Salud y bendición en la paz de Cristo.
Un partidario del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, durante una protesta sobre los primeros resultados de las elecciones presidenciales de 2020 en el vecindario de Westchester en Miami, Florida, Estados Unidos, el 5 de noviembre de 2020. REUTERS / Marco Bello
Hablar de Smartmatic en América Latina es hablar de fraude electoral. La empresa ha estado vinculada a denuncias por irregularidades en numerosos procesos comiciales en la región, especialmente en Venezuela y Bolivia, dos países cuya transparencia electoral ha sido puesta en duda reiteradamente. Ahora, su nombre aparece nuevamente en un proceso cuestionado: las presidenciales de Estados Unidos, a través de la empresa canadiense Dominion.
Rudy Giuliani, abogado de Donald Trump, destapó la olla. Habló de irregularidades en los estados clave y señaló a la compañía Dominion Voting System de ser “hackeable” para cambiar los votos.
Rudy Giuliani, abogado personal del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, hace gestos mientras habla después de que los medios anunciaran que el candidato demócrata Joe Biden había ganado en Filadelfia, Pensilvania, Estados Unidos, el 7 de noviembre de 2020 |REUTERS /Eduardo Munoz
Indicó que esas deficiencias fueron denunciadas en 2019 por la Secretaría de Estado en Texas, que se negó a utilizar el sistema de votación ideado por Smartmatic. Sin embargo, los demás estados de la unión hicieron caso omiso a la advertencia.
Dominion participó en 28 estados para las elecciones presidenciales. Allí se incluyen las votaciones en disputa actualmente: Arizona, Georgia, Michigan, Nevada, Pensilvania y Wisconsin.
El equipo legal de Donald Trump asegura que Dominion es propiedad de Smartmatic, una empresa que tendría vínculos con el chavismo, con George Soros y con un asesor de Joe Biden.
Las denuncias de la campaña de Trump
En el marco de estas denuncias, Donald Trump afirmó que 2,7 millones de votos emitidos a su favor en las elecciones de hace dos semanas fueron “eliminados” por el sistema de votación electrónica. Las afirmaciones apuntan directamente a Dominion Voting Systems. Una de las tres empresas que fabrica software para gobiernos estatales en Estados Unidos para realizar sus elecciones.
La lista de fallas detectadas en el sistema de Dominion es larga. Un reporte de 2019 emitido por la Secretaría de Estado en Texas alude vulnerabilidades con la denominada “Dominion’s democracy suite 5.5A machine” (un programa conocido como “Suite 5.5”). Esa aplicación se utilizó en Pensilvania, entre otros.
Los votos van a Barcelona
Giuliani cuestionó que otros estados continuaran con la implementación de Dominion como plataforma para los comicios presidenciales. “Si en Texas se tomó la decisión correcta, ¿qué estaba haciendo Georgia contratando a esta compañía? Pues, el lobista para Dominion fue un exfuncionario del gabinete del gobernador”, afirmó.
Fue más allá y habló de los orígenes de Dominion Voting System y su presunta vinculación con Smartmatic. Una de las empresas de votación automatizada más cuestionadas, principalmente por su cercanía con el fallecido dictador venezolano Hugo Chávez y su ministro para las elecciones Jorge Rodríguez.
“Dominion es una compañía propiedad de otra compañía llamada Smartmatic, a través de una empresa intermediaria llamada Indra“, dijo Giuliani. Con esta última compañía, se estaría refiriendo a Indra Sistemas, S.A. Esta multinacional española ofrece servicios de consultoría sobre transporte, defensa, energía, telecomunicaciones, entre otros. De hecho, aseguró que “los votos van hacia Barcelona, España”.
Smartmatic fue fundada por “tres venezolanos muy cercanos al dictador Hugo Chávez. Está creada para arreglar elecciones. Esa es la compañía que posee a Dominion. Aunque Dominion es canadiense, todo su software es de Smartmatic”, apuntó. Agregó que tres fuentes le informaron que “el financiamiento para Dominion vino de Venezuela“.
En la votación de hace dos semanas, el software de Dominion se utilizó en varios estados en los que se alegó fraude: Michigan, Georgia, Carolina del Norte y Nevada, cuyos resultados electorales son cuestionados.
El sistema se ha implementado en Estados Unidos en los últimos años, pero algunos estados se han opuesto a usarlo. Texas, por ejemplo, se ha negado tres veces, alegando que no cumplía con los estándares básicos de seguridad.
Ahora, la campaña de Trump dice que se usó este software para cambiar votos. Incluso sugieren que la compañía estaba siguiendo instrucciones de “los Clinton”. Si bien no hay pruebas de las afirmaciones en la escala de la que habla el presidente, hubo problemas con los “fallos” del software. Los funcionarios de votación en Michigan confirmaron que una falla de software le dio a Biden aproximadamente 5.000 votos que en realidad habían sido emitidos a favor de Trump, en el condado de Antrim. La situación se superó luego de un recuento manual, horas de votación extendidas y resultados retrasados.
Como abogado de Trump, Giuliani ha sido uno de los principales voceros de las irregularidades en la elección. Recientemente declaró que unos 650.000 votos se habrían contado de manera ilegal en Pensilvania.
Un “cuestionable” asesor
También ha generado mucho ruido el
nombramiento de Peter Neffenger, vicealmirante retirado de la Guardia Costera y funcionario de seguridad nacional, en la lista de personas encargadas de
apoyar a Joe Biden y a Kamala Harris en su transición al cargo. Sidney Powell, miembro destacado del equipo legal de
Donald Trump, señaló que
Neffenger es presidente de la junta directiva de
Smartmatic. Ha reiterado los presuntos vínculos de esta empresa con Dominion Voting Systems, en referencia a sus denuncias sobre supuesto fraude electoral. Aseguró que el holding al que pertenece Smartmatic lo preside Lord Mark Malloch-Brown, un socio del influyente multimillonario nacido en Hungría, George Soros.
Giuliani dice que Neffenger también es miembro de un grupo de expertos que recientemente recibió fondos de la empresa ucraniana que empleó al hijo de Biden. Los asesores legales de Trump insisten en que Smartmatic está vinculada a Dominion. Ambas empresas lo han negado.
Vínculos con el chavismo
Nacida en Venezuela en el año 2000, pero ahora con sede en Londres,
Smartmatic fue acusada en sus orígenes de tener
vínculos demasiado estrechos con el presidente
Hugo Chávez. La relación de la empresa con el régimen chavista
comenzó en 2004, cuando se encargaron de la automatización del
proceso electoral en Venezuela. Antes de ellos, la española Indra adelantó el proceso de automatización desde 1999 y hasta 2003.
En un cable de la embajada de Estados Unidos en Caracas, fechado en julio de 2006 y filtrado por WikiLeaks, se lee que Smartmatic “pasó de ser una pequeña startup tecnológica a un importante actor en el mercado,
catapultado por su participación en el referendo
revocatorio de agosto de 2004“. El texto afirma que “sus
verdaderos dueños -probablemente miembros de la élite venezolana de diferentes afiliaciones políticas-
permanecen ocultos detrás de una red de holdings en
Holanda y Barbados“.
Se ha dicho que entre sus accionistas hay personalidades del régimen. Lo han desmentido. Las relaciones de la empresa con personajes cercanos al entonces rector del Consejo Nacional Electoral y futuro colaborador cercano de Chávez y Maduro, Jorge Rodríguez, fundamentan las sospechas.
Su “estreno” se produjo en el referendo revocatorio de 2004. La oposición denunció que el sistema no había evitado irregularidades durante el proceso. Smartmatic quedó marcada desde su nacimiento con este primer fraude cantado.
Contando esa primera colaboración, la empresa estuvo presente en 14 elecciones venezolanas. En todas hubo denuncias de fraude. Sin embargo, en 2017, en la inconstitucional elección de la Asamblea Nacional Constituyente, la propia empresa advirtió que en sus registros tenía “al menos un millón de votos” de diferencia con respecto a lo reportado por el Consejo Nacional Electoral.
Al año siguiente, la compañía anunció el cierre de sus operaciones en Venezuela debido a que “no podía garantizar la integridad del sistema, ni dar fe de la exactitud de los resultados electorales en el país”.
Manifestantes participan en una protesta contra el presidente electo de Bolivia, Luis Arce, alegando un supuesto fraude en las elecciones generales, en La Paz, Bolivia, 21 de octubre de 2020 | REUTERS / Ueslei Marcelino
No solo en Venezuela ha sido puesta en tela de juicio la imparcialidad y transparencia de Smartmatic. En las elecciones bolivianas del 20 de octubre de 2019 hubo denuncias de que el presidente Evo Morales habría usado a esta empresa para consolidar un fraude electoral, secundado por asociados de la región.
Smartmatic también fue cuestionado por irregularidades durante elecciones en otros países como El Salvador y Filipinas.
Su presencia en Estados Unidos
Gracias a la enorme plataforma financiera que le dieron los contratos en Venezuela, la empresa se expandió rápidamente. En 2005 compró, por 16 millones de dólares, Sequoia Voting Systems, en Estados Unidos, empresa que suministraba máquinas electrónicas de votación a no menos de una docena de estados.
En 2006, como resultado de la entrada de Smartmatic en el mercado estadounidense, el Congreso se vio obligado a investigar los supuestos vínculos entre la empresa y el gobierno venezolano. Ese año, Smartmatic-Sequioa se hizo cargo del proceso electoral en la ciudad de Chicago. En la elección hubo un fallo en el uso de las máquinas. El hecho, aunado a las sospechas de la vinculación entre Smartmartic y el régimen chavista, hizo que se le investigara a través del Comité de Inversión Extranjera.
“El Gobierno debería saber quién es el dueño de nuestras máquinas de votación. Es un problema de seguridad nacional”, dijo en su momento Carolyn B. Maloney, representante demócrata por Nueva York.
Sequioa fue de nuevo vendida en 2010 a la canadiense Dominion Voting Systems. Esta empresa asegura que no tiene vínculos con Smartmatic, pero Rudy Giuliani ha recordado sus orígenes para destacar su desconfianza en la transparencia de la empresa, que manejó buena parte de las elecciones del 3 de noviembre.
Que Dios les bendiga a todos
Paz a la gente de buena voluntad