Recibido por e-mail:
<center>Fragancia misteriosa</center>
"Porque para Dios somos grato olor de Cristo"
(2 Corintios 2:15).
La mayoría de nosotros conocemos a alguna persona
que se destaca por el perfume que usa.
Aun sin verla sabemos que está cerca.
Su fragancia nos da la bienvenida a su compañía.
Todo cristiano debería ser conocido
por usar un perfume en particular:
la fragancia de Cristo.
Pero esa fragancia no se puede comprar.
Este misterioso perfume surge siempre y exclusivamente
de nuestra comunión interna con Cristo
y desprende una influencia sobre los demás sutil, pero notoria.
Alguien ha dicho de un cristiano de su pequeña ciudad:
"Siempre que él se cruza en mi camino, yo mejoro en alguna forma".
Otra persona se expresó de él así:
"Con sólo estrechar su mano sabes que está lleno de Dios".
Lo más probable es que este admirado creyente
haya dado testimonio verbal en algún momento;
pero sin el perfume de Cristo, su testimonio no hubiese tenido
el poder del Espíritu (2 Co. 3:6).
El apóstol Pablo preguntó:
"Y para estas cosas, ¿quién es suficiente?" (2 Co. 2:16).
La respuesta es llana: nuestra fragancia, toda nuestra suficiencia,
viene sólo de Cristo, no de nosotros mismos.
¿Qué fragancia usarás hoy?
© 1996 Nuestro Pan Diario
Fraternalmente en Cristo
Mario Contreras T.
Aguas Vivas · Chile
www.aguasvivas.cl
<center>Fragancia misteriosa</center>
"Porque para Dios somos grato olor de Cristo"
(2 Corintios 2:15).
La mayoría de nosotros conocemos a alguna persona
que se destaca por el perfume que usa.
Aun sin verla sabemos que está cerca.
Su fragancia nos da la bienvenida a su compañía.
Todo cristiano debería ser conocido
por usar un perfume en particular:
la fragancia de Cristo.
Pero esa fragancia no se puede comprar.
Este misterioso perfume surge siempre y exclusivamente
de nuestra comunión interna con Cristo
y desprende una influencia sobre los demás sutil, pero notoria.
Alguien ha dicho de un cristiano de su pequeña ciudad:
"Siempre que él se cruza en mi camino, yo mejoro en alguna forma".
Otra persona se expresó de él así:
"Con sólo estrechar su mano sabes que está lleno de Dios".
Lo más probable es que este admirado creyente
haya dado testimonio verbal en algún momento;
pero sin el perfume de Cristo, su testimonio no hubiese tenido
el poder del Espíritu (2 Co. 3:6).
El apóstol Pablo preguntó:
"Y para estas cosas, ¿quién es suficiente?" (2 Co. 2:16).
La respuesta es llana: nuestra fragancia, toda nuestra suficiencia,
viene sólo de Cristo, no de nosotros mismos.
¿Qué fragancia usarás hoy?
© 1996 Nuestro Pan Diario
Fraternalmente en Cristo
Mario Contreras T.
Aguas Vivas · Chile
www.aguasvivas.cl