre es posible.

Es lo que sucede con el término fundamentalista. Que las televisiones, radios y otros medios de comunicación lo utilizan con crasa ignorancia cuando no con evidente mala fe al referirse a las iglesias evangélicas lo sabe cualquiera que no esté cegado por los prejuicios. Por obra y gracia de ese lenguaje políticamente correcto, las iglesias bautistas o pentecostales de la América hispana se convierten en “sectas fundamentalistas” que, por añadidura, avanzan (¡horror!). Además, por si fuera poco, el fundamentalista es un ser fanático, cerrado, intolerante, atrasado y – no me extrañaría nada – bajito, gordo y con calvicie más o menos pronunciada.

La verdad histórica, sin embargo, es que pocos calificativos pueden resultar más honrosos para un evangélico que el de fundamentalista. El término surgió en el protestantismo anglosajón con el trasfondo del Tercer Gran avivamiento (Avivamiento, ¡qué miedo! ¡qué palabra tan fundamentalista!) y tan sólo pretendía reafirmar el valor de determinadas doctrinas cristianas – la inerrancia de las Escrituras, la Segunda Venida de Cristo, la Redención mediante la expiación realizada por Cristo en la cruz, la Resurrección corporal de Cristo y su concepción virginal – frente a la teología modernista que cuestionaba aspectos que, efectivamente, son esenciales para la fe cristiana.

Lejos de mantener una mentalidad estrecha desde un punto de vista denominacional en el seno del fundamentalismo militaban metodistas y reformados, episcopalianos y bautistas y gente de cualquier extracción que estuviera dispuesta a defender el núcleo mínimo del mensaje cristiano. Por supuesto, el fundamentalismo fue objeto de ataques terribles desde su aparición. Para los católicos era una muestra de fanatismo protestante nada dispuesto a someterse a la dogmática nacida en Trento; para sectas como los mormones, la Ciencia cristiana y otras resultaba intolerable en la medida en que negaba revelaciones posteriores. Para los teólogos modernistas parecía algo monstruoso al pretender, por ejemplo, que la Biblia no contenía errores o que la salvación derivaba de la gracia de Dios y se aplicaba por la fe en el sacrificio expiatorio de Cristo. Desde entonces acá no han cesado los ataques.

Las sectas aborrecen el fundamentalismo porque se enraíza directamente en un mensaje bíblico que choca frontalmente con el suyo. Los católicos lo desprecian porque se opone a toda la teología modernista que, lamentablemente, se ha apoderado de sus seminarios tras el Vaticano II y además porque crece espectacularmente en territorios, como Hispanoamérica, que consideraban coto cerrado hasta el final de los tiempos. Finalmente, los modernistas se sienten enfermos cuando gente que quizá no tiene más formación que la piadosa y continua lectura de la Biblia se atreve a decirles que su teología está tan profundamente enferma como la de los saduceos que negaban la resurrección porque ni conocían las Escrituras ni el poder de Dios.

Teólogos como Tillich – que confesaba que no creía en un Dios personal y que hacía años que no oraba – o Schweitzer – que negaba el sacrificio expiatorio de Cristo, su resurrección y su divinidad afirmando que Jesús había muerto desesperado en la cruz – nunca los pudieron ver pero la verdad es que seguramente eso es más un elogio que un demérito. Personalmente, nunca me he sentido acomplejado de ser un protestante clásico que, por encima de matices denominacionales, cree en el Sola Scriptura, Sola gratia y Solo Christo. Tampoco me causa vergüenza el definirme como fundamentalista porque, diga lo que diga la propaganda ignorante o mal intencionada, pocas cosas más nobles puede hacer un creyente que asentarse en el fundamento de su fe y porque es imposible ser sal y luz en este mundo si se está dispuesto a aguar el mensaje del Evangelio y a apagar velas para satisfacción de progres y bienpensantes.

Yo soy fundamentalista y, si me permiten caritativamente mis hermanos el exabrupto, me atrevería a preguntar: ¿Pasa algo?


César Vidal Manzanares es un conocido escritor, historiador y teólogo.
© C. Vidal, Libertad digital, 2003, España. I+CP (www.ICP-e.org)




Y cada día que pasa soy mas FUNDAMENTALISTA..... a Dios gracias!! (que no pierda NUNCA ese rumbo)
eclipsee_steering.gif
kar.gif
pues paso mucho de....
pop.gif
 
¡ahora ya todos me resultaron fundamentalistas!

¡ahora ya todos me resultaron fundamentalistas!

es como el termino: "cristiano" ¡todos son cristianos! todos los religiosos independientemente de cual de los miles de cristianismos pertenescan todos se consideran a si mismos cristianos de vocacion a diferencia en su imaginacion del otro que tambien se hace llamar cristiano, pero del dicho a hecho existe un laaargooo trecho, en este foro muchos han demostrado absolutamente NO SER FUNDAMENTALISTAS. desde el momento que le dan mas credibilidad a las creencias populares, a la television, a las ideas liberalistas, y en general a las filosofias humanas que el mundo tiene por sublimes, cuando consideran que el mandamiento biblico es antiguo, cuando creen que solo unos cuantos textos biblicos son para aplicarlos a su vida y no todos, cuando de una u otra manera no creen en las palabras de los apostoles y profetas para aplicarlo a nuestra epoca a pesar de vivir enmedio de la civilizacion moderna.

fundamentalista es establecer nuestra fe exclusivamente en la palabra de Dios aunque sea antigua, y vaya por su naturaleza misma, contra los ideales contemporaneos.
 
Una aclaración del texto

Una aclaración del texto

Holap, :cuadrado:

esto es ser fundamentalista:

"La verdad histórica, sin embargo, es que pocos calificativos pueden resultar más honrosos para un evangélico que el de fundamentalista. El término surgió en el protestantismo anglosajón con el trasfondo del Tercer Gran avivamiento (Avivamiento, ¡qué miedo! ¡qué palabra tan fundamentalista!) y tan sólo pretendía reafirmar el valor de determinadas doctrinas cristianas – la inerrancia de las Escrituras, la Segunda Venida de Cristo, la Redención mediante la expiación realizada por Cristo en la cruz, la Resurrección corporal de Cristo y su concepción virginal – frente a la teología modernista que cuestionaba aspectos que, efectivamente, son esenciales para la fe cristiana".

Y otra cosa es ser Legalista.

Bendiciones, :angel: