¿POR QUÉ NOS ENTIENDE DIOS?
¿POR QUÉ NOS ENTIENDE DIOS?
¡SE VENDEN CACHORROS?
Cuenta una vieja y tierna historia que cierta vez, el dueño de una tienda había colgado un anuncio que decía: "Se venden cachorros". Un niño apareció en la
tienda y preguntó: "¿Cuál es el precio de los perritos?"
El hombre le contestó: "Entre $30 y $50. El muchacho metió la mano en el bolsillo y sacó unas monedas: "Sólo tengo $2.37 ...
¿puedo verlos?"
El hombre sonrió y lanzó un silbido dirigido a la parte posterior del local.
De la tratienda salió una perra que corría seguida de cinco perritos. Uno de ellos venía cojeando detrás de sus hermanitos.
El niño inmediatamente señaló al perrito rezagado, y preguntó:
"¿Qué le pasa a ése?" El hombre le explicó que había nacido
con un defecto en la cadera y por eso cojearía el resto de su vida.
El niño exclamó con voz emocionada: "¡Ese es el que quiero comprar yo!"
El hombre replicó: "Ese no vale nada, si lo quieres te lo regalo."
Se notó un tono de disgusto en la voz del niño cuando respondió:
"Yo no quiero que me lo regale, él vale tanto como los otros.
Le pagaré el precio completo, le voy a dar mis $2.37 ahora y le traeré
50 centavos cada mes hasta que lo haya pagado completo.
El hombre contestó: "Para qué quieres gastar tu dinero en ese animal, nunca podrá ser normal, no será capaz de correr, saltar ni
jugar como los otros perritos."
Entonces ocurrió algo que aquel dependiente nunca olvidará.
El niño se agachó y levantándose el pantalón mostró una pierna
inutilizada que se afirmaba en un aparato de metal. Miró de nuevo
al hombre y le dijo: "Bueno, yo no puedo correr muy bien tampoco
y el perrito necesitará a alguien que LO ENTIENDA."
El hombre atinó sólo a contestar: "Sólo espero que los otros cachorros tengan la suerte de conseguirse un dueño como tú."
Nosotros hemos tenido la 'suerte' (gracia) de "conseguirnos un Dueño" que nos entiende:
"Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro." (Hebreos 4:15-16).